Partida Rol por web

Ocaso

Capítulo I: La oscuridad al final del túnel

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30/04/2015, 02:13
Elisa Requena

"Puedes comenzar tu muerte siendo egoísta". ¿Acaso era egoísmo preocuparse por Meribeth? No era egoísmo, era amor. Ni el anciano ni las voces de su cabeza entendían lo que sentía realmente. Desde que había "vuelto" todo el mundo le decía qué hacer, qué era lo que más le convenía. Elisa sintió que debía buscar el apartamento donde se suponía estaba Meribeth, comprobar que estaba bien.

¿Por qué no lo hizo entonces? Miedo. No sentía las cosas físicas como cuando estaba viva, porque estaba muerta, de eso no había duda. Pero sí sentía de forma abstracta ciertos sentimientos, como la desesperación y el pánico. Si buscaba a la persona que había ido a buscar y no la veía el temor de que le ha podido pasar algo aumentaría. Y si la veía, después de tanto tiempo, y luego no podía comunicarse con ella de ninguna manera... sonaba aún peor como alternativa. Sin contar con el hecho de que si dejaba a sus "compañeros" para buscar a Meribeth y luego volvía y no estaban se sentiría más perdida. El anciano sabía cosas sobre su estado, que quizá debía aprender o vagaría para siempre sin saber qué hacer. O simplemente se desvanecería, Elisa sabía bien poco qué le esperaba de ahora en adelante.

Además, el anciano le dijo que si esperaban allí un rato podría visitar después a quien quisiera. Podía ser una mentira piadosa o simplemente un engaño para hacer lo que él quisiera. Aún así, decidió hacer caso a ese ser que sabía más que todos los demás juntos. los demás lo habían hecho. Ella no debía ser una cobarde y dejar que la impaciencia le dominara. había esperado ya mucho tiempo hasta ahora antes de obtener siquiera una pista sobre ella. "Esperar un poco más no me matará." Pensó Elisa, sin reírse sobre su propia gracia. No creía que pudiera reír más.

-Esperadme- decía mientras estiraba las manos hacia la puerta. Casi como si quisiera comprobar, antes de entrar del todo, que sus manos podían traspasar aquel objeto.

Seguramente se arrepentiría de aquello, pues cada paso que daba le resultaba asfixiente, aunque ya no respirara. Cuanto más tardara en pasar menos agradable sería el paseo. Cuando terminó, miró la habitación en la que se encontraba, y al resto de seres que como el anciano dijo, habían muerto recientemente. Como ella. 

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30/04/2015, 13:48
Narración

El apartamento de Rocío parecía haber sido abandonado hacía años y no hace minutos u horas como los muertos podrían haber pensado. El lugar resonaba con el aspecto de decaimiento y podredumbre general que parecía ser la regla en la muerte, magnificando los defectos que, aún en vida, Rocío había encontrado incómodos.

Las ventanas se veían polvosas y agrietadas, y los marcos de éstas se veían raídos y putrefactos, emanando un olor desagradable a madera en descomposición. Los tapetes en la casa parecían ver hongos verdosos y blanquecinos creciendo sobre ellos. La mesa del comedor se sentía acabada, como si hubiese sido utilizada por generaciones y generaciones sin que nadie prestase atención a su desgaste. Y aún cuando Rocío se acercó al retrato, no pudo ignorar el vidrio opacado, pútrido y el marco descolorido que rodeaba a la fotografía. Y todo el sitio tenía ese olor... ese asqueroso olor a inmundicia y muerte que parecía emanar desde el lado de los vivos, pero que sólo los Wraith podían percibir.

El azote constante de la tormenta negruzca del exterior se sentía a manera de arañazos y latigazos sobre paredes y las ventanas. Al cabo de un rato, uno podría acostumbrarse a las ráfagas sobrenaturales embistiendo contra las sólidas paredes construidas del otro lado. Por momentos el aullido del viento se convertía en aullidos lejanos y débiles que habrían puesto intranquilo a cualquiera.

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30/04/2015, 13:55
Anciano

El anciano miró a Alexander sin denotar sus emociones. -Siempre, hijo- dice como respuesta y espera a que los demás pasen. Cuando Rocío se desploma, ayuda a sostenerla mientras él mismo parece inseguro de como continuar.

-Hum... no creo que pueda ofrecerles asiento. No... no lo necesitan- dice mientras decide quedarse de pie y trata de buscar las palabras.

