Partida Rol por web

Que buena era la vida de un “Rey”, podías tomar todo lo que quisieras, mujeres, comida, bebida, diversión…¿Quién iba a poder negarte algo?, ni siquiera la gente de aquella isla pudo hacer algo en contra de tu conquista, ni siquiera cuando derribaste al rey de la susodicha y te autoproclamaste señor. Tu reinado era tranquilo y apacible…nadie se quejaba, no se atrevían ni a estornudar, andando siempre con cuidado y con la cabeza gacha por si entrabas en cólera.

Tuviste que tomar algunas medidas claro…corazones. Tenías los corazones de la mayoría del populacho en una cámara acorazada, en aquel castillo donde descansabas. La enrome puerta de acero se encontraba cerca de tu cama, tu perfecta y cómoda cama de caoba, colchones de plumas de ganso, almohadas rellenas y sábanas de seda y junto a la cama, una mesa repleta de bombones, chocolatinas, dulces, cacaos y bollos que se reponían hora tras hora por tus criados, siempre atentos y serviciales para que a su señor no le falte su comida.

Tus hombres tampoco estaban pasándolo mal. Habíais llegado a esa isla hace unos cuantos años, pero ellos tenían sus propias viviendas, con todo lujo de comodidades, las que permitías claro. Todos te vitoreaban y admiraban, eras el capitán que había “conquistado” una enorme y peligrosa isla del nuevo mundo.

Sabías que todo aquello podía cambiar de un momento a otro, ¿pero quien era tan estúpido como para declararte la guerra?, ni siquiera la marina se acercaba…pero, aquello iba a cambiar…e iba a cambiar para mal, justo ese día, ese fatídico y odioso día donde lo perdiste todo y que comenzó…así.

-¡Zo…Zo-Sama!, ¡Zo Sama, despierte, despierte!-Sentías como alguien te estaba importunando, no solo por esos gritos, si no porque te estaban moviendo para que te despertaras.-¡Zo Sama, despierte por favor!-Insistió aquella voz femenina una y otra vez…pero era tan difícil despertarse, sobretodo con la barriga llena de chocolate y alcohol, te habías dado una buena juerga anoche…¿pero…que noche no te divertías o celebrabas?

¿Acaso tus criados no sabían que no tenían que molestarte después de una noche de fiesta?...tal vez tendrías que darles una buena reprimenda, un fuerte castigo, como…cambiarles el cuerpo durante un mes, si…eso sería adecuado por semejante osadía…pero no fue hasta que sentiste como te daban una bofetada para despertarte que abriste los ojos de par en par. Estabas furioso, realmente furioso y se podía notar en el rostro…

La criada que se alzaba frente a ti, una chica de cabello color chicle, mejillas sonrojadas y labios temblorosos se encontraba frente a ti, con lágrimas en los ojos y terriblemente preocupada, ¿Qué había ocurrido?, no tardaste en empezar a sospechar que algo malo, principalmente por el olor a quemado y los gritos de la gente viniendo del exterior.

-¡Zo Sama, a…ayúdenos!.-Te suplicó aquella chica, la cual estaba aterrada por haber tenido que despertarte de aquella manera y posiblemente por lo que estuviera aconteciendo fuera de tu palacio, en el exterior, en aquel mismo momento…en tu isla.

Ahhh... ¿Que más se podía pedir? Nadie que pisase mis tierras era capaz de llevarme la contraría. Todos me respetaban, todos me admiraban, ¡todos me amaban! Era agradable poder pasearme por donde sea y nunca escuchar de nadie que viese algo mal en mi mandato; había educado bien a mis seguidores para que no fuesen chismosos.

-¡Zo-Sama!, ¡Zo-Sama!, ¡Zo-Sama! -gritaban todos mi nombre mientras yo observaba desde el balcón de mi palacio, con varios de mis fieles compañeros armados entre la muchedumbre para asegurarse de que todos aplaudiesen lo suficientemente fuerte para ser oídos.

