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Ocaso

Capítulo I: La oscuridad al final del túnel

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17/05/2012, 20:29
Narración

En este estado se encontraba Elisa, hasta que la tranquilidad artificial en la que estaba sumergida se vio interrumpida intempestivamente. En medio de los insondables grises que coloreaban la nada en la que ella estaba sumida, un agujero apareció, pequeño, insignificante, negro. Y rápidamente se convirtió en un apéndice negro y tóxico que se dividió en otro más. Largas extremidades se extendieron, como falanges satánicas, que se aproximaron hasta tocar a la chica en los hombros. El miedo toma forma en su consciencia por primera vez desde que está allí.

Un sonido atenuado, una especie de letanía macabra, palabras incomprensibles, llegan hasta Elisa. Luego hay una fuerza que la obliga a salir de allí, la hala hacia afuera, hacia la oscuridad. La salida del capullo viene acompañada de un punzante grito espectral, al tiempo que toda ella se desentumecía. Se sentía como si  estuviese sumergida y alguien la sacara a la superficie finalmente de un tirón. Era como tomar una bocanada de aire, sólo que  ahora... ella ya no respiraba.

-Despierta...- esta vez las palabras toman forma, como una campanada suave y delicada. Es una voz femenina que sacude sus aletargados sentidos. No encuentra nada familiar en esta.

Los detalles inconnexos de sus últimos momentos llegaron como latidos en su cabeza. El dolor en el vientre, el miedo, la frustración, la sensación de desplomarse sobre las escaleras. Meribeth. No había logrado llegado hasta Meribeth. Todo por culpa de aquel chico, de su asesino. La oscuridad mortecina a su alrededor toma forma, y formas difusas empiezan a hacerse reconocibles. Y el sonido, escucha el sonido de voces y murmullos en otro idioma, no entiende lo que dicen.

 

Lo primero que observa es una mujer que roza los 30 años, de cabello oscuro y rasgos hispanos, que parece tener varios cortes delgados en su rostro. Da la impresión de ser traslúcida, de dejar pasar la luz por instantes, aunque quizás se trate de un efecto de recuperar la consciencia tan intempestivamente. Esta mujer la observa fijamente, como si esperara que reaccionara.

El lugar en el que se encuentra le es apenas familiar. Su memoria apenas trae a colación las imágenes de donde estaba, pero por lo que puede ver, parecería una especie de calabozo en decadencia que hubiese estado abandonado por años. Por primera vez de nuevo, siente los escalones fríos y musgosos de la escalera. Y recuerda que aquella también fue su última sensación, junto con la calidez mortal de su propia sangre manando desde la profunda herida en el vientre.

Los sonidos la distraen y se obliga a ver a tres figuras a su lado, de pie, hablando sin prestar atención a lo que le sucede. Dos oficiales de policía y alguien a quien reconoce, aunque hay varias diferencias macabras: Ana. Su delgadez parece acentuarse desde este lado, sus huesos se marcan de forma más perceptible que en vida y la lividez de su rostro es preocupante. Su voz tiembla, mientras habla en inglés, y sus ojos azules están aguados. En cuanto a los oficiales, su aspecto es una mezcla curiosa, pues a pesar de rondar los treinta años, sus rostros están marcados con sobresalientes ojeras e incluso algunas arrugas, sus ojos parecen hundidos y su seriedad llega como un pálido reflejo triste, sus uniformes, parecen raídos y gastados, como si hubiesen soportado cientos de posturas. El primero es un pelirrojo de hombros anchos y ojos oscuros, su piel es pálida sobremanera, dejando entrever varias pecas de forma exagerada. El segundo es algo menos alto, rubio, de ojos claros, cruza los brazos. No obstante, y a pesar de este aspecto marcado por la muerte, existe algo en estos tres personajes, algo que atrae a Elisa. Un brillo vital, una especie de luminiscencia iridiscente en su interior y se agita, al tiempo que les resalta levemente, como un aura de claridad, una chispa de vitalidad. Elisa nota entonces, que ella misma y la mujer que la observa a su lado, carecen de rastro alguno de aquel brillo, vacías y casi traslúcidas, no hay más que una ausencia penumbrosa en ambas.

