Partida Rol por web

Más vale tarde que nunca. La Liga de los Nueve siempre salda sus deudas...

Y se adelantó un paso para dar un apretón de manos a uno de ellos...

... a Roger Stevenson...

No podía ser posible.

Pero lo era. Roger evitó las miradas de sus compañeros, perplejas, asombradas, defraudadas.
Roger Stevenson. Ex bombero. Agente de Acción Global. Agente doble para La Liga de los Nueve, la organización criminal más poderosa del Globo.

Los soldados comenzaron a preparar la ruta de huida con unos planos impermeabilizados que desplegaron sobre el capó de uno de los vehículos, pero Roger y sus excompañeros parecían estar a miles de kilómetros de distancia, en un mundo aparte.

Roger comenzó a hablar, en voz baja y mirando al suelo, y a pesar de la lluvia que caía a su alrededor, se le escuchó perfectamente:

Mi vida se torció en América mucho antes de ser reclutado por Acción Global... Tenía muchos problemas... personales... y la vida se me hacía imposible de sobrellevar. Sólo una cosa me permitió seguir adelante: Los antidepresivos...
Cuando los médicos dejaron de darme recetas y me sugirieron desintoxicarme, no supe qué hacer. Pensé en suicidarme... pero entonces apareció Acción Global.

Pensé, pensé que ahora tenía una razón para vivir, y que podría superar mi adicción por mí mismo, así que no le conté a nadie mi problema. Pero... el mono me carcomía por dentro. Cada vez más, cada vez más...

Entonces apareció un tipo que me mandaba los medicamentos que le pedía, sin preguntas, por debajo del precio de coste... Más tarde descubrí que el precio era más alto de lo que parecía: el tipo pertenecía a La Liga de los Nueve, y me chantajeó para que informara de las misiones que llevaba a cabo para Acción Global.
No pude evitarlo... y empecé a pasar información...

La última vez que lo hice fue, precisamente, cuando nos dirigimos hacia ese centro comercial en Los Ángeles...

Hace casi un año y ocho meses. Los Ángeles.

Cita:

Bart Clinton había tenido mucho tiempo para pensar durante su estancia en prisión.
¿Quiénes fueron los hombres que le atacaron, si no eran operativos de La Agencia?

Ahora las piezas encajan. Se trataba de un equipo de La Liga de los Nueve enviado allí para recuperar para ellos la Solución Giarelli.
¿Y cómo se enteraron los agentes de La Agencia que les detuvieron? ¿Quizás un chivatazo de algún agente doble dentro de La Liga de los Nueve? Posiblemente, nunca lo sabrán...

Pero lo que ahora devora vivo por dentro a Bart es saber que esta organización criminal se hizo con la Solución Giarelli. Después de todo el esfuerzo que pusieron en recuperarla, evitar que cayese en manos del Tigre Unido y frustrar el atentado en el centro comercial, esa letal arma química fue a parar a una organización terrorista.
¿Quién sabe qué terribles actos habrán cometido con ella?

Al final, todo su esfuerzo, todo el sufrimiento de estos meses encerrados, torturados, privados de libertad, no han servido para nada.

Para nada...

Los soldados parecían estar listos para emprender la marcha.

El veterano del traje de camuflaje ofreció una pistola automática a Roger, mientras le explicaba que ellos, los cuatro liberados, llevaban prácticamente desaparecidos desde hacía más de año y medio, desde que cayeron en manos de La Agencia. Una vez capturados, la Liga no podía actuar libremente, sólo esperar acontecimientos. Mucho después se enteraron que habían sido llevados a este centro de detención en suelo estadounidense en Cuba, pero no descubrieron su ubicación exacta hasta hace unas pocas semanas, que fue cuando comenzaron a preparar el plan de rescate.

¿Ha oido eso? Dijo el hombre sonriendo y mordiendo el puro con fuerza. ¡Estamos en Cuba!

Le dio una palmada en el hombro, pero Roger no reaccionó. A su lado, uno de los soldados comenzaba a inmovilizar al resto, empezando por Bart Clinton, al que obligó a pasar los brazos por la espalda mientras que le aprisionaba las muñecas por medio de una abrazadera de plástico.

¿Y qué pasara con ellos? Preguntó Roger, todavía sin levantar la mirada.

El hombre le dio una calada al puro y exhaló el humo entre los dientes.
El procedimiento habitual, ya sabe...

Menudo eufemismo. Procedimiento habitual. Es decir, serían sometidos a torturas para que revelaran toda la informacion que poseyeran y cuando ya no les fueran útiles los ejecutarían.

La Liga de los Nueve no era conocida por su clemencia...

En ese momento ocurrió algo sorprendente.

La cabeza de uno de los soldados literalmente estalló. El que acababa de maniatar a Clinton,.

El cuerpo salió despedido para atrás, descabezado, cayendo sobre el capó de uno de los HUMVEE. Un segundo después se escuchó el estampido del disparo.

Todos volvieron la mirada. ¡Allí estaba! Alzándose desde una zona de vegetación. Un helicóptero negro, cuyo rotor al parecer no emitía ningún ruido. Debía de tratarse del equipo de asalto de La Agencia. En la zona de carga había al menos un par de personas, una de las cuales había disparado contra el soldado.
Pero pronto no pudieron ver más. El helicoptero ganó en altura y encendió un potente foco sobre ellos, mientras que una voz resonaba, amplificada por un altavoz.

¡Eso ha sido un tiro de advertencia! ¡Suelten las armas y túmbense en el suelo boca abajo!

¿Tiro de advertencia? ¡Suputamadre!

Dos de los soldados alzaron sus rifles de asalto y comenzaron a disparar con fuego automático contra el helicóptero, que se elevó aun más para evitar las balas. El resto buscó cobertura usando los HUMVEE.

Atrapados entre dos frentes, Bennet, Clinton y Gelmon se dieron cuenta que dependiendo de lo que hicieran en los próximos segundos podrían salir de esta situación con vida o morir acribillados en mitad de ninguna parte...

Bennet no era una persona a la que pudieran llamar humanitaria o desinteresada. Generalmente ponía su trabajo por encima de cualquier otra preocupación y eso le llevó a ser una persona más bien fría y también le causó muchos más problemas en la vida.

Podría decirse que desde que había entrado en la organización de Acción Global había conseguido corregir un poco ese comportamiento, nada espectacular, pero sí había experimentado un cambio... Había conseguido controlar su ira la mayor parte del tiempo y eso era un paso de gigante, era lo que le había prometido Marian Kesh al entrar como agente de campo de acción global.

Y la paciencia tuvo su fruto. Durante su encarcelamiento, Bennet había arriesgado su posición intentando pasar a escondidas calmantes y otros medicamentos a Stevenson, para que no sufriera tanto durante los interrogatorios y las torturas. Había arriesgado no tan sólo su posición sino su vida incluso para evitar el sufrimiento de ese hombre.

Si alguna vez había intentado reprimir su ira esa no era una de ellas. Estaba herido, no podía hacer mucho, pero aún podía disparar si lograban hacerse con las armas del tipo que había caído muerto... Pero primero tenían que desatar a Clinton...

Repito: es mio :p que pa eso era mi compañero y a mi me ha echo mas daño su traicion, otra cosa es que Gelmon sea capaz de hacerlo...