Partida Rol por web

 - ¿Que vas a salir a que? - dije preocupada, no me gustaba la idea de que el saliera herido ... - Pienso ir contigo y ayudarte - dije segura de mi misma.

Me sorprendió cuando sacó su lengua y se aseguro de que solo tenía una, luego me pregunto por la mía. Sonreí y saque la lengua. Un pequeño brillo destaco sobre mi lengua pequeña y rosacea, el ultimo y unico "simbolo de mi antigua rebeldia" un piercing que me había hecho con 17 años, un año despues de que mi hermano muriera y de que mi padre tratara de hacerme madurar y tratarme como a un soldado

- Si, pero primero necesito descansar un poco… - ascendió por la cama para tumbarse boca arriba – bueno… se agradece la ayuda, lo planearemos bien ¿Sabes manejar un arma?

Frunció el ceño cuando sacaste tu lengua - ¿No te duele el hierro ese? ¿No se puede quitar? – no te cabía duda que nunca había visto algo similar

- Claro que se manejar un arma, soy una autentica guerrera - sonrei, ese hombre era agradable y despertaba curiosidad en mi, en realidad, por mucho que el dijera que venía de no se sabía donde, yo sabía que me tomaba el pelo, era tan humano y tan terricola como yo ... o eso esperaba.

- ¿Dolor? - pasee la bolita de plata por mi labio inferior - Que va, bueno, cuando me lo hice puede que me doliera, tenia 17 años, ya no me acuerdo, pero me gusta bastante - sonreí - Y a los chicos les gustaba ... todos dicen que da morbo - me sente en el suelo apoyando mi espalda contra la cama y girando la cara para mirarle - ¿no te gustan los piercings? ¿cuantos años llevas aqui? son bastante comunes y no pareces mucho mas mayor que yo ...

Te examinó un poco mejor como calibrando si de verdad podías ser una guerra, podía ser… - Bien, pronto lo comprobaremos

Se incorporó acercándose para mirar un poco mejor esa bolita de tu lengua - ¿morbo? ¿Por qué da morbo eso? – dudó sobre si acercar su dedo a tocar eso, pero no lo hizo - ¿Pircings? Hay que raro hablas – se sentía que tenía que preguntar por todo – En la nave unos meses ¿Cómunes? Yo no he visto a nadie con hierros en la lengua y no, no soy mucho mayor, tengo veintiocho años – parpadeó tres veces seguidas y apoyó su espalda en la cabecera de la cama

 - Morbo ... hace tantos años ya que no recuerdo ni que es eso - dije divertida jugueteando con la bola metalica - ¿28? uhm, te conservas bien - le sonrei y eché la cabeza hacia atrás apoyandola en la cama - No se si necesito dormir ... o despertar, ojala todo esto fuera una simple pesadilla ... menos conocerte, bueno, eso es lo unico agradable de todo esto, el resto, es un asco - 

Levantó una ceja cuando dijiste que se conservaba bien – gracias

- Pues si tienes sueño necesitas dormir y si no tienes sueño no, no es tan complicado… - dijo medio en broma medio en serio

Su cara reflejó sorpresa, había sonado raro pero entre esas palabras entendió alguna especie de halago – Pues me has salvado la vida así que… ya te contaré yo si me alegro de que hayas aparecido – cuando echaste la cabeza hacia atrás, su mano quedó muy cerca de tu pelo que comenzó a acariciar de manera casi imperceptible

 Cerre los ojos en cuanto mi cabeza se acomodó sobre el colchón, no era una postura muy cómoda, pero tampoco estaba mal. No sentía sueño, pero me encontraba agotada físicamente, necesitaba  comer y recuperar energías aunque hambre, tampoco es que tuviera.