Notas de juego

Todos los mensajes ahora irán seleccionándote a ti, a tu sombra, a Rocío Felton y a su sombra.

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19/05/2012, 13:51
Alexander de Huntington

Alexander miró extrañado a toda esa gente. Le parecían... grotescos, pero de una forma fascinante. Todas esas gentes, parecían personas normales estragadas por el tiempo y las enfermedades. Alargó una mano hacia ellos. Sentía ganas de acercarse...

Bajó la mano al instante con las palabras del anciano. Pestañeó como si saliese de un sueño. Al volver a mirar a esa gente, contuvo un escalofrío. Se sentía como hechizado por esas figura deformes.

Su primer impulso fue el de pedir explicaciones al anciano alli mismo y de preguntarle por qué debía confiar en su palabra, pero bastó un vistazo a las figuras para convencerse de que acercarse no era muy buena idea. Por desgracia, el hombrecillo en el invierno de su vida tampoco inspiraba mucha confianza. Pero por una vez en su vida decidió confiar en un extraño. En ese momento ese hombre arrugado le parecía el mal menor.

Bien, vámonos de aquí. Guíame a un lugar seguro.

Observó extrañado como esa capa se evaporaba al mero roce de sus pies. Cuanto más tiempo permanecía en ese lugar, más intranquilo se sentía. Deseaba salir de ahí cuanto antes.

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22/05/2012, 21:56
Narración

Como pasmada por lo que observa, la chica no dice nada. Sus ojos observan el sitio como impresionada y su boca se abre en una expresión de asombro que deforma sus juveniles facciones. Si bien, hay que decir que a pesar del aspecto delgaducho y las ojeras del rostro, la muchacha tenía cierto aire de belleza que es difícil de ignorar.

Rocío espera a que la muchacha diga algo, pero sólo un ininteligible balbuceo es proferido en primera instancia. Quizás le tome algún momento recuperar la calma...

-N...No lo detallé a ciencia cierta- escucha entonces, en ese inglés con acento curioso. Es la chica rubia que habla con los oficiales -Q-Quiero decir, una mujer cayó por la ventana... ¿lo sabéis no? fue horrible, su cuerpo... oh dios- dice mientras parece al borde de las lágrimas una vez más, recordando -golpeó al auto que está estrellado en la calle. En cuanto lo escuché quedé asustada...- dice mirando al oficial pelirrojo -... y traté de ir a ayudar. No... no me fijé si alguien salió del edificio- su voz finaliza un hilo suave, quebradizo.

-No quiero presionarla, señorita- interpela el oficial rubio -intente hacer memoria. ¿Está segura que no vio a nadie salir del lugar?- añade con seriedad. 

-No... yo... yo no estoy segura...- responde ella. Cada vez más su tono indica que está cerca de sollozar una vez más.

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22/05/2012, 22:15
Anciano

El anciano asiente y camina hacia la puerta que ha señalado, se mueve con pasos rápidos al tiempo que sus pasos parecen tener algo de antinatural, una dinámica inconsistente. Alexander le sigue sin a través del umbral de aquel edificio, como la boca de una enorme catacumba presta a devorarlo. La penumbra se agudiza un poco más en el interior. De por sí, la luz parece estar ausente, y enormes sombras caen sobre aquella visión deforme del mundo.

El suelo es una masa irregular en roca que se agrieta y oscila, lo suficientemente plana como para ser transitable, hasta desembocar a una escalera en espiral que sube hacia lo alto, en esquinas rectangulares. Una escalera común en construcciones como aquella, aunque ésta parece más siniestra, cargada de ecos y proyecciones oscuras, superponiéndose levemente a una segunda imagen más estática de la misma, como si dos realidades colisionaran en una sola. Un olor a humedad y podredumbre parece emanar de todas partes. 

