Partida Rol por web

Salís de casa de Jade y os dirigís hacia zonas más respetables de la ciudad. La "lavandería" de la mujer no se puede decir que esté en la zona más rica y segura de Eavesdown, aunque probablemente sean más apropiadas para sus negocios que la zona comercial en la que os estáis adentrando.

Ganímedes es una pequeña empresa de catering. Al igual que muchas compañías con sede en Persephone, toma su nombre del antiguo copero de los dioses en la mitología de una antigua civilización en la Tierra-que-fue, aunque sólo la curiosidad (y la tableta) de Randall os proporcionan ese dato. Wilson se coloca la chaqueta de su traje bueno antes de entrar.

El recibidor de la compañía es algo más grande de lo que habríais esperado en un edificio de ese tamaño, aunque no tardáis en daros cuenta de que no cuenta con un gran número de oficinas, salvo las indispensables para los trabajos de gestión y atención al cliente. Una recepcionista os saluda amablemente desde el otro lado de un mostrador.

- ¿Vienen para la entrevista de trabajo? - pregunta en cuanto respondéis su saludo. - Claro... Si me dan sus nombres llamaré a sus entrevistadores. ¿Vienen juntos para el mismo puesto o son posiciones diferentes? - pregunta algo escéptica mirando a Bazooka, que con su físico parecería más un guardia de seguridad que un cocinero.

Mientras caminan por la calle, Randall pone al dia a Bazooka

-Recuerda, campeón, te llamas Didier D´Anjou, como los reyes (ellos lo entenderán, o no). Te denunció la cadena maxiburger de la luna N, por tus declaraciones en una revista de alta cocina sobre que antes te morías de hambre que comer en uno de sus locales, pero no te bajas de ese burro, aunque tuviste que pagarles 10000 créditos de indemnización, eso mejor no lo saques a relucir tu, seguro que lo preguntan ellos. Tienes un blog de cocina, hay meses que blogeas mucho, meses que no, según tu tiempo libre. Trabajaste hasta hace dos meses en “le Heureux Ventrue” de la luna N. Que sepas que significa “el gordito feliz” y que tu jefe era Nikolay Mallone. Este restaurante y este señor son reales así que no inventes mucho. Aunque por suerte el primero está muerto y el segundo cerrado (lo dice al revés para aturullar más al pobre bazooka) Tu madre vive en Persephone, te has mudado aquí hace un mes para cuidarla, o eso le dijiste a tus seguidores, desde entonces apenas blogueas. Tienes trescientosveintiseis seguidores, todos yo, menos uno que se ha apuntado hace cinco minutos. Le pasa unos folios impresos. -las recetas de tu blog, la entrevista que te hicieron y que te salió muy cara, fotos del restaurante y del tal Nikolay.

¿Vienen juntos para el mismo puesto o son posiciones diferentes?

Yo vengo a por el cargo de camarero, me llamo Zack Snofrú, con acento en la u. Aunque igual tienes que poner Zackary -le sonrie seductor (salvo que tenga más de 45 años)

De camino a la entrevista, Bazooka no dejó de gruñir. Que sí una arruga por aquí, que sí por qué tenía que ir con el niñato Randall, que sí esto, que si lo otro. Entre las frases coherentes que dijo fueron:

— ¿Franchute? ¡¡¿Qué es toda esta mierda de francés, Randall?!! Ni siquiera se poner la boca para pronunciar estos nombres, joder. ¿L'ugú ventgrú? ¡Aggh!

Y poco después, repasando los papeles, se empezó a reir a carcajada limpia al leer:

— "La deconstrucción con nitrógeno es, mis lectores me perdonen por usar argot vulgar, una mierda" ¡No sé lo que quiere decir lo primero, Randall, pero esto segundo es muy mío! ¡Una puta mierda! — Y entre risas se le olvidó todo lo demás.

Al llegar a Ganímedes, Wilson se colocó su chaqueta por enésima vez, y metió los papeles con su bio en un maletín que había encontrado en algún sitio. No recordaba dónde... quizá en algún contenedor. Se estiró todo lo que pudo y puso su mejor cara de cocinero... es decir, la suya. Ante la recepcionista tuvo que hacer verdaderos esfuerzos para no colocar el codo en posición de "hombre de bar" sobre el mostrador y decir alguna tontería. Lo único que articuló en voz alta fue: "Didier", mientras se repetía a sí mismo: "trescientos veintiseis seguidores, trescientos veintiseis...".

