Partida Rol por web

Rachel se dejó inclinar, hasta acabar totalmente tumbada encima de la mesa. Justo en ese momento, William dice que es su turno. Curiosa y expectante, ella le dirige una mirada de deseo. Y levanta los brazos por encima de su cabeza en señal de sumisión y quedan reposados en la mesa, con sus manos juntas al borde de la mesa. Adelante... pero no se acostumbre... Le dice finalmente, para no dejar de ser ella.

Al ver cómo ella se recostada sobre la mesa William bajó las manos acariciando sus piernas, él se inclinó aún más arrodillandose. Al escuchar el comentario de Rachel se sonrió, le encantaba que fuera tan cañera.

Fue entonces cuando William continuó con su juego de besos, paseando sus labios por doquier así como pequeños mordiscos que lanzaba arañando suavemente su piel con los dientes.

Cuando llegó a la zona de las caderas, William se deleitó en esa zona abriendo la boca y dando algunos bocados con la lengua terminando en suaves besos, dejando marcas húmedas en la piel de Rachel.

Lentamente fue bajando cada vez más hasta que sus manos hicieron más presión en sus muslos, como si quisiera hacerle sentir su propia tensión y la intensidad con la que él estaba disfrutando. Comenzó entonces a abrir la boca y jugar con su lengua, con sus labios, sus dientes; un baile de lujuria. Se deslizó entre las piernas de Rachel para que las descansara sobre su fuerte espalda y hombros mientras él se entregaba al placer con su boca. Quería que Rachel se estremeciera, quería excitarla tanto que no pudiera más, llevarla al éxtasis, deseaba escuchar de nuevo esos gemidos y jadeos de la hermosa mujer que tenía consigo.

Con el primer contacto, Rachel sintió un escalofrío que hizo que arqueara la espalda y dejase ir un suave gemido. Se agarró al borde superior de la mesa, porque esto avecinaba tormenta. Tuvo que morderse el labio para no volver a gemir. De vez en cuando, levantaba un poco la cabeza para observar la maravillosa escena que se estaba llevando a cabo en su entrepierna. Cosa que la excitaba más y volvía a caer hacia atrás.

Aguantó un rato más así, hasta que sus manos no pudieron aguantar más, y bajaron a donde estaba él, primero acariciándole la cabeza, luego presionándosela un poco contra ella y finalmente arañándole la espalda. A pesar de que él estaba haciendo gran parte del trabajo, ella tampoco se quedaba quieta, pues sus caderas iban haciendo movimientos para buscar puntos clave.

William podía notar como Rachel se movía sobre él, como lo acompañaba con sus caderas haciendo que su boca encontrase mejor aquellos puntos que él buscaba con su lengua.

Le encantaba que Rachel utilizara sus manos y que lo hiciera con fuerza, sintió como clavó sus dedos en su espalda y aquello lo volvió loco, haciendo que él mismo soltara un jadeo de placer.

William acariciaba las caderas de Rachel con fuerza, acompañando sus movimientos. Por un instante alzó la vista para mirarla y dijo de forma sensual:

-¿Aún conteniendote?- ,dijo jugueteando con su lengua mientras la miraba con deseo.

No pudo más, esas palabras la hicieron explotar y hacer desaparecer esa última barrera que quedaba. Se incorporó mordiéndose el labio, y fue a besarle sin quitarle la vista de encima. Lo hizo con dominancia, para obligarle a bajar un poco, pero antes aprovechó para bajarle un poco los bóxers, lo suficiente para cuando le tumbase poderselos quitar.

Volvió a sentarse encima de el y se deshizo de la poca ropa que les quedaba a ambos, le analizó con la mirada y jadeó mordiéndose el labio. Luego le miró, con picardía, sonriendo. Se inclinó sobre él, yendo a su oído. ¿Listo? Le susurra. Para luego lamerle el lóbulo brevemente. De ahí fue bajando con besos, mordiscos y caricias por el cuello, mientras sus manos abrían camino y seguían bajando por su pecho. Su boca iba siguiendo ese camino, estaba concentrada en no dejarse ningun rincón de ese caminito, y de vez en cuando dirigía la mirada hacia arriba para ver sus reacciones. Se acercaba a la zona clave, pero ya hizo a propósito lo de detenerse justo ahí. Fue entonces cuando empezó a torturarle, empezó a jadear muy cerca de su miembro, acercándose y alejándose, pasando la punta de la lengua solo un poco y solo a veces. Sus manos, solo lo rozaban. ¿Estaba esperando a que William le dijera algo?

Le encantó como Rachel se le echó encima, como reaccionó a sus palabras y se dejó llevar. Sonrió cuando la contempló morderse el labio una vez más, le volvía loco ese gesto y apenas sí podía contenerse viéndola así de excitada.

Contemplaba su cuerpo mientras ella lo dominaba, mientras lo hacía suyo. Un gemido se le escapó cuando se sentó encima suyo y se deshizo de la camisa. Se recreó en su hermoso cuerpo, deseándola aún más. Cuando le susurró aquello se sonrió, acariciando sus piernas hasta sus caderas. Cerró los ojos y arqueó la espalda de placer cuando ella comenzó a besarle. El tacto de sus labios hizo que no pudiera contenerse, sus manos se paseaban sintiendo el calor de su cuerpo mientras se dejaba hacer por ella. Respiraba con fuerza y se movía bajo Rachel suavemente, rindiendose por completo.

