Partida Rol por web

    No era para sorpresa de nadie que estaba sudando la gota gorda al ver que ni se inmutaban ....v..vamos... s...solo vayan y...y déjenos pasar... plis....  aquellos marines y lo peor... es que había gastado nuestra única oportunidad para lograr pasar tal predicamento, para mi suerte ... mas para la del señor Buruzame considerando su estado... Rufa tenia mejor practica para estas cosas.

    Mucha~mucha~muchas gracias... - bajando repetidamente la cabeza en señal de agradecimiento... aunque en el momento que por fin estuvimos solos... no pude evitar relajarme totalmente por el estress ... nunca mas me la juego en una situación así...

     L..lo siento~lo siento... - me disculpaba con la cansada Rufa aunque no podía quitarme el rostro de felicidad - e...en mi defensa... s..sonaba mejor en mi cabeza... a..ademas... s..si mi maestro logro mentir hasta los mejores mentirosos... no lo hace un gran mentiro.. ¡¡ Rufa !! - cortando de inmediato la cháchara al notar que la misma comenzaba a perder el equilibrio deteniendo nuestro avanzar y forzando mis mermadas energías para que el Gyojin no se cayera del lado de Rufa.

   N..no... p...pro..prometí n..no dejar a na...- intentaba repetir aquellas palabras tanto para ellas como mantra para mi, pero hasta para mi esto se estaba volviendo una prueba de resistencia la cual apenas estaba logrando sortear, por lo que mirando a Rufa, dejo unos instantes una de las maletas en le suelo para poder abrir mi morral del cual sacaba mi chaleco el cual dejo caer sobre mi compañera ... Al menos ayudarle a sortear el clima...   - N...no t...tardare... ¡¡ l..lo prometo !! - cogiendo una vez mas la maleta, comienzo a andar en dirección del puerto con Buruzame acuestas, mordiendo con fuerza mi labio para mantenerme lo mas sereno posible, estaba molesto con todo, pero sobre todo conmigo mismo ... si tan solo fuese mas fuerte...

Cuando estuvimos solos me llevé las manos a la cara conmocionada al ver que Venus era miembro de la marina. - Mierda, mierda.- Me lamentaba mientras repasaba mentalmente todas las conversaciones que había tenido con Venus por si había dicho algo que no debía. Por ese tipo de cosas llevaba años evitando intercambiar más de dos frases con alguien; me estaba ablandando.

Llegamos de nuevo a la zona comercial y durante el camino había estado aún más callada que de costumbre, visiblemente preocupada. - Este es tu territorio, escoge lo que creas conveniente y nos vamos. Tengo algo más de 3.000 berrys más lo que le hayas sacado al de las espadas.- Se notaba que tenía prisa por volver al barco y ver que todo seguía en orden. ¿Seríamos nosotros ese nuevo grupo de criminales que mencionó Venus?

Por fin pudo encontrar el aparato, que al parecer, soltaba todo aquel humo que impedía ver decentemente.

Edward no sabía muy bien que hacer con aquel aparato, si lo destrozaba de un martillazo había la posibilidad de que estallara o que echara más de aquel humo, así que lo primero que se le ocurrió fue coger el aparato y tirarlo por la borda, esperaba no empeorar las cosas más de lo que ya estaban, pero ahora tenían que librarse de toda esa neblina y acabar con su enemigo.

Asentía con la cabeza tratando evitar mostrar nada cuando Venus saco aquella parte de su uniforme, pero en cuanto me despedí y se alejo un poco mi reacción fue mas que evidente. Solté todo el aire como si lo hubiera estado aguantado desde que saco el abrigo y me lleve una mano en la cara.

- Sabía que algo no iba bien con él pero nunca hubiera dicho que era de la marina -solté sin pensarlo, encima la última parte me llamo la atención ¿una nueva banda? Si no eramos nosotros no se me ocurría quien podía haber molestado también a la marina hace poco ¿y si realmente eramos nosotros? ¿conseguiría ya mi recompensa?

