Partida Rol por web

El plan era muy sencillo: crear una distracción para que el enemigo dedicara su atención a la Onyx y no a un pequeño comando infiltrado por su retaguardia.

Los sensores mostraron un mapa topográfico del enclave minero, un agujero escavado en la corteza del planeta de más de treinta kilómetros de profundidad y tres de diámetro. Los bordes de la sima estaban llenos de pequeñas edificaciones (depósitos de mineral, almacenes de herramientas, barracas para mineros...) y sus paredes tenían una densa red de andamios y grúas que se hundía en las profundidades.

Incluso en los niveles superiores, la temperatura del Gran Socavón nunca bajaba de los cuarenta grados. A medida que uno descendía hacia las profundidades, el calor del núcleo planetario convertía el lugar en un auténtico infierno donde el aire ardía y apenas contenía oxígeno. Por eso los silicoides eran los únicos capaces de trabajar allí y prosperar.

Eso les había dado mucho poder.

La Onyx cabía fácilmente en aquel lugar aunque las consecuencias de una colisión eran demasiado horribles para considerarlas.

Pues si, eran muy compatibles los silicoides con trabajos tipo Gran Socavón, pero colonias multi-razas son mejores para un planeta, proveyendo un buen sistema de inter-culturalidad, andaba debatiendo consigo mismo en voz alta la Tllk-tk-kt, siempre muy idealista aunque no por eso menos concentrada en manejar la nave.

Listos, Dwalas, por favor, ayúdenos a identificar un punto donde podrían estar dejando sus vehículos de transporte rápido y aéreo.  Su golpe de estado es muy reciente, así que si tienen hangares, serán improvisados y poco defendidos.  ¿Donde sería el mejor lugar donde los mineros silicoides los pondrían?  Se imaginaba que podría ser donde se guardaban los vehículos de la mina pero esperaba que Dwalas, con más experiencia en el sitio, lo confirmara. 

 Disparar hacia allá será suficiente para llamarles la atención.  ¡Vamos!   - Empujó el joystick de la Onyx para acelerar.

- Pff... que calor hace aquí... ahora entiendo por que decidiste cambiar de trabajo Dwalas. Dice Meson mientras voltea a ver a su compañero humano con una sonrisa pícara. ¿Tllk  no le afecta el calor? se ve tan tranquila... tal vez los los Klackon son como las cucarachas de la tierra y puedan aguantar toda clase de cosas.

El explorador, al demostrar cierto conocimiento en las computadoras (la verdad sólo fue suerte) decidió ayudar a sus compañeros en tareas básicas como el trazado de la ruta; aunque siendo honestos, el minero podría ayudarlos más puesto que era su antiguo lugar de trabajo.

Desde el lugar de los sensores observaba su anterior lugar de trabajo. “Tuve que cambiar porque me despidieron…” le respondió a Meson aunque a pesar que eso era un mal recuerdo Dwalas seguía sonriéndole al explorador. “Aunque fue para mejor, este lugar era un infierno no solo en el calor y estar ahora con ustedes, a pesar de los peligros, ha sido una de las mejor experiencia de mi vida.”  Comento con algo de sensibilidad pero no le importaba, porque lo creía así.

Tras decir eso se puso a ver los planos de la enorme mina. “Veamos, por ahí…” dijo señalando el mapa topográfico del enclave minero en un punto donde recordaba que se habían encontrado gran parte de los vehículos. “Ahí era donde se guardaban los vehiculos. Lugares que ellos habrían podido formar serian…” dijo mientras señalaba otros lugares.

Dwalas señaló en un mapa los hangares principales: había dos, uno para vehículos de tranporte terrestre (fundamentalmente para mineral) y un segundo para vehículos voladores que se usaban sobre todo para la mano de obra.

-Allí hay una nave de combate-apuntó el general Takkat señalando una nave con insignias piratas y blindaje oscuro-Pertenece a la flota pirata silicoide. Si levanta el vuelo puede darnos problemas.

Estaba en una zona cercana al Gran Socavón, en medio de una explanada artificial, posada como un amenazador insecto negro. Una pequeña multitud de figuras humanoides se afanaban en su superficie limpiando, pintando y reparando cosas. Se podía apreciar que buena parte de la nave eran piezas nuevas, sólo la mitad trasera parecía ser más antigua.

En el complejo minero había una larga hilera de figuras formando un largo convoy de materiales que entraban y salían de la sima. Era difícil saber qué estaba ocurriendo pero el gesto confuso de Dwalas les indicó que aquello no formaba parte de una excavación minera estándar.

Allí pasaba algo raro.

Meson desde la computadora observaba aquella escena: al parecer había piratas saqueando la mina.

