Partida Rol por web

Rachel le mira desde la orilla con los brazos cruzados. No es justo, sabes que no llevo nada debajo. Es una clara desventaja. Dijo algo enfurruñada, pero estaba claro que estaba jugando. No pienso jugar en desventaja. No me meteré hasta que no estemos en igualdad de condiciones. Dice finalmente con la cabeza bien alta, y le espera en silencio con una sonrisa.

Así que... tú mismo... O te diviertes solo, o me lanzas esos boxers.. dice encogiendose de hombros.

William la miró desde el agua y no pudo evitar sonreirse:

-Eres más tramposa que yo, quiero que lo sepas.- ,le dijo desde donde estaba.

No sin algo de dificultad, Will se deshizo de los boxers y los lanzó a la orilla:

-Y ahora espero que no me la hagas y salgas corriendo, que ya nos vamos conociendo...- ,dijo aceptando el reto entre risas.

Rachel observó toda la trayectoria de los boxers y sonrió triunfante. Apretó los labios y negó con la cabeza.

No. No saldré corriendo... Dijo con sinceridad. Me voy a esperar a aquí en la orilla a que salgas tú solito. Me encantaría ver esas mejillas sonrojaditas. Dice sentándose en la arena, con las rodillas dobladas, quizá sólo enseñándole la parte alta de su muslo por la parte de dentro.

Al escuchar la aplastante victoria de Rachel, William se metió en el agua aceptando la derrota. Había estado dos pasos por delante en ese juego y el boxeador ni se habia enterado hasta ver como ella se sentaba tranquilamente esperando en la arena a que él saliera del agua completamente desnudo.

Sin más remedio, Will caminó hacia la orilla tapando sus vergüenzas con ambas manos. Sus mejillas estaban visiblemente rojas, no es que se avergonzase de su cuerpo, sino que el hecho de tenerla allí, sujetando sus boxers con su sonrisa triunfadora y mirándolo cómo salía del agua, era simplemente una derrota total.

Cuando estaba cerca de ella, le dijo:

-¿Sabes que son estos detalles los que te hacen irresistible, verdad? Me encanta que me plantees retos Rachel...- ,mirándola sonriendo concluyó, -... Y que esté diciéndote esto desnudo es sencillamente sorprendente.-

William alzó la mano reclamando sus boxers:

-¿Me los das? ¿O tendré que enseñarte el trasero mientras voy por mis pantalones?- ,le dijo sonriendo.

Satisfecha le observa salir, como una niña a la que le van a dar una golosina. Deja colgando el boxer de su dedo índice, y hasta lo hace rodar un poco cuando le ve salir. Finge pensárselo, y se nota, porque ríe a la vez que le hace sufrir con su respuesta.

No. Dice finalmente poniendo cara de niña buena y haciendo como que se los acerca. Y seguidamente se los vuelve a alejar. Pero sí quiero que des una vueltecita. Dice haciendo un círculo con un dedo de la mano libre, y le sonríe y le mantiene la sonrisa.

Palabrita de niña buena que luego te los doy. Dice poniendo esa misma mano con la palma hacia él, a modo de boy scout.

-Lo estás disfrutando, ¿eh?- ,comentó viendo su rostro iluminado de satisfacción.

Ante la petición de que diera una vuelta para ella, Will torció los labios y exclamó sin poder evitar negar con la cabeza sonriendo:

-Esta te la devuelvo.- ,lentamente se giró y puso su brazo libre en forma de media cruz, -¿Satisfecha?-

Al decir esto terminó de darse la vuelta que ella quería y la miró expectante:

-Estoy a esto de que me de igual todo y quitártelos yo.- ,dijo haciendo un gesto con la mano, -Pero aún así no te has ganado que te diga "capulla".-

Rachel se encogió de hombros y le lanzó la ropa interior.

No me importa. Tengo mucho tiempo. Dice feliz con el final del evento y se levantó a la vez que se sacudía la arena de la camisa de Will.

No tenía prisa y sí tenía mucha paciencia. ¿Algo más que quieras hacer? Pregunta mirando el resto del camino que les quedaba y luego el lugar por el que habían venido.

Will cogió al vuelo sus calzoncillos y se giró una vez más para ponérselos. Luego se volvió hacia Rachel y la miró un instante mientras se ponía en pie:

-No, no, no, más ideas brillantes de momento no.- ,dijo sonriendo, -Esta vez soy yo el que se deja llevar, que vaya ridículo más grande.-

Se le veía sensiblemente contento, pese a todo, había disfrutado del momento que le había hecho pasar Rachel, más allá de estar enfadado, estaba encantado de tener una chica así con él:

-Creo que te has ganado el derecho a mandar un rato, aunque no hayas dejado de hacerlo claro.- ,le dijo lanzándole un guiño de complicidad, -Tú mandas.-

Rachel le coge de la mano y pega un suave tirón, lo justo para llegar a darle un beso en la mejilla. Pero no uno de esos que das para saludar a alguien, al que le arrimas tu mejilla contra la suya. Rachel posó sus labios en la mejilla de él y presionó lo justo para que fuera notado.