-Si... Sean testigos de la verdadera fuerza-¡AHH! -me levanté de un sobresalto, colocando los ojos en blanco mientras clavaba una furiosa mirada a la criada que se atrevió a despertarme, y de esa forma tan bruta. -. ¡¿Y a ti que demonios te pasa ahora?!

No tardé en entender que algo iba mal. Nadie en su sano juicio se atrevería a interrumpir mi siesta de esa manera por nada.

-¿Que esta pasando? -le pregunté mientras me levantaba de la cama y tomaba rápidamente mis ropas; acostumbraba a dormir en ropa interior, por eso de ahorrarme tiempo cuando iba al baño y recibir más fresquito cuando abría las ventanas... Pero siempre tenía mi maravillosa armadura y esplendorosa capa cerca para poder vestirme. Al terminar, tomé mi hermosa arma: Black Lotus estaba listo para salir.

No tendré piedad con aquellos que causan problemas en MI isla...

Al ver que algo iba mal, te levantaste de la cama, tomando tus ropas y vistiéndote con rapidez, ¿Quién osaba perturbar tu vida en aquella isla?, pronto lo descubrirías, ya que al equiparte con aquella armadura y tu arma, te asomaste al balcón de la habitación de palacio.

Abajo reinaba el caos, casas ardiendo, gente corriendo de un lugar para otro y algunos de tus hombres peleando contra otros que no conocías…pudiste ver que llevaban un emblema, una calavera con cuernos y cuatro huesos entrelazados. Debían de ser piratas, los únicos lo suficientemente locos y despreocupados como para querer plantarte cara.

Pero aún había más, escuchabas extraños ruidos, como si unos animales estuvieran destrozando tu isla, el barritar de un elefante, el rugido de leones, risas de hienas…y por encima de todo un extraño rugido, como si algo estuviera rondando por los cielos nublados…fue cuando viste una llamarada de fuego atravesar unas nubes para incendiar un puesto de guardia que comenzaste a sospechar que aquellos no eran piratas normales.

Necesitarías todas tus fuerzas y más para resistir semejante ataque.-¡Z…Zo-Sama!.-Insistió tu criada.-P…por favor…tiene que ayudarnos…nuestras…nuestras vidas…-Sabías a que se refería, los corazones que guardabas bajo llave. Si la isla caía, todos morirían.

Esto no debía estar pasando, ¡no podía! ¿¡Quienes se atrevían a invadir mis tierras y causar el caos entre sus habitantes, sin mi consentimiento!? ¡Esto era algo que no perdonaría al responsable!

-¡No permitiré que esos desgraciados se salgan con al suya! ¡NADIE se mete con MIS cosas!

Estaba más furioso que nunca, incluso más que aquella vez que un niño en una posada derramó sopa sobre mis caras ropas. Más le valdría al capitán de eso piratas tener un muy buen botín para sobornarme... no, ni aún así se los perdonaría.

Emprendí enseguida mi recorrido por el castillo,en busca de algún desgraciado al cual sacarle la razón por la que atacaban mi isla; de camino pensaba en todas las cosas que les iba a hacer:

-Ohhh, si. Pegaré las manos de uno bajo los pies de otros para que siempre se las anden pisando mientras el otro recibe cosquillas infernales e interminables... Pegaré sus cabezas a barriles que lanzaré al mar... Los enterraré hasta el cuello para que los niños puedan lanzarles piedras... ¡Les cambiare de lugar las manos!

Desde luego estabas furioso y enfadado, ¿tendrían bastante dinero para pagar por su afrenta a ti?...esperabas que si, si no te cobrarías sus vidas. Así que comenzaste a recorrer el castillo a gran rapidez, con tu arma sujeta y preparada para segar vidas…y no tardaste en encontrarte a tu primer contrincante, justo en la entrada de palacio.

Cinco de tus hombres intentaban herir a algo que solo podía ser descrito como “una bestia”. Un enorme coloso recubierto de un espeso pelo marrón, con unos largos colmillos saliendo de un rostro que terminaba en trompa y un extraño peinado rubio con trenzas y coletas que se alzaba sobre su cabeza.

