Partida Rol por web

Como el coche arrancó de nuevo casi inmediatamente después de haber chocado, pudieron avanzar por las calles y alejarse de los rabiosos que se acercaban por el ruido. Al ver que no tendrían que enfrentarse a los infectados volvió a guardar el fusil en su sitio, replegándolo de nuevo en el lomo acompañado de sonidos mecánicos. Luego volvió al interior del coche de un salto.

Cuando llegaron a las puertas de la Sagrada Familia algo parecía perturbarle. En el proyector de su retina unas luces amarillas parpadeantes le indicaban que allí corría peligro, un peligro incluso mayor que el que suponía estar rodeados de infectados. Quiso advertir al grupo pero no sabía cómo hacerlo, probó torciendo el gesto, aullando muy flojito casi para sí mismo y rascando en el brazo a Boris con la pata como diciéndole que arrancara el coche. Al no saber qué peligro había activado su sistema de alerta y sobre todo por el hecho de que no tenía las mismas habilidades comunicativas ni cognitivas de una persona poco más podía hacer.

Sin embargo, si alguien tenía que bajar del coche, el más indicado era él. Era con diferencia el más rápido y escurridizo del grupo, y por supuesto el más pequeño. Y no hacía falta mencionar que también era el más adorable. Y peludo. Pero dejando de lado el largo listado de cualidades que poseía decidió sacar pecho. - ¡Woof! - Ladró mirando a Cristina, como si se ofreciera a bajar. No sabía si le entendería, motivo por el cual se puso nervioso, dio un par de vueltas sobre su propio eje para luego detenerse y rascar con la pata la puerta del coche. - ¡Woof! - Volvió a ladrar, mirando esta vez la puerta.

El plan de Cristina parecía viable, pero le mosqueaba mucho lo que sus sensores le indicaban y si provenía de la propia catedral como sospechaba, él y K9 tendrían serios problemas para acercase.

—No me parece mala idea, vosotros os escondéis y esperáis a que los atraiga, si alguno se queda para usar la torreta mejor, así os podremos abrir camino luego desde fuera si es necesario. Pero mis sensores me alertan de que hay radiación electromagnética por los alrededores, de momento no es mucha y no se de donde sale, a ostros os puede sentar mal, a K9 y a mi nos puede hacer polvo si aumenta.

Cristina sólo tiene que sumar dos y dos cuando Alex menciona la radiación ambiental. Su corazón no deja de ser un aparato electrónico y aunque posee varios circuitos redundantes aún puede fundirse si recibe cierto de nivel de radiación.

La pregunta es: ¿Cuánto aguantará?

Haya paz, hermanita - David rodea los hombros de Cristina con sus brazos desde atrás - Estaremos bien, ya lo verás. Somos el equipo matazombies del año. Tenemos el rango "S" en todas las categorías, todos los extras desbloqueados y mala leche de sobra para enviar a todos esos mamones al infierno dieciocho veces. Y si cuando cojamos al crío tenemos que hacerle un puente a Mach-4 para que entre en razón, pues se lo hacemos ¿Eh?

Hay una cosa que me preocupa - comenta Johan - Los Rabiosos de la puerta nos están viendo pero no vienen hacia nosotros. Igual que pasó en el zoo ¿Qué les pasa?

El padre Isidro les ha dado órdenes - explica Mariluz - Es muy difícil conseguir que le desobedezcan - se aprieta contra K9 pensando que él también tiene miedo de los infectados - El padre Isidro es malo.

O sea, que hay que cabrearles de lo lindo - Johan se levanta y se pone a los mandos de la ametralladora, comprobando que la cinta de munición esté libre de trabas - ¿Creéis que esto servirá? ¿Quién se baja para colarse en la catedral?

¡No vayas, perrito! - suplica Mariluz abrazando a K9...

David seguía siendo el mismo chiquillo de siempre, irrespetuoso y alocado, inmaduro, estúpidamente valiente y egocéntrico, pero a pesar de todo, siempre lo querría. Era mi hermano, la única familia que me quedaba y tanto él como yo, daríamos la vida sin dudarlo el uno por el otro.

