Partida Rol por web

James no puede evitar sonreír ante tu desparpajo. Busca un sitio donde ponerse cómodo y apoya ambos brazos sobre sus rodillas. Resopla cuando le haces la pregunta y tuerce el gesto antes de contestar- bueno no me gusta torturar, ni matar... - frunce un poco el ceño- pero hay que hacer todo lo posible para impedir que hagan más daño. El chico sabe usar armas de filo, así que le quitaremos los meñiques, así no podrá coger bien ningún arma - se pasa una mano por el pelo- parece ser verdad que no puede tener ningún tipo de emoción o sentimiento y eso es malo, sabe bastante de nosotros y hay que hacer que olvide - antes de que puedas decir nada- sé que olvidará lo de hoy, pero maldita sea tenemos que protegernos - coge aire y lo suelta poco a poco- Sebastian descubrió que debajo del hospital hay una ala que es donde meten a los locos, no se sabe nada de lo que hay allí y que pasa.- y efectivamente es la primera vez que oyes sobre ese lugar- La entrada tiene una clave de acceso que él consiguió cuando vio a Regina en esa zona. No consiguió averiguar que hizo allí. En fin, podemos dejar allí al crío desmemoriado y mutilado... y una de dos, o se pudrirá allí para los restos o dejará un mensaje a esos malnacidos. 

Todo lo que decía James sonaba lógico, casi irritantemente lógico. Quizás el chico no tendría sentimientos, pero el dolor era una sensación. El daño que ella quería hacer no era solo para que ellos sufrieran, sino para desahogarse ella, para poder convencerse de que se había hecho justicia. 

Yo no tengo problema con esas cosas, torturar o matar. No lo he hecho antes, pero me siento capaz y dispuesta a intentarlo... no necesariamente ahora, claro. - tomo un trago de whisky de la botella y siguió - Quiero poder decirle a Sebastian que su muerte esta siendo vengada cuando lo entierre. Y para eso quiero hacer lo que dices y más, personalmente. ¿Puedes llevarme  Zack ahora? - dice levantandose de golpe. Cada segundo era vital si quería estar de vuelta a las dos.

James se queda en silencio durante unos minutos - eres terrible- sonríe un poco- pero estás en tu derecho. Sufres y esa herida cuesta sanar - el hombre se pone de pie, pareciendote un gigante desde tu posición de sentada- bien, acompañame - el hombre te espera a que estés lista para salir. Cuando abandonáis la casa te lleva al bosque y después de un buen rato de caminata ves una enorme mansión de piedra negra, con gargolas de adorno en la fachada. Atravesais el jardin y entráis en la casa. No hay señal de vida en el interior. Te conduce al sótano donde está pobremente iluminado por una bombilla. En una especie de calabozos encuentras al chico con la cabeza entre las rodillas y murmurando algo -todo tuyo- dice James dejando la sala segundo después.

Al ver que la madre de Nick ha ido por él, la pelirroja le esboza una leve sonrisa a modo de despedida.

-Gracias por escuchar mi historia. Espero que nos volvamos a ver, si gustas.

Acaricia la cabeza de Sean y después regresa su atención a Killian. Al moverse siente algo en su pantalón, lo revisa y es un móvil. Intrigada, comienza a revisarlo sin dejar de escuchar lo que digan los demás. 

Nick sonríe- gracias a ti, me ha gustado mucho- se pone en pie para ir hasta su madre - adiós - os dice. Regina por su parte no saluda a nadie y paga el batido que se estaba tomando el chico. Le rodea con el brazo y salen del establecimiento. Killian termina su almuerzo y mira la galleta con una sonrisa divertida - curioso que una chiquilla como tú me de una galleta - con cuidado la pone sobre una servilleta y la envuelve. Paga su comida y os mira a los dos - bueno, un placer, hasta otra- después su mirada se dirige exclusivamente a Antye- a ti te veré cuando quieras, bonita- sale del local estirándose un poco.

La pelirroja mira a Killian cuando éste se retira, sin poder evitar pensar en las conclusiones que quiso llegar cuando él llegó. Menea la cabeza para esfumar esos pensamientos y sigue revisando el celular rápidamente. Al mismo tiempo observa al reverendo y se acerca a él.

-Creo que debo disculparme-no sabe por qué siente esa necesidad, pero aún así la dice sinceramente-. Espero que acepte mis perdones por... lo que hice.

Después mira a Sean y le sonríe, sintiendo una gran empatía con el pequeño.

Lo sigue tan pronto el se levanta, tomando su espada para llevarla y sin saber si extrañarse porque decidieran ocultarlo en el bosque o si pensar si aquello era lo más obvio del planeta. Quizás ambas... La caminata, aunque esperable, se hace tremendamente larga y tensa, provocándole más ansiedad por paso que daba. Pero cada paso también significaba que el momento llegaría más temprano que tarde.

Que casa más genial... ¿No estará a la venta? En algo así como 2 millones de cuotas mensuales, claro...

En silencio, atraviesa el jardín junto a James, para luego llegar a un sótano digno de una película de mafia o de interrogatorio de detective corrupto donde estaba quien buscaba, murmurando quizás que cosa. Le agradeció con un movimiento de cabeza a James y esperó a que se fuera.