Tus hombres se giraron para pedirte ayuda una vez escucharon como te acercabas, aquello fue su error…ya que el enorme coloso que se asemejaba a un elefante lanzó un trompazo en su dirección y los mandó volando contra las paredes de mármol de aquella sala, soltando un enorme grito que te hizo sospechar que aquel ser era quien barritaba anteriormente…era enorme, una montaña con pelo, ¿Cómo podrías derrotar a alguien así?

Finalmente me encontré con una de las bestias que tanto daño estaba haciendo a isla. Mis subordinados pecaron de confianza al darle la espalda tan fácilmente: cualquier persona inteligente sabría a simple vista que no era un rival cualquiera... ¡Pero eso no evitaría que le diese su merecido por venir a mi isla como el rey de reyes a hacer lo que le daba la gana!

-¡Eh, tu, elefante subdesarrollado! -llame su atención sin ningún temor, clavando mi vista en sus grandes y blancos ojos. -. ¡Más te vale que tu carne sea buena, o no habrá valido la pena que vinieses hasta aquí!

Luego de soltar esa declaración, abrí mi mano izquierda, creando un tipo de aro de viento.

Room

En cuestión de segundos, el aro se volvió una esfera que se empezó a expandir hacia todas partes. Una cúpula celeste semi-transparente empezó a cubrir todo a mi alrededor, dejando también parte del mamut dentro. No necesitaba cubrir del todo a mi rival, conque una parte de él estuviese dentro tendría suficiente para volverlo un desastre.

-¡Vamos, métete con alguien de MI tamaño! -solté antes de adoptar una posición de combate.

Cuando gritaste a aquel enorme elefante, el susodicho te miró fijamente con sus ojitos pequeños y brillantes, como si estuviera preguntándose quien eras para hablarle de aquella manera. En el momento en que le amenazaste y comenzaste a usar tu fruta, no titubeo, sabía que tenía que derrotarte, ya que tu eras Zo Himaru, el temible capitán y rey de aquella isla…y un capitán más temible que tu quería el control de la susodicha.

No dudaría ni mostraría piedad, así que barritó y comenzó a cargar contra ti con sus grandes colmillos y trompa. Tal vez la presión o la emoción de poder reventarte de un trompazo o aplastarte fue lo que consiguió que el enorme elefante resbalara con su enorme trompa y terminara panza arriba sin siquiera haberse aproximado a ti...¿eso era lo mejor que podía hacer?

-...DAHAHAHAHAHAHA -no pude evitar partirme de risa al ver como mi enemigo caía ante su propio ataque. Ya no podía tomarlo como un rival serio... -. Solo por humillarte así, seré rápido contigo...

Entonces, lance un tajo al aire con mi arma.

-Amputate... -era un gran objetivo. Lo mejor era reducir sus posibilidades rápidamente antes de que el resbalón saque su ira interior y le de por destruir más de mi isla. Confiaba en que no fallaría al cortar verticalmente por la mitad a todo el mamut; a ver como se ponía de pie y embestía solo con dos patas en cada parte, y una trompa partida por la mitad.

Cuando aquel elefante cayó frente a ti, no dudaste en burlarte de el a la vez que empezabas a usar tu fruta contra el susodicho. Pero para tu sorpresa, justo cuando lo ibas a hacer, el enorme monstruo cambió de tamaño y forma, dejando de ser un elefante para convertirse en…alguien bastante más alto que ti en realidad y mucho más fuerte, armado con dos enormes espadas curvas y preparado para darte una buena paliza, incluso tu fruta pareció no haber tenido efecto en el

-Ohhh…¿quieres ver quien se humilla con quien?...yo no seré tan rápido.-Gruñó aquel hombre que llevaba el emblema de la calavera y los tres huesos en sus ropas. No tardó un solo segundo para ir a placarte con una fuerte embestida.

