Partida Rol por web

Prin Lumi

Un manto de sangre y korrupción se extiende al este. Ya sólo queda el recuerdo de los brillantes orbis y de los verdes bosques. Las Hordas no han encontrado resistencia en su avance, y finalmente han llegado a Abatis. El Príncipe del Kaos dirige con regocijo el tercer día de asedio sobre la ciudad, cobrándose cientos de vidas cada hora. Deformes engendros arremeten contra las puertas y murallas, regados inútilmente con las últimas flechas del Alba, sobrepasando las defensas con cada arremetida, cada vez más cerca del Alcázar. Sombras demoníakas torturan, en la distancia, las mentes de los débiles, torciendo su voluntad, obligándoles a asesinarse entre ellos o a suicidarse, mermando las fuerzas de la luz y drenando poco a poco la moral y las opciones de supervivencia para occidente. Los últimos paladines pelorian, con la Marquesa Alura en cabeza, defienden inútilmente la fortaleza, implorando al luminoso Pelor su favor, pero la derrota ya es inevitable.

Mientras la ciudad cae y las últimas esperanzas son devoradas por las tinieblas, un grupo de elegidos os congregáis en el Alcázar del Alba, en la parte más alta de la ciudad, dispuestos a emprender, quizá por última vez, una arriesgada y desesperada misión. El Prin Lumi de Abatis se activó de forma misteriosa hace unos días, tras siglos de inactividad y olvido. La Stela Albastra del último de los eruditos, por propia voluntad, entregó su energía para ello, consumiéndose al poner en marcha el intrincado artefacto mágico. Ese mismo día la Vidente Kintsu cayó en un profundo e ininterrumpido sueño tras pronunciar una extraña profecía:

Prin Lumi, între două lumi un pod,
două extreme ale aceluiași lucru,
lumina și umbra sunt întotdeauna la fel,
dar numai unul bea din fântână.
Conducătorii umezi au fost învinși,
înțeleptul pazitor a fost închinat,
umbra va domni peste lumină,
până când lumina bea din fântână.

Los ancianos sacerdotes pelorian pudieron traducirla:

Prin Lumi, entre dos mundos un puente,
dos extremos de una misma cosa,
luz y sombra son siempre lo mismo,
pero sólo uno bebe de la fuente.
Los húmedos regentes han sido derrotados,
el sabio guardián ha sido doblegado,
y la sombra reinará sobre la luz,
hasta que la luz beba de la fuente.

Tres sois los que estáis aquí: Alantar hijo de la Luz, Eranor hijo de la Bondad, y Militsa hija de la Vida. Vuestro momento ha llegado. El Prin Lumi os ha abierto un portal a otra dimensión, os ha tendido un puente a otro mundo. No sabéis cuánto tiempo permanecerá abierto. No sabéis si alguien más vendrá. No sabéis los peligros que os aguardan al otro lado. Sólo sabéis que el destino del mundo está en vuestras manos, y que sólo tenéis esta oportunidad.

Eranor era un hombre sencillo, de humildes orígenes, cazador en su pequeño pueblo. Donde había vivido con su querida familia, hasta que esta tuvo que abandonar su hogar. El destino le había elegido para tomar parte en acontecimientos que al el no dejaban de dejarlo sobrecogido. "¿Qué pintaba el en todo esto?" Era algo que se preguntaba con demasiada frecuencia, era como formar parte de una trama demasiado compleja para el, sencillamente le superaba. Pero era también una persona con una gran determinación y que amaba la vida, y por lo tanto lucharía contra la korrupción hasta su último aliento. Se agacho un instante, para acariciar a su querido Lomo Plateado, y tras incorporarse y comprobar que tenía todo su equipo habló con sus compañeros.-Poco o nada podemos hacer aquí, la ciudad está condenada. Si hay una oportunidad aunque esta sea pequeña, creo que deberíamos intentarlo. No puedo comprender como podremos cambiar las cosas que aquí están ocurriendo, marchando a otro lugar, pero poco se de estas cosas, lo que si se es que necesitamos algo que cambie el progreso de la korrupción, o será el final de nuestro mundo. Así que iré a donde sea que esto conduzca y trataré con todas mis fuerzas de ser de alguna ayuda para tratar de salvar nuestro mundo.-Y con decisión avanzo hasta el portal, con ganas de poder ser de utilidad en cualquier cosa que podría salvar todo lo que conocía y amaba. 