La mujer os mira con calma y rápidamente teclea vuestros nombres en su terminal, corrigiendo la tilde del apellido falso de Randall casi al mismo tiempo que se lo dice, pero dirigiéndole una furibunda mirada cuando le dice el nombre completo después de haberlo escrito.

- Didier... ¿qué más? - añade con sequedad mirando a Bazooka, aparentemente indignada por la nimia corrección que le ha obligado a hacer Randall. Wilson prácticamente palidece mientras mira de soslayo a su compañero. - ¡No importa! D'Anjou... - añade rápidamente la mujer tras comprobar que es el único Didier de su lista, asumiendo que el cocinero se ha visto intimidado por su mirada. - Por favor, esperen ahí...

Os sentáis en las butacas que os señala la recepcionista. Wilson continúa protestando un momento por las ocurrencias de Randall mientras repasa lo que ha escrito en su blog, preguntándose de dónde habrá copiado el chico todas esas recetas en el poco tiempo que tuvo para preparar su identidad falsa.

Al cabo de cinco minutos, la persona que os va a hacer la entrevista de trabajo aparece al fin, guiándoos hasta una sala independiente.

La mujer te señala una butaca a un lado de la mesa mientras ella bordea el escritorio para sentarse al otro lado. A penas tienes tiempo para observar la sala, que parece una oficina administrativa típica de cualquier empresa.

- Señor Snofrú... - dice la mujer mientras se sienta y mira tu currículum falso que ha impreso y subrallado meticulósamente antes de la reunión. - Veo que tiene una larga experiencia en el sector servicios. Sorprendente para alguien tan joven, he de decir - comenta a modo de halago mientras observa tu reacción por encima de sus gafas.

Su dedo recorre todos los supuestos lugares en los que has trabajado, hasta que llega a uno que ha marcado con un círculo rojo.

- Estuvo usted trabajando en el Palace de Xiaojie - te había parecido excesivo decir que trabajaste en la misma Shinon, así que decidiste optar por una de sus lunas terraformadas. - ¿Qué puede contarme de su experiencia allí?

Miras al chico que te ha venido a recoger, pensando en que es demasiado pequeño en todos los aspectos imaginables como para realizarte la entrevista. Sin embargo, no tardas en darte cuenta de que no será él quien la realice. Mientras sujeta una puerta para dejarte paso ves incluso antes de entrar en ella una inmensa cocina con bastante gente trabajando.

- Bon soir, messieur D'Anjou - dice un hombre con un sombrero de chef casi sin levantar la cabeza de la encimera. A más velocidad de la que creías que era posible, corta un puerro en pequeños trozos antes de dejar su afilado cuchillo junto a otros de una colección que haría las glorias de Todd. - Entrez, si vous plais. Comment ça va? - Pregunta mientras se acerca a ti tendiéndote la mano.

Sin embargo, al ver la expresión de tu rostro, retira rápidamente el saludo.

- ¡Ah! ¿No habla usted fgancés? - pregunta con un fuerte acento. - Discúlpemé, pensé que con un apellido tan ilustge conocería un idioma civilizadó... Pego supongo que segá usted descendiente de los colonos de Nueva Orleans - dice mirándote de arriba a abajo, pronunciando el Orelans de la forma más curiosa que has escuchado jamás.

Espera a que ella se siente para hacer él lo propio

-Gracias, señorita ¿…? La verdad es que nunca he estado más de una o dos semanas sin empleo, así que desde que cumplí los 16 he estado, en un sitio u otro, pero sin parar.

Asiente un poco, recordando, literalmente recordando, sus experiencias inventadas de cada sitio por el que ha pasado.

Pues la verdad es que extraño ese lugar, conocí muy buena gente allí. Se trabajaba duro, pero las comisiones y propinas hacían que mereciera la pena. La verdad que no puedo contarle mucho. Ya sabe, la confidencialidad. Pero sí que puedo comentarle que aunque al principio pensé que no iba a encajar allí, cuando aprendí la particular etiqueta de los clientes, todos de clase alta, pude manejarme mejor. Les tengo que agradecer que desde que estuve allí no he vuelto a necesitar aceptar un trabajo tipo maxiburger ni nada que paguen menos de 10 créditos la hora.  Supongo que este no es el caso ¿verdad?, le sonríe.

