Partida Rol por web

Ese ultimo caza se las estaba poniendo mucho mas difícil al heriros a pesar de que habia puesto todo su esfuerzo en las pantallas, sin duda les daría una batalla este ultimo lo cual era un gran problema.

Se quedo expectante en los controles de la pantalla esperando el momento justo para interceder. Las palabras de la capitana lo animaron aunque fuera para él, pero las de la felina le confirmaba que habia fallado por lo que quedaba en manos de Meson o el general. Rezo a uno de los dioses de la tierra y luego a todos para que alguno atinara.

Al sentir el impacto en el estribor, el explorador cayó de sentón al suelo... afortunadamente después de varios segundos que mantuvo los ojos cerrados notó que estaban a salvo, bueno... al menos no habían muerto aún.

Meson volvió a tomar su asiento y siguió como las anteriores veces el protocolo.

Al disparar contra el caza el vehículo veloz logró esquivarlo.

-AAAAAAAAAAARGH!. El humano se jaló el cabello de la frustración... al parecer el impacto que realizó anteriormente fue sólo suerte, manejar la artillería era algo difícil.

Durante un par de largos minutos, la Onyx describió amplias evoluciones sobre el Gran Socavón jugando al gato y al ratón con el caza enemigo. Ambas astronaves soltaban humo pero ninguna de las dos tripulaciones quería rendirse. Intercambiaron fuego de cañones láser a larga distancia pero sin precisión.

-¡Los indicadores de combustible marcan nivel crítico!-avisó Sebrance con un gemido.

Era cierto. La Onyx había salido del hiper-espacio en Kamikachadonia después de dos saltos entre sistemas. El vuelo atmosférico era mucho más costoso en energía y había agotado el poco combustible que les quedaba.

Eran malas noticias.

-¡Borren ese caza del cielo!-ordenó Takkat apretando los disparadores.

Tllk estaba ubicando el lugar de la estación de servicio más cercana, digo, de aquel depósito de combustibles que era el premio más codiciado a conseguir ahora por las fuerzas que combatían por control del planeta.  

Sebrance, Kherr, ¿tienen las coordinadas del depósito aquel?   Necesito saber si alcanzo a llegar con lo que nos queda. 

Cuando apareció la otra caza guardó silencio, supo que este era un momento de duelo vaquero: dos pistolas, en medio de la calle vacía de gente del pueblo al mediodía, avanzando uno hacia el otro, con sólo el ruido de cada paso de bota y espuela sonando.  Mantuvo la velocidad de la Onyx y dio el giro para enfrentar a la caza pirata. 

En sincronía compañeros, cuando acabe de dar la vuelta.  Esperen un poco, un poco más...

¡Ahora!! 

Leashrra hizo los preparativos oportunos con una velocidad pasmosa ahora que había conseguido acostumbrarse a los controles de los cañones. No lo admitiría en voz alta, pero realmente se lo estaba pasando bien. Su sangre mrrshan ardía cada vez que disparaba uno de esos láseres y aún más cuando impactaba contra el enemigo. Como una cazadora que persigue a su presa, la dama clavaba su mirada sobre las alas del pájaro de chatarra plagado de piratas.

- ¡Ya me he cansado de vosotros!- gritó justo antes de pulsar el botón de disparo. El caza fue envuelto por una nube de fuego y Leashrra se rió con orgullo.- ¡Así se hace! ¿Qué os ha parecido ésa, eh? ¡De cara al suelo, criminales!- exclamó emocionada. Al ver que estaba montando un espectáculo, carraspeó, se peinó los bigotes y perdió su sonrisa.- Es decir... He solucionado nuestro pequeño problema. Ahora... ¡Aterricemos antes de que tengamos un accidente!- ordenó afilándose las uñas.

Ni en broma iba a rebajarse al nivel de los plebeyos de la Onyx... Al menos no delante de ellos.

El último caza voló en pedazos. Sus restos cayeron dentro de la explotación minera perdiéndose en la oscuridad.

-El espaciopuerto de Kredd está a ochenta y seis kilómetros sur-sureste-informó Sebrance con desmayo-Demasiado lejos. No llegaríamos ni a la mitad.

-Este es un mal sitio para tomar tierra-declaró el general saliendo de la torreta de disparo-Hay fuerzas enemigas y hemos estado acosándolos: no creo que sean amables.

Abajo, en el Gran Socavón, la muchedumbre seguía corriendo de un lado para otro. Había varios incendios donde los trozos de caza habían impactado y el caos era evidente pero no duraría mucho.

