Partida Rol por web

Oigan, oigan, les dice la Klackon, hay una pelea allá adentro.  Un silicoide ha bebido de más y está atacando a un pobre debilucho humano que no tenía nada que ver, más que estar en el lugar incorrecto a la hora incorrecta  (y no salir corriendo). 

¡Por favor, vengan a separarlos!  No creo que ese humanito dure mucho sin su ayuda.  A su supervisor no le gustaría un muerto más en este lugar, o que cerraran este bar que tan buenas copas sirve.  Se acordaba de la suya, mm, a pesar del golpe dejaba buen sabor. 

Menuda contrariedad : cuando por fin parece que sale una oferta de trabajo que te permita salir de este agujero de planeta el ofertante se mete en una pelea tabernaria. 

Estás en la multitud que rodea al los contrincantes mirando como tantos otros. El muchacho no se ve muy hábil en la pelea y quizás necesite ayuda.

El panorama era más o menos el esperable en este tipo de lugares: ambiente cargado, alguna mirada peligrosa, ruido y una buena pelea en el fondo.

-"Bien, todo en su sitio."- Dijo para si mismo el piloto. Dio un vistazo rápido, tratando de localizar al tipo que necesitaba, ¿en la barra? No. ¿En las mesas? Tampoco. ¿Entre la multitud del fondo...?. Un fuerte crujido le obligo a mirar con más detalle. - "Vale, ya te he encontrado."

Dando un par de pasos rápidos, el tipo al que Apenk buscaba se escurrió detrás del gigantón comepiedras. -¿Estos cabrones se emborrachan también?- Pensó tratando de sacar ventaja de la situación.

Concimiento de Silicoides. 5 (+3 Listo)=8

Decidió en un segundo que una buena forma de ser contratado sería ahorrarle una buena ensalada de hostias al contratante, así que se lanzó hacia la pelea a través del barullo, tratando de decidir como un mierdecilla como él podía detener a un cabrón tan duro, posiblemente todo pasaba por pasar desapercibido.

Iniciativa: 5 (+2 Rápido) = 7

Al notar que el silicoide se encuentra listo para embestir de nuevo, el humano intenta huir de la escena y encontrar un sitio que le de ventaja.
Afortunadamente como lo había mencionado el barman, la mesa de billar protostático estaba cerca. Keve corre y se mete debajo de la mesa.

Uno de los milicianos, un humano de piel curtida por el sol,  te mira con desdén :

-¿Eh?¿Qué es esto? Un klackon alborotador  que apesta a alcohol barato. ..

El otro, de raza no muy definida y con el rostro  cubierto por una máscara, añade en tono conciliador con voz profunda :

-Cálmate, insectoide. -y mirando a su compañero añade -Y calma tú también, cabo. No quiero más acciones disciplinarias.  A ver ¿qué ha ocurrido? ¿Una pelea, dices? ¿Cómo sabemos que no la has provocado tú? Los klackon sin reina estáis siempre metidos en líos ...

El humano con bigote huye como un conejo venusiano y se esconde bajo la mesa de billar protostático. El silicoide gruñe y le va detrás pero la mesa es demasiado grande incluso para él. 

Tirada de Conocimiento 8: los silicoides desarrollan sus extremidades a partir de la corteza pétrea que rodea su núcleo vital. La forma más sencilla de parar al este sería volarle una pierna  (Rápido +Disparar 8). También puedes intentar intimidarle para que pare  (Fuerte +Intimidar 6, tienes un arma)

Kamikachadonia es un mundo poco poblado por lo que la aplicación de la ley es algo laxa. Existe una fuerza policial, la Milicia, pero mientras no la líes muy gorda con muertos y tal... El daño de tu pistola es +2, por cierto, y es de proyectil sólido. 

No obstante, si quieres disparar discretamente, eso es un Sigilo 7, que hay mucha gente. 

En cuanto te presentes al otro humano, os pondré posts para los dos.