Para mi sorpresa, ¡el animal terminó siendo un humano! Era una lastima, ya no podría comerlo, pero... Al menos podría castigarlo cruelmente. Tal vez fuese la adrenalina, pero pase totalmente por alto que mi akuma no tuvo efecto alguno; tal vez fuese porque se transformó mientras lo cortaba o algo así... ¡Daba igual! ¡Acabaría con él! O eso pensaba.

Inesperadamente, el bruto fue capaz de embestirme y lanzarme hacia atrás bruscamente. Mientras aún seguía en el aire, sujete firmemente mi arma con la intención de lanzar un corte aún estando dentro de room para intentar cortar a mi rival.

-¡Seras cabr...! -no pude terminar mi grito antes de estrellarme contra algún muro.

Aquel fuerte placaje te mandó a volar unos cuantos metros hasta que terminaste contra la pared, fue entonces cuando aquel enorme hombretón soltó una risa gutural.-¿Te he hecho daño principito?...ahora verás…-Dicho eso sacó una enorme espada de acero de uno de sus cinturones y la lanzó en tu dirección al grito de “¡Te voy a ensartar como a un cochinillo!”

Al menos parecía ser un rival medianamente interesante, cualquier otro ya habría terminado muerto nada más empezar el combate.

-¡ARGH!

No tuve el tiempo suficiente para salir de la pared antes de que aquella espada se me clavase profundamente, estando seguro de que incluso me pudo haber atravesado. Me había confiado: ¿quién era ese sujeto? ¿quién esa ese monstruo al que no podía derrotar? ¿Quién era ese muro sobre el cual no podía brillar?

-Maldito... ¡MALDITO! -a pesar de sentirme algo derrotado por tan simple humillación, la verdad también estaba cabreado, y no dude en empuñar una vez más mi arma para lanzar otro Amputate en dirección horizontal hacia mi enemigo.

Intentaste salir de la pared, pero fue en vano, el enorme hombretón te lanzó una espada a tiempo, clavándote de nuevo contra la pared. Estabas perdiendo, estabas perdiendo contra un subordinado de otro pirata, ¿Cómo era posible?, tenías que sacar fuerzas de donde fuera o terminarías muerto o peor, esclavizado como tus ciudadanos.

El enorme coloso río entre dientes.-¿Entonces tu eres el gran “Zo-sama”?...-Preguntó agarrando otra de sus espadas y pasando un pulgar por ella, probando lo afilada que estaba.-No eres más que un mocoso…mi jefe no podría ni divertirse contigo, eres débil y no tienes fuerza alguna.-Chasqueó la lengua a la vez que lanzabas un amputate. Logró esquivarlo por los pelos nuevamente por algo que no comprendías, ¿estaría usando alguna técnica especial?

-Te cortaré los brazos y las piernas…y luego te tiraré al mar, ¿Qué te parece?

-¡Tsk!

Esto no podía estar pasando. ¡Yo no podía estar perdiendo! Todo esto debía tratarse de una pesadilla, si, debí haber comido mucho chocolate y ahora lo estaba pagando... Pronto despertaría en mi cama y todo seria normal, yo volvería a gobernar, y nadie atacaría mi isla...

-¡Quiero ver que lo intentes, elefante subdesarrollado! -le grité con ira mientras usaba mis fuerzas restantes para lanzar otro Amputate hacia el sujeto. Pensaba acabar con él aunque fuese lo último que hiciese. ¡No me iría sin defender mi nombre!

Desde lluego aquello que estaba ocurriendo no era normal, ¿Cómo ibas a poder detener a ese mastodonte?, pensabas que era una pesadilla, incluso una alucinación por culpa de el chocolate…insultaste a aquella bestia y le gritaste a la vez que lanzabas otro amputate en su dirección .

Aquel monstruo chasqueó la lengua y nuevamente tu fruta no tuvo efecto…tenía que ser una pesadilla, no había otra explicación.-¡Ahora es nuestra isla!.-Espetó antes de golpearte la cara con su enorme y pesado puño, haciendo que vieras estrellas durante un segundo antes de caer rendido en una oscuridad pesada y enorme, casi tanto como aquel enorme monstruo.