Fuera como fuera continuamos el camino hasta volver a la zona de tiendas, donde con el dinero que le quedaba a Shire y el que había ganado extra tendría que buscarme la vida para dar de comer a todo el barco hasta la siguiente isla. Me puse a sacar cuentas una vez vi lo que podíamos comprar, normalmente optaría por productos frescos y demás pero no estábamos en el mejor de los momentos así que tocaba ahorrar un poco. Fui poco a poco llenando bolsas, bolsas y mas bolsas, al fin y al cabo la comida ocupaba mucho espacio... ya había acabado gastando solo dos tercios del dinero y consiguiendo suficientes suministros para cualquier problema que surgiera pero entonces pase por una tienda en la que vi como vendían raciones de lo mas equilibradas, seguro estarían deliciosas y serían perfectas para cualquier dieta por lo que decidí gastar mi dinero en comprar dos tandas, que debería ser suficiente para comer todos.

- Pues con esto estaría... deberíamos tener suficiente comida como para navegar durante... -hice cálculos mentales nuevamente- ...dos semanas y aún tendríamos un poco de comida para parte del siguiente día. Siempre y cuando solo vayamos la banda en el barco -si, contaba a Helena como parte de la banda- Debería ser mas que suficiente.

Como no podía ser de otra manera me había ofrecido a cargar con todas las bolsas e incluso evitaría que Shire cargara con alguna de ellas siempre y cuando no tuviera que ser muy directo.

Era una decisión difícil, con un inclemente clima, y una situación aún más exigente. Ante tal predicamento, decidiste hacer caso a la petición de Rufa, no sin antes dejar tu chaleco para ella. El cual ella tomó como una frazada, provocando que sus temblores por el frío bajaran. Todavía con los ojos cerrados abrió la boca, pero no salió nada, como si de verdad ya no le quedaran ni fuerzas para hablar. Si así se encontraba Rufa, era imposible adivinar lo mal que debía estar Daiki como para estar inconsciente.
Tú mismo no te encontrabas en el mejor estado, con tus propias energías menguando más que, bueno, más que todo casi todo el tiempo que llevabas después que te hiciste a la mar. Cargando todo el peso del gyojin, además de las maletas llenas. 

Tras algo de tiempo, una esperanza llegó en forma de un camino conocido. Definitivamente ya habías estado aquí, reconocías ese suelo de madera en el puerto. Estabas a muy poco de llegar al barco, de hecho, no habría ningún motivo para no poder verlo desde la distancia. Sin embargo, había algo muy extraño. Si tu memoria no te fallaba, el Sakkaku debería ser visible desde el lugar donde estabas, pero lo único que podías ver era una muy espesa nube de humo negro esparcido por toda esa área.

El tiempo no pasaba en balde, y tampoco la venidera tormenta. Afortunadamente, llegaron justo a tiempo para abastecerse.
Con una buena planeación y cálculos estratégicos, Ryuta pudo hacer buen uso del dinero con el contaban, y rápidamente llevo una buena mezcla de ingredientes frescos, como oportunas latas, nada era un desperdicio, y menos cuando se trataba de hacerse al terreno incierto que es el mar. Así que pronto ya tenían cuatro bolsas de tela gruesa, repletas de comida. No era una carga imposible de llevar, pero tampoco era una ligereza.

Justo terminaron de pagar y acomodar las raciones en las bolsas, los tenderos comenzaron a levantar sus puestos, a cerrar sus tiendas, e incluso algunos ciudadanos empezaron a tapiar sus casas. Ahora sí parecía que todos tenían exactamente el mismo objetivo, dejar de lado todo para resguardarse de la tormenta. No fue coincidencia que, meros instantes después que las calles quedaran vacías, el cielo se lleno de estas gruesas nubes negras, creando una pantalla de oscuridad tal que apenas podías distinguir lo que tuvieras justo en frente. La única luminaria eran los cada vez más frecuentes relámpagos que se aproximaban conforme pasaba más tiempo. Aunque era una fortuna que el camino de regreso al puerto y al Sakkaku era casi una línea recta desde ahí.

