Partida Rol por web

En el preciso momento en que Jax desaparece de mi vista, regulo el scanner de mi deslizador a máxima potencia para mantenerlo localizado en medio de este mar de dunas.
Y en eso estoy, prestando atención al Scanner cuando, de pronto, un monstruo salido de una pesadilla, se lanza sobre la barcaza.
La barcaza recibe el impacto de ese demonio y escora de forma alarmante. Y yo, no puedo evitar soltar un reniego pues Daell, forma parte de la tripulación de esa jodida barcaza.
Pero no solo eso. He aquí que detrás de Wendy, aparece otro de estos engendros. Y decididamente, parece que tiene hambre.
Por tanto, por el sistema de radio del deslizador, digo.
Wendy. Tienes otro bicho detras. Pero ese deslizador tuyo es capaz de dejarlo tirado en cuanto tu quieras. Limitate a marearlo manteniendo la distancia. Nosotros veremos que se puede hacer con el otro.
Dicho esto, abro la cúpula protectora de nuestro deslizador y digo a mis acompañantes.
Voy a intentar pasar lo bastante cerca del bicho que ataca a la barcaza como para que podáis soltar una descarga de blasters. Afinad la puntería. Veamos si lo freímos de una sola andanada.
Y dicho esto, inicio la maniobra.

Al poco de ver que Jax no vuelve , acelero mi deslizador a fondo y busco al maldito malnacido que nos ha abandonado .

Al escuchar a Jarno por el intercomunicador le digo ... - deshaceros de esos bichos voy a buscar al desgraciado ese , manteneos en contacto .-

Cojo mi blaster y me dirijo al piloto de mi deslizador.

-¡Sigue al oficial Snorri! Cuando pasemos junto al Krayt quiero que todos descargueis los blasters.

Después activo la radio, en una frecuencia privada y susurro a Wendy.

-Spencer, librate de ese bicho, nosotros nos ocupamos. ¡Tu asegúrate de que no perdemos a Jax!

Esperando a la maniobra del piloto me coloco en posición para disparar a la enorme criatura.

-deshaceros de esos bichos voy a buscar al desgraciado ese , manteneos en contacto.

El acelerador de Wendy mete velocidad, dejando a la criatura con un palmo de narices. La rápida desaparición de su objetivo, hace que el dragón quede aturdido por momentos, como buscando el mosquito que ha desaparecido de su línea de visión.

El otro en cambio tiene una presa mayor y mucho más lenta. La barcaza está está seriamente dañada, el techo de lona dura cae sobre los aterrorizados cazarrecompensas, y muchos de ellos no aciertan a ponerse de pie. No hay estabilidad, y la nave comienza a zozobrar, inclinandose hasta un límite muy peligroso. Ya algunos de los tripulantes comienzan a saltar hacia la arena, conscientes de que pronto la barcaza va a precipitarse hacia el suelo.

Daell Inda está rodando por el suelo de la barcaza, sin poder ponerse de pie, al igual que la mayoría de cazarrecompensas. Tan solo 6 hombres permanecen de pie, y tratan de disparar a la cabeza del dragón, cuando llegan los refuerzos.

Una hábil maniobra de Jarno, ahora Snorri, coloca su deslizador sobre la cabeza del dragón, dejando un tiro excepcional para sus tripulantes, y dejando a la vez el espacio entre el objetivo y el deslizador, suficiente para una huída en caso de que a la bestia le de por soltar un manotazo.

En el deslizador que dirige Maktar hay dudas, y el piloto no se presta mucho a acercarse, pero el Twilek consigue que le hagan caso, aunque a regañadientes, y el piloto coloca el transporte a distancia de tiro del dragon, pero sin acercarse mucho.

Los disparos de la gente de cubierta y los dos deslizadores hacen que la bestia se enfurezca, aunque no parece que ningún tiro le haya hecho daño. Al menos suelta a la barcaza, que sufre otro bamboleo para volver a la estabilidad, aunque seriamente dañada.