- Si, te he salvado la vida, me debes una - susurre en broma con una sonrisa cansada en mis labios - Cuando todo esto pase, acepto una cena como recompensa - quise girarme y mirarle, notaba algo tras mi cabeza, seguramente su mano, pero apenas tenía fuerzas para hacerlo pues estaba en ese estado medio dormido medio despierto, pero en el que no quieres moverte

- Bill - creo recordar que así se llamaba - ¿Quien te espera en tu casa? ¿tienes familia? ¿hijos? ¿hermanos? - mi voz era apaciguada y tranquila, me sentía realmente bien.

El no se lo tomó a broma pues sabía que era verdad, le habías salvado y eso era una cosa muy sería, aunque luego se riera por lo de la cena – Claro que sí, dalo por hecho

- ¿Casa? Esta es mi casa, si te refieres a mi planeta, no, no tengo nada, los viajes duran años, lo que si que tengo son padres y una hermana, les mando algún mensaje de vez en cuando, cuando pase esto les mandaré uno para que sepan que estoy bien ¿Y tu? ¿Familia, hermanos?

Se dio cuenta de lo cansada que estabas – Va… acuéstate bien, yo sacaré una manta para acostarme ahí mismo – se refería al suelo

Su cuerpo se había entumecido y ahora las heridas le dolían un poco más pero era porque tras los antisépticos ya estaban cicatrizando

 - No pienso dejar que duermas en el suelo - dije abriendo los ojos de golpe e incorporandome - Estas herido y yo al fin y al cabo solo estoy cansada, pero puedo aguantar mas, tu duerme y yo vigilo por si oigo algo raro - le dije con una sonrisa levantandome - Si me veo muy cansada te robo un hueco de cama, así que no te epreocupes y duerme, que tu lo necesitas mas que yo - Me puse en pie y espere a que se tumbara, mirandole a los ojos 

Se lo pensó un segundo y dio media vuelta - De acuerdo, en la cama pues… – saltando a la pata coja se tumbó de nuevo en la cama

- Como quieras, pero trata de descansar un poco, luego necesitaremos las fuerzas, yo sólo necesito descansar un poco e iremos a solucionar esto.. – Ahora parecía que le comenzaba a dar el bajón y habló en susurros – Maldito cabrón…

Adoptó la postura de dormir y bostezó – Aún no me has dicho si tienes familia…

 Apoyada en la pared de enfrente, me cruce de brazos - No ... no tengo - dije con amargura en la voz - Murieron hace muchos años - dije refiriendome a mi madre y a mi hermano ... a mi padre preferí obviarle, hacía tanto que ya no recordaba el porque fue la discusión, pero el enfado seguía siendo el mismo

- Venga duerme, ¿acaso quieres que te cante una nana? - reí

- Vaya, lo siento, lo siento mucho…

Luego te sonrió a lo de la nana – no será necesario, gracias - su voz sonaba ya lenta y no tardó mucho más en quedarse dormido.

Pasaron minutos, horas tal vez te acostaste en la cama junto a Bill que ahora respiraba de forma pausada y profunda, cuando escuchaste un sonido metálico, un sonido fuerte pero lejano.

 Dado que estaba en ropa interior (y no es que me incomodase) le tape con una manta o algo parecido para que no pillase frio. Luego me recoste tratando de no molestarle demasiado y sin poder evitarlo, me quede dormida.

No recuerdo soñar nada, nunca lo hacía ... pero me sobresalté al escuchar un fuerte ruido metálico, no había sido cercano pero ...

Abri los ojos de golpe y lo primero que hice fue mirar hacia la puerta para comprobar que siguiera cerrada, me levante para cerciorarme tambien de que no podía abrirse, la adrenalina comenzó a invadirme, solo de pensar que esa cosa ... podía estar cerca ...

Fue un bonito detalle por tu parte cubrirlo con una manta, la que iba a dejar en el suelo para acostarse.

Abriste los ojos, aquello parecía un único golpe, ¿Quizás lo soñaste? A los segundos escuchaste otro golpe similar ¿Más cercano tal vez? Te aseguraste que la puerta estaba cerrada, otro golpe más, más cerca aún.