Te escurres bajo la mesa dejando atrás al tu adversario. La multitud murmura descontenta y se abre para dar paso al silicoide.  Para tu horror  ,el alienígena embiste contra la mesa pero, aunque logra hacerla temblar, no se mueve más. Al fin y al cabo, una mesa de billar protostático standard pesa más de trescientos kilos debido a los más de seiscientos mil remaches magnéticos que estabilizan sus seis patas suspensoras. 

Estás a salvo. ..de momento. 

Miras a través de un bosque de piernas buscando desesperadamente al tu compañero. Ni rastro de ese klackon cobarde. 

Los puños del silicoide se estrellan contra la mesa.

-¡Da la cara, humano cobarde! 

El humano piensa en aquellas tardes leyendo sobre las distintas razas extraterrestres tratando de recordar alguna información que le sea útil en esta situación... lamentablemente tanta presión le impide concentrarse.

¡TLLK! ¡¿DONDE DIABLOS ESTÁS?! ¡AYUDAME!

a pesar de que el silicoide está pegandole a la mesa, el humano decide aguardar un momento más debajo, cualquier cosa que le de tiempo.

No la he provocado yo, miren.  Y les enseñó los segmentos de sus brazos, sin ninguna cicatríz o marca sobre la quitina, como la irrefutable prueba de ello.  ¿Ven?  No soy una peleonera, no tengo marcas.  Los soldados klackon siempre se dejan las marcas de pelea o batalla como signo de su experiencia.  

Además, es un humano. Pensé que ustedes tenían más empatía de raza -le dijo al cabo, entre enojada y contrariada- pero ahora veo que es cierto que no.  Que raros seres y que solos en su pensarse sólo como individuos. 

Son mineros, recién empleados vs. desempleados.  Si no cortan esta espina en su botón se va a extender como fuego y esa si no la van a poder parar ni con todo su equipo.  Miró con desdén la armadura y armas.  Y eso no sirve de nada ante una revuelta grande que se hubiera podido detener con un apagar sencillo.

Al sentir que los convencía dijo: y no vayan a entrar golpeando, que no hay mejor forma de extender el fuego que atizando las brasas a punta de golpes. 

Si, hablaba como toda una reina-madre. 

"Si hay un infierno debe estar lleno de iméciles como yo"- Pensó para si mismo Apenk mientras se interponía de un salto entre el tipo del bigote y la montaña de piedra.

-Amigo,- Dijo lo más alto que era capaz mientras sacaba la pistola, parecía más pequeña de lo que era normalmente.- te propongo un plan que nos va a gustar a todos. Tú dejas en paz a mi amigo, aquí en su mesa de billar -miró de reojo y vio a Meson agazapado debajo de ella. Estaba claro quien iba a vivir más tiempo de los dos. - Y te ahorras tener que vivir el resto de tu vida alimentando las baterías de una rodilla biónica, que por cierto están jodidamente caras.- Apuntó con la pistola a la pierna de la mole.

Intimidar al Silicoide: 3(+1 Fuerte +0 Intimidar) = 4 (Fracaso)

En el mismo momento que terminó de hablar se dió cuenta de que debía haber disparado primero y soltado esa mierda de discurso después. Creyó ver a dos tipos del "público" muertos de la risa y, durante un segundo deseo dispararles a ellos. 

El Silicoide reparó en su presencia, pero en su rostro no se identificaba la expresión de duda que habría deseado. Al menos algo había conseguido, le había comprado algunas papeletas de la lotería de hostias al tal Meson; quizá eso le sirviera para algo. 

Uno de los milicianos masculla malhumorado :

-Maldita sea, Kund,no estoy pidiendo que tengamos una invasión alienígena pero desde que me alisté en la milicia lo único que hago es aguantar borrachos. 

-Vamos, cabo,velamos por la seguridad de la ciudadanía. Probablemente este sujeto tenga algo de razón :no perdemos nada por echar un vistazo al bar. Total, siempre ocurre algo allí.