Así me gusta. Y tal y como lo tenía cogido se lo lleva de nuevo a la plataforma. Le hace sentarse y ella se le sienta encima. Cabe recordar que ella no lleva ropa interior, pero no parece importarle pues la camisa le servía para taparse la superfície. ¿Te apetece algo de fruta? Pregunta de forma inocente, aunque está claro que no lo es.

William se dejó llevar por Rachel y cerró los ojos cuando ella le besó en la mejilla. Inclinó la cabeza hacia su beso sintiendo la calidez de sus labios, se deleitó en la sensación que le regaló Rachel y se giró para mirarla a los ojos cuando ella se apartó.

Cuando tomó asiento y ella se sentó sobre él, la rodeo con ambos brazos por la cintura y se quedó mirando cada acción de ella:

-Desde luego.- ,le dijo con voz suave sin dejar de mirarla.

Rachel volvió a dirigir su mirada a la fruta, eligiendo algo que le viniera bien.

Empezó con un trozo de manzana. Toma, que dicen que va muy bien de buena mañana. Le dice cogiendo un gajo, no una manzana entera, claro, y llevándosela a la boca de él con una sonrisa y sin apartar la vista de ella.

Se quedó quieto mirando como cogía un trozo de fruta para llevárselo a la boca, contempló cómo se movía con delicadeza sobre él para darle aquella pequeña pieza de manzana con una sonrisa en sus labios. William abrió la boca y se llevó el trozo de fruta que tenía Rachel en las manos, el joven inglés masticó aquella fruta para quitarse el sabor a salado del mar. Lo curioso era que no dejaba de mirarla, no podía apartar sus ojos de ella, allí sentada sobre él, conquistandole con cada gesto y mirada que le dedicaba. Ya no podía aguantar más.

Will atrajo más hacia sí a Rachel con los brazos, acercó su rostro al suyo y le dijo en un susurro:

-Ya no puedo más, me vas a matar si sigues así...-

El boxeador acarició la espalda de Rachel cuando subió su mano derecha hasta su mejilla, como si quisiera tomar en una caricia su rostro. Sus labios palpitaban expectantes ante lo que se disponía a hacer, fue entonces cuando ladeó levemente la cabeza y la besó, se entregó por completo a aquel beso que llevaba deseando desde que Rachel posó sus labios en su mejilla.

Su corazón comenzó a latir con fuerza cuando sintió los cálidos labios de aquella hermosa mujer, cuando finalmente desató la tensión que llevaba en aquel beso apasionado que le dio, como todo lo que hacía de verdad, con pasión y entregándose por completo, sin reparo alguno.

Tras unos segundos, William se separó y suspiró al tiempo que se mordía el labio inferior. Mantuvo los ojos cerrados saboreando ese instante, deleitandose hasta que de nuevo los entreabrió para mirarla. Tenía ganas de besarla de nuevo, pero se quedó quieto, mirándola, deseándola...

Rachel se lo vio venir y le encantó que William no pudiese resistirse más. Era la finalidad de todo ese juego. Mientras duró el beso, ella deslizó una mano por detrás de la cabeza de él, acariciándosela y luego pasando al cuello, hasta llegar bajando a la espalda.

Cuando se detuvieron, no pudo hacer más que esbozar una sonrisa. ¿Sigo sin ser una capulla? Le susurró a escasos centímetros de su boca, jugando a casi rozar pero sin tocar.

Al oír aquello William soltó una risa a modo de suspiro dibujando en sus labios una amplia sonrisa:

-Joder Rachel....que capulla eres.- ,dijo cerrando los ojos y apoyando su frente contra la de ella.

Al decir esto notó la cercanía de los labios de Rachel, como jugaba con él haciéndole que la deseara aún más, era irresistible y necesitaba besarla de nuevo. Will la atrajo hacia él aún más acomodando su cuerpo con el de ella sentada sobre sus piernas, su mano derecha se paseó por el cuello de Rachel en una delicada caricia para subir lentamente y que esos centímetros que los separaban de sus labios se volvieran nada.

Will, sin besarla, volvió a morderse suavemente mientras respiraba con fuerza:

-Quiero besarte otra vez....- ,susurró conteniéndose, -...pero no sé si podré parar de hacerlo.-

Notaba como su sangre corría frenética por sus venas, se sentía vivo, abrumado por lo que Rachel le hacía sentir.

Rachel, con los ojos cerrados sonrió victoriosa. Y la sonrisa no desapareció, pues notaba como tenía al chico rendido a sus pies y eso le gustaba. Además, la trataba con mucha delicadeza, cosa que también le gustaba. Así que Rachel era más de actuar que de contestar. No sabía si con aquellas palabras se estaba excusando o reflexionando en voz alta, pero Rachel solucionó el problema rápidamente.