Le sonreí, intentando parecer indiferente a sus pequeñas "cosas", y dejé que me abrazara como lo hacía siempre, mostrando que estábamos más cerca de lo que quizás dos personas tan diferentes hubieran estado. Agarré entonces sus brazos con mis manos e incliné la cabeza hacia la suya.

-Lo sé, hermanito. Somos invencibles. Mientras estemos juntos, siempre lo seremos.

Pero no era así ni mucho menos. A pesar de fingir estar perfectamente, distaba mucho de encontrarme así. Aquella punzada tenía un origen mecánico y hasta que Alex no reveló lo de la radiación, no fui capaz de darme cuenta del motivo. Para un humano normal, si no excedía de ciertos límites no tenía por qué ser un problema a corto plazo, pero con los implantes cibernéticos la cosa era muy diferente. Cualquier interrupción momentánea en la corriente eléctrica podía provocar el cese de su funcionamiento.

De no haber sido mecánica, no se me habría ocurrido, pero ahora lo entendía, y eso añadía una nueva dificultad a todo aquello. Dentro del vehículo estaba medianamente protegida, y seguramente en el interior de edificios como la Sagrada Familia... salvo que viniese de allí como parecía.

Así que teníamos un plan, pero yo no podía hacer cualquier cosa que quisiera, aunque... tampoco deseaba revelarlo, no todavía. No estaba preparada para eso.

Tuve que tomar una decisión, aunque no me gustase.

Para que el plan saliese bien, un equipo debía permanecer dentro del vehículo y otro fuera, esperando su oportunidad. Las opciones de Alex, dado que era el conductor y además no convenía que saliese, aumentarían si disponía de alguien que le pudiera guiar en caso de problemas, es decir, yo.

-Creo que Alex, K9 y yo, además de Mariluz, deberíamos quedarnos en el vehículo. Elian, David y Lund pueden salir y ocultarse para entrar en cuanto "limpiemos" la zona. ¿Os parece bien?

David seguía siendo el mismo chiquillo de siempre, irrespetuoso y alocado, inmaduro, estúpidamente valiente y egocéntrico, pero a pesar de todo, siempre lo querría. Era mi hermano, la única familia que me quedaba y tanto él como yo, daríamos la vida sin dudarlo el uno por el otro.

Le sonreí, intentando parecer indiferente a sus pequeñas "cosas", y dejé que me abrazara como lo hacía siempre, mostrando que estábamos más cerca de lo que quizás dos personas tan diferentes hubieran estado. Agarré entonces sus brazos con mis manos e incliné la cabeza hacia la suya.

-Lo sé, hermanito. Somos invencibles. Mientras estemos juntos, siempre lo seremos.

Pero no era así ni mucho menos.

Para que el plan saliese bien, un equipo debía permanecer dentro del vehículo y otro fuera, esperando su oportunidad. Las opciones de Alex, dado que era el conductor y además no convenía que saliese, aumentarían si disponía de alguien que le pudiera guiar en caso de problemas, es decir, yo.

-Creo que Alex, K9 y yo, además de Mariluz, deberíamos quedarnos en el vehículo. Elian, David y Lund pueden salir y ocultarse para entrar en cuanto "limpiemos" la zona. ¿Os parece bien?

Que alguien pudiese dar órdenes a los rabiosos era muy preocupante, pero que estos no se lanzasen a por ellos nada más verlos les daba tiempo a pensar y trazar un plan.

—Pues si no se mueven eso que ganamos, los que nos quedemos en el todoterreno podemos buscar un sitio alto con una buena ruta de escape desde donde acribillarlos con la ametralladora del vehículo y la mía, y ya cuando se acerquen nos alejamos. Que aparte de llamar su atención podemos hacer un buen estropicio con esos cabrones.

Estaba preparado en el puesto de la ametralladora para abrir fuego en cuanto estuviermaos preparados, pero Cristina propuso dos grupos y yo no estaba en el que se quedaba en el coche. No tenía ninguna preferencia en estar en ningún grupo, pero si me preocupaba quien iba a manejar la ametralladora y así se lo hice saber a Cristinta. -Supongo que serás tú quien maneje la ametralladora, ¿no? Piensa en ello. Tus disparos tienen que ser precisos si queremos tener alguna oportunidad de sobrevivir.