-Bien. Creo que es el momento para tratar de... uhm... explicarles donde están- y luego lleva las manos hacia atrás. -Diantres... esto es vergonzoso. No sé por donde comenzar- añade con su voz suave.

-Estamos muertos. Ya lo saben, sí... lo siento- dice avergonzado. -Pero quiero decir. Estamos muertos y estamos aquí... en este lugar que me temo no es el Cielo, o el Infierno y no estoy seguro de que sea el Purgatorio.Todos a los que les pregunten les darán una respuesta diferente- y luego comienza a caminar lentamente un par de pasos antes de devolverse. -Y estamos aquí porque... porque estamos atados a algo o a alguien. No puedo decir a que están atados, solamente ustedes, quizás, puedan reflexionar y entender qué asuntos pendientes los... los hacen seguir existiendo. Y qué cosa los anclan al mundo de los vivos. Los llamamos Grilletes, y los que podemos, cuidamos los nuestros. Digo, los Grilletes son las cosas o personas o lugares que nos mantienen en la Tierra de las Sombras. es decir, aquí.- Pausa un instante

-Y luego están las emociones que les otorgan... ehm... "vida". Pasiones, se llaman. Son el combustible que les dará la energía para seguir existiendo en la muerte. Experimenten esas pasiones o aliméntense de los Rápidos que las experimenten, y encontrarán más energía vital... o mortal mejor. Pathos, así le dicen todos. Pathos.-

El viejo guarda un silencio durante unos instantes antes de continuar

-Lo que también tienen que saber, todos, es que de este lado, del lado de la Tierra de las Sombras y de la... Tempestad...- dice mirando hacia afuera por la ventana y pausando un momento.

La terrible tormenta que algunos habían visto se elevaba en el cielo ubicua, sin acercarse o alejarse más, pero violenta en su expresión. Vapores piroclásticos eran expulsados con fuerza, relámpagos y explosiones negras se sentían a lo lejos, trayendo los violentos ventarrones que dominaban el cielo, como si una batalla se librase allá arriba. El ruido en la calle debía ser ensordecedor. Y lo más curioso es que aquello parecía haber tomado el cielo diurno normal de Edimburgo sin que aquello afectara a nadie.

-... no hay naciones, ni países, ni regiones... o más bien, hay una sola- continúa el anciano. -¿Han leído del Imperio Romano?, es... algo así. El Reino Oscuro de Hierro es la única... nación, o imperio, o... reino. Todos los muertos están... estamos bajo su autoridad y todos, según sus leyes, pertenecemos a él. Es... es ahí donde estamos. Y su capital está allá en medio de la Tempestad, Estigia es como la llaman- dice y se toma las manos nerviosamente.

-Es... es lo que dicen. Jamás he salido de Edimburgo, pero es lo que oyes que dicen cuando te llevan y te enlistan. Todos pertenecemos a Estigia- repitió tratando de encontrar las palabras. -Y Estigia impone sus leyes. El Dictum Mortuum, y el Dictum Mortuum dicta que no pueden interactuar con las Tierras de la Piel de manera directa. Con los Rápidos, me refiero, los vivos. Por eso he preferido alejarles de ellos por ahora. Es tentador tratar de comunicarse, de ir al otro lado, pero escuchen, está prohibido. Los vivos sirven para alimentar con sus emociones a los muertos y es todo. Si alguien que trabaje para la Necropolis los descubre y los denuncia...- y no termina su frase.

-Creo... creo que me estoy extendiendo. Oh... no... no soy muy bueno para esto. Jamás había tenido que segar a nadie, ni mucho menos criar infantes.- se lamenta el anciano. -Quizás... quizás pueda responder mejor a las dudas que posean- concluye mirando a los cuatro recién fallecidos.

Notas de juego

En términos de juego, las pasiones pueden ser experimentadas por los Wraith o por otros sujetos (Wraiths o Vivos), y en este punto el Wraith se puede alimentar de ellos para obtener Pathos. Vigilen sus pasiones y si dudan acerca de si es relevante en cierta situación lanzar por sus pasiones. Básicamente lanzan la puntuación de su pasión a dificultad 6 si el Wraith la experimentan, cada éxito es 1 punto de Pathos ganado. Si un mortal la experimenta, el Wraith se puede alimentar de esta (a dif. 8). Y si la experimenta en otro contexto, puede lanzar su Pasión (o yo la lanzaré por él) a dif. 9. Una pifia en estas tiradas equivale a un punto de Angustia temporal para la sombra. (Para más información, ver en Reglas y Sistemas)

 

El viejo aquí responderá preguntas que tengan los personajes, así que si sus personajes tienen dudas, aprovechen y el anciano tratará de darles respuestas en mensajes cortos. Si no hay dudas, asumiré un incómodo silencio y allá sus Wraiths con lo que sigue.