Se levantó y fue a por él, pasando una mano por su nuca y atrayéndolo hacia ella. Si seguía siendo tan bonito, se lo comería, como buen corderito que era él y como buena lobita que era ella.

Cuando se lanzó a por él, William respondió dejándose llevar hacia ella. Lo besó con fuerza y él recibió sus labios con pasión, envolviéndola con ambos brazos. Su mano derecha subió por su espalda mientras acariciando su piel, con delicadeza y suavidad mientras se deleitaba con el sabor de aquel beso. 

Se detuvo un instante para besarla más despacio, como si quisiera detener ese momento en el tiempo. Acarició sus labios con los suyos, apretó sus brazos para sentir su cuerpo contra el suyo e hizo que sentara de nuevo sobre él. La estrechó con fuerza volviendo a desatar sus ganas, acarició su rostro tomándolo en su mano y la besó, la besó con todo lo tenía.

Entreabriendo los ojos la miró por un segundo, directamente a los ojos, un hormigueo es sus labios pedían más y no quiso contenerse. William la besó de nuevo, paseó su boca suavemente hasta llegar a su cuello y también la besó, probó el sabor de su piel con dulzura subiendo de nuevo hasta sus labios, como si de una caricia se tratara.

Como le había dicho, no sabría si sería capaz de parar. 

Era un chico muy dulce y Rachel ralentizó la marcha. Se dejó mimar y besar, arqueando la espalda o ladeando la cabeza para dejarle más espacio que besar. Las manos de ella seguían colgando por detrás de él porque tenía los antebrazos en sus hombros. Cuando conseguía erizarla la piel con un beso, bajaba la mirada para que sus ojos se encontraran y se mordía el labio. Temía asustarle, así que morderse el labio era su manera de controlarse.

Inconscientemente, al estar sentada encima de él, su cuerpo buscaba rozarse con el de él y sus caderas ya habían empezado a hacer algunos movimientos ondulatorios.

Cuando sus miradas se cruzaban, William notaba como ella se contenía, como le dejaba a él llevar el ritmo suave de sus besos y caricias. Sintió como se movía despacio sobre sus caderas y su espalda se arqueó levemente de la tensión, del placer que le producía el contacto con Rachel.

Tan sólo un instante, Will se detuvo y, a escasos centímetros de su boca, le susurró con voz dulce:

-No quiero que te contengas....me estás matando con esa forma de morderte el labio...-

Diciendo esto la cogió con ambos brazos rodeando sus caderas y se levantó de la silla con ella sobre él. Con una mano tiró todo lo que había sobre la mesa que tenían preparada esparciendo la fruta por el suelo. Con suavidad la sentó sobre la superficie sin separar sus caderas de las suyas y sin dejar de besarla. Luego la liberó de su abrazo y, agarrando la camisa con fuerza, la abrió rompiendo los botones. Sus manos se deslizaron por dentro de la camisa abierta y la abrazó acariciando su espalda, fundiéndose con ella. Sus besos eran cada vez más intensos y su cuerpo estaba ardiendo por el placer sintiendo piel con piel.

Se le escapó un gemido de entre placer y sorpresa cuando la levanta con esa facilidad. Era boxeador, pero madre mía, qué fuerza. No le pasó por alto el detalle de tirar todo lo de la mesa como en las películas, y volvió a morderse el labio. Se había hecho a la idea de que era un chico más bien dulzón y tierno, pero había demostrado tener algo de garra. Y cuando pensaba que no la podía sorprender más, los botones de la camisa salieron por los aires. De nuevo ese gemido mezclado con sorpresa.

Lo recibió entre ella de nuevo de buena gana, y mientras sus brazos lo abrazaban por el cuello, y lo besaba con ganas y mordisqueando a veces uno de sus labios, sus piernas ya le estaban rodeando para apretarlo más contra ella.

Poco a poco, los besos se fueron dirigiendo a su cuello, hasta llegar a su lóbulo de la oreja. Qué fácil es matarle, sr. Kelly... Le susurra divertida.

Cada vez que escuchaba a Rachel más la deseaba, la contempló cuando sonreía de aquella forma que le estaba volviendo loco e igualmente se sonrió cuando escuchó sus palabras.

Giró la cabeza para mirarla a los ojos y sonreírle con complicidad.

Con sus piernas rodeándole, William la besó para luego ir deslizando sus labios por su rostro y su cuello. Acariciaba sus piernas con ambas manos, como si fueran una cálida seda. Comenzó entonces a delizarse hacia abajo para besar su pecho. Sus manos ascendían por sus caderas haciendo que inclinara levemente su cuerpo hacia atrás mientras sus labios se saciaban besando su cuerpo. Desde ahí, alzó la vista con los ojos entrecerrados, embriagado de placer y en un susurro le dijo antes de continuar:

-Pues ahora me toca a mí Sñrta. Vuitton...-