Partida Rol por web

Apretando el paso seguís al voluntarioso rastreador durante una hora hasta la entrada a un gran claro en el bosque.

En el claro hileras de plantas floridas pintan esta gran apertura de colores rojo, naranja y amarillo. Una cálida brisa sopla y un olor agradable sale de las incontables flores y capulos, llenando el bosque de una fragancia maravillosa.

Pero entre las flores parece que hay jardineros cuidándolas, y están atentos...

Shaire pareció desaparecer de la vista de los hombres cuando percibió el peligro. Pero tal y como ella misma había dicho, era mejor ocultándose que percibiendo su entorno, y su vista estaba ya focalizada en un posible blanco para su flecha.

El clérigo no estaba acostumbrado a pasear por suelo que no estuviera empedrado. Suelo civilizado, para entendernos, y aquello estaba plagado de hojitas, ramitas, piedrecitas... no había forma de pisar sin que algo hiciera ruido así que prefirió quedarse quieto y dejar que sus compañeros más silenciosos se le adelantaran, quedándose detrás junto con aquellos que, como él, no tenían por costumbre ir acechando a la gente.

Marnan no hizo intento siquiera de ir sigiloso, se quedó detrás con el clérigo y miró a un lado y a otro en completo silencio. Llevaba tiempo sin decir nada y eso era raro en él.

Markus miró con desprecio como algunos de sus compàñeros se escondían. El decidió ir de frente, así ellos podrían huir como cobardes.

El paladín no se ocultó. Más que nada porque sería poco práctico, poco posible, y en nada ayudaría habiendo compañeros visibles

Entre los cuidados sembrados podéis ver a tres jardineros cuidando las flores... pero están atentos a la llegada de posibles intrusos, aunque sin duda esperaban a unos desesperados leñadores y no a unos aguerridos pathfinders...

Sin embargo echan mano a sus armas nada más veros.

Mientras os aprestáis para un inevitable combate una pregunta recorre vuestras mentes ¿para qué querrán tantas flores? ¿a cuanta gente y cuantas hadas querrán enfermar?.

Los jardineros llevan ropas blanquecinas, hoces en las manos y hondas.

Marnan vió que los hombres miraban hacia el guerrero y rápidamente se puso a conjurar. Su intención sería obvia segundos más tarde.

Desde detrás de los árboles se hizo mucho más claro el sonido de unas voces de personas que parecían acercarse. Amenazaban con disparar sus proyectiles si no soltaban las armas. Marnan habló a los jardineros.

- Estais rodeados, no teneis nada que hacer. Es mejor que solteis las armas y así no habrá problemas.

Su intención era la de poner las cosas más fáciles para los demás del grupo, quizás alguno se confiaría y eso les daría ventaja.

-¡Vuestra muerte está cerca!-grita uno de los jardineros- ¡la vuestra y la de todos!...

El que está más cerca de vosotros indica a sus compañeros:- Yo cubriré  a los que tratan de rodearnos, compañeros, ¡acabad con ellos!-

Incapaz de ver a sus enemigos ni de saber cuántos son, Klatet toca el hombro de su compañero Markus.

Nethys guiará tu brazo para que encuentre a nuestros enemigos.

Anhurmose no era un hombre de acción, decidió esperar a vér qué hacían sus compañeros más fogosos antes de intervenir en el conflicto, por si su ayuda fuera necesaria más tarde.

Markus nota el poder benéfico del conjuro de Klatet mientras que el sacerdote Osiriano se prepara para ayudar donde sea necesario.

Las dos flechas de Shaire salieron desde su posición escondida, no necesitaba decir nada, la aberración de ver al compañero de un druida convertido en un zombie era suficiente argumento para ella.

La flecha de Shaire atraviesa limpiamente a uno de los jardineros, pero este se mantiene erguido a pesar de sangrar profusamente por la herida.

La sangre mancha las flores de color rojo.

Markus avanza y prueba suerte con la jabalina desde lejos

Nazredin avanza contra uno de los druidas (jardinero3) hasta cerrar combate contra él, gastando para ello todo su movimiento.