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01/05/2015, 01:59
Alexander de Huntington

El labio superior de Alexander se crispó en una mueca milimétrica, apenas perceptible, contemplando el hogar de Rocío con desagrado. Todo parecía tan sucio, roto, tan decadente que no podía evitar sentir repulsa hacia el lugar y la degradación que lo impregnaba todo. No comprendía cómo alguien podía llamar hogar a un lugar así.

Al escuchar la exclamación de la dueña del piso se giró hacia la puerta, apartándose de ella un par de pasos en un gesto automático y aprendido a través de los años, protegiendo su chaqueta y su cartera de las sucias manos de la mujer —poco más que una salvaje incivilizada a ojos de Alexander—, mientras era su arrogancia la que hablaba en su mirada. 

Las manos de la otra mujer aparecieron a través de la puerta mientras Alexander miraba hacia ella. No había podido evitar notar que el acento de Elisa tampoco era británico. Inmigrantes —pensó con acidez—, ahora tengo que denigrarme y compartir mi muerte con inmigrantes. Como si no fuera suficiente fracaso haber muerto. Si él hubiera sido un hombre compasivo, probablemente habría dado un paso para ayudar a alguna de las dos o para apoyar al muchacho cuyo sufrimiento habían visto hacía unos minutos. Pero no lo era. Así que con un deje de desprecio en la boca apartó la mirada de la recién llegada Elisa para fijarla en el anciano, esperando con impaciencia que comenzase a hablar. 

Y lo hizo. Vaya si lo hizo. La mente de Alexander trabajaba rápido. Se alimentaba de la irritación que sentía para mantenerse despierta y alerta. Almacenaba toda la información que el viejo proporcionaba, a pesar de no comprenderla en su totalidad. Permaneció en un silencio frío y respetuoso hasta que el hombre pareció terminar y cuando les pidió que expresaran sus dudas fue el momento en que Alexander habló. 

—Le hemos seguido hasta aquí, señor... —Se detuvo, percatándose de que si el hombre le había dicho su nombre al presentarse, no lo recordaba.— Señor. Así que no se corte, termine su frase. ¿Qué nos sucederá si uno de esos... "trabajadores de la Necrópolis" nos denuncia?

Sin embargo, antes de que el anciano pudiera responder, Alexander continuó, exponiendo algunas otras preguntas.

—También me gustaría saber por qué deberíamos desear quedarnos aquí atados. ¿No deberíamos aspirar a subir al cielo para disfrutar del perdón de Dios a su sombra?— ironizó mientras enarcaba una ceja— Y todas esas leyes que se supone ahora debemos seguir —continuó, pinzando el puente de su nariz con dos dedos—. ¿Quién las dicta? ¿Debemos estudiar esas leyes? ¿Por qué deberíamos obedecerlas? Qué van a hacer... ¿matarnos? —terminó, con una mueca cínica en los labios.

El sarcasmo siempre había sido su refugio cuando se sentía vulnerable. Alexander odiaba profundamente sentirse vulnerable y ahora eso se sumaba a su irritación, sacando en su reciente muerte lo peor del heredero de los Huntington.

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04/05/2015, 16:19
Anciano

El anciano se removió algo incómodo ante la primera pregunta de Alexander. -Según las leyes de Estigia... serán arrestados- dice a secas.

Los siguientes comentarios parecen incomodar al anciano un poco más. -La verdad es que nadie sabe, joven.- dice, en respuesta a la búsqueda del cielo - A nadie le gusta hablar de esas cosas por aquí... y aún menos en la Necrópolis.- luego lo mira fijamente.

-Las leyes las deciden los... ehm... uhm...- duda -... no lo sé. Hay Señores que son nombrados por el gobierno de Estigia. De manera muy feudal. El poder lo tienen... ellos, en teoría, creo- y luego frunce el ceño.