Lamentablemente no tardaste en despertar…arrodillado en la plaza de tu pueblo, rodeado de algunos de tus subordinados derrotados, con el olor a humo poblando la zona a causa de los fuegos en varios edificios, además de que los ciudadanos observaban la escena, confundidos y aterrados por algo que se alzaba frente a ti.

De pie ante ti, se encontraba  alguien enorme y colosal, armado con una enorme porra de acero y con el pecho tatuado. Solo podías verle las enormes piernas en un principio, pero al alzar la cabeza, te fijaste en quien era aquel ser que se alzaba frente a ti.

No hacían falta las presentaciones, sabías quien era Kaido, el enorme monstruo que temía todo el mundo, incluso la marina…cientos de veces ha sido capturado, reducido e incluso ejecutado, pero nunca consiguieron matarlo. Era un emperador pirata, de un rango mucho mayor que tu…y aquello explicaba el porque su tripulante te pateó el trasero…¿o no?, ¿Cómo pudiste fallar tanto?, la única explicación era su fuerza sobrenatural y entrenamiento por parte del capitán o su tripulación.

Fuera como fuera, notaste la mirada de aquel coloso clavándose en ti.-Huh…*hic*…¿Quién te crees que eres para gobernar una isla?...*hic*…solo eres una mosca…y yo a las moscas las aplasto…-Nuevamente volvió a hipar con fuerza, ¿estaba borracho?, ahora que te fijabas tenía la cara realmente roja y en una mano una enorme cantimplora que desprendía un aroma a sake bastante fuerte.-¡Es bromaaaaa!.

-¡CAPITÁN, NO DIGA QUE SE HA VUELTO A PASAR CON LA BEBIDA!.-Exclamó uno de sus subordinados bastante apenado por la imagen que estaba dando su jefe.

-Caaaaalla~…solo he bebido un poco *hic*…haré un trato…únete a mi tripulación y te perdono la vida hombrecito…-Murmuró antes de dar otro gran trago a su cantimplora.-O te tiro al mar...-Aquello lo dijo con un tono de lo más extraño y serio que te hizo dudar sobre si sería capaz de hacerlo. 

No podía ser posible. ¿Ese era mi fin? ¿Moriría en aquel lugar? Resultaba ser que el destino tenía algo más preparado para mi, y al abrir los ojos me encontré con aquella figura colosal que intimidaba a las pocas personas que quedaban en la isla y a mis débiles subordinados. Me esperaba un final oscuro, pero al menos caer en manos de un emperador era algo digno de alguien como yo.

-...¿Eh? -me esperaba algo más... amenazante. En ese estado hasta parecía buena gente y todo. -. DAHAHAHAHA. ¡Sabía que alguien como tu no dejaría pasar la oportunidad de tener a alguien como yo! Te has ganado esta lista justamente, y te la mereces. ¡Sera todo un gusto ser parte de tu tripulación! -el poder y la avaricia me habían hecho egoísta; ya no me importaba lo que harían con las personas de la isla ni los piratas que me ayudaron a obtener el poder que tenía ahora, solo me interesaba salvar mi vida y seguir siendo admirado; ¿y quién no admiraba al compañero de un Yonkou?

Desde luego Kaido era intimidante, era gigante, pesado, daba miedo…y posiblemente podría reventarte como un granito de pus con aquellas enormes manos. Pero para tu suerte…¡estaba borracho y de buen humor!, te acababa de ofrecer unirte a su tripulación, y tu no dudaste en aceptar, provocando que tus tripulantes te miraran decepcionados y con tristeza, tu eras su capitán, ¿les estabas dando la espalda?