Una cocina es una cocina en cualquier lugar del universo. Pero aquello no era una puta cocina. Más bien parecía el lugar dónde a Bazooka le hacían los análisis. Tanto le recordada a un quirófano, que la borrachera que aún arrastraba, subió, bajó y se dio una vuelta por todo su organismo permitiéndole reaccionar.

— No.

Fue lo único que pudo articular. No sabía en que versión de mandarín hablaban aquellos tipos. Francés lo había escuchado ofrecer a algunas prostitutas, cuando combatía con los Casacas Marrones, pero nunca había oído hablar a alguien tan rápido y tan ininteligiblemente.

— No.— Fue lo único que repitió. Dejó los papeles de su bio sobre la encimera metálica y le dio un fuerte apretón doble al cocinero. — Hei Kong (el negro) Bazooka. La deconstrucción con nitrógeno es, mis lect..., vosotros, me perdonéis por usar argot vulgar, una mierda. ¿Qué opinas?

Y cogió uno de los cuchillos diminutos que había por allí encima. En sus manos todos parecían pequeños. Su expresión era extraña. Bajo su barba, su sombrero, su chaleco barato y su cara de mala leche, se escondía una mezcla de ingenua ilusión por estar rodeados de tipos a los que les gustaba cocinar. Y él, adoraba la cocina.

Sin esperar la respuesta del chef, el grandullón sacó su preciado libro de bolsillo de cocina con recetas de la Vieja Tierra, todo estropeado y manoseado. Era su biblia para alimentar a los chicos de la firefly, así que esperaba que aquel enanito del gorro blanco supiese apreciarlo. Con el cuchillo en la mano, agarró una cebolla, y la partió a la mitad.

Comprobó que todos lo estaban observando, así que con cara extrañada, se metió el trozo de cebolla en la boca, y echó la otra mitad en una de las ollas que había en la cocina.

— ¿Cuándo empezamos?

La mujer apunta algo en una libreta mientras asiente con la cabeza. - Confidencialidad, claro... - repite no demasiado convencida.

Cuando lanzas tu pregunta, levanta la cabeza, casi sorprendida de que hagas algo que le obligue a salirse de su guión.

- Si no le importa, hablaremos de dinero al final de la entrevista, siempre y cuando le consideremos apto para el puesto, ¿está de acuerdo? - El tono de pregunta retórica se nota casi tanto como que está siguiendo el manual para el entrevistador novato. Después de todo, la gente de recursos humanos parece cortada siempre por el mismo patrón, piensas con cierto aburrimiento.

- Efectivamente, veo que siempre se ha estado moviendo de aquí para allá. ¿Qué es lo que le ha llevado a moverse tanto por la galaxia? - La falta de estabilidad siempre es un hándicap para acceer a un trabajo fijo, pero para un puesto eminentemente temporal no debería suponer ningún problema. No puedes evitar preguntarte si la mujer tiene muy claro que sólo esperas trabajar en la fiesta.

El cocinero te mira casi escandalizado con tu lenguaje.

- Mon Dieu! - exclama. - ¿Bazooka? ¿Qué es lo que esto significa? - pregunta desconcertado con fuerte acento, sin entender que se trata de tu apodo, ya que no encaja con la figura de Didier D'Anjou que tenía en mente.

Cuando coges la cebolla abre los ojos desmesuradamente, y hace el mismo gesto con la boca cuando muerdes una de las dos mitades. El chico que te ha acompañado aquí se queda mirándole un momento, como temiendo que haya entrado en shock, pero el cocinero finalmente reacciona agitando la cabeza.

- Mais non! - exclama agitando los brazos casi histérico. - Qu'est que vous faiset!!! - grita sin acordarse de hablar en un idioma que ambos comprendáis. Rápidamente se acerca a tu lado y vacía la olla en la que has echado la cebolla, mirándote con el ceño fruncido. - ¿Acaso se ha lavado las manos antes de tocar la comida, caballego? - pregunta indignado. - Espego que sus capacidades culinagias sean meggor que sus modales... - casi te resulta gracioso cómo se atraganta con la "j". Una pena que Randall te llamase Didier, habrías pagado por ver cómo el cocinero intenta pronunciar el nombre de "Jorge".