A unos metros de distancia, dos únicas siluetas corrían por la calle. Parecía que sostenían algo así como armas largas.
-¡Hey, ustedes! -dijo una de las siluetas refiriéndose a ustedes-. Viene una gran tormenta, nadie debe de estar afuera. Tienen que acompañarnos al refugio más cercano -Hablaba con voz agresiva.

-Señores, sígannos, este no es un lugar seguro -dijo la otra silueta, y por como se refirió a ambos, era claro que no podía verles claramente-. Podemos ayudarles con lo que lleven cargando, pero tienen que refugiarse. Eso es una orden.

Tal vez era su postura o su tono de voz, pero los sujetos frente a ustedes no te parecían ninguna clase de autoridad. No sonaban con don de mando, ni mucho menos con marinos.

 ... Aguanta por favor... aguanta por favor... aguanta por favor...

     Me repetía a mi mismo cada vez que sentía flaquear mis piernas en esta agobiante vuelta,tanto que ya no sabia si lo decía por Rufa... por Buruzame o por mi..., pero lo que si era seguro... no iba a desfallecer hasta lograr volver por Rufa...

  P..puedes...o..oler eso Buruzame... e..el bueno olor a mar..- con una lánguida sonrisa iba arrastrando las palabras a mi ausente compañero - el f..fresco olor de los mariscos... l..la madera H..húmeda...s..sniff... ¿ e..el humo ?  - levantando con dificultad la cabeza ... el grandote no ayuda que cambiar de pose sea algo fácil... para encontrarme con aquella escena caótica - Ohhhh no~no~no... - respirando fuerte, mordiendo el labio hasta que el hilo de sangre comenzaba a correr - E...elisea... - para empezar a pisar fuerte - C...cokket... - adentrarme en aquella zona - lady...nee... - repitiendo aun mas fuerte mi mántra mental para encontrar al resto.

... Aguanta por favor... Aguanta por favor... Aguanta por favor...

Por fin, desde su nuevo punto de vista y gracias a las indicaciones de Lux, pudo ver de nuevo al objetivo. Había forzado bastante el traje en los últimos minutos, y necesitaba dejar que se regulase antes de volver a hacer alguna de sus técnicas, por lo que corrió de nuevo al barco de una forma mucho menos espectacular y se dirigió a toda prisa para abalanzarse contra el buzo y, si no fallaba, intentar derribarle o detenerle de alguna forma

Sabiendo la dirección en la que había ido el Raptor y sabiendo que Helena fue tras él, salí a la carrera detrás de ella para ayudarla a derribar al buzo de negro. En cuanto estuve al alcance de derribó, salté haciendo delante esperando cogerle por la espalda y tirarlo al suelo. 

No iba a dejar que se escapara. 

Con el aparato responsable de la predominante oscuridad sobre le barco, Edward vio conveniente no probar su suerte destruyéndolo, y simplemente quitar de en medio. Tomarlo era cosa fácil, con tal que mantuviera al humo del cubo lejos de su cara, así que fácilmente echó al aparato fuera de borda, encontrando su destino final en el fondo del mar. 
Sin ese aparato, era un hecho que todo el humo negro tenía sus días contados, pero eso no quitaba todo el oscuro gas que aún permanecía en el aire. Todo indicaba que de todas formas tardaría un poco más es terminar de disiparse por completo, pero una vez que estuviera fuera, el extraño buzo no la tendría fácil para esconderse y en una batalla donde lo superaban tres a uno, definitivamente tendría las de perder.

Helena, aprovechando que ahora sabía el paradero del extraño buzo, corrió hacia él, a su debido tiempo intentaría derribarlo. Caso muy similar al de Lux, quien habiendo visto precisamente al enemigo correr pudo encontrar su silueta azabache sin problema e hizo un esfuerzo por saltar sobre él y derribarlo. El buzo trató de oponer resistencia, pero todo el peso de la navegante concentrado contra él, sin mencionar las pesadas herramientas que cargaba, tumbaron al misterioso sujeto haciendo un fuerte sonido que retumbó en todo el barco.
Los papeles se habían invertido, y ahora era Lux quien tenía sometido al buzo.