Nada era casual, la magia, la luz, la vida e incluso el Kaos estaban conectados. Y como druida del triángulo de la vida debería lograr el equilibrio de todas las fuerzas, ya provinieran de la luz o de la oscuridad.

-Sólo deseo que nuestro cometido al otro lado sea breve y proporcione el éxito antes de que sea demasiado tarde para los que están luchando- digo mirando a mis compañeros.

Doy aliento con unas últimas palabras a los viejos sacerdotes antes de avanzar junto a Eranor – Rezad a vuestro dios Pelor por la marquesa Alura y sus paladines, estoy segura que aún no os ha abandonado, el Prin Lumi ha despertado y con ello nos ha dado esperanzas- bajo la mirada y me reconforta ofrecerles el consuelo que les darán las oraciones de sus creencias, rezar les alimentará el alma mientras todo a su alrededor comenzará a destruirse.

- No... puede... ser...- son mis palabras cuando me comunican que el Prin Lumi ha despertado. Ese artefacto que llevaba siglos dormido, ha despertado... 

Voy corriendo por los pasillos del Alcázar hasta alcanzar la sala. Allí encuentro a Militsa y Eranor, mirando a un portal que se ha abierto al ponerse en marcha el artefacto.

- No puede ser casualidad que el Prin Lumi se haya activado en este momento de Oskuridad. Pelor nos está indicando el camino. Confiemos en el Señor de la Luz.

El majestuoso grifo Bòlcs se agita antes de seguiros a través del Prin Lumi. Parece dudar, y es extraño, pues esta criatura rara vez muestra recelo hacia algo; menos aún si se trata de proteger a Eranor. Finalmente da unos pasos, posando sus pesadas patas una tras otra hasta ser envuelto por una bruma azulada. Juntos traspasáis el umbral y os encamináis hacia lo desconocido.

Penetráis un espacio infinito, donde las dimensiones se mezclan y los sentidos se os saturan. Podéis oír cientos de voces al mismo tiempo, canciones, oraciones, gritos. Podéis oler miles de flores, y también miles de excrementos. Podéis saborear las comidas de cuando erais pequeños, y también vuestra propia sangre inundando vuestras bocas al borde de la muerte. Vuestros ojos derraman lágrimas y no podéis mantenerlos abiertos, las visiones son horribles y hermosas por igual, mundos lejanos, criaturas inverosímiles, mares de lava y cielos metálicos. Todo un crisol de realidades posibles y alternativas se os muestra de una vez, en el mismo instante. Corréis el riesgo de que vuestras débiles mentes mortales no lo soporten.

Traspaso el portal y mi mente se llena de... todo. Es abrumador, sentir todo al mismo tiempo, percibir todo al mismo tiempo...

¿Qué es este lugar? 

Eranor recibe una explosión de sensaciones, todo a la vez, lo mejor y lo peor. Como si muchas vidas fueran resumidas en unos instantes. Tan solo la cercanía de Bòlcs le hacen todo más llevadero y le atan a la realidad, busca el camino a seguir, para tratar de salir de allí cuanto antes. Es su segunda experiencia de este tipo, y en las dos a contado con la presencia de su amigo el grifo, seguro que sin el todo esto habría resultado mucho más difícil y aterrador, probablemente sin el, no lo habría conseguido, y se habría perdido en este extraño lugar, llenos de mundos y vidas, lleno de probabilidades. 

No entiendo muy bien las imágenes que se suceden, al principio, pongo resistencia ante lo desconocido, no sabría diferenciar si es real o un espejismo. ¿Qué tipo de portal acabábamos de cruzar?