Inspira profundamente, tratando de relajarse y, seguramente, evaluando si realmente merece la pena seguir con esta entrevista. Finalmente parece tranquilizarse ligeramente y vuelve a dirigirse a ti.

- De acuegdo, aquí tiene los inggedientes - frunces el ceño, intentando ver si se le ha escapado algún gargajo al pronunciarlo. - Intente cocinag algo de calidad con todo esto... Y, pog supuesto, valoge la pgesentación. Se supone que va a cocinag en una fiesta paga la alta sociedad, no en cualquieg tugugio de bagio...

Wilson no recordaba una situación tan complicada para él desde... bueno... desde que le había entrevistado el capi. Pero aquellos enanos de bata blanca parecían estar tan desesperados por verle, probar su comida y ponerle una nota que en realidad, se sentía el rey de la fiesta. La mayoría de los pinches habían parado de hacer sus tareas para observarle y a Bazooka le gustaba tener público, como en los viejos tiempos del ring.

Con cierta apariencia de tranquilidad se quitó la chaqueta, la dejó sobre una silla que había por allí, y para su propia sorpresa pronunció un sonoro "Oui", que le sonó raro hasta a él. Luego agarro a uno de los muchachitos que estaban por la zona, y quitándole el sombrero, lo intercambió por el suyo. Desde su altura, era difícil resistirse a hacer el intercambio "gorril". Ataviado con el gorro blanco, se mesó la barba mientras pensaba qué hacer. Lavándose las manos en uno de los fregaderos de los que salía un chorro a presión, se puso unos guantes de goma, y miró a los presentes antes de golpear con fuerza una cacerola que colgaba del techo. ¡Gong! Ahora sí que estaba en un ring.

Mirando los ingredientes que Monsieur Gargajo había dejado sobre la mesa, Wilson decidió que no había suficientes cosas. Hacía mucho tiempo que no tenía tantos potingues dónde elegir, así que como si estuviese en un mall de Persephone, comenzó a correr por la cocina cogiendo en sus brazos todo tipo de elementos: un manojo de perejil, unas bananas, tomate, picante, atún, una botella de whiskey, carne de todo tipo... una mezcla extraña, que sin embargo, el mecánico comenzaba a ordenar en su cabeza pensando como si estuviese en el Cuervo — este trozo bien gordo para Todd, que come mucho. El picante para Bane, que se joda... y así sucesivamente.

Pasó las hojas de su librito, y seleccionó una receta. Luego abrió el whiskey, y echó un trago con un sonoro suspiro, y miró al jefe. Comenzó a trabajar mientras narraba lo que hacía.

— Empezamos. Se cogen las perdices, se despluman en seco. Se les saca las vísceras y se fríen, como siempre se ha hecho... Después de desplumarlas y vaciarlas, se les atan las patas a cada una para que mantengan esa posición mientras se doran en la mantequilla, con sal y pimienta a gusto. Es importante desplumarlas en seco, porque sumergirlas en agua hirviendo cambia el sabor de la carne. Éste es uno de los muchos secretos de la cocina que sólo se adquieren con la práctica, tíos.

Bazooka estaba en su salsa, nunca mejor dicho. De vez en cuando bebía un trago de licor, golpeaba las cucharas al ritmo de su propia creación, inmerso en una especie de vorágine de cocina.

— ¡Codornices al estilo Bazo... Didier! ¡Codornices Orleans al estilo Didier! ¡Eso es! ¡Va a quedar de puta madre! — siguió especiando con el orégano, el pimentón y la harina; sofreía las hortalizas picadas, hasta que estuvieron bien tiernas, para añadir el ajo. Lo rehogó unos instantes tirandole un buen chorro de salsa Tabasco y azúcar.

Pasaron unos doce minutos en los que el mecánico se dedicó a observar las máquinas de la cocina. Aquellas pequeñas le gritaban por todos lados. El fregadero se quejaba, y aprovechó el momento para quitar la tapa y desatascar el grifo, para que saliera el chorro completo. Lo hizo sin herramientas, sólo dando unos golpes de aquí y allá. Mientras el olor de la comida llenaba la cocina, Bazooka miró el horno. Observó los botones, los programas, y vio que tenía un montón de cosas preprogramadas. Sólo era cuestión de dar con el punto adecuado. Ajustó la temperatura de cocción y susurró al frío acero oscuro, como si fuese un bebé:

— Vamos pequeña. Enséñame qué tienes ahí dentro. Seguro que no me fallas si te pongo a tono, nena. Necesito que esto salga crujiente y de espatarrarse.

