Partida Rol por web

Elnara se llevó la mano a la barbilla y ladeó la cabeza, reflexionando.

-Bueeeeeno... es verdad lo que dice Guijarro, aunque nos ague la fiesta. Igual sí que deberíamos limpiar esto de pugwampis antes de bajar.

La gnomo se colgó del brazo del enano.

-Ahora estoy con Guijarro! Acabemos con ese feéricos perversos! Nos dan mala imagen a los demás!

Busco la forma de cerrar la puerta secreta, no sea que los Pugwampis se intenten esconder mientras exploramos

"Tengo que darte la razón por completo. Aunque me encantaría desvelar los últimos regalos de San Vardishal para el mundo, tenemos un trabajo que cumplir"

"¡Uno por el que nos pagan!"  Y en este momento recuerdo que realmente necesito una ingente cantidad de dinero para mis... Asuntillos. Dejémoslo ahí. Son asuntillos.

Edriel asintió, resignándose. 

-El misterio tendrá que esperar. El enano gruñón está en lo cierto, por una vez.

El elfo se deslizó, sigiloso (aunque no demasiado para sus estándares) y se asomó al pasillo que conectaba el claustro con la zona que previamente había ojeado.

Parece que en este joven cuerpo, el que llevo entrenando día tras día y destrozando un poco en cada combate, ahora aloja a alguien más.

Y salvo que la "presencia" sea especialmente buena falseando quien es, creo que es un alma (si puede decirse "alma" en estos casos) dedicada al bien.

"Mi nombre... Me llaman Lybious" pienso, casi como una oración "Y por salvar a los míos, a los esclavos que fueron y que aún son mi familia, seguiré luchando aunque deba derramar mi sangre"

"¿Quién eres tu?" No es una demanda, no es una exigencia ni tampoco un ruego. Es como le hablaría a un compañero. Como en ese juego de gladiadores, de espadachín y escudero encadenados contra las bestias.

La presencia no responde con palabras. Se manifiesta como algo... escurridizo, no porque quiera esconderse, sino más bien como si su voz fuera tan ténue que no es posible oirla.

Una sensación de cálida tranquilidad te sobrecoge al saber que, efectivamente, la presencia es una fuerza del bien, de alguna manera intenta transmitirte la sensación de que ahora estás protegido.

Avanzando hacia las antiguas dependencias del monasterio, Edriel camina sigilosamente, como bien sabe hacer, sin apenas producir un sólo ruido. Al asomarse por la esquina, puede observar el pasillo de nuevo, ahora desde otra dirección diferente.

Aunque no parece haber movimientos y Edriel ya no escucha el ruido de los pugwampis, sí que se sigue oyendo el alboroto simiesco que antes ocupaba estas cámaras, ahora más claramente que antes, cuando parecía apagado desde detrás de una puerta.

Edriel hizo señales al resto para que se reunieran con él.

-Despejado. Continuo oyendo el ruido de simios pero no ni rastro de los pugwampis, de momento.

Suspiro

"Adentro, compañeros. Busquemos pistas, busquemos pugwampis, y dejemos este sitio limpio. Que nuestros compañeros se están friendo al sol" digo sin quitarme de la cabeza a los demás de la compañía, incluso a la pobrecita los Bellos Balidos de Bernarda, la Borrega Bebé.

-Esta puerta está cerrada. Sugiero que despejemos el resto antes de abrirla porque sospecho que estará llena de monos salvajes -dijo refiriéndose a la puerta A14. 

Al asomarse al pasillo, Edriel avanza sigilosamente hacia la puerta de la sala de enfrente, que yace abierta. Desde su nueva posición puede ver que, detrás de la gran estatua en el centro de esta sala, puede ver una puerta que yace entreabierta de donde parecen provenir los ruidos simiescos. Ahora que está algo más cerca, incluso atina a avistar alguna que otra cola o pata que de tanto en tanto sale detrás de la puerta.

Girandose hacia su punto de interés, observa en la sala a la que se había acercado desde el umbral. Diez literas en diferentes estados de deterioro llenan esta habitación, que en su tiempo debiera ser probablemente algún tipo de dormitorio para los habitantes del monasterio. El techo está mayormente intacto y a la izquierda un arco abierto cubierto por una cortinilla medio torcida da paso a algún tipo de armario o antecámara oscura. A la derecha una puerta da acceso a alguna otra habitación, según las deducciones de Edriel, el comedor en este caso.

Un olor extraño, proveniente sin duda del interior del dormitorio llama momentáneamente la atención del investigador, pero antes de que pueda examinarlo, los aullidos de los monos elevan su volumen, algo parece estarlos agitando.

De repente, mientras esperáis el regreso de Edriel, quien claramente está visible al otro lado del pasillo en el cual esperáis, unos aullidos simiescos se escuchan resonando por el pasillo. Algo parece estar agitando a los monos.

Edriel llamó con urgencia al resto de sus compañeros cuando los gritos de los monos, que no venían de la habitación anterior, sino de esta, aumentaron de nivel, como si algo los estuviera alterando.

-Venid, rápido! Y cuidado con aquella sala, la de las literas! Huele raro ahi dentro!

Elnara echó a volar sobre Roxie hasta alcanzar a Edriel.

-¿Qué demonios pasa aqui? No me queda claro cual es la habitacion que apesta y cual la que está llena de monos. Por otro lado, la de los monos también tiene que apestar bastante. Los monos no recogen sus desperdicios... ya sabes.

No me falta tiempo en seguir al cerebro de este grupo

"¿Algún problema, Edriel?" Lo cierto es que me preocupa que los simpáticos monitos de la sala puedan querer salir y tirarnos sus excrementos ¡Ellos son muy "cochinos" como bien ha dicho Elnara! Pero si el Investigador se ha puesto tan alerta, es que algo sucede ahi delante.

Y seguramente no sea nada bueno.

-Me ha dado la impresion de que alguien les ha excitado. Aunque supongo que puedo haber sido yo, también. En cualquier caso están ahí delante y vamos a tener que vérnoslas con ellos, me temo.

Keilyssa se acercó al elfo y a la gnoma junto con Liby. -Quitando la sala con monos, ¿el resto son seguras?- preguntó a los exploradores. Las noticias sobre pugwampis parecían haberse diluido, pero había que tener un ojo puesto en sus espaldas.

No. Tal y como he llegado he oido a esas cosas. Creo que deberiamos lidiar con los monos antes de ocuparnos de lo demas.