Te comenzaste a plantear si despertar a Bill, entre golpe y golpe escuchabas algo más, parecían… parecían unos pasos acercándole, unos pasos lentos y pesados.

 Miré a Bill, ¿le despertaba? ¿no? no sabía como de seguros estábamos en esa habitación, si esa cosa pesada nos encontraba y Bill estaba dormido, era como estar desarmado, si no tenía tiempo de reacción ...

Me acerque a la cama - Bill - susurre pegando mis labios a su oreja para que esa cosa, si tenía oído fino no nos escuchara -  Bill creo que se acerca - dije preocupada posando una de mis manos en su hombro para menearle suavemente

Bill se removió, se frotó los ojos confuso pero con tu “Bill creo que se acerca” abrió los ojos como platos y se incorporó rápido sentándose en la cama.

Te hizo un gesto con el dedo llevándoselo a los labios indicando silencio, en ese camarote poco podíais hacer, se le ocurrió una idea, te cogió y te llevó al armario, no era muy grande pero cabían dos personas de forma muy justa, se escuchó un nuevo golpe metálico, ahora identificaste de que se trataba, eran las puertas de los camarotes que los estaba abriendo.

- Por lo que más quieras, no grites – te susurró, os abrazasteis en ese armario y Bill juntó la puerta muy despacio.

De nuevo los pasos, ya estaba delante de la puerta, algo golpeó la puerta con fuerza, pero esta no se abrió, silencio, seguramente ese ser pensaba que era raro que no se abriese, otro golpe resonó en toda la estancia, aunque desde el armario no se podía ver nada, la puerta ya estaba abollada, otro y otro golpe, se escuchó un sonido seco, la puerta había cedido, escuchaste un sonido gorgojeante, aquello se estaba asomando al camarote, Bill te insistía con el dedo en los labios.

 Con el primer golpe en nuestra puerta di un respingo y por temor, me acerque mas a Bill. 

 Golpe tras golpe, esa criatura consiguió abrir la puerta y contuve la respiración. Bill hacía un gesto para que estuviera callada, claro que iba a estarlo ... pero nos habíamos metido allí tan precipitadamente que no teníamos armas, esperaba por dios que esa criatura no tuviera olfato o algo de eso porque si nos encontraba ... estábamos perdidos.

Con la respiración contenida cerre los ojos y conté lentamente los segundos que duraba esa agonia

Bill ahora te abraza, quizás sea lo último que haga, si la criatura os encuentra.

Escuchas un paso, dos, un topetazo, la cama vuela por los aires, por suerte no os escondisteis debajo, unos segundos más, otro gorgojeo, algo que se arrastra, la tensión se palpa en el aire, unos segundos más que se hacen eternos, y comienza a dar pasos que se aleja, sale de la habitación.

Pasos, otros puerta que se abre precipitadamente, pasos, otra más, la criatura queda cada vez más lejos.

 Solte la respiración muy lentamente, no sabía si estaba temblando por fuera tanto como por dentro, ¿que era eso? en la tierra nunca se había oido hablar de ese tipo de criaturas ... y si se habían visto el gobierno se encargaba de ocultarlas ... 

Abri los ojos y mire a Bill - Tenemos que salir de aquí cuanto antes - le dije - Si ve mi nave .... sabrá que alguien ha venido y entonces buscara mas a fondo - se me notaba realmente preocupada y asustada, lo estaba

Notaste que él también se relajaba pues dejó de abrazarte con tanta fuerza, parecía que el peligro se alejaba pero eso podía cambiar en cualquier momento.

- Si, vamos a por las armas – y antes de salir, sin darte tiempo a reaccionar notaste sus labios sobre los tuyos, fue tan sólo un instante, al siguiente ya estaba abriendo la puerta del armario para comprobar el estropicio que “el bicho” había provocado