Partida Rol por web

La verdad que a mi el personaje ese que vimos yendo hacia la casucha me da mala espina, pero ciertamente si existe la posibilidad de matar a Vrood... hay que intentarlo. Susurra Garin al grupo. El enano estaba nuevamente deseoso de entrar en combate y más si podía ser contra la persona a la que llevaban tanto tiempo buscando.

- Vayamos a por Vrood. Nos podemos encargar del resto después...

En cuanto os acercáis como vanguardia del grupo a la torre, veis movimiento en el piso superior, varios encapuchados armados con que, con los arcos cargados, parecen observar al grupo desde el piso superior cubiertos parcialmente por los restos del muro de la segunda planta.

Eredhir y Zaev se separan del grupo para explorar, usando el terreno para cubrirse. La torre se abre ante ellos, silenciosa, como la guarida de una criatura primigenia que os invita a entrar.

¿Estará dentro Vrood y será este el final del camino? ¿Lo será para el malvado nigromante o para vosotros?
 

El elfo se paró en seco, levantando el arco hacia el piso superior de la torre y tensando la cuerda. Sin embargo no disparó, sólo aguardó. Esperaba que los conjuros de ocultación permitieran al grupo alcanzar la puerta de la torre sin ser detectados.

El pícaro asomó la cabeza desde detrás de su cobertura y estudió a los vigías de la torre. Parece que miran hacia el grupo, pero no tiene sentido. ¿Si nos hubiesen visto, porque no han disparado? Los pensamientos de Zaev divagaban, sin ofrecerle una solución clara. Si disparamos ahora se llevarían unos cuantos flechazos antes siquiera de darse cuenta de dónde han salido, pero nos exponemos demasiado. Finalmente, imitó a Eredhir y decidió aguardar

Del piso superior de la torre se levantan 3 figuras encapuchadas con arcos cortos en las manos y flechas llameantes cargadas. Uno de ellos es alcanzado por la flecha de plumas negras de Eredhir pero la que dispara Zaev rebota inofensivamente en la cobertura de los agresores.

Las flechas de los cultistas vuelan hacia el resto del grupo, dejando una estela de fuego mientras buscan sus objetivos...

...y parece que ver a uno de sus compañeros heridos no parece afectar a uno de los encapuchados, que disparando con una puntería letal consigue acertar al padre Aximand en la coraza de la armadura. Las otras dos flechas caen a los pies del grupo y se quedan allí ardiendo como antorchas.

Mierda! Nos han descubierto! Murmura Garin entre dientes. 

Durante unos instantes el enano duda en si cubrir con su pavés a alguno de sus compañeros o salir corriendo hacia la puerta de la torre e intentar derribarla y de paso desviar la atención de los arqueros hacia él y asi conceder unos segundos a sus compañeros para ponerse a cubierto. Finalmente opta por lo segundo...

Cubrios yo me encargo de echar la puerta abajo!! Grita el enano a la vez que saca el pavés y sale corriendo directo a la puerta mientras intenta cubrirse con su escudo...

Alatar observa como se desencadena una batalla más. Da un paso al frente con firmeza, extiende sus brazos y un campo de fuerza azulado aparece, envolviendo a Dalía, y a Garv.

- ¡Adelante! Intentaré protegeros.

Tenemos que deshacernos de ellos lo antes posible, estamos totalmente a su merced. Disparó dos flechas hacia el sectario que había alcanzado Eredhir, no sin antes exhortar al enano:

-¡Garin, acuérdate de poner la cabeza por delante!

Alatar lanza su custodia protectora mientras Garin se dirige hacia la puerta de la torre.

Zaev intenta alcanzar al cultista herido pero la cobertura hace que sea difícil impactar a los esbirros del Sendero Susurrante y ambos disparos fallan...

Por algún motivo los conjuros protectores no habían funcionado. Tenían que moverse rápido pues estaban en clara desventaja táctica. Desde aquella torre eran blanco fácil.

Eredhir afianzó sus pies y empezó a disparar una flecha tras otra. "Moveos! Moveos! Somos blanco fácil aquí abajo!". Veamos si se atreven a asomar la cabeza.

¡¡La primera flecha de Eredhir encuentra un blanco perfecto en el ojo de uno de los encapuchados que les ataca!! El impacto es tan fuerte que la cabeza de su enemigo se gira bruscamente hacia atrás con un crujido siniestro y a continuación el cultista cae por encima del parapeto para estamparse a los pies de la torre, justo delante de la puerta principal...

No contento con esto, la segunda flecha del elfo perfora el hombro de un segundo atacante, que no emite ni el mas pequeño sonido ante su herida o el terrible fin de su compañero...

Decididos a enfrentarse a la nueva amenaza, un cultista le grita al otro: "Cremare" y al unísono mueven sus manos y sendas flecha de ácido se materializan delante de ellos y se dirigen con gran puntería hacia el inquisidor que ha derribado a su compañero. Con una maligna sonrisa, se encorvan para quedar a cubierto y desaparecen de vuestra vista.

A estas alturas, ya casi os sabíais las palabras de memoria, y antes de que Dalía termine su plegaria ya estabais anticipando sus efectos. Cuando termina, avanza hacia la torre, lentamente, con su habitual cojera.

Ahogando una queja, pues entendía que aquello iba a ser sólo el principio, Garv embrazó el escudo tan pronto como pudo. No pintaba fácil, pero sí largo, por lo que la cautela aconsejaba buscar resguardo de los proyectiles tras algo. Una piedra de tamaño aceptable sería mejor que nada; y viendo que era el último en reaccionar poco más podía hacer hasta estar en distancias más reducidas.

¡¡Con un sonido escalofriantemente agudo, un proyectil de catapulta llameante cruza el cielo y estalla al impacto con el suelo en la retaguardia del grupo, justo entre donde las flechas llameantes que dispararon los cultistas siguen ardiendo!!