Vamos a ver, Zack. - dice tomandole la barbilla y obligandolo a mirarla - Empieza a hablar. Dame tu buena razón para hacer lo que hiciste. - le sonríe - Estoy segura de que te darás cuenta de que soy muuuy razonable.

El chico abre los ojos cuando le levantas la cabeza para que te mire. Su mirada pasa a la habitación y al no ver nada, pasa a fijarse en tus ojos- no creo que nada de lo que te diga vaya a valer... - su respiración es pausada y habla con una voz que te recuerda a un autómata- mi madre me arrebató el corazón, es magia negra. Desde ese momento ella tiene total poder sobre mi... bueno, cualquiera que sufra esa maldición está igual de jodido- frunce los labios un poco- como ya te dije, yo soy el asesino es cierto, pero no tenía ningún motivo personal para hacerlo. Solo soy un pelele a manos de... - traga saliva y parece meditar su siguiente palabra- ella. Nunca se mancha las manos de sangre personalmente, obliga a los demás... y hoy he sido yo su verdugo- guarda unos segundos de silencio- ojalá pudiera pedirte perdón y arrepentirme. Podría decirlo ahora, pero serían palabras vacías y no es lo que buscas.

Al revisar el móvil, Wendy siente un gran alivio al notar que varios de sus contactos vienen con una fotografía y nombre completo, además de sus datos. <<Ya no estaré tan perdida>>.

Indaga en los contactos, descubriendo al reverendo Lawrence Berkeley, a Peter que al parecer se llama Williams Lee, a varios compañeros de la escuela, a Eileen Jones como compañera de un tal Zack, a una abogada que se llama Dominique Laveau, una mujer llamada Mariam que tiene como descripción "maestra" y al llegar al final ve al chico llamado Zack Bell. 

La pelirroja siente su corazón acelerado y aumenta al notar que le ha mandado varios mensajes en el pasado. <<Debe ser... alguien importante>>. Con el aparato en mano se acerca al reverendo para disculparse luego de leer un mensaje que le "mandó" a él diciendo que le debía una explicación. 

Tu madre... ¿Tu madre es Nessa? - pregunta sorprendida - ¿Que clase de hija de puta le haría eso a su propio hijo? ¿Y además usarlo de asesino? ¡Si eres solo un niño! 

Se sienta frente a él, pensando en qué hacer. Aún merecía castigo a sus ojos, pero le consternaba que cualquier madre pudiese usar de una manera tan despiadada a su prole. Casi parecía que aquel era castigo suficiente, pero eso no la satisfacía a ella. Era una difícil decisión, optar por la compasión o por el placer. En el pasado, siempre había elegido lo segundo, pasando por encima de quien fuera en el camino. 

Ay, decisiones, decisiones... Que no temas ni te arrepientas no me divierte. Si al menos tuviese eso para suplir tus gritos de dolor... Porque tienes claro que de aquí no sales entero, ¿no? Suponiendo que salgas del todo.

Agacha la cabeza y ves como mantiene la mirada fija en sus zapatos- ella es incapaz de amar, no tiene corazón y como no puede albergar ningún tipo de sentimiento... está loca, es muy cruel con todo el mundo, no distingue el bien del mal. Según ella amar es mostrar debilidad y no se puede gobernar siendo débil - suelta un leve suspiro- quitarme el corazón lo hace para castigarme por ayudar a la revolución que intentó derrocarla _{y por enamorarme-} dice esto último con un hilo de voz- Acabaré siendo como ella tarde o temprano... un auténtico monstruo-  levanta la cabeza para mirarte- Que su objetivo fuese Sebastian se debe a que quiere demostrar que no le importa matar. Quiere hacer ver que pisoteará todo lo que pueda y para ello vio su oportunidad en acabar con el líder... Es manipuladora y cruel, pero tiene bastante ego, quizás... quizás te sirva eso para ir en su contra.

Ante tus palabras de que posiblemente no salga entero de allí, se limita a poner una mueca.

Al escuchar sobre el chico enamorado su estómago se revuelve. No se esperaba aquello. Era... conflictivo. Un regalo caído del cielo vacío de deidades, o quizás un presente directo desde el infierno. Una razón más para encontrarse indecisa. Quizás venir con poco tiempo no había sido una buena idea, podía tomarse días en decidirse que hacer o no hacer. Parecía injusto hacer a alguien más lo que le habían hecho a ella, quitarle su amor. Más aún siendo tan joven, que la chica o chico de seguro sería de su edad, o no mucho más. 

Gracias por compartir eso, aunque ya lo tenía en cuenta. Tu madre es una mujer bastante débil, aunque no lo sepa. - le sonríe y deja la espada a un lado, alejándola un poco - ¿Me decías que estabas enamorado? ¿Puedo saber de quien?

Se muerde el labio, parece indeciso. Baja la mirada de nuevo al suelo - Antye Tausch... por favor, dejad ella al margen de esto. Es buena chica... y ya le he hecho sufrir bastante- dice sin añadir nada más.