No dudaba de la puntería de Cristina, pero quería asegurarme que estaba convencida de que estaba preparada para lo que pudiera suceder.

-Una vez dentro, si nos encontramos con el padre Isidro, mucho me temo, que necesitaremos a todo el equipo al completo. Tendremos que encargarnos de él y rescatar al chico.

Me bajé del puesto de la ametralladora dejándola libre para que Cristina se pudiera acomodar.

Tras unos segundos de serenidad mirando la puerta se relajó y dejó de darle al pomo con la pata. Él debía quedarse en el coche y evitar a toda costa entrar en la catedral por algo muy malo que no comprendía pero que podía matarle casi al instante. Se quedó sentadito y se dejó abrazar por la niña. Le hubiera gustado responderle que no se preocupara, que no iba a bajar del vehículo, pero solo se limitó a ponerse muy tenso y quieto, ya que le preocupaba que con cualquier pequeño gesto pudiera hacer daño a la pequeña.

Si alguien se lo ofreciera estaría encantado de ser él el que manejara la ametralladora, pero sí, casi que mejor usaba el fusil que llevaba acoplado en la espalda y se dejaba de mandangas...

Eliana había estado hasta ese momento más preocupada por el estado de la niña. 

—Mariluz no puede, ni debe moverse. Está estabilizada pero para nada lejos de peligro. No puede caminar sola además. Por lo demás, no me importa bajar. También soy bastante capaz de usar la ametralladora si es necesario alguien más*. 

Dicho eso, empezó a coger lo que podía necesitar y revisó que sus armas estuvieran cargadas. Cualquier ade las dos opciones le parecía bien. 

Disparar no era lo mío, pero tampoco pensaba hacerlo para fallar. En cualquier caso, en realidad nuestra mejor opción no era matar y matar, puesto que había rabiosos por todas partes y acabar con todos sería poco menos que imposible, sino distraerlos lo suficiente como para que ellos pudieran entrar.

-Creo que podré con la ametralladora -le dije escuetamente, colocándome en el lugar para manejarla.

Desde luego, había que encontrar al archiconocido padre Isidro, una vez lograsen entrar, pero eso ya se vería. En aquellos instantes lo importante era para empezar, disponer de una oportunidad para conseguirlo.

-Tened en cuenta que necesitamos el vehículo para salir de aquí con vida, así que hagamos lo que hagamos, no deberíamos dejarlo solo, en ningún momento, y lo que también es evidente es que a no ser que esa fuente de radiación quede completamente fuera de funcionamiento, ni Alex y ni K9 podrán salir de él. Así que anularla debería ser también una de las prioridades del equipo que entre. 

Lancé un suspiro debido a la cantidad de cosas que debíamos hacer. Entrar, distraer, localizar la fuente de radiación, anularla, encontrar al padre isidro, encontrar al muchacho, salir con vida de allí... por ese motivo, cobraba mayor importancia que nunca el hacer las cosas poco a poco, sin apresurarse.

-Vayamos paso a paso. Primero preocupémonos por entrar y comprobar el interior. Si veis que la situación es demasiado complicada, salid corriendo y buscaremos otra manera de enfrentarnos a esto. ¿Estamos de acuerdo? ¿David, de acuerdo? Nada de disparar primero y mirar después; solo ver lo que hay dentro y valorar las posibilidades antes de lanzarse a lo loco.

Me dirigí finalmente hacia mi hermano porque lo conocía demasiado bien y sabía que confiaba demasiado en su rapidez y destreza, en lugar de usar la cabeza antes de nada. Claro que no iba solo, pero eso no hacía sino preocuparme más, porque si uno metía la pata, los demás podían verse arrastrados involuntariamente.

-Y por supuesto, Mariluz será mejor que se quede aquí. No es necesario colocarla de nuevo en una situación de peligro.

¡Genial! - dice David - Hoy las hostias se las come el cura - Sin embargo antes de bajar del coche comprueba el cargador de su arma y se aprieta los correajes de su escudo.