Kherr intervino:

-Entregar equipo ururur minero ¿sí?-sugirió levantando un dedo-Contrato equipo minero Gran Socavón, ¿ur?

¡Bravo Lady Leashrra!

Así que es cierto, la legendaria habilidad de caza de los mmrshan es legendaria.  Así como las habilidades de ingeniería de las trabajadores klackon, o de mando de las reina klackon, o de cocina de los ozolönidos.  Mmm, hay que desarrollar las habilidades de todos. 

Pero además de sus reflexiones de las razas galácticas, la capitana buscaba opciones...

¿Podemos re-rutear algo para llegar hasta allá?  

¿Hay alguna otra fuente de energía de lo que rescatamos de la nave klackon?

¿Algún otro depósito privado de combustibles?  

-¡Bien Princesa!. grita Meson al momento que el caza explota en el aire.

-Tenemos dos opciones:

1) Aterrizar aquí y enfrentarnos a los piratas que se encuentren debajo... si tenemos suerte ya no quedarán muchos y los otros podrían ser mineros.

2) Acercarnos lo más que se pueda al espaciopuerto... no llegaremos pero podremos retrasar la pelea con los piratas (si es que aún viven).

-¡Decida rápido capitana!. Grita Meson nervioso por la falta de combustible en la nave, nunca había hecho un aterrizaje de emergencia pero sabía muy bien que no quería experimentarlo.

Tenemos otra opción.  Dwalas, Sebrance, por favor encuéntrenme las coordenadas de donde cayó la nave de los reclutas. Quizá el equipo de soldados que ya bajó ya tienen asegurada la zona.  Seguramente esa nave caída aún cuenta con combustible que podamos aprovechar para terminar el viaje al depósito.   Tllk se estaba ya volviendo una experta carroñera, recicladora y salvageadora. 

¡Vamos para allá!  Envienles un mensaje radial encriptado avisando.

“Excelente tiro!” le felicito junto con el resto.

Aunque aún no estaban fuera de peligro ya que el combustible estaba llegando a su límite. “Capitana, no estoy seguro que aun intentemos llegar a ellos ahora mismo podamos hacerlo. Ademas tal vez deberíamos acercarnos al puerto como sugirió Meson, ya que no sabemos el estado de la nave estrellada.” Sugirió el ex minero, aunque estaba claro que los controles quedaban en mando de la capitana que era quien además piloteaba la nave. "De cualquier forma deberiamos ir pensando en aterrizar pronto."

La Onyx se balanceó peligrosamente hacia un lado. Varios indicadores de emergencia empezaron a brillar en los paneles de control.

Takkat cayó contra una pared pero se incorporó casi inmediatamente :

-¡El transporte estrellado está fuera de toda discusión! ¡Está demasiado lejos y no queremos atraer atención sobre la Fuerza de Liberación antes de que liberen al los reclutas! ¡Hemos derribado a varios cazas pero somos un señuelo! ¡Medio planeta sabe que estamos aquí y van a estar pegados a nuestros talones! 

Sebrance repiqueteó con el dedo en un punto del mapa holografico:

-Un momento, tengo una idea: aquí está la granja de mohos de un chiflado con el que solía jugar al las cartas hace años. No es gran cosa, apenas una cabaña prefabricada pero es un granjero: me estrañaría que los silicoides la hubieran atacado. 

¿¡Moho?!

¡Yo trabajaba haciendo biocombustibles a partir de moho cuando era joven! (aun lo sigo siendo, ni una arruga, mírenme)  Fue durante la 3era crisis de cambio climático, recuerdo, con los biocombustibles pudimos reconvertir la flotilla doméstica, que era un asco de contaminadora. 

Creo que podría intentarlo si lo que tiene tu amigo el granjero de material y equipo es suficiente.  Si no, pues ahí escondemos a la Onyx de ojos aéreos y nos vamos a 6 patas al rendevouz con las tropas que liberen el espaciopuerto.   Prefiero eso a quedar en cualquier lugar en el desierto a merced de elementos o elementales.

 ¿Alguna consideración que falte tomar en cuenta?    -preguntó.  Los escucho mientras tomo rumbo. 

- ¡Sí, mi consideración es que aterrices de una vez!- exclamó histérica la mrrshan mientras intentaba no caerse debido a las sacudidas de la nave.- ¡Cuanto más rato estemos en el aire, peor será el descenso a tierra!