Cuando la salsa estuvo a punto, cogió la mantequilla y el aceite que le habían sobrado y rehogó las aves, hasta que quedaron crujientes por fuera. Luego le dio un empellón a uno de los chicos que trabajaban allí, que había estado amasando pan. Le echó unos trozos de cereales y frutos secos, y lo metió en el horno junto a las codornices y la salsa.

— Hay que dejarlo muy poco tiempo. Sólo un toque ¿sabéis? Como si fuese una tía en un bar. La tocas un poco, suave, como haciéndole caso pero sin hacérselo. Si es una diva se girará y te hará caso. Pero hay que hacerlo delicadamente para luego... — siguió hablando mientras con una manopla sacaba el plato del horno y agarraba tres tomates en sus manazas — ¡Darle caña!.

Acompañó esta última frase apretando con fuerza, con su enorme fuerza, las hortalizas, de tal modo que su pulpa salió del interior como si fuese un mismísimo bote de salsa, y cayó bañando con su jugo fresco el plato humeante.

Luego con una sonrisa, golpeó el cazo de nuevo, para finalizar el asalto como lo había empezado y le ofreció el plato a Monsieur Gargajo.

— ¡Y listo! ¡Y juntos felices comieron... codornices! ¡Codornices a la Diabla de Didier!

Joder. Menudo plato le había quedado. Si estuviese allí Randall ya estaría babeando.

¿Qué es lo que le ha llevado a moverse tanto por la galaxia?

Aquello era el colmo de la ignorancia… la galaxia… ¡La galaxia! Suspendida en física y astronomía. Le gustaría tanto levantarse y explicarle la diferencia entre una galaxia y un sistema solar. Que sin viajes FTL estaban aquí atrapados salvo que mandaran gente apiñada como hizo la vieja tierra cuando su gestión de residuos y su capitalismo salvaje acabó con la biosfera. Y había sido una mierda de viaje, en términos astronómicos estaban de su planeta natal a distancia de escupitajo, aunque hubo gente que nació y murió de vieja en esas arcas. ¡¡Por dios!! ¡¿Sabe como debió ser el viaje para toda esa gente apiñada, que viajaban atrapados en una lata rumbo a lo desconocido?! Aunque sea solo por referencias cinematográficas, tiene que conocer las arcas que perdieron el soporte vital y llegaron aquí por inercia como meros transportes de cadáveres. O las que perdieron el rumbo y se perdieron el espacio. Eso era viajar por la galaxia, lo que hacían ellos con su firefly no era mucho más sofisticado que irse al super a por unos helados.

Pero en lugar de ocurrir eso, le dice lo que ella quiere oír, la respuesta aceptable 23. -Bueno pues es que cuando tenía 17 mi padre, que ocupaba un cargo bastante importante, no era un camarero como yo, le destinaron a Xiaojie y toda la familia nos mudamos con él, aunque yo ya estaba trabajando. Que conste que avise con tiempo en mi trabajo. Una aventura familiar (Le sonríe mientras piensa con ironía: “uhhhhh a Xiaojie. ¡Qué aventura! ¡32 horas de vuelo desde mi planeta natal! Eso es espacio ignoto, fuimos pioneros de la raza humana”) -Me dolió dejar a mis amigos, pero la familia es la familia y preferí verlo como una nueva oportunidad. Sí, una aventura. Mi hermana se marchó cuando llevábamos un año viviendo allí, se caso con un hombre de este planeta. La verdad no sé porque no me vine aquí cuando murieron nuestros padres, -comenta con finguido arrepentimiento- Supongo que cada uno teníamos nuestra vida. Pero ahora que Hans, su esposo, ha muerto, necesitaba algo de ayuda. Mire (saca una foto de la cartera y se la enseña) estos dos son Lucio y Hans Junior, mis dos sobrinos.