Te miran. 

-Tú delante, klackon. 

-¡Qué no se mueva nadie!-ruge una voz en la puerta. 

La orden viene acompañada por varios disparos de aviso .La multitud se dispersa como por encanto cuando un par de fornidos soldados de la Milicia Kamikachadoniana hacen su aparición. 

De repente, todo el mundo tiene que pedir en la barra, asuntos urgentes que atender en el otro extremo del planeta o asegura no haber visto nada.

Tras los milicianos, un klackon entra al bar como si buscase a alguien. 

-A ver si tenemos la fiesta en paz, ¿entendido? -advierte un soldado -Aunque disparemos en modo no letal tenemos un campo de prisioneros que siempre acepta huéspedes para trabajar en las granjas hidropónicas. 

El otro soldado da una rápida vuelta por el bar para asegurarse de que todo está más o menos en orden.

-Tú, sal de ahí debajo.Tú, deja eso donde pueda verlo. Tú, sigue bebiendo. ..

Finalmente parecen satisfechos con el orden restablecido y se van. Justo en la puerta se cruzan con un mrrshan de aspecto malhumorado. 

Del silicoide no hay ni rastro. 

Me cruzo con los soldados al entrar. - Solo faltaría que la hubieran liado en mi ausencia. - Pienso molesto por perderme la diversión. Pero en cuanto entro en el bar de Kredd localizo la mesa donde estábamos y ahí siguen, como si nada hubiera pasado. Las voces se alzan poco a poco, restableciéndose desde el silencio que había acompañado a los soldados que acaban de marcharse, eso me queda claro pues más de la mitad de las conversaciones que se inician lo hacen acordándose de las madres e innumerables padres de los milicianos.

No le cuesta nada al bar recuperar la normalidad y yo me siento a la mesa con la tripulación.

- Tenemos trabajo. - Les digo mientras miro a la barra y le hago una señal al camarero para que me traiga una cerveza.

¡Hola capitán!  Dice Tllk sentándose preocupada.  Keve, ¿estas bien?  Lo inspeccionó con sus antenas por heridas, sinceramente consternada.  

Salí a buscar ayuda tan rápido como pude, aunque sabía que lo detendrías con ese... tu escudo improvisado.  Sus clickeos eran casi como una risilla pero sólo los klackon lo podrían saber de cierto.  ¿Lograste contratar a algún ayudante?

Capitán, yo también averigüe de un posible negocio.  Rentable, aunque peligroso. 

Siempre esas dos cosas van juntas. 

Al entrar los soldados a restablecer el orden le piden al humano que salga debajo de la mesa, no hay rastro del silicoide.

Gracias, estaba buscando algunas monedas que se me cayeron por acá... le dice a los soldados mientras se retiran y el se limpia el polvo de la ropa.

Bien, tengo que aprovechar que todo el bar se calmó para reunirme de nuevo con los chicos, creo que así estaré más seguro por si ese silicoide vuelve. Para su suerte encuentra a sus compañeros de nuevo cerca de la mesa donde estaban sentados al principio.

Uff... si que ha sido una situación un tanto... emocionante. lo dice caminando y frotandose la cabeza por el golpe que se dió al momento de meterse rapidamente debajo de la mesa.

Al llegar a la mesa se sienta al lado de sus compañeros.

Si, estoy bien Tllk... nada que no pueda manejar. le guiña un ojo y sonríe mientras levanta el pulgar. No, no pude hablar con los mineros, ese silicoide quería pelea y cuando deje de observarlo por unos instantes... desapareció. Ahora dudo si fue real o una ilusión por haber bebido un poco.

¿Cúal es el trabajo Capitán?

Arrufo los bigotes de manera que se asoma un canino, es el equivalente a un humano levantando una ceja, pero aún ignoro la posible equivalencia de este gesto en los klackon.