Poco a poco siento que es menor la tensión, voy perdiendo fuerza y mi cuerpo se relaja dejándose llevar hacia algo que me arrastra a lugares en los que aún no estuve. Experimento toda clase de sensaciones ante una gran variedad de estímulos, sigo dejándome llevar. Percibiendo las distintas vidas, mundos y sus muertes con la claridad de una sabiduría extraña, tengo ante mí una revelación y aún así, mi mente está confundida.

La verdad mostrada crudamente puede ser dolorosa. Debe serlo. Gracias al grifo Eranor consigue no sólo sobreponerse a las visiones, sino además encontrar un camino a través de las luces y sombras, de los sonidos y las imágenes, que como cuchillos lanzados al aire cercenan vuestros mentes y vuestras almas, especialmente las de la druida Militsa, al parecer más sensible.

El portal tras vosotros se cierra engullido por una tormenta multicolor. Sin embargo antes de que lo haga podéis ver a Desmond llegar, jadeante, y contemplar impotente cómo os alejáis a través de la disformidad. Una luz os ciega y condena el acceso desde Abatis a este inverosímil lugar.

Dentro de la caótica vorágine puedes distinguir algunas cosas que juzgas de importancia: una flota de barcos luminosos van a la deriva, zozobran, encallan y naufragan en una costa bañada de un rojo intenso. Una presencia divina, una poderosa deidad, distinta a Pelor, distinta a Beory, de dudosa bondad, abre sus ojos y os observa sin poderse mover, aún.

En las entrañas de la caótica vorágine cuya percepción te castiga, puedes distinguir algunas cosas que llaman especialmente tu atención y que juzgas de importancia: una flota de barcos, sin duda pertenecientes a alguna fuerza que está de vuestro lado, naufraga hasta desaparecer en una costa de aguas rojas. Una costa bañada de sangre. Unos seres lánguidos, escuálidos, cansados, agotados, resignados, de mirada vacía, se afanan por recuperar los restos. Una presencia divina, una poderosa deidad, una malvada entidad, despierta de un largo sueño, se alza como única verdad. Su mente os observa, agitándose en las profundidades. Su poderosa voluntad somete a las criaturas que encuentra cerca, incluido el guardián, incluida la serpiente alada, incluidos los una vez poderosos guerreros equálidos.

A lomos de Bòlcs, protegido por él, eres capaz de encontrar un camino, un rastro, que quizá os lleve hasta una salida. El entorno es mágico, inmaterial, lleno de luz y de insoportables estímulos.

A pesar del estado mental casi doloroso que me provocan las visiones, voy consiguiendo reconocer algunas cosas. Una deidad... no logro distinguirla. Me está suponiendo un esfuerzo enorme conseguir que mi mente acepte las visiones que desafían los límites de la cordura, pero necesito ver más allá... Necesito encontrar un camino y un sentido a todo esto.

Cuando Eranor cruzo el portal, pensó en su primer viaje entre portales. En su ingenuidad, creía que lo peligroso había sido llegar hasta el portal, que casi acabó con su vida. Pero aun más peligroso fue encontrar el camino desde un portal a otro. De hecho el solo, nunca lo habría conseguido y nunca se le habría vuelto a ver. En su sencilla mente, nuestra vida es estable y lenta, atados a un tiempo y en un espacio concreto. Como grandes rocas, que el viento no puede arrastrar. Al atravesar el portal nos convertimos en hojas que vuelan en medio de una fuerte tempestad, entre planos, tiempos, mundos, un sin fin de posibilidades. Presente, pasado y futuro, pero no de una realidad, sino de una infinidad de distintas posibilidades. Esto bloquea la mente, infinidad de sensaciones, sentimientos, sabores, colores, es tanta la información que el cerebro deja de funcionar. La cercanía de Bòlcs le permitió aferrarse a sus necesidades y buscar una salida, y no cualquiera, sino la que necesitaban. Esto le salvo la primera vez, y en esta, aunque más preparado, eso tendría que salvarles. Salvarles a todos, ya que sus compañeros, estaban totalmente perdidos, se estaban desdibujando, mezclándose con las infinitas posibilidades de infinitas vidas en infinitos mundos. Al ver el peligro que corrían, con voz firme llamo su atención, hasta conseguir centrarles.-Militsa, Alantar, seguidme, no os separéis ya que tal vez no pueda alcanzaros. Tratad de pensar tan solo en seguirme, acercaros y no os dejéis llevar por la intensidad de las emociones.- 