-Joven, no creo que ser un esclavo toda la eternidad sea un destino mejor que la muerte... ni creo que le agrade a alguien con usted-replica con desagrado y mira por la ventana mientras parece más nervioso. -... Y se rumora que los menos afortunados terminan en hornos especiales para... para fantasmas- añade sin mirar a nadie. -Y al final... está el Olvido-

Notas de juego

*Con Señores me refiero a Señores Feudales.

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08/05/2015, 23:59
Elisa Requena

Atravesar la puerta le dolió más de lo que esperaba, pero las palabras del viejo eran si cabía más enervantes. Estaban a "vivir" allí para siempre, anclándose a un objeto y persona según decía el anciano. Y lo peor de todo es que a pesar de aquello, no podían hablar con los vivos, rápidos o como quiera que sea que se llamaran.

-Usted dijo- a pesar de no tener emociones como tales, casi se podía apreciar miedo en ellas- que si alguien nos denuncia... ¿qué pasaría? Debe ser malo, sin duda, pero ¿por qué es tan malo ponerse en contacto con los rápidos"? Y, ¿así será para siempre?

Si había entendido bien lo que el "experto" había comentado debían aferrarse al mundo de los vivos para no desaparecer y alimentarse de ciertas emociones para hacer eso posible. pero no hablaba de objetivo alguno distinto del de seguir existiendo, sin aspirar a nada más.

-Por cierto, ha hablado de alimentarnos de emociones. ¿Eso cómo se hace? ¿Qué tipo de emociones?

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09/05/2015, 00:22
Alexander de Huntington

Alexander no pudo evitar una mueca de desagrado al escuchar la respuesta del anciano, sobre todo la parte en la que mencionaba la posibilidad de ser un esclavo. Ese podría ser un destino aceptable para las inmigrantes, pero desde luego no para él. Chasqueó la lengua, molesto. Él era un Huntington y no sería jamás esclavo de nadie. 

Escuchó las preguntas de Elisa sin mirarla y cuando ella terminó, sin esperar a que el viejo las respondiese, añadió alguna más. 

—¿Cómo se escogen a esos Señores? —preguntó, valorando si sería un objetivo aceptable para alguien como él. Desde luego, esa sería una posición mucho más apropiada que ser esclavo de nadie. No lo había sido en vida y mucho menos iba a serlo en la muerte. 

—¿Y qué es eso del... Olvido? —añadió finalmente, frunciendo el ceño, irritado con toda la situación. Demasiados términos y conceptos vagos que por mucho que memorizase, no lograba comprender en su totalidad.

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10/05/2015, 13:47
Anciano

-¿Qué pasaría? Debe ser malo, sin duda, pero ¿por qué es tan malo ponerse en contacto con los rápidos"? Y, ¿así será para siempre?- había preguntado Elisa. El anciano se encogió de hombros -No se supone que los vivos interfieran con los muertos. Es la ley y quien la inclumpla es castigado. Ha sido la ley desde que... desde que yo mismo morí... y desde antes de eso- anuncia lentamente, rememorando.

-Por cierto, ha hablado de alimentarnos de emociones. ¿Eso cómo se hace? ¿Qué tipo de emociones?- continuó la chica. El anciano se rasca la cabeza, más como un reflejo que como una necesidad. 

-Las emociones... varían por cada Wraith. Las emociones que los... guíen y los llenen. Siempre que las experimenten, podrán almacenarlas. Es lo que llamamos Pathos, es... nuestro alimento, nos alimentamos de lo que sentimos y experimentamos- añadió amablemente.

-¿Cómo se escogen a esos Señores? - irrumpió Alexander. El anciano volvió a fruncir el ceño.

-No lo sé, joven. Son nombrados por... alguien en Estigia, supongo- dice sin saber muy bien que responder. Es obvio que parece conocer muy poco de este tema.

-¿Y qué es eso del... Olvido? - Continúa el ex-lord con su actitud pedante.

El anciano suspira. -La tormenta allá afuera- dice señalando las nubes piroclásticas y los vientos que silban en el exterior. -Es la Tempestad. Es una manifestación del Olvido... es... no sabría como definirlo.- pensó unos instantes -es la oscuridad última, Donde toda consciencia desaparece y de donde vienen los... los demonios- dice mirando con aprehensión hacia la tormenta más allá. -Los espectros- aclara.

