Partida Rol por web

Viendo que sus compañeros tratan de asaetear a su enemigo, Cremok se desplaza hacia un lado para no meterse en la línea de tiro de los arqueros. Lamentablemente, tropieza con una piedra suelta y pese a que gracias a sus reflejos felinos evita caerse, su golpe de hacha ni siquiera roza al goblin.

El goblin que ataca a Nieruk se lanza contra su gaznate intentando arrancarle un ojo de un mordisco. No obstante, el shoanti es lo suficientemente hábil como para aprovechar el flanco abierto del goblin y prácticamente consigue que la criatura se empale en su arma muriendo al instante.

El giro poco habilidoso de Cremok, no obstante, lo deja bastante indefenso y el goblin aprovecha para clavarle el arma hasta prácticamente la empuñadura. La estocada habría matado a cualquiera pero el bárbaro parece resistir de forma inhumana.

Nieruk, sonriendo grotescamente al ver la sangre del goblin gotear desde la punta de su espada, se vuelve bruscamente al escuchar el gruñido de dolor de su enfurecido camarada. Al ver al Lyrune doblado con el filo goblin clavado en su estomago, sale corriendo agarrando con fuerza la espada y cargando como un animal salvaje a la pequeña y malvada criatura.

Nieruk, sonriendo grotescamente al ver la sangre del goblin gotear desde la punta de su espada, se vuelve bruscamente al escuchar el gruñido de dolor de su enfurecido camarada. Al ver al Lyrune doblado con el filo goblin clavado en su estomago, sale corriendo agarrando con fuerza la espada y cargando como un animal salvaje a la pequeña y malvada criatura.

El golpe penetra justamente por la boca abierta de la criatura, la cual estaba riendose en ese momento, y el brutal y salvaje golpe rebana la parte superior de la cabeza, dejando unicamente la parte inferior de la mandibula en recuerdo de la sonrisa malvada. El cuerpo de la criatura tarda unos segundos en desplomarse, agitandose como la hierba en la pradera. Nieruk, sonriendo, le pega una patada al trozo arrancado del craneo y lo manda rebotando hacia uno de los puestos.

Al ver como el bárbaro es atravesado por la espada del Goblin, Deivon sale corriendo hacia el bárbaro para intentar curarlo.

Con los ojos fuera de sus órbitas y echando espuma por la boca, Cremok se gira hacia Nieruk y a punto está de asestarle con el hacha, pero se da cuenta de que es un amigo y no enemigo y detiene su golpe.

Respirando afanosamente, Cremok trastabillea por las heridas recibidas, cuasimilagrosamente en pie. El salvaje bárbaro está virtualmente muerto, lo que pasa es que su cuerpo aún no se ha dado cuenta...

Nieruk, sonriendo, empieza a recorrer la plaza del mercado, cortando con un cuchillo largo de desollar todas las orejas de los goblins, y escupiedo en sus rostros muertos. Va murmurando algo como que no hay ninguno que merezca la pena como trofeo. Cuando ha terminado, parece volver un poco a la realidad y comienza a observar a su alrededor, mirando a sus compañeros heridos, y un gesto de preocupación sustituye su anterior sonrisa enloquecida. Se acerca a Noa, viendo que Cremok esta recibiendo las atenciones del clergio, y le ofrece su ayuda, al tiempo que arraca un trozo de tela de su gastada camisa.

-Debemos ver como está el resto de la ciudad, puede que hagamos falta en otros sitios. Deberiamos ponernos en contacto con el Sheriff- y mirando hacia los otros pregunta -¿Como estais, podeis continuar?-

Sin problemas, ¿y el bárbaro?

El bárbaro suelta una extraña frase en su incomprensible idioma natal, mitad susurro, mitad maldición...

It's just a flesh wound

El caos parece rodear Punta Arena por todos lados, goblins corriendo de unos sitios a otros, ruidos de pelea, gritos...

-Parece que el ataque es importante, y veo que estais heridos, asi que sera mejor que vayamos al fortin de la guarnicion, alli podremos ser de más ayuda y estaremos más seguros-

Mientras digo esto tiro toda la mercancia de un carro de fruta y empiezo a subir a Cremok encima

-Llevad los arcos y ballestas cargados por si aparecen mas alimañas-

Podeis ver un buen puñado de orejas de goblins enganchadas en un trozo de cuerda basto colgando del cinturon.

Me vuelvo hacia el clérigo que ha cerrado las heridas de Cremok y le digo:

-Buen hombre, será mejor que venga con nosotros, estara más seguro y podrá ser de más ayuda al sitio al que vamos. Por cierto, me llamo Nieruk, y el que agoniza en el carro se llama Cremok-

Cremok cae desmayado sobre el carro. Borbotones de sangre siguen escapando de su cuerpo inerte.

Deivon se acerca al bárbaro que yace en el suelo y comienza una plegaria a Desna.

Cuando el joven comienza a recuperarse, se gira hacia el resto del grupo y se presenta:

- Buenas extranjeros, me llamo Deivon y querría daros las gracias a todos por haberos batido valientemente contra estos goblins que han atacado mi ciudad. ¿Seríais tan amables de ayudarme a encontrar a mi superior o al alguacil y socorrer a mis conciudadanos?

Lentamente, Cremok se levanta del carro. Agarra su hacha y con gesto frenético busca a los goblins que le han atacado.

¡Dónde están! ¿¡Dónde están, que me los cargo a todos!?

Nieruk acaricia lentamente las orejas cortadas mientras dice:

-Shhhh, no grites, que ya te oyen- dice riendose. Y volviendose hacia Deivon le dice:

-Creo que sería mejor ir a la guarnición, supongo que alli se habran reunido para organizar la resistencia, aunque si quieres podemos pasar por la catedral de camino-

Mientras dice todo esto, Nieruk registra los cadaveres de los goblins viendo si hay algo de valor en sus despojos

Por todos lados veis goblins correteando, cantando su cacofónica canción y causando el caos por doquier.

Nieruk se pone en camino hacia la guarnición, pero pasando antes por la catedral de Desna, guiando al grupo por los lugares más apartados esperando no tener problemas con la escoria goblin dado el estado en el que estamos tras nuestro primer encuentro. Antes de marchar, sin embargo, ha recogido un escudo de madera para mejorar su proteccion en caso de que volvamos a tener que luchar.

Al pasar por cada calle en la que se ven los despojos dejados atras por los goblins, Nieruk no puede dejar de insultar a "esas malditas ladillas sonrientes".

Noa sigue a Nieruk con la ballesta cargada y bien sujeta con las dos manos.

Habla a Deivon:

Hola, me llamo Noa y he venido a esta ciudad a solucionar unos asuntos pendientes de mi difunto padre adoptivo .