Apunta lela (en su imaginación le arrebata la carpeta y lo escribe él):

-Fuertes valores familiares. /pero la familia es la familia/

-Resistencia a la frustración y puto optimismo, seguro que tus jefes tienen un orgasmo si ven la palabra “optimismo”. A los de personal les gusta tanto que finjas que estas contento con su mierda de ofertas… tan obsesionados con el optimismo. Me deprime tanta fijación con el optimismo de los... /Me dolió dejar a mis amigos … preferí verlo como una nueva oportunidad/

-Hijo de padre de clase superior, así que relativamente bien educado / mi padre, que ocupaba un cargo bastante importante/

-Cargas familiares que lo hacen mangoneable, es evidente que necesita el dinero /ahora que Hans, su esposo, ha muerto, necesitaba algo de ayuda … estos dos son Lucio y Hans Junior/

-Muy maduro para su edad y está como un queso. (momento de humildad mental)

El cocinero observa todo el proceso con atención, frunciendo el ceño ocasionalmente al ver cómo haces algo que él habría resuelto de una manera completamente diferente. Finalmente, cuando te acercas a él, toma el plato y lo lleva a una mesa, en la que hay un par de tenedores y cuchillos.

- Bueno, la pgesentación se puede meggogag - dice observándo el plato con atención - pego no es nada que no se pueda solucionag en el momento dugante una fiesta con ayuda del gesto del equipo. Siempge y cuando mantenga su boca ceggada, clago está... Y leggos de nuestga bebida...

Parece que, a pesar de tus esfuerzos, no vas a conseguir caer en gracia al cocinero. Sin embargo no es tu objetivo hacer nuevos amigos, sino conseguir un contrato. El chef Vatel se acerca al plato, olisqueándolo con atención.

- De sabog no está mal. He de geconoceg que ese toque picante le da un gusto especial. Algo pog encima de la media, digía yo, pego sin seg nada espectaculag... Pgobablemente, si hubiega pgestado más atención a los detalles en vez de a la bebida le habgía quedado mucho meggog.

Te hace un gesto para que te sientes en una silla junto a la mesa y él ocupa otra en el lado opuesto.

- Bueno, monsieur D'Anjou, dadas las circunstancias supongo que el puesto es vuestgo. Pog supuesto, dugante la fiesta yo supegvisagé todos los platos, pego necesito alguien más que haga el trabaggo de bulto, ya que sólo tengo dos cocinegos y nueve pinches. - Desde luego, con toda esa gente, el plan de comidas que debe tener es muy diferente a la comida de batalla que estás acostumbrado a preparar en el Cuervo. - Eso sí, mis condiciones son clagas y no negociables: nada de bebida en el tgabaggo y, sobge todo, no podgá salig de la cocina. No puedo aggiesgagme a que ninguno de los invitados vea a alguien con sus modales dugante la fiesta. ¿Está de acuegdo, monsieur?

Bazooka asintió con una sonrisa en los labios, satisfecho.

Luego miró hacia atrás olfateando el plato picante y con cara de niño inocente, preguntó:

— Si no se lo va a comer ¿le importa que lo haga yo?

La mujer te contesta con un sencillo "Ajam" mientras sigue escribiendo en su cuaderno.

- Así que le gusta la aventura, ¿no? - pregunta mientras anota la palabra "inestable", lo que hace que estés a punto de tirarte a su cuello. - Y, ¿qué es lo que llevó al hijo de una familia adinerada a trabajar como camarero? Estoy convencida de que su familia, teniendo su padre un cargo tan importante, pudo costearle una educación sin necesidad de que usted se pusiera a trabajar tan joven.

Hace esta última pregunta como si fuera un mero trámite, porque tiene toda la pinta de que la entrevista está a punto de terminar.

…pregunta mientras anota la palabra "inestable"

Randall apunta la palabra “retardada mental” en su cuaderno imaginario.

…pudo costearle una educación sin necesidad de que usted se pusiera a trabajar tan joven.

-Mire, no le voy a mentir. Puedo memorizar algún texto de historia o literatura si me lo propongo y regurgitarlo en un examen. Las matemáticas son para mí un invento alienígena y en ciencias a duras penas aprobé. ¿Podría haberme enchufado mi padre en una universidad? Sí, podría hasta haberme comprado el titulo… ¿Pero de que me serviría un titulo de arquitecto, si mis edificios se derrumban? ¿O de medico si luego mato a todos los pacientes?... Y además, no sé cómo será en otros casos… pero en mi familia, en nuestro anterior estatus no éramos tan felices ninguno como pudiéramos aparentar hacia el exterior.

Ahhh padre, si no hubieras estado tan ocupado trabajando, mama no se habría dado a la ginebra… -piensa en un momento de confusión que la historia real y la inventada se confunden en su mente.