Vehículo enemigo derribado - irrumpe la voz de Mach-4, interferida por la radiación - ... más... enemigos por la zona: he... helicóptero de transporte pesado y... retirada... reparaciones... recomiendo extremar prec... avisar en caso de... gencia...

Me he quedado igual - comenta David. Antes de bajar del coche le rasca las orejas a K9 - Cuida bien de la pequeña, campeón.

La maniobra de distracción resulta más fácil de lo que parecía. Cristina lanza unas cuantas ráfagas de ametralladora mientras Alex hace rugir el motor. El instinto se sobrepone rápidamente a las órdenes del padre Isidro y la horda de Rabiosos se lanza en persecución del coche mientras Eliana, Johan y David se esconden hasta que la entrada queda despejada...

K9 no ha entendido nada de la conversación por radio. Sin embargo, su instinto le dice que hay más peligro aparte de la horda de Rabiosos que ahora los persigue. Si alcanzan el coche los harán pedazos pero por suerte el coche es más rápido. No, es otra cosa. Si la niña tan sólo le dejase mover bien la cabeza...

Incluso sorteando obstáculos Alex no tiene demasiados problemas para mantener el coche lejos de las ávidas garras de los Rabiosos, que aúllan de hambre y frustración mientras corren tras el vehículo. Al alejarse un par de manzanas de la catedral (1) una nueva comunicación llega a través de la radio.

Vosotros, los caza-carroñas de Pasar Página. Soy el capitán Rafael Lagos, equipo de recuperación de la compañía G-Nomer. No sé qué coño estáis buscando aquí y me importa una mierda, pero ya os estáis largando si no queréis que os volemos la puta cabeza.

La comunicación llega con muchas menos interferencias que la de Mach-4, lo que indica que la fuente está mucho más cerca que el androide...

Mira que son gilipollas - se burla David. La horda de Rabiosos ha salido corriendo al completo tras el coche dejando la entrada despejada. Aún así los tres soldados procuran hacer el mínimo ruido posible mientras se cuelan en la enorme catedral.

El apocalipsis no fue amable con la obra maestra de Antonio Gaudí (1). Muchas de sus altísimas columnas están resquebrajadas, manchadas de sangre o tienen agujeros de bala. Las antaño hermosas vidrieras multicolor ahora están rotas, cubiertas de mugre o ambas cosas; luz que pasa a través de ellas es lúgubre y con un tinte marrón. A un lado hay una gran pila de bancos que un desgraciado grupo de supervivientes debió utilizar para atrincherarse a la espera de un rescate que nunca llegó. De ellos sólo quedan unos pocos cadáveres que quedaron demasiado dañados como para que el Rain-Rutherford los reanimase y ahora no son más que momias resecas tiradas sobre las maderas.

Rodeando el altar hay varias barras de metal clavadas en el mármol y unidas por varias vueltas de alambre de espino medio oxidado. Un pequeño grupo de Rabiosos ruge hacia algo que está en el interior de esa jaula improvisada. Se escuchan lamentos y sollozos mezclados con los rugidos de los Rabiosos, que sólo dejan intuir que hay varias personas atrapadas.

No podía ser tan fácil - rezonga David

Los Rabiosos están demasiado concentrados en los prisioneros, por lo que todo promete una matanza fácil y relativamente silenciosa. Sin embargo, cuando el equipo se acerca el improvisado refugio de bancos salta en pedazos salpicando al equipo con una lluvia de astillas y trozos de madera. 

El Rabioso roza los tres metros de altura y está vestido con los restos de un traje antidisturbios. Sus músculos están hinchados reventando la piel en varios sitios. Afiladas púas de hueso erizan las articulaciones de sus manos, que chasquean cuando el monstruo se interpone entre los soldados de Pasar Página y la salida y lanza un rugido antes de abalanzarse sobre ellos...

Tal y como había sospechado, para David aquello era como estar en un restaurante con barra libre. Mientras pudiese disparar, todo iba bien, todo iba... genial, como él había dicho. No era descuidado, y desde luego, su habilidad superaba con creces la de cualquier otra persona que conociese, pero no por ello estaba a salvo y eso era algo que él ignoraba o simplemente, desechaba.