Haz una tirada de Manejar repulsores más el código de velocidad de tu acelerador.

No me gusta nada la situación. La descarga de nuestros blasters, apenas sirve para enfurecer a ese demonio. Viro con rapidez para alejarme del alcance de sus zarpas y trato por todos los medios de ganar distancia.
Pues una idea se me acaba de ocurrir.
Conecto nuestro intercomunicador y por nuestra frecuencia, hablo con Daell.
Daell, permanece atento!. Voy a tratar de quitaros de encima a esa bestia sarnosa!!. Estrellare el deslizador contra el!. En cuanto tengas un momento de respiro, ¡aprovecha y trata de acribillarlo desde la barcaza!. ¡Usa todo lo que tengas!. Blasters, cañones, granadas, ¡Lo que sea!.
Y dicho esto, vuelvo a virar y enfilo hacia el monstruo el deslizador.
Algunos de mis acompañantes, me miran con cara de espanto pues se han percatado de mis intenciones. Y yo, por tanto, oredeno.
¡Saltad de una puñetera vez!. ¡Vamos!. ¡Aprovechad ahora antes de que empiece a acelerar!. Y conforme vayáis cayendo a la arena, ¡buscad una buena posición de disparo y ayudad a acribillar a ese monstruo!.
Y tras escuchar mi tono, todos sin excepción se dan cuenta de voy en serio. Pero vamos, es que muy en serio. Y por tanto, tras una breve vacilación, uno a uno saltan del deslizador y ruedan por la arena como buenamente pueden.
Al fin quedo solo en la carlinga de mi jodido trasto. Y por tanto, enfilo hacia el engendro que no para de divertirse con la barcaza y voy acelerando.
Ruge el motor del deslizador dan dome toda su potencia, tras de mi, se levanta una nube de arena.
La distancia se acorta, la velocidad aumenta y yo, totalmente solo en la carlinga del deslizador, digo entre dientes.
Hijo de puta. Esto te va a doler a ti mas que a mi.
Y al fin, cuando ya el rumbo de colisión esta marcado y es imposible de evitar, salto de la carlinga del cacharro y tras un duro impacto, ruedo por la arena duna abajo mientras suelto un reniego tras otro.
Expectante me pongo en pie y desenfundo mi blaster mientras espero ansioso la explosión.

Acelerando a tope intento buscar al desgraciado que nos ha dejado tirados ...

Jarno dirige el deslizador a la boca del dragón con una hábil maniobra y a toda potencia. Todos los tripulantes han saltado totalmente histéricos, y se encuentran rodando por la arena cuando Jarno realiza su salto acrobático en el último momento. Acrobático por decir algo, pues el salto es poco grácil, y la caída se hace más dura. Por suerte para el piloto la blanda arena de las dunas amortiguan la caída perfectamente, y desde el suelo puede ver como el deslizador explota en las mandíbulas del dragón destrozando dientes y carne del interior de la boca.

El dragón Krayt ruge de furia y dolor, como se diría que no lo ha hecho en su larga vida. Gravemente herido, y aturdido, mira a su alrededor nervioso, buscando más de esas cosas que explotan en su cara, sin saber qué demonios le ha pasado.

Durante esos momentos, la barcaza consigue estabilizarse, y los que aún quedan en su interior se ponen de pie. Daell se afianza a los mandos del cañón bláster que hay en cubierta y dispara sin piedad al dragón. Aunque el bláster pesado de repetición no causa una herida fea al dragón, sí lo aturde aún más, provocando en la criatura un estado de ansiedad mayor.

Mientras tanto, el deslizador de Maktar continúa alejado, abriendo fuego en descarga de pistolas y rifles blásters sin ningún efecto.

En la arena del desierto hay unos quince hombres, contando a Jarno, algunos parecen heridos, otros ya están de pie, pero todos están vendidos a los dragones como no sean rescatados.