¿Amor de vecinos, eh? Ella... ella me agrada bastante. Me ayudó a cargar el cuerpo de Sebastian. - se da una pausa, lamentando no haber traido la nueva extensión de brazo que resultaba ser su botella de whisky - ¿Y dices que te gusta? A juzgar por como lloraba, creo que tú también a ella. No... no presté mucha atención en el momento... pero se veía preocupada por ti. Dudo que alguien llore así por un simple doctor... - una mueca similar a una sonrisa efímera se cruzó por su rostro - Debe haberle costado montones no rogar por tu vida. ¿No harías lo mismo tú si tuvieses a su potencial asesino en frente? - toma una pausa, y ladea un poco la cabeza - ¡Hey! Aunque, ahora que lo pienso, acabas de hacerlo. - vuelve a sonreír.

Se levanta y comienza a pasear por la habitación, pensativa. 

Por otra parte, tu falta de sentimientos me hace sentir... desmotivada. No te escuchas enamorado. No me dan ganas de tener misericordia por Antye así... Quizás si te traigo algo - dice esto con especial enfásis y una mirada perversa - de Antye te sientas más estimulado a rogar como se debe. Como me cae bien, haré lo que pueda para que no lo note. En el hospital tengo acceso a muchísima anestesia, ¿sabes?

El chico te mira pasearte, sin ninguna expresión -no es mi vecina, aquí me apellido Bell, mientras que Nessa se apellida Aldrich. En este mundo ella no es mi madre... - sin moverse del sitio, desvía la morada ahora de ti - ella sería capaz de llorar así por Sebastian, ella es así, simplemente. No se merece todo tu odio... - se pone de pie para volver a dirigirte la mirada- no puedo sonar nada porque no puedo sentir nada, ahora mismo es un recuerdo, algo que sé que era agradable... pero no sé cuanto durará que al menos sepa el significado de eso ¿vas a mutilar a una inocente por algo que acabará no afectandome? - se lleva la mano a la altura del corazón- y si tuviera mi corazón, esa amenaza te estaría saliendo cara ahora mismo...

Imperturbable, le sonrió. Había olvidado lo satisfactorias que eran este tipo de confrontaciones. La subida de adrenalina, las amenazas constantes, los actos medidos y pausados, las trampas y la esperanza de que mordieran el anzuelo. Por ahora, aquel chiquillo parecía no haber caído. Se preguntaba cuanto duraría aquello.

Claramente sientes algo, ¿no? Para lanzar ese tipo de amenazas... Como mínimo rabia, odio o rencor. - lo examina de arriba a abajo - Son aquellos los sentimientos más persistentes, ¿no te parece? Los más difíciles de sacar de raíz. Lo que me recuerda... - se acerca un par de pasos - ¿Sabías lo fácil que es sacar un ojo de su cuenca? Duele como los mil demonios, a menos que se haga con cuidado, pero es una herida muy fácil de tratar. Sin hablar de la forma de sacarlo. ¡Si hasta sirven útiles de cocina! Una cuchara, o básicamente cualquier cosa curva, serían suficiente para ello. Cosas que tiene cualquier persona en casa... Incluso puedes tomarlos prestados de la casa de tu vecina. 

Se cruza de brazos -nada, ni odio, ni rabia y ojalá pudiera sentirlos ahora... pero no, estoy vacío - apoya su espalda en la pared y poco a poco se  deja caer hasta quedar de nuevo sentado al suelo - y mejor que no le hagas nada... el responsable soy yo, no ella. Si recupero mi corazón y me entero de que le haces algo... recordaré esta conversación y ese odio que dices se apoderará de mi y como siga vivo tu serás su foco. 

Cierra los ojos, algo cansado- como ya te he dicho, yo soy el culpable, no ella. Te he ofrecido mi vida hace unas horas, no puedo sentir, no puedes torturarme con desmembraciones de inocentes. Es lo único que puedo ofrecer para que vengues a Sebastian.

Mierda, pero si será idiota... ¿Que quiere? ¿Un instructivo? ¿Una invitación por escrito? Vamos, puto crío, al menos inténtalo. ¡Se lo debes!

¿Tú crees que le voy a temer a la ira de un chiquillo? ¿Que vas a hacer? ¿Acusarme a tus padres? ¿Ponerte a llorar? Oh, espera, no... tu eres un adolescente, un hombre grande... Me vas a... ¿Dar una paliza? - se ríe sonoramente, divertida por la idea - Creo que iré a esconderme a casa, no vaya a ser que recuperes tu corazón. 

Se agacha y recoge la espada que había dejado tan convenientemente a solo unos pasos de Zack, para levantarse y quedar a centímetros de él.

Perfecto. Te traeré algo entonces... ¡Ya sé! ¡El dedo anular! ¿Dime si no sería romántico? Le cortaría el dedo con tu espada y luego, si algún día se casan, pueden ponerle un anillo al dedo y usarlo de collar. Aunque, si me permites una sugerencia, mejor sería que lo embalsamaran o algo. Mucho puedes amarla, pero el olor a putrefacción... - sus ojos se van hacia un lado, como imaginando, y suspira - En fin, ya divago. ¿Algún mensaje que quieres que le dé?