-Princesa Leashrra... A Meson se le hacía extraño referirse a ella de esa forma, nunca lo había hecho pero en ese momento lo único que quería evitar era su actitud pedante, la situación se tornaba tensa como para soportar más problemas dentro de la nave. -Conociendo su puntería, -¿Cree que le sea más fácil acertar a aquellas rocas encima de la nave pirata?

Si esa nave emprende el vuelo estaríamos en desventaja, la Onyx no tiene suficiente ofensiva como una nave de combate.

Leashrra se acomodó en el puesto de artillería, activando los mandos para tenerlos listos en el momento oportuno. Esperó en silencio mientras se miraba las uñas y las afilaba rascándolas sobre el duro brazo de la silla. Cuando Meson le habló directamente, ella se giró rápidamente y lo miró con los ojos entrecerrados.

- ¿Por qué no quieres que vuele la nave pirata directamente? Es lo más fácil y así les daremos aún más problemas. Las rocas pueden descontrolarse y hacer que nuestros planes se tuerzan.- respondió con desdén. Volvió a acomodarse en el respaldo de la silla y carraspeó.- Que la capitana decida.- dijo mientras apuntaba en dirección a la nave.

-Creo que tienes razón. Al fin de cuentas, ella era de raza guerrera, las tácticas de combate estaban en su sangre.

-Lo que la capitana ordene. Dice Meson girando la cabeza hacia la klackon-

¡A los piratas vamos!  Eran el apoyo de los pedruzcos golpistas, ¿no?  Descolmillémoslos entonces.  

¡Vamos, vamos!  No quiero ni uno sólo de los cañones sin usar.  ¡Que retiemble en sus centros la tierra!  Lady Leashra, va usted al cañón grande, ¡tíreles como si fueran lampreas!  Meson, Sebrance, General, todos, concentren fuego en los piratas, y ya que caigan me sigo con la maniobra en tirabuzón hacia el hangar de los otros vehículos voladores. ¡Vamos!

Al verlos a los silicoides mover las cosas, a Tllk se le ocurrió que sabía que era lo que se traían entre manos. ¡Ajájá!  Y no sólo eso, sino su verdaderísimo valor estratégico. 

¡Oh, no! ¡Él otra vez!

Los largos dedos del general se cerraron sobre los disparadores:

-¡Fuego!-ordenó en tono autoritario.

Varios rayos láser salieron de la torreta de estribor impactando en los alrededores de la nave. Destruyeron un andamio y dispersaron a varios trabajadores pero poco más. Repentinamente, las luces rojas de problemas se encendieron alrededor del puesto de artillería del general.

-¿Qué demonios...?

-¡Yo me ocupo!-exclamó Sebrance tumbándose bajo el asiento del general-Tenía pendiente arreglar esto hace varios días. Se estropeó el filiburcio molecular de la cangreja de babor y tuve que coger un par de arandelas de este cañón... lo usamos poco, ¿sabe? A ver... esto aquí... vale, arreglado. Puede seguir disparando, comandante.

-¡General!

De la torreta de babor llegó la inesperada voz de Kherr: el pequeño ozznolónido no había olvidado el mal rato que había pasado en la cocina en llamas la última vez que había lidiado con los piratas.

-¡Gharghargari ur nrb nrblchs!-los juramentos en lengua ozznolónida sonaban como un desagüe atascado y burbujeante-¡Dugrulb blops srlsssh!¡Nrb!

Sin embargo, disparaba con más pasión que precisión. Abrió varios agujeros en la pista de aterrizaje pero poco más.

La multitud de criaturas que se afanaban alrededor de la mina entró en pánico y empezaron a correr en todas direcciones.

No haría falta que quitaran a Kherr por la fuerza, la capitana mejor le habló.  Kherr, por favor cédale su asiento a uno de los dos chicos.  Quiero que todos tengan la oportunidad de partirles su ... a estos piratas.  (Era muy decente Tllk al hablar, siempre.)

 Mientras, ¡alguien a las pantallas!   Esa es la misma nave pirata a la que le partimos el abdomen con nuestro disparo de billar en los asteroides justo saliendo de Kami.  Tenía un par de cazas dentro, y no están ahí ahora.  ¡Encuéntrenlos antes que nos lleguen por detrás!  Lo bueno es que lo ozolönidos sí tienen ojos en la espalda. 

Luego Tllk se acomodó en el asiento, se abrochó un par de cinturones más y dijo por el comunicador : 

Y bueno, si les está costando trabajillo atinarle a los piratas, ahí les va una maniobrita que me enseñó la maestra Oddonto, una libeluloide que nos dió "Vuelo Planetario II" en la Academia.   Las fuerzas G los pegaron a las paredes por un momento mientras la Onyx describía el círculo para la maniobra llamada "tira-tira-tirabuzón".