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10/05/2015, 14:41
Rocío Felton

Rocío se había quedado demasiado anonadada como para preguntar algo. Su departamento, modesto pero prolijo, limpio y confortable, lucía arruinado, sucio, desagradable. ¿Por qué tenían que hacerle aquello? ¿Por qué quitarle también lo poco que le había permitido levantar la cabeza otra vez luego de la separación y devolverle el orgullo? ¿Quienes se creían que eran esos Señores y toda su mierda para humillarla así y condenarla a esa existencia vampírica y miserable, a esa forma de no-ser?

-Me importa un carajo el gobierno de este plano y sus estúpidas reglas. ¡Lo que faltaba! ni aún muerta puedo librarme de la escoria de aquellos que se creen superiores para decidir por mí. ¿Quienes son ellos para condenarme a vivir en las sombras, robando lo que sea a los vivos para continuar aquí pero sin poder hacerles saber que los acompañamos? ¿Con qué derecho pretenden esclavizar mi alma? Que se vayan a la mierda. Si voy a permanecer aquí por la eternidad, seguiré cuidando de mis hijos, ayudándolos a convertirse en grandes hombres que puedan alcanzar sus sueños. Para mí ya es tarde. Un hijo de puta me arrojó por una ventana y se cargó mi futuro, pero a mis niños eso no les va a pasar. No lo permitiré y no hay fuerza en este mundo o en el otro que me lo vaya a impedir.

Agotada por dejar salir el torrente de emociones que la invadía, la argentina se cruzó de brazos y se acercó a la ventana por la que minutos o tal vez horas antes miraba la lluvia caer y se compadecía de ella misma. Esta vez, sus ojos no pudieron dejar de mirar a la tormenta eterna que rielaba en las alturas, a lo lejos. Esta vez aquellos ojos mostraban determinación.

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11/05/2015, 08:39
Anciano

-No, no, me has malinterpretado Rocío- dice el anciano nerviosamente, moviendo sus manos como para tratar de enmendar el error. -No son ellos los que te obligan a absorber la fuerza de las emociones. Eso hace parte de nuestra naturaleza, somos... Wraiths. Así funcionamos. Pero no necesariamente necesitamos robar de los vivos... si experimentamos nosotros mismos la fuerza de lo que nos conduce... también nos nutrimos de ese Pathos, ellos no tienen nada que ver en eso. Todos debemos hacerlo. Es como nos alimentamos... estando muertos- dice hablando más rápidamente, pero de manera igualmente atropellada.

-Es mejor no ir en contravía de sus leyes... o de ellos. Es más fácil existir así. Esta zona está bajo su jurisdicción la otra opción es...- y el anciano reflexiona mirándolos a todos. -Buscar refugios con los Renegados. Esconderse con los que se rebelan a Estigia, pero en ese caso, no podrías ver a Marc y a Patrick mucho...- dice el anciano, que parece conocer más sobre Rocío que sobre cualquier otro de los presentes.

-Siempre hay algo... siempre está el Olvido. Y entre el Olvido y los Wraiths... ellos- dice el anciano resignado. -Y siendo honestos, es mejor que los Vivos no sepan que los Muertos estamos aquí, entre ellos. Es mejor para todos- dice con un hilo de voz.

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14/05/2015, 14:43
Alexander de Huntington

La impresión de que aquel anciano no sabía tanto sobre su nuevo estado como le había parecido en un primer momento empezaba a calar en la mente de Alexander. Sí, era cierto que sabía más que todos ellos, recién fallecidos, pero también parecía igual de cierto que no era capaz de responder satisfactoriamente a todas sus preguntas. El hombre hizo una pequeña mueca, decepcionado con la vaguedad de algunas de las respuestas recibidas. 

Sin embargo, lejos estaba de desistir. Él no se rendía nunca. Salvo con Lucy —pensó, frunciendo levemente el ceño—. Con ella sí me rendí. Sus labios se crisparon, formando una fina línea al pensar en Lucy. Aquel asunto no había terminado aún, decidió con determinación. Estaría muerto, sí, pero no iba a dejar sus asuntos sin resolver. Al fin y al cabo, por eso estaba allí vagando, ¿no era así? Encontraría la forma de acabar lo que se había visto obligado a dejar a medias. Quizá encontrar alguien que supiera más sobre aquellos Señores en Estigia sería un buen primer paso.

La exaltación de Rocío lo sacó de sus cavilaciones y miró a la mujer con altivez. Sangre latina. Ardiente e impulsiva —se dijo a sí mismo mientras una sonrisa cínica acudía a sus labios.