¿Y los ciudadanos?, aquellos ciudadanos observaban la escena con preocupación, con el corazón en un puño…nunca mejor dicho, el puño de Kaido.  Fuera como fuera, Kaido no tardó en reírse con ganas.-Kuhihihi, ¡bienvenido entonces, *hic*, a mi tripulación!...-Y lamentablemente ahí todo se fue al garete. Kaido balanceó su maza animado, primero atrás y luego hacía adelante…

En resumidas cuentas, tu estabas frente a el…y aquella maza…bueno, terminaste recibiendo un poderoso golpe, un golpe que hubiera matado a cualquier otra persona medianamente normal. En este caso tu no eras normal, pero el golpe a pesar de haber sido dado por accidente, te mandó a volar de tal manera que lo último que viste antes de que tu sangre te tapara los ojos, fue una poderosa caída en dirección al mar y el sonido de los tripulantes riñendo a Kaido.

-¡Jefe, que lo acaba de matar!.-Gritaron.

-Kuhihihih…perdón, perdón…es que este sake…

¡PLOF!

Notaste cómo el agua te rodeaba y te arrastraba hacia el fondo, como si fueras de acero…y poco a poco todo comenzó a volverse oscuro y frío. Estabas muriendo, Kaido te había matado por accidente…ahí terminaba tu vida como pirata, no habías salvado tu vida, no serías admirado…ahora no eras más que un muerto...

¿Cuánto tiempo estuviste en el agua?...¿donde narices te encontrabas?...¿habías muerto?...no estabas seguro de si estabas vivo o muerto,, pero también…¿Cómo ibas a saberlo?, estaba todo frío y oscuro y no sabías que estabas haciendo ahí…no fue hasta que notaste que alguien te estaba abofeteando que abriste con los ojos.

-Huh…a lo mejor le he dado demasiado fuerte…-Frente a ti se alzaba un hombre barbudo, ancho y musculoso, con aire de leñador y con un uniforme de “Basilisk S. Enterprises”.-¿Estás bien chaval?...¿me puedes oir?, ¿Cómo te llamas?

Aquella figura te estaba haciendo preguntas, pero…¿Quién eras tu?, en tu cabeza todo estaba borroso, no recordabas nada de nada…¿Quién se suponía que eras?

Todo había salido bien. Estaba apunto de levantarme y soltar una carcajada por haber salvado mi pellejo y conseguir ser aliado de uno de los capitanes más poderosos de los mares, pero entonces... todo acabo.

¿Así era estar muerto? ¿Acaso no iría al cielo por ser un gran líder que alcanzó la gloría? ¿No merecía algo mejor?

Finalmente, abrí los ojos luego de una bofetada.

-¿¡Pero a ti que te pasa!? -me senté rápidamente al como lo hice aquella vez... ¿cual vez?

No sabía donde estaba. No sabía quién era el que me hablaba. No sabía como había llegado allí ni porque...

-Soy... Zo Himaru... -recordé luego de pensar un poco. -. ¿Que es este lugar? ¿Como he llegado aquí? ¿Me he quedado dormido?

Era extraño. Mi mente me decía que había una razón clara para estar allí, y que había vivido mucho pero no recordaba nada al respecto...

Aquel hombre se encogió de hombros cuando le preguntaste que le pasaba.-No reaccionabas, necesitaba ver si estabas vivo o que.-Exclamó poniéndose de pie y poniendo los brazos en jarras. Cuando dijiste tu nombre no pareció ni inmutarse.-No se que nombre es ese chico…pero estás en el barco del Señor Basilisk, y si quieres viajar aquí y no volver al agua…tienes que pagar por tu viaje.-El hombre se arrodilló frente a ti y te señaló con su enorme manaza, la cual desde luego podía aplastar un cráneo si se lo proponía.

-Hay dos maneras de pagar tu viaje, trabajar…o en efectivo, y por tus pintas…no creo que tengas un solo berrie encima, ¿verdad?.-Cuando dijo aquello, bajaste la mirada y te fijaste en tus ropas, estaban rotas, sucias y mojadas, pero parecían haber sido caras anteriormente, ¿de donde venían?

-Entonces que será, ¿trabajar o agua?