Hay una pequeña puerta de madera que sobresale a la derecha del pasillo, antes de las escaleras. Una suerte de tabique traslúcido de tonos cenizos que se alzan sólidos, pero irregulares, por sobre una plancha de madera verdusca y deprimida. Una pequeña placa negra y oxidada en el centro de la misma pone "Keeper"*.

El anciano no se detiene, mantiene su paso constante y empieza a subir las escaleras. Los ecos distantes de una conversación llegan a los oídos de Alexander. Luego la voz del viejo que interrumpe aquella falsa ilusión de silencio.

-¿Cómo se llama joven?- cuestiona sin mirar, siempre asumiendo que el ex-lord le sigue.

Notas de juego

*guardián

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23/05/2012, 03:50
Rocío Felton

Rocío hace con la chica desconocida lo que cree que el anciano ha hecho con ella. Mientras introduce sus manos en aquel capullo va recordando las sensaciones que ha experimentado a la inversa, rememorando los pasos, imaginando cómo se ha visto ella en aquel momento y preparándose para la reacción de la mujer una vez haya terminado de despertar.

Con delicadeza pero con pulso firme, ayuda a que se ponga en pie y por primera vez se percata de que está levantando un reflejo del cuerpo caído. Con curiosidad y una pizca de tristeza se pregunta si su cuerpo ha estado allí cuando ella ha vuelto de la muerte. Lo más probable es que así sea, pero en ese momento, no se le ha ocurrido mirar hacia abajo. La contemplación del mundo a través de sus nuevos ojos la ha dejado tan asombrada que no ha tenido atención para nada más.

Mientras aguarda la reacción de la chica, Rocío sonríe amigablemente, intentando transmitir confianza y seguridad pues sabe que el desconcierto debe invadir a su nueva compañera. Con un gesto amable de su cabeza la insta a hablar, a que reaccione aunque sea de manera absurda, pero las palabras no llegan. Intentando animarla, está por presentarse a ella como antes el anciano se ha presentado a la argentina, cuando las palabras de la amiga la distraen y la llevan a apartar la mirada de la muerta para observar lo que dicen y hacen los vivos.

Mi cuerpo... ella me vio caer... Necesito saber...

Rocío se aparta unos pasos de la chica muerta para acercarse a la otra y extiende su mano, nuevamente tentada a probar esa cálida luz que la envuelve pero la advertencia del anciano la detiene una vez más. Ya ha ido demasiado lejos la primera vez y aunque desconoce todo o casi sobre su nueva condición, intuye que no debe acercarse demasiado a esa luz o podría tener graves consecuencias para sí misma.

Termina de escuchar el relato y una nueva pregunta se instala en su cabeza, si es que tiene una realmente. ¿Ha sido ella la causante del auto estrellado? ¿Su muerte dio origen al capullo que vio en la acera? ¿O fue tan solo una ironía del destino que ella, que su cuerpo fuera a dar contra el parabrisas de un auto accidentado unos segundos antes? Y la chica muerta... ¿acaso ella también fue víctima de aquel monstruo?

La visión de Rocío se vuelve borrosa unos instantes. Son demasiadas emociones, demasiados interrogantes. Con un esfuerzo de voluntad, se sacude aquellas tribulaciones y vuelve con la recién despertada. La chica necesita ayuda para adaptarse a esa nueva situación.

-Mujer, sé que todo esto es muy extraño, pero debes reaccionar- su perfecto inglés apenas deja traslucir su acento sudamericano. -Soy Rocío y estoy aquí para acompañarte estos primeros momentos. ¿Puedes recordar algo? ¿aunque sea tu nombre?- mientras le habla, toma con suavidad su brazo y comienza a apartarla de aquel lugar para conducirla al cuarto piso. La argentina cree que será mejor que la chica no vea su cuerpo sin vida ni a su amiga o la situación podría descontrolarse para ella.