En su cabeza, la posibilidad de que le ocurriese algo malo no existía.

Iba a volver a insistirle que tuviese cuidado cuando llegó la comunicación de Mach 4, entrecortada por alguna clase de interferencia, seguramente, por la maldita radiación.

-Mierda, le están atacando. ¿Pero quién demonios está intentando deshacerse de nosotros? -pregunté, más para mí misma que para cualquier otro.

David, por supuesto, no iba a cambiar sus planes y bajó rápidamente, seguido de los demás. 

Maldije por lo bajo, mientras agarraba las ametralladoras y miraba al exterior. Disparé rápidamente a los primeros rabiosos que aparecieron, una vez se hubieron ocultado todos, y no tardaron en dirigirse hacia nosotros. El motor del vehículo, en cuanto Alex hubo arrancado, hizo el resto.

-Está bien, vamos a poner distancia para dejarles espacio -le dije a Alex, mientras me aseguraba que teníamos el camino libre.

Cuando nos alejamos un poco, pensé en que por delante no teníamos nada, pero que quizás debiéramos saber cuántos nos seguían y si representaban un peligro para nosotros, así que me giré un momento hacia Alex.

Alex, ¿puedes ir marcha atrás para que pueda vigilar o es imposible que veas el camino y maniobres? Después de todo, tampoco tenemos que ir muy aprisa.

Y entonces llegó la aclaración de quienes nos estaban atacando.  Por lo visto, no éramos los únicos interesados en efectuar aquella recuperación. ¿O se trataba de otra cosa? Quizás... supieran también lo de la inmunidad del muchacho y estuviesen buscándole pen nombre de algún cliente.

Alex empezó a conducir alejándose de sus compañeros, después giraría hacia la derecha he intentaría despistar a la horda mientras daba un amplio rodeo, solo esperaba no encontrarse con ningún camino cortado mientras lo hacían.

Nuevamente la hojalata les comunico que estaban atacándole, o lo intento mientras se le entrecortaba la comunicación.

—Puedo, pero tendría que fiarme de los retrovisores para ver los obstáculos y si llevamos a los rabiosos muy cerca puede ser un jaleo si tenemos que hacer alguna maniobra inesperada—. Respondió a la propuesta de Cristina  de ir marcha atrás.

Y entonces llegó la comunicación del tal capitán Lagos amenazándoles, Alex apretó el botón del comunicador la decirle a ese payaso que podía comerle los huevos, pero justo antes de empezar a hablar recapacitó y soltó el botón.

—¿Qué hacemos con esos hijos de puta? Porque te advierto que llevo muy mal lo de que me amenacen.

Se dejó acariciar por David encantado y respondió con un ladrido firme, como si hubiera entendido lo que le había dicho y acatara obedientemente. Luego arrancaron el coche y se alejaron de la catedral haciendo todo el jaleo posible para atraer la atención de los rabiosos.

Le hubiera gustado ayudar de alguna forma a Cristina y Boris, al fin y al cabo es lo que un buen chico haría, sin embargo con la pequeña pegada al cuello apenas podía hacer nada, ni si quiera mirar con propiedad los alrededores por si algo llamara su atención...

Por supuesto no entendió nada de la nueva transmisión que recibieron, pero puedo sentir que no era nada bueno por el ambiente. Por el momento se encargó de vigilar a Mariluz, dándole algún que otro lametón en las manos.

—¡Eh, cuidado, que no somos ni independentistas, ni marionetistas, ni votamos a Podemos! —dijo Eliana, viendo que lo del sigilo se había convertido en una forma de hablar y había tenido que rodar por el suelo. 

Visto que la mole les había cerrado el paso, o se habrían paso a balazos, o echaban a correr. Así que, a riesgo de enfadarla, trató de lanzarle un par de balazos para ver cuán resistente era. Aunque sospechaba que iban a tener que correr. 

Las balas de la primera ráfaga rebotaron como si fueran piedritas. Por suerte, la segunda fue algo mejor... Pero no estaba segura de cuántos golpes de suerte podían hacer falta.