- Veo que has tenido tu momento de gloria. - Le digo a Keve en evidente tono de burla, cuando comprendo lo que ha pasado. Un mrrshan no se habría escondido, por grueso y pétreo que fuese el enemigo. Quizá por eso somos cada vez menos.

- Vamos a escuchar primero qué ha encontrado Tllk. - Le respondo cuando me interroga sobre el trabajo que he anunciado.

Apenk no llego a saber si la lotería le había tocado a Meson o a él. El Silicoide, como todos los demás, desapareció en cuanto llegaron los soldados. Obecdeció humildemente, guardó la pistola, se disculpo entre dientes y se escurrió sin más entre la multitud. 

No pasaron muchos minutos antes de que la mesa donde se reunían Meson y su amiga Klackon volviera a tener cervezas y convesación. "Apostaría a que es Obrera, con cierto rango quizá"- pensó Apenk de la insectoide. En seguida se les unió un tercero, un Mrrshan con pinta de pocos amigos, la primera impresión de Apenk fue que era otro que buscaba pelea, pero enseguida observó que formaba parte de la banda, posíblemente era el lider. Los estudió un segundo mientras conversaban Tllk, Keve y "Capitán". Estaba claro que había intentado caerle bien al tipo equivocado. 

Compró media botella de extracto de higo de magma, un alcohol de altísima graduación bastante escaso y todavía menos comprendido que se destilaba de algunos planetas con características volcanicas peculiares (Y peligrosas). La camarera le miro con cara de "Si te bebebes eso tu solo vas a estar vomitando dos semanas...".

Se acercó a la mesa con la botella en la mano y una apariencia de tipo bastante rudo.

Aparentar Dureza:  3 (+2 Disfraz +3 Listo)=8

-Disculpen que les interrumpa.- Dijo antes de que Tllk empezara a hablar. Los tres se giraron espectantes. - Mi nombre es Apenk,- se detuvo dos medidos segundos, dejando que sus cerebros almacenaran el nombre,- he andado buscándoles porque me  ha llegado la información de que necesitan un piloto. - En ese momento se detuvo para mirar directamente a Meson. - Por cierto, espero que lo de antes no haya sido nada, he hecho lo que he podido, aunque creo que ese Silicoide ha tenido suerte de que su capitán no estuviera presente en ese momento. - Cambió lentamente la mirada hacia el Mrrshan, cambiando el aspecto de rudeza por uno que trataba de aparentar admiración.- Bueno, estoy seguro de que no soy el mejor piloto del planeta, pero puedo manejar esa nave suya sin demasiados problemas, soy barato y estaré encantado de aportar a su tripulación todas las habilidades de que dispongo.

Cerró el pico un segundo y, fingiendo que lo había olvidado, levantó la botella corprendido. 

-¡Los olvidaba!- dijo.- No tomen la decisión sin haber pegado un trago de uno de los secretos mejor guardados de los planetas inundados de magma.- Dejo la botella frente a Mrrshan y, ahora si, se calló.

Si, necesitamos un piloto.  ¿Eres tu uno de los mineros desempleados?  Preguntó, sin mucha diplomacia, la klackon.

Visiblemente molesto por la interrupción, pues Tllk estaba a punto de hablar sobre un posible negocio, miro al humano arrufando el morro, de forma que ambos caninos asoman. Señal inequívoca de mi estado de tensión emocional.

Que llegue diciendo que se ha enterado que necesitamos un piloto, tampoco me tranquiliza.

La botella, ya es otra cosa. Así que la agarro y la descorcho con un movimiento rápido y experto. Le doy un trago. Conozco este licor, así que, a pesar que empino la botella, mis labios entreabiertos sólo dejan pasar un poco, lo justo para paladear la bebida. La dejo nuevamente en la mesa y miro al pretendido "piloto".

- ¿Qué experiencia tienes en pilotar... Apenk? - Le pregunto sin mucho entusiasmo. Tal como plantea Tllk, que sea un minero desempleado y desesperado parece más probable que un piloto experimentado.