 ¡Y ahí vaaaaamos!  

Comenzó a sonar la música que tenía Tllk preparada para la ocasión.  "On your own pla-net. "

Leashrra asintió con determinación ante las órdenes de la capitana, aunque observó pasmada los patéticos intentos del cocinero y el general, los cuales pretendían atinar disparando como alkari ciegos. La noble mrrshan negó con la cabeza mientras chasqueaba la lengua cual instructora decepcionada con sus incompetentes alumnos.

- Que alguien controle al cocinero de incontables ojos, por favor.- pidió con una sonrisa maliciosa mientras se acomodaba en su asiento y se aferraba a los controles de la artillería.- Voy a demostraros cómo debe dispararse contra una nave de rufianes y ladrones.

Fijó su mirada y el puntero del láser hacia la embarcación pirata y apretó con ímpetu los botones para disparar. Se rió por lo bajo, mostrando sus afilados colmillos y una mirada digna de la más fiera cazadora.

- ¡Fuera de este planeta, criminales desalmados!- exclamó mientras el proyectil surcaba el aire hacia su objetivo.

El explorador aprovechó la llamada de atención que le hicieron al chef para posicionarse en un puesto de artillería. Sin duda sería la primera vez que lo haría pero ver a Leashrra hacerlo le dio confianza.

Al sentarse observó los controles raros formados por pantallas, botones y palancas que no entendía. Trató de seguir los pasos de la felina pero al parecer desgraciadamente no logró fijar bien el objetivo.

-Oops...

Leashrra aplaudió un par de veces con aire sarcástico mientras le dedicaba una mirada llena de desdén a Meson.

- Muy bien, humano. Veo que los exploradores sois expertos en todo lo que hacéis.- comentó con una sonrisa malévola.- Intenta no hacer explotar la Onyx pulsando el botón que no toca.- añadió mientras volvía a acomodarse en su puesto.

Esos humanos y sus manazas. Tenía claro que, si algún día tenía su propia nave con una tripulación, no contrataría a esos simios sin pelo.

¡No se desanimen! -dijo la capitana.  Están logrando nuestro primer objetivo, que es causar una distracción a las fuerzas del Gran Socavón.  ¡Bien hecho!  

Dio la vuelta en una parábola cirumflecta y se volvió a pasar por encima de la nave pirata y el hangar.  ¡Ahora, sigan, sigan tirando, segurito que en esta vuelta si le pegan!  Meson, usted concéntrese en el lugar de los vehículos voladores

¡Vamos!

 Las fuerzas G y las fuerzas H los pegaban a sus asientos y controles.  A la capi le gustaba la velocidad, y a 4 manos los volantes y palancas eran toda una maquinaria de vuelo preciso.  O casi.

Dwalas, ¿un pulso de EP para dañarles los controles a los piratas?

Dwalas se habia movido para sacar al chef de una de las torretas ya que lo veia como el resto bastante rabioso y eso no podia ser bueno para el resto. Por lo que se habia acercado llevando con él la llave mecánica de tamaño importante.

“Vamos…Kherr, estate tranquilo y suelta el comando de la artillería. No te hagas el loco.” Le pidió mientras le recomendaba aquello. Aunque mientras andaba ahí no pudo evitar escuchar el opps de Meson que lo puso nervioso.

Luego estuvo la orden de la capitana que decidio cumplir y dejar a Kherr en su puesto por el momento, viendo que podía ser peor. “Tenemos esas cosas?” pregunto el ex minero haciendo memoria.

Dwalas parecio recordar finalmente que si podian hacerlo y se puso a busca los botones que realizaban esa maniobra, pero al frustrarse un poco empezo a tocar unos cuantos botones con cuidado esperando no arruinar nada en lo que estaba haciendo el resto.

Un costado de la nave pirata explotó envuelto en llamas lanzando andamios y obreros en todas direcciones.

La Onyx dio otra pasada sobre el Gran Socavón mientras el pánico se apoderaba de los rebeldes que corrían en todas direcciones. Una sirena empezó a sonar haciéndose oír incluso en el interior del pequeño carguero.

-¡Buen disparo!-rugió el general Takkat-¡No les demos cuartel! ¡Hay que aprovechar ahora que están distraídos!

Y disparó de nuevo. Un hongo de fuego engulló uno de los hangares de vehículos terrestres ante las risotadas del militar.

-¡Hay algo en el radar que se aproxima!-anunció Sebrance golpeando una pantalla con el dedo-¡Son tres y vienen muy rápido!

Dwalas, ocupado como estaba con el aparato de comunicaciones, se volvió, se quitó los cascos y miró el radar. Aquello pintaba mal...