—¿Qué son esos espectros? —preguntó entonces, mirando inquisitivamente al anciano. Por mucho que no supiera responder con la exactitud y precisión que a Alexander le gustaría, seguía siendo lo único que tenían. 

—¿Y por qué es mejor para todos que los vivos no sepan que estamos aquí? ¿Acaso pueden hacernos algo? —inquirió, dejando su mente volar hacia los exorcismos de las películas. Un breve y casi imperceptible resoplido de risa salió por su nariz ante esa idea. Era lo que le faltaba, que viniese un sacerdote a echarle su sucia agua bendita por encima.

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16/05/2015, 12:39
Connor Gordon

-Hey, un minuto, el hijo de puta del que hablas es mi mejor amigo... y te digo que algo no estaba bien con él, no ha sido su puta culpa- dice furioso dirigiéndose a Rocío. -Y creo que es mejor que lo busquemos... el tío... el tío no estaba arriba- dice mientras mira hacia la puerta de entrada, como si en algún momento fuese a aparecer su amigo.

-Espera anciano... ¿dices que entonces tenemos prohibido interactuar con los vivos? ¿es decir, todos los muertos?- dice rascándose la cabeza -Pero tío. Ya sabes... a veces la gente viva dice haber visto fantasmas y esas cosas. Digo, no siempre es cierto y muchas veces es mierda... pero joder, de vez en cuando hay una legítima manifestación sobrenatural y ¿ahora nos dices que... "Imperio" o lo que sea lo ha prohibido? Algo no me encaja- cuestiona cruzándose de brazos.

 

Notas de juego

 -Personaje Pnjotizado

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16/05/2015, 13:00
Anciano

El anciano parece ponerse más nervioso con cada pregunta y parece menos capaz de manejar las explicaciones a los conceptos básicos que había prometido. Dedicó una mirada incómoda a Alexander, quien parecía ser el que más dificultades le ponía para tratar de llenar los vacíos de los recién llegados.

-Jóvenes...- comienza a decir como si las palabras se le atragantaran -... no puedo responderles más de lo que yo mismo sé. No obstante... es cierto como dice usted...- añade mirando a Connor -... que las reglas pueden ser quebrantadas por... Wraiths criminales. Los Renegados son bien conocidos por ello entre los ciudadanos de Estigia. Y los Rápidos... no suelen tomarse muy bien nuestra presencia. El caos, el miedo o simplemente la ignorancia es como los del otro lado nos ven. Al final... al final los Vivos parecen generar sus defensas contra los Muertos.- dice encogiéndose de hombros resignado.

-Los Espectros son...- dice el viejo pero entonces un sonido desde el exterior llama su atención. Un redoble de tambores rápido y agitado de corte militar, un tambor solitario pero fuerte que resuena desde este lado, del lado de los muertos... que obligan al anciano mirar por la ventana. Su rostro se llena de angustia y su palidez se acentúa, como si de repente se hubiese enfermado ante la visión de lo que hay en la calle...

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16/05/2015, 13:54
Narración

Allá abajo, en medio de la calle, de uno de los callejones frontales aparece un pequeño pelotón de unos 20 soldados en una formación de tres columnas. Todos desprovistos de la luz de la vitalidad, fantasmas marchando aprovechando que la calle ha sido cerrada por el accidente abajo. El aspecto de cada soldado choca con el corte militar de sus movimientos, pues no hay una fuerte homogeneidad en la manera como están vestidos: Aunque todos portan kilts escoceses de diversos estilos, sobre sus pechos las formas de las armaduras varían ampliamente entre unos y otros. Algunos tiene apenas pecheras de un cuero translúcido y delgado, mientras que otros exhiben armaduras de un brillo plateado y negruzco que parece variar con el ángulo de la luz, otros portan cotas de mallas y un par no tiene ninguna protección.

Cada uno está armado con una variedad de armas tal, que es difícil encontrar dos iguales en el grupo de soldados: Hachas danesas de gran altura, algunos gladius de medianos y pequeños tamaños con hojas amarillentas y opacas, espadas de aspecto grisáceo también sin brillo, algunas lanzas y al menos dos soldados del frente portaban rifles largos de madera que parecían tener ya varios años, con una hoja delgada en la punta. Casi todos parecen tener en el cinto cadenas y grilletes, y uno de ellos llevaba lo que se sólo se podría describir como una especie jaula de hierro del tamaño de un niño pequeño. Las únicas dos excepciones están en la retaguardia: Un soldado que toca el tambor de guerra y parece concentrado en ello y uno a su lado que porta un estandarte alto en el que ondea una bandera negra cruzada con los eslabones de unas cadenas alrededor del centro de la misma.