En el puerto, unas siluetas se acercaron al barco. El humo no dejaba verlas claramente, pero se distinguían una dos figuras humanoides de corta estatura, una de ellas se encontraba montando una especie de animal bípedo, llevando algo que parecía alguna carga a ambos lados de su cuerpo.

-¡Shire! ¡Helena, Lux! ¡¿Hay alguién?! ¡Qué pasa con todo este humo! -Una águda voz, como la de un niño, provinó de una de las siluetas. 

El buzo misterioso está derribado en el suelo, sostenido por Lux, y ambos se encuentran a 3 metros de Helena.
Edward se encuentra del otro lado del barco, a 14 metros.

- Perfecto, ahora volvamos cuanto antes.- Dejé que Ryuta cargara con las bolsas sin mayor problema y comencé a caminar a paso rápido hacia el puerto, cada vez más rápido por la tormenta que cada vez estaba más presente, hasta acabar casi corriendo.

Ya me estaba imaginando en mi camarote, a a luz de una vela leyendo los libros que había conseguido, cuando las figuras nos interceptaron. Puse los ojos en blanco de pura frustración porque nada salía bien en ese día y tomé la iniciativa. - Mi hermano y yo ya estábamos volviendo a casa, está aquí al lado. Nuestra familia espera por la cena que hemos ido a comprar, no podemos acompañarles. ¿Serían tan amables de dejarnos continuar? Llegaremos antes que la tormenta y le prometo que no saldremos.- La mentira no era demasiado ocurrente, pero salida de mi boca sonaba completamente convincente. 

Edward es Alvert, dile lo que ha pasado y que esperen a que se disipe el humo antes de subir.-le dije al carpintero mientras hacia lo posible por mantener al buzo de negro inmóvil pero parecía que estaba ganando terreno:-Helena, necesito tu ayuda, no creo que aguante mucho más contra este.-le dije antes de cogerla llave inglesa e intentar golpear la cabeza del buzo para dormirlo pero fallé el golpe. 

Esta vez no se iba a escapar, y de hacerlo, se aseguraría de que gritase del horror al igual que hizo el otro pirata hace unos minutos. De nuevo, se llevó la mano hasta el inyector para dejar que el líquido negro y espeso brotase en el compartimento de cristal y gotease del final de la aguja. Caminó hacia él, buscando el ángulo en el que Lux le dejase hueco, y ahí, trató de inyectar su nuevo veneno, listo para atenazarle el cuerpo y la mente. De no acabar con él, el efecto de la técnica debería al menos hacer más fácil acabar con él.

Por suerte no tuvo demasiados problemas en tirar aquel aparato por la borda, ya no tendrían que preocuparse de que hubiera mas de aquel humo negro, solo quedaba esperar a que el humo restante se disipara.

Todavía no se podía ver claramente y no podía saber la situación de las compañeras, pero cuando escucho la voz de Lux Edward pudo suponer que no se encontraban en demasiados problemas, así que siguió sus órdenes para avisar a Alvert.

Edward se acercó donde Alvert pudiera verle o por lo menos oírle y dijo- Tenemos a alguien no deseado a bordo, espera a que se disipe el humo antes de subir, de momento la situación esta controlada- por lo pronto Lux y Helena parecía que tenían la situación bajo control, así que Edward, aunque atento, también esperó a que el humo restante se disipara.

Seguí el ritmo de Shire tan solo un par de pasos por detrás suya de vuelta al barco, a mi no me importaba mucho mojarme, de hecho me encantaba la lluvia pero si ella quería darse prisa no me opondría en absoluto además tenía pinta de no ser solo un poco de lluvia. De cualquier manera antes de que pudiéramos avanzar mucha distancia dos figuras que por culpa del tiempo no podía distinguir bien nos quisieron dar el alto para que les acompañáramos, ni loco... esos dos no eran nadie que diera órdenes por aquí y desde luego menos aún como para ser alguien de fiar. Debíamos seguir nuestro camino ya fuera por encima de ellos o ignorándolos.

Shire se debía haber percatado de lo mismo ya que uso una mentira para que nos dejarán en paz, de cualquier forma yo me mantuve callado y atento a sus movimientos para reaccionar si se ponían violentos.