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23/05/2012, 23:47
Elisa Requena

Lentamente, como aun metida en un sueño del que no quiero despertar, me llevan a la fuerza hacia otra realidad diferente, distinta a lo que he vivido o sentido hasta ahora. Miro mis manos, que no despiden sensación alguna, muevo los dedos, despacio. Miro a mi alrededor, entornando los ojos, como queriendo entender que sucede, pero no, no lo entiendo.

¿dónde estoy? ¿qué ha pasado? ¿qué...qué va a pasar ahora?

Antes de darme cuenta, oigo la voz de Ana. No puedo evitar dar un paso adelante, o lo que creo que es un paso. Veo a una mujer a mi lado por unos momentos, pero no hago caso, no la presto atención. Sólo miro a Ana, está allí, a no más de unos metros de mi. Puedo acercarme a ella, preguntarle por Meribeth, por...  ¿por qué la siento tan lejos? No consigo entender que es de lo que están hablando, ni por qué llora Ana... todo es confuso alrededor.

La mujer a mi lado se acerca algo más y me habla. Me dice algo de reaccionar, algo sobre recordar... ¿recordar qué? De repente la miro a los ojos e intento que las palabras salgan de mi boca. El sonido es extraño. En los segundos antes de empezar la frase presto atención, escucho el silencio... esa clase de silencio que se encuentra en la nada. No ese silencio que precede a las palabras, no. Sino ese que está escondido entre las hojas más pequeñas de las rmas de losarboles. Nunca antes pude sentir así el silencio.

- Me...me llamo...

Intento concentrarme. No dejan de llover imágenes, de retumbar en mi cabeza... unas escaleras, la lluvía, una taza de té..té... y tarta. Sí, eso es...tarta. Mis manos jugando con una servilleta de papel. La prisa, los nervios. Parece ser que no solo me atormentan imágenes, sino también sensaciones. Una copa de vino, una foto. Mientras la chica me lleva el brazo, no sé hacia donde, sacudo la cabeza y me siento en el suelo.

Pasan unos segundo más...

- Me llamo Elisa. - Me ha preguntado por mi nombre. Y creo que... es ese. Elisa. Me llamo Elisa Requena.

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25/05/2012, 04:29
Rocío Felton

-Elisa... bonito nombre- ¿Por qué la gente tiende a decir esas cosas? Rocío no lo sabe; ni siquiera está segura de por qué ha empleado aquella fórmula de cortesía, como si estuviera frente a una niña a la que consolar en vez de encontrarse con una joven mujer. Tal vez sea por verla sentada allí, desvalida y extraviada. Tal vez porque no sabe muy bien que hacer en ese caso, ya que para ella la muerte es tan nueva como para Elisa.

-Ven, no debemos quedarnos aquí, tenemos que alcanzar la cuarta planta. Allí nos alcanzará un anciano acompañado de alguien más- el conductor del auto seguramente, o tal vez un transeúnte atropellado que se encontró en el lugar equivocado a la hora equivocada. -No te he visto antes por aquí... ¿vives... vivías en el edificio?

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26/05/2012, 12:54
Sombra de Elisa

Ahí está Ana.

La voz surgió dentro de su mente como una voluta de humo. Sonaba como su propio pensamiento.

Lágrimas de cocodrilo. Nos ha matado, ¿entiendes? Nos ha matado justo cuando íbamos a encontrarnos con Meribeth.

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26/05/2012, 22:38
Elisa Requena

No era capaz de escuchar del todo a la mujer delante mio. Decía llamarse rocío, pero no la conozco de nada. ¿por qué estaba allí ella?

- No... no entiendo... - susurro mientras me lleva escaleras hacia arriba.