Los cascos de cada soldado también difieren, algunos abollados aunque cubriendo enteramente su rostro y otros casi nuevos, parecen ser más una precaución innecesaria. La mayoría de sus caras son serias y sus rasgos físicos revelan diversos orígenes. Una observación detallada revela que algunos tienen cortes y heridas que sangran ectoplasma todavía, Los rostros ensangrentado y descarnados no son raros, como si algunos hubiesen sido víctimas de un obús de artillería o una explosión muy cerca de ellos. En general, muchos portan las cicatrices varias guerras o incluso parecen haber muerto en ellas, por el aspecto de sus corpus maltrechos, perforados y sangrantes.

La conmoción atrae miradas curiosas a través de las ventanas de otros edificios. Otros Wraiths de la zona parecen atraídos por el ruido y todos observan atentamente a la procesión militar que se mueve en medio de los vivos, ignorantes a lo que sucede alrededor de ellos.

Cuando salen a la calle principal, se dispersan en parejas hacia donde está el área del carro de Alexander estrellado y se encuentran algunos oficiales y varios curiosos. Un segundo par de soldados entran al edificio en donde se encuentran todos, siguiendo las direcciones de un hombre que paree . Delgado, con un traje de saco y corbata gris, elegante y pulcro, cuyo rostro está oculto por una máscara plateada con varias florituras grabadas en el metal. El rostro de la máscara tiene cierto aire amenazante, la expresión parece de furia o de rabia, aunque su portador se mueva lentamente dando órdenes a las tropas. De repente, los tambores se detienen, dejando en su lugar el silencio imperfecto producto de la Tempestad en el cielo. El líder toma el megáfono que lleva consigo en la mano y lo pone frente a sí para empezar a hablar.

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16/05/2015, 13:54
Representante de la Legión Siniestra

-¡Escuchad!, Wraiths libres del ciudadanos de Edimburgo- dice con voz firme, autoritaria, imprimiendo cierta lentitud a sus palabras para ser claramente entendido. Su voz se amplifica por el aparato y parece provenir de varios lugares a la vez, proyectando ecos por todo el lugar, como si varios hombres hablaran a la vez.

-En nombre de la Legión Siniestra, de la Necrópolis de Edimburgo y de Estigia, venimos a escoltar a los Infantes recién llegados hasta los cuarteles de la ciudad. Vuestra total colaboración es un deber como ciudadanos. Si habéis acogido a estos Wraiths, podéis informarnos para que nosotros nos hagamos cargo de ellos. Vuestra previsión y protección a estos futuros ciudadanos será bien recompensada- anuncia apuntando el megáfono en varias direcciones hacia arriba, para que todos los espectadores muertos le escuchacen.

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16/05/2015, 14:38
Anciano

La sorpresa del anciano se transformó de miedo. -Han llegado... son ellos- dijo con la voz entrecortada mirando por la ventana. Tardó unos segundos antes de poder decir algo nuevamente, anonadado como se encontraba.

-Los... los que quieran irse, son libres de... de irse. La mejor manera de escapar es por atrás del edificio o por la azotea- alcanza a decir. -Pero los que tengan más que perder... sólo puedo aconsejarles que se queden... como tú Rocío, aún debes pensar en tus hijos...- dice mirando hacia la argentina seriamente.

-Sea lo que sea que vayan a hacer, no los detendré. Son los legionarios los únicos que tienen ese poder ahora mismo- añade sin más, mirando hacia el otro lado para darle la espalda a todos, como si esperara desligarse de toda responsabilidad si no sabía hacia donde se iba cada uno.

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16/05/2015, 20:03
Rocío Felton

Rocío no se encuentra satisfecha con las palabras del anciano. Aquel plano de existencia parece estar atado a una especie de dictadura medieval, algo que le resulta por demás desagradable. Durante su adolescencia había tenido que soportar el yugo de una y de solo pensar en tener que pasar la eternidad bajo ese régimen, el cabello de su nuca se eriza y un cabreo molesto la invade. Con asombro, se da cuenta de que está cansada de las cadenas, que sabe que se merece algo más.