La barcaza parece que sigue su camino, y uno de los hombres coge los mandos para estabilizarla. Mientrass el dragón trata de encontrar de donde le vienen el dolor, y el otro se acerca a la carrera. Ya está a sólo cien metros.

El rugido de dolor del Dragón, es música para mis oídos repletos de arena. Enfundo mi blaster pues no es que pueda hacer mucho con mi arma contra ese monstruo y de nuevo, uso mi comunicador privado para hablar con Daell y Maktar.
Ahora, es el momento de pasar a recoger a la gente que hay por aquí. Daell, ocupate de que la barcaza nos recoja.
Maktar. Limitate a bailar delante de ese otro bicho. Mantenlo distraido pero no os acerquéis demasiado.
Dicho esto, dejo el comunicador abierto por si alguien transmite algo y empiezo a trepar por la duna tratando de llegar a su cima lo antes posible.

Maktar se carga su blaster al hombro y se acerca hasta el piloto.

-Escúchame bien y haz lo que te digo si quieres salir vivo. Vamos a volar cerca de la cara de ese dragón, cuando tengas su atención quiero que vires y te dirijas a toda velocidad hacia el otro. ¿Entendido?

-¿Como? en la cabeza del que nos sigue. ¿Estás loco cabo?

-Me has oído bien. Vas a acercarte, y cuando el bicho te vea, vas a volar hacía allí- señala al otro dragón.- solo para desviarte en el último instante. Esperemos que sean tan tontos como para chocarse el uno contra el otro.- entonces niega con la cabeza desanimado - Ah... por Kikalekki, ¿es que tengo que explicarlo todo?

El cazarrecompensas que pilota el deslizador de Maktar asiente con el miedo reflejado en sus ojos. Aún así sus acciones demuestran que va a cumplir la orden y se dirige de cabeza hacia el dragón herido. A vuestras espaldas escucháis los rugidos del otro, que acelera con sus grandes patas, avanzando mucho, pese a no moverse con excesiva rapidez dado su tamaño. El piloto aminora la marcha para no separarse mucho y cuando está a pocos metros levanta todo lo que puede la altura de vuelo, lo que es poco, acelera y cambia de rumbo.

La idea de Maktar, algo descabellada en principio, parece no resultar del todo mal. La bestia que les perseguía a la carrera embiste, sin poder frenar su enorme cuerpo, a la otra que rugía de dolor, desplazándose ambos unos veinte metros por la arena del desierto y realizando una cacofonía que os pita en los oídos.

No quitáis la vista del espectáculo, pues el dragón arrollado se defiende de su agresor, quien a su vez clava dentelladas en la pétrea piedra de su compañero de raza y combate. Ambos, entrelazados, se afanan en despedazar al otro, envueltos en una batalla fraticida, estúpida, y orquestada, sin conocimiento de estos, por Maktar, el cabo. Suenan gritos de júbilo y de admiración en la barcaza y el deslizador del twilek, mientras todo el mundo trata de recuperar su sitio. Os alejás de la lucha al paso que permite la maltrecha barcaza de navegación tras recoger a los caídos. La balanza de la batalla ha sido muy positiva, para lo que podía haber sucedido. Solo cuatro cazarrecompensas han muerto en las caídas, y un deslizador desintegrado. Por parte de los dragones, sólo uno vivirá, y mientras os alejáis veis que el que tiene media cara destrozada por el ataque en vuelo de Jarno, es el que sucumbirá a las garras de su contendiente. La ley de la naturaleza, mejor él que vosotros.

En la barcaza, el oficial Jarno es felicitado por los demás y nadie menciona el detalle que los mandos sí conocen: Jax no aparece, y es muy extraño que haya sido en este momento, cuando él debería haber alertado de su presencia. ¿Les habrá dejado tirados en mitad del desierto a merced de los dragones?