Miro hacia atrás. Ana... ¿de verdad puede ser que ella...? No, no puede ser. Miles de pensamientos invaden mi mente. Meribeth, ella estaba...tan...tan cerca. De repente flojeo y vuelvo a sentarme en el suelo, con las manos en las rodillas y la cabeza entre las piernas. Intento callar esa voz que escucho... esa voz que me dicee que la culpa es de... ¡¡De Ana!! Sollozo, sollozo por impotencia, porque me invade una tristeza grande, grande como nunca la había sentido. Y cierta rabia empieza a vislumbrarse en mi interior.

Levanto la cabeza y miro a Rocío. ¿quién eres tú? ¿Qué hago aquí?

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26/05/2012, 23:03
Narración

Los sollozos de Elisa son incompletos, sus gemidos se rompen y se quiebran en su voz, pero no hay lágrimas. No obstante, una inmensa tristeza vibra a través de ella, una sensación de desconsuelo que incluso Rocío es capaz de percibir a su lado, una emoción sobrecogedora y aplastante que parece contagiarse.

Mientras tanto, la capa líquida que rodeaba a Elisa, aquella placenta de muerte en donde su espíritu se encontraba atrapado, comienza a fundirse, mientras define suavemente el segundo cuerpo en el suelo, al lado de Elisa. Sus rasgos se dejan de hacer visible y revela tan sólo una forma vagamente humana bajo una sábana blanca, rota, de aspecto percudido que cubre el cadáver de la española.

La voz de uno de los oficiales se deja escuchar de nuevo. -La señorita Requena ¿vivía aquí?- pregunta el rubio con gesto adusto.

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26/05/2012, 23:06
Ana

-No... no... ella, no vivía aquí...- dice mientras su expresión triste y desconsolada se mezcla con un gesto nervioso. -vino a visitar a alguien... a una amiga...- dice con un hilo de voz que se extingue, casi inaudible. Los dos oficiales intercambian una mirada suspicaz y seria, mientras lanzan la pregunta evidente.

-¿Una amiga?- pregunta. el pelirrojo con voz autoritaria

-P... por favor, podemos ir a afuera, no s-soporto estar aquí sabiendo que ella está....- y observa hacia donde se encuentra Elisa -allí- dice con la voz ahogada. La mirada de Ana parece atravesar el vacío corpus de la chica que intenta sollozar, cómo si no hubiese nada allí más que el bulto con forma humana bajo la sábana blanca, el mismo que contiene lo que resta de Elisa Requena en el mundo de los vivos.

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30/05/2012, 14:04
Alexander de Huntington

Alexander fue caminando por esa esperpéntica ciudad como en un sueño. Todo cuanto le rodeaba lo llenaba de inseguridad y temor. Pero no pudo dejar de observar maravillado y horrorizado a un tiempo su entorno. Parecía una pesadilla más que un sueño, donde todo es oscuro, lúgubre y retorcido.

Siguió al anciano de cerca, temiendo alejarse mucho de él y perderse, pero negandose a acercarse mucho y tocarle. Ese anciano tenía algo que le desagradaba profundamente, y no sabía exactamente que era.

Cuando su acompañante le preguntó el nombre, se paró unos segundos, pensativo, cuestionando si sería conveniente decirle el nombre. Cuando vio que su custodio avanzaba, dejandolo atrás, se puso a su altura con unos rápidos y nerviosos pasos. Alexander de Huntington- dijo el joven, decidiendo que no había nada de malo en comunicarle su identidad. ¿O quieres el nombre completo?

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31/05/2012, 13:01
Anciano

El anciano se detiene unos instantes, observa a Alexander con rostro grave y triste y niega con la cabeza lentamente a la pregunta. -No a mí, no es necesario- dice como única y críptica respuesta. -Vamos- añade.