Su rostro se crispa ante las palabras de Connor-. Y un cuerno. Según creo tu también estás aquí por él, no? vaya amigo... -más el redoble del tambor y la marca de los pasos acompasados que llegan desde afuera se llevan toda su atención. Con curiosidad, se acerca a la ventana y mira hacia abajo, al peculiar ejército que se aproxima.

¿Qué rayos...? se pregunta mientras un tipo extraño, demasiado pulcro en comparación a la tropa, y con el rostro oculto por una máscara comienza a hablar. Nuevamente los cabellos de la nuca se le eriza, aunque esta vez por miedo. Algo en ese discurso la pone en alerta. Sabe que están tras ellos.

Se aparta de la ventana mirando a los demás al tiempo que el anciano confirma sus sospechas-. Rápido anciano. ¿Para qué nos quieren? ¿Y por qué debo ir con ellos? ¿Qué tienen que ver mis hijos en todo esto?

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18/05/2015, 19:39
Sombra de Elisa

No vayas con ellos. Aún tenemos que encontrar a Ana.
 

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20/05/2015, 00:17
Alexander de Huntington

Alexander seguía almacenando las escuetas respuestas del anciano en su mente, clasificando las que no habían servido para disolver todas sus dudas y sobre las que tendría que seguir indagando. Con un cierto aire desdeñoso contemplaba al joven discutiendo con la latina sobre un tipo que les había matado a los dos, pero realmente lo que le interesaba era la respuesta que el anciano parecía dispuesto a dar cuando el sonido de los tambores atrajo su atención hacia la ventana. En un primer momento Alexander se sintió irritado por la interrupción que lo dejaría sin respuesta y a punto estuvo de exigirla antes de dirigirse hacia la ventana tras el hombre. 

Su rostro gris se volvió aún más ceniciento ante la imagen que se desarrollaba en la calle. Las palabras de aquel fantasma enmascarado, sumadas a las del anciano hicieron que un escalofrío recorriera su espalda de una forma casi palpable. Si algo había entendido de lo que sucedía era que aquel ejército los estaba buscando a ellos. Y que el anciano tenía toda la intención de desentenderse. Sin embargo, algo en la urgencia de su voz le escamaba. El hombre parecía creer que debían escapar de aquellos que los buscaban.

—¿Esto es el procedimiento normal? —sumó su pregunta a las de Rocío. —¿Enviar un ejército a dar la bienvenida a los recién llegados? —Sus ojos recorrieron al resto de muertos de aquella habitación, escrutando sus rostros e intentando averiguar si tenían intención de huir o de entregarse.

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20/05/2015, 00:47
Elisa Requena

El anciano de sabio solo debía tener la edad. Pues cuanto más preguntaban, más se daba cuenta Elisa de que sabía poco más que ellos. Los guías espirituales no eran como en las películas, o al menos éste no lo era.

Por si fuera poco el problema de las dudas apenas resueltas, unos hombres ataviados de forma dispar aparecieron en la calle e incluso irrumpieron en el edificio. No le gustaban esos hombres, algo le decía que no les dejarían en paz por un tiempo si se iban con ellos como ordenaba la voz que les llegó al lugar en el que estaban.

No habían muchas opciones. Huir, como su propia mente o lo que fuera que martilleaba sus sienes le pedía. O quedarse, quien sabe con qué consecuencias. El anciano decía que podían obedecerles. Eso significaba que quizá con el tiempo les dejaran en paz o incluso fuera mejor idea que huir. No quería dejar atrás a Meribeth, ni mucho menos. Claro que si huía por la azotea o la ventana significaba que tendría que salir del edificio. Y la única pista que tenían estaba allí. Tampoco creía que le diera tiempo a buscar la habitación en la que se supone Meribeth vivía o había vivido tiempo atrás, ya que Elisa apenas estaba ya segura ni en qué año se encontraba. Los hombres la encontrarían, y es posible que no les hiciera ninguna gracia pensar que quería huir de ellos.

-Esos... hombres- dijo al anciano de forma atropellada aunque lo más rápido que podía- ¿nos capturarán o nos dejarán libres después de llevarnos a ese cuartel general del que hablan? Si huimos... ¿nos buscarán?

Ya tenía un problema buscando a su amada sin pistas o sin poder acceder a ellas. Otro problema era algo que debería, a los mejor, evitar.