Los cumplidos de sus compañeros casi le habían robado una sonrisa, pero con el inminente peligro de muerte que causaba la falta de combustible, Leashrra no estaba para felicitaciones. Se agarró bien a su asiento y rezó para que la capitana fuera tan buena piloto como había demostrado anteriormente. Al fin y al cabo, había huido de un monstruo espacial hambriento y salvaje... Un aterrizaje de emergencia no sería nada del otro mundo, ¿verdad?

Sebrance se mordió el labio inferior. El entusiasmo inagotable de la capitana al veces le desarmaba. 

-Eh... sí, supongo... a ver lo que hay, hace un. .. tiempo que no le veo. 

“Yo diría que aterricemos cuanto antes…pero si la granja esta cerca tratemos de pilotear el mayor camino posible antes de aterrizar.” Comento Dwalas que miraba con mucho cuidado el poco combustible que tenían agradeciendo en su interior que Sembrace tuviera un amigo por aquí, lo que de por si era un milagro.

“Mientras que no hayan terminado de malas, no creo que haya problemas.” Dijo a Sembrace, esperando que asi fuera pero con este desequilibrado uno se esperaba cualquier cosa.

¡Ahí veo a la granja!  Toda mohosa, pero bueno. 

Una revisión rápida con sensores contra fuerzas hostiles y comienzo el descenso.  Aún nos queda combustible para un par de aproximaciones por si vemos problemas al acercarnos.  

Tllk bajó a la Onyx rápidamente y se perfiló hacia el área junto a la granja donde el aterrizaje sería fácil.  Comenzó a mover sus cuatro manos libres poniendo en curso el joystick, moviendo las perillas, apretando botones y cambiando switches con lucecitas y todo.  Algunos no eran necesarios moverlos pero se veía cool cuando lo hacía.  

La Onyx descendió sobre el desierto rápidamente con las últimas gotas de combustible y se posó a unos cientos de metros de la granja de mohos.

A primera vista, no impresionaba demasiado. La "granja" consistía en un pequeño edificio destartalado en medio de unos cuantos campos de lodo húmedo. Había desperdicios por todas partes y daba cierta impresión de abandono.

-Buf, esto no ha cambiado mucho...-suspiró Sebrance mirando a través de los cristales.

-No es gran cosa para atrincherarnos pero es lo mejor que tenemos-masculló el general-En cuanto los rebeldes se reorganicen, probablemente saldrán en nuestra persecución. Esta nave no es segura.

El general cogió una mochila que uno de sus soldados había traído, la abrió y empezó a repartir armas.

-No me gusta armar a civiles y estas no son las mejores armas del mundo pero tendrán que servir.

Cada uno obtenéis una pistola de pequeño calibre de daño +1 y alcance 10 metros.

La compuerta principal de la Onyx se abrió dejando entrar el abrasador aire del desierto. Traía un desagradable olor a descomposición y mohos. 

¡Moho!  Tllk se puso a pensar cómo hacer biocombustibles a partir de moho.  Quizá podía alimentar a la Onyx para una vuelta de regreso.  

Si no... 

¿General?  ¿Atrincherarnos o ir a ayudar a los reclutas? 

-Mpf... ¿usted y su tripulación están capacitados para recorrer quince kilómetros de desierto a la carrera?

Leashrra respiró profundamente unas cuantas veces cuando por fin la Onyx se posó sobre la superficie. Sonrió discretamente y se levantó rápidamente para acercarse a la salida de la nave, no sin antes aceptar de buen grado la pistola que le ofrecía el general. Ella misma tenía sus propias armas, pero nunca estaría mal tener algo extra. Recogió su equipamiento y se plantó delante de la compuerta. Cuando se abrió, hizo una mueca de asco.

Contempló el desolador paisaje que se extendía frente la tripulación y su expresión se acentuó al ver todo ese moho. No hacía falta tener mucha imaginación para saber qué clase de persona vivía allí dentro. Algo le decía que sería el peor tipo de plebeyo que encontraría en todos sus viajes habidos y por haber.

- Campesinos.- masculló entre dientes. No tenía ganas de atrincherarse allí dentro, pero era una necesidad.- Vamos a hacerlo antes de que me arrepienta de haber salido de la nave.- puso ambos pies en el suelo y la invadió una extraña sensación. Por alguna razón, estaba emocionada.- Qué asco.- añadió para recalcar lo inoportuno de que una noble estuviera en una granja en medio de la nada.