El anciano se gira y continúa caminando de forma infatigable. No parece afectado por el entorno retorcido y dantezco a su alrededor, las paredes agrietadas y mohosas, los ecos cavernosos, los aullidos lejanos que parecen chocar contra la estructura en forma de ráfagas de una tormenta. Alexander podría jurar que el edificio se estremece con atribulados gemidos estructurales, como si estuviese a punto de venirse abajo.

Luego, resuenan ecos, pasos que descienden. El anciano se detiene una vez más y mira a su acompañante, mientras con la mano, sin tocarlo, trata de que se quede contra la pared.

-Los Rápidos- enuncia con voz grave -No se aproxime demasiado, Alexander. No es prudente- sentencia.

Notas de juego

Lo dejo allí por si quieres poner una respuesta corta, una pregunta, un diálogo sin tener que extenderte de donde no puedes. Si no, completo la escena ;)

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31/05/2012, 13:01
Rocío Felton

Rocío se detiene ante las palabras de Elisa y comienza a sentir como la tristeza y la desazón la invaden. De alguna manera, su nuevo yo se ha vuelto permeable a las sensaciones y sentimientos que lo rodean. Hace nada ha experimentado miedo y aprensión provenientes del anciano que la ha despertado. Luego ha podido sentir el dulce roce de la vida al pasar junto a la chica rubia y casi tocarla; y ahora, su nueva compañera la está sumiendo en un estado de depresión y derrotismo angustiante.

Cuando se da cuenta de lo que le ocurre, rápidamente se sacude las sensaciones y vuelve a ponerse en movimiento. Sabe que si se queda, si deja que la otra chica las domine, no podrán llegar a la cuarta planta y algo malo podría ocurrirles.

-Vamos Elisa, ponte en pie. Te iré explicando lo que ocurre a medida que subamos las escaleras. Ven... deja atrás a los policías, a tu amiga, a tu antiguo yo. Esto... tómalo como un segundo nacimiento- la argentina le tiende la mano a la española para ponerla en pie. En un momento de lucidez, decide concentrarse en la sensación de urgencia. Si ella ha sido capaz de captar los estados de ánimo de quienes la rodean, sobre todo de aquellos que comparten aquel mundo junto a ella, tal vez sea capaz de devolver el golpe de efecto a su nueva compañera e instarla a seguir, rumbo al piso donde ha pasado los últimos minutos de su vida.

Notas de juego

Perdón por la demora, pero estuve en cama con anginas hasta ayer y no me daban ganas de pensar mucho XD

No he querido avanzarme demasiado para darle chance a Elisa de hacer lo que le parezca :)

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31/05/2012, 20:47
Elisa Requena

Veo la mano extendida de Rocío, una mano desconocida pero que parece y se siente amiga. ¿qué alternativa tengo? Me levanto muy despacio, secando con mis manos las lágrimas que parece que resbalan sin parar por mis mejillas y le doy la mano a la chica que me ofrece ayuda.

- Alejemonos de aquí... por... pro favor... - le digo sin poder casi articular las palabras. Me siento débil. Siempre he sido una mmujer decidida y fuerte, pero parece que no queda mucho de esa mujer que yo creo que soy en mi interior. Me siento romperme en pedazos mientras doy los primeros pasos junto con Rocío. 

Sin poder evitarlo miro hacia atrás y escucho la voz de Ana algo lejana, y me invade de nuevo un sentimiento de rabia qe tengo que contener a la fuerza. Tú...tú me hiciste subir arriba... me dijiste que ella estaba arriba... cierro los ojos con fuerza intentando alejar esos pensamientos pero su voz se me mete entre las cejas, me rebota constantemente, no puedo callarla... y debajo de la sábana que hay en el suelo...

- ¿qué ha pasado Rocío? ¿dónde estamos? - mi voz suena algo más serena mientras poco a poco se calman mis emociones y me decido a averiguar que ha pasado y por qué estoy aquí.