Lux seguía sobre el buzo, pero este se movía tratando de usar su fuerza para levantarse. La propia navegante intentó noquearlo con la llave inglesa, pero tratar de darle a un objetivo que se movía tanto era todo un reto, más aún cuando lucha contra ti, razón por la cual su llave terminó por impactar a la sólida madera de cubierta.
Afortunadamente, Helena estaba en el lugar, y no dudó en hacer usó de su recientemente probada fórmula. Y con todo el forcejeó contra Lux, Helena no tuvo problema en introducir la aguja en su brazo e inyectar el oscuro líquido. El buzo se estremeció con tal acción, tras lo cual hizo un último esfuerzo, y se liberó del lugar en el que se encontraba. Con esa máscara era imposible ver su reacción, pero por la postura baja que tenía, parecía estar herido. Repentinamente, el extraño sujeto comenzó a mirar hacia todos lados, así que corrió a toda velocidad, como si alguien lo persiguiera, sin embargo, en lugar de salir del barco solo fue al otro lado del mismo, presuntamente a ocultarse de nueva cuenta. Aunque con el humo disipándose y ahora con su estado siendo afectado por el líquido negro, definitivamente le habían dado la vuelta al marcador, ahora él se encontraba jugando bajo sus reglas.

Edward se acercó a al par de siluetas y los pudo observar con mayor claridad. Las siluetas se aproximaron a donde estaba Edward y después de hablar con ellos, esta siluetas se marcharon, desapareciendo entre el humo.

Lux y Helena se encuentran a 3 metros entre sí.
Edward se encuentra en un extremo del barco, a 20 metros.

Te acercaste cuanto podías a la presunta dirección donde se encontraba Alvert y te topaste con una imagen desconcertante. Una que iba de lo extraño a lo surreal. 
Un chico bastante pálido de apariencia adolescente, que llevaba a su espalda por lo menos cuatro grandes maletas. Este se encontraba justo enseguida de una chica que seguramente no debía ser mayor a Lux en edad. La chica tenía las manos repletas de vendas y estaba montando un gallo gigante. Uno que se parecía demasiado al pollo que siempre llevaba Alvert consigo, hasta la cresta tenía la misma forma. Este animal llevaba a los lados un montón de maletas igual de grandes y llenas que las que llevaba el chico.

-Entiendo. Traigo todo lo que pude recuperar de mi antigua clínica, pero parece que tendré que esperar para subirlo -Afirmó el chico con voz aguda-. Ofrecería mi ayuda, pero si ya lo tienen todo controlado, entonces me temo que estorbaría. Entonces nos haremos a un lado hasta que todo esté claro. Gracias, Edward -dijo el niño extrañamente cordial.

	-Espera -Habló la chica sobre el pollo gigante-. ¿Quién se supone que eres? -Su tono era un tanto hostil, como si estuviera molesta.
	-Tranquila. Él es Edward, el astillero de la tripulación -dijo el niño interponiéndose entre la chica y tú-. Esa es todo una historia, te la contaré cuando estemos a bordo, por lo pronto, sígueme.

La chica, el chico y el pollo se hicieron a un lado, alejándose del barco lo suficiente como para no ser visibles con la cada vez menos densa pantalla de humo.

Adentrándote en la incertidumbre del humo negro, llegaste al lugar donde debía estar el Sakkaku, y en efecto, estando más cerca pudiste discernir la figura del gran barco, además de tres siluetas que estaban en cubierta. Una con una cabeza grande y redonda con cierto brillo verde, esa no podía ser alguien más que Helena. Otra de ellas, era más delgada, pero muy alta como para ser Shire o Elisea, probablemente Lux. La ultima parecía más masculina, y con lo que te dijo Rufa, era posible que fuera Edward, quien había decidido quedarse para reparar el barco.

No había ni rastro de Ladovia, Drake o Ko-ko.

Una nueva silueta llegó al lugar, aunque esta arrastraba a otra silueta humanoide, una mucho más grande y gruesa. Antes que pudieran cuestionarse de quien se podría tratar, la voz de Alvert viniendo de la silueta que arrastraba a la otra más grande, confirmó de inmediato su identidad.