A continuación se centro en su necesidad, lo que allí les había llevado era la búsqueda de esperanza, y eso es lo que trato de buscar y luego seguir, sin perder de vista a sus compañeros. La esperanza se le mostraba como retazos de bosques con animales, lagos, tranquilas corrientes de agua, naturaleza salvaje. Y estas escenas fue las que trato de seguir en la infinita mezcla de posibilidades. Bòlcs, le tuvo que ayudar en más de una ocasión, en la que a punto estuvo de perderse, y le recordó que esa necesidad era de esperanza, y por fuerza habría de concretarse en algún momento y lugar. Y por fin, allí estaba, una especie de tornado, mezclaba muchas realidades distintas, pasadas y futuras, pero en su base, pudo lograr encontrar su esperanza. Al acercarse tubo que agrupar a sus compañeros, para que no fuesen dispersados en la enorme tormenta. Bólcs los cogió con cuidado con sus enormes garras. Hasta que llegamos a la base de la tormenta desde la que pudimos ver un óvalo de dorada luz, cuyo borde multicolor casi hería los ojos. Allí estaba nuestra salida, parecía que lo habíamos logrado, aun quedaba esperanza para nuestro mundo. Ahora cuando nos disponíamos a atravesar el portal, era consciente de lo difícil que podría ser la tarea, y sabía que daría sin dudas mi vida por tratar de lograrla. 

Mientras Eranor toma el control y os guía a través de la tormenta hasta ese óvalo dorado, alcanzas a percibir algunos detalles que te inquietan. Por un lado el brillo que antes era puro y radiante se apaga, todavía más. A vuestro alrededor se desdibujan las cosas, se vuelven más oscuras, y la luz se aleja. La salida hacia la que os dirigís lleva a un lugar sombrío, quebrado. Sientes la presencia del gran Pelor lejana, el calor de su fuego apenas alcanza para calentar tu alma. Antes de atravesar el portal eres consciente de que quizá no vuelvas de ese lugar al que os dirigís. El Kaos está cerca, os rodea, y terminará por engullirlo todo si no hacéis algo.

Eranor es un magnífico explorador, y lo demuestra guiándoos a través de la tormenta, no sin dificultad. Ayudado por el majestuoso grifo, que por momentos parece desdibujarse y convertirse en un vapor azulado o verdoso, al igual que vosotros, mantiene fría la mente, sin mirar atrás, hasta acercaros al óvalo dorado. Mientras Eranor toma el control consigues percibir algunas ideas y sensaciones que te inquietan.

Beory está lejos, muy lejos de aquí. Su presencia, su aura, apenas te roza. El lugar al que os dirigís es un lugar de muerte, sólo de muerte. De oskuridad y kaos. Aunque no siempre fue así. Percibes seres, animales y plantas, que sufren al otro lado. Seres que un día fueron radiantes, pero que han sido y están siendo devorados por la korrupción. Algo está creciendo al otro lado del portal. Algo que, ahora sabes, debéis destruir, o detener. Es una entidad, algo poderoso, que aglutina energía arcana en torno a sí. Las cadenas que lo mantenían oculto han sido quebradas, su nombre es aclamado por cientos de aquellos que ahora mancillan los verdes bosques. Es algo por encima del mundo que conoces, que se remueve en lo más profundo del tiempo, acercándose más a esta realidad, trepando por el abismo al que fue arrojado hace siglos. Algo capaz de hacer alejarse a los dioses.