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02/06/2012, 17:25
Rocío Felton

Rocío, a punto de tomar la mano de la chica, siente que la invade una extraña sensación. Hasta el momento no se ha puesto a pensar que ocurriría al tocar a Elisa, si sería como en el mundo de los vivos o simplemente sus manos se cruzarían sin poder interactuar.

Para su sorpresa, la sensación del tacto es bastante parecida a la del contacto humano. Sin embargo, sutiles diferencias la separan de aquél. En vez de notar las características propias de la vida, la argentina siente un torrente de emociones contenido en la frontera del cuerpo de la española. Además, la materia, si es que puede llamarla así, no transmite solidez total. Por un momento ella cree que si hace mucha fuerza será capaz de atravesarla, pero la idea se le antoja ridícula. Sin dar más vueltas a lo extraño de su nueva condición, comienza a conducir a su compañera escaleras arriba mientras le explica lo poco que sabe, intentando transmitir confianza y seguridad.

-Esto... este lugar es al que vamos cuando morimos Elisa. No sé si puedes recordar los últimos instantes antes de pasar a este lado- ella vuelve a verse cayendo por la ventana y un nudo atenaza su garganta, pero con voluntad, vuelve a recobrar la calma. -Al parecer, cuando morimos nuestra alma o lo que sea que es esta manifestación nuestra, queda atrapada en una especie de capullo, una placenta luminosa, que, asumo yo, nos prepara para nuestra nueva existencia de este lado de la realidad. Ahora estamos yendo hacia el lugar donde yo pasé los últimos minutos de mi vida. No sé cual es la razón, pero el hombre que me despertó, me pidió que te ayudara a ti y que luego fuéramos hacia allá donde se reuniría con nosotras y nos explicaría qué es lo que está pasando.

Notas de juego

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02/06/2012, 20:07
Elisa Requena

Casi incapaz de creer las palabras que me dice Rocío, decido no preguntar más por el momento, y tna solo dejarme llevar. No estoy preparada para que todo ocurra tan deprisa. No quiero mirar atrás, ni ser consciente de lo que pierdo, de lo que estoy abandonando, no quiero mirar a Ana, ni pensar en Meribeth...

Doy un paso tras otro como un zombie, como si no fuera más que una mascota siguiendo a su amo a donde quiera que le lleve. cuando llegue el momento, ya encontraré respuestas a las dudas que asaltan mi cabeza, que aparto a manotazos. Esta chica parece buena persona, es fácil confiar, y aunque no lo hiciera ¿qué es lo que peudo perder? Ya estoy muerta.

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02/06/2012, 20:19
Rocío Felton

Rocío siente -su nueva condición así se lo permite- la desazón que invade a Elisa y decide callar. Sabe que puede ser difícil aceptar que todo ha quedado atrás, que ellas ya no tienen chance en su mundo así que se retira a sus propios pensamientos el resto del trayecto, y los recuerdos de su pasado, su vida, sus hijos, vuelven a ella, llenándola de melancolía y de dolor al saber que ya nunca volverá a estar allí.

Notas de juego

Post de relleno :P

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03/06/2012, 11:58
Sombra de Elisa

No intentes reprimir lo que sabes que es verdad. Mírala. Mira cómo miente. Tú estás muerta y ella... ¡mira cómo respira!

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03/06/2012, 20:21
Alexander de Huntington

¿Los...?- comenzó a preguntar. Pero se detuvo. Prefería no saber qué eran. Un escalofrío le recorrió el espinazo. Sentía que si preguntaba, tendría algo nuevo que temer, y no eran pocas las cosas que tenía que temer en ese mundo. Todo le resultaba extraño y aterrador, pero le parecía aterradoramente familiar.

Finalmente, dejó de contenerse de preguntar lo que estaba ansiando saber desde el principio. Realmente lo sabía, o creía saberlo,  y por eso no había querido indagar, pues le aterraba tener razón, y descubrir que sus pesquisas eran ciertas. Aún así, se decidió a hacerlo. Debía saberlo.

¿Qué es este lugar?