Cuando ella se detuvo cerca de sus caderas, bajó la vista y la miró entrecerrando los ojos extasiado, vio como ella lo estaba mirando a él, como jugaba con él y no pudo evitar soltar un ahogado gemido de absoluto placer sabiendo lo que iba a pasar:

-Dios...- ,al decir esto se llevó una mano a la frente, sin duda iba a acabar con él y no sabía si podría controlarse una vez comenzara.

Rachel disfrutaba haciéndole disfrutar, y eso que solo eran los preámbulos. Mantiene esa "tortura" un rato más, provocando, sin llegar a empezar. ¿Quieres que pare? Le susurra divertida, observándole todo el tiempo. Finge cara de puchero, como de tristeza, pero immediatamente vuelve a sonreír con malícia.

William no podía más con esa dulce tortura, echó de nuevo la vista abajo cuando escuchó aquellas palabras. Con la respiración aún acelerada, tan sólo acertó a devolverle la sonrisa, William estaba totalmente tensionado, con el tacto de Rachel en su cuerpo estaba retorciéndose disfrutando de ella:

-No se te ocurra parar ahora por dios...- ,le respondió sin dejar de mirarla con una media sonrisa, -...o atente a las consecuencias.-

Se quedó mirándola, su belleza, su hermoso cueroi que le volvía loco, sus ojos, sus sonrisa; tuvo que contenerse para no lanzarse de nuevo sobre ella, la deseaba tanto que casi podía gritar en ese instante y muestra de ello era la tensión de sus brazos que mantenía alejados de Rachel para no tirar de ella hacia él y volver a besarla.

Y entonces empezó, primero despacio. Saboreándolo y dejando que disfrutase de cada roce. Luego añadió la compañía de sus manos, que bajaron e hicieron el camino del pecho de él hasta abajo donde ella estaba. Era una combinación suave y dulce, para empezar. Porque poco a poco, fue dándole más ritmo y más tortura. Podía estarse 1 minuto, solo dejándole notar lo cerca de él que estaba, lo cerca que estaba su lengua y su boca de él, para luego alejarse, y cuando volvía, lo hacía de golpe y con energía y dándolo todo, con lengua, boca y manos.

Casi no se lo vio venir cuando Rachel Le llevó a un estado de placer inusitado. Su juego de "tortura" le estaba volviendo loco, se le escaparon varios gemidos ahogados de puro placer y tuvo que morderse el labio para contenerse haciéndolos casi sangrar; pero ya no pudo aguanatar mucho más.

Estando recostado en la arena, William arqueó la espalda hacia adelante, para coger a Rachel y traerla hacia él, hacia sus labios de nuevo, la besó, lo hizo con ganas, habiendo dejado cualquier reparo atrás.

Con ella sobre su pecho la abrazó mientras que con la otra mano libre tomó su rostro mientras la besaba. Se giró para dejarla a ella bajo él y fue entonces cuando entrelazó sus piernas, quería fundirse con ella, fundir sus cuerpos.

Se detuvo un instante y se retiró apenas un poco de ella, con sus labios rozando los suyos. La sujetaba con fuerza, pero, con una suave caricia, abrió un poco la boca de Rachel y paseó su lengua por ella, despacio, torturándola él un poco. No dejaba de mirar sus ojos, deseándola cada vez más y deleitandose en sus reacciones:

-Ya no te me escapas.- ,le susurró mientras volvía a pasar su lengua por sus labios.

Fue entonces cuando Rachel esbozó una de sus sonrisas más pícaras y traviesas. Sus piernas le rodearon y le acercó la cabeza y oreja a su boca para susurrarle algo.

¿Quién es el que no puede escapar de quién? Pregunta para luego lamerle y morderle levemente el lóbulo y separarse para mirarle triunfante.

Aquella mujer lo estaba volviendo loco, con cada reacción suya, William caía más rendido a ella y su forma de seducirle. Sonrió ampliamente cuando ella le dijo aquellas palabras y se quedó contemplando sus ojos un instante. Con voz suave le devolvió un susurro:

-Cómo me gusta que seas tan buena por dios.- ,realmente le encantaba que fuera así de cañera, le excitaba muchísimo que Rachel tuviera ese carácter duro y desafiante, hacía que la deseara de una forma increíble.

Con aquel susurro la atrajo hacia él para besarla con fuerza, mientras tanto, movía su cuerpo en un suave vaivén para sentir el tacto de su piel con la suya. Reclinando un poco su cuerpo hacia un lado dejó su mano libre para acariciar el cuerpo de Rachel, paseando su tacto por la cálida piel de aquella hermosa mujer subiendo desde sus caderas hasta encontrar sus pechos. William movió su mano con suavidad, recreándose con ella, jugaba con sus dedos para excitarla. Acercándose a su oído, le susurró:

-¿Quieres que pare?- ,le dijo sonriendo con malicia como ella hiciera antes para luego volver a contemplar su mirada.  

Rachel le mira a los ojos directamente y, mordiéndose el labio, niega con la cabeza. Parecía venirse arriba con todos los comentarios positivos de William, y aunque ella no era de decirlos, se notaba que también lo estaba pasando bien. Era difícil encontrar a alguien con el que compenetrarse bien, y que supiera valorar lo que ella hacía a la vez que también le daba caña.

Una de las manos de ella pasaró a su espalda, dejando alguna marca con los dedos, nada de sangre, pero las ganas habían quedado marcadas. La otra, bajó con la de él, y mirándole de forma pícara, la puso en la suya y le acompañó y complementó lo que él estaba haciendo.

Veamos cuanto aguantas viéndome disfrutar así... Le susurra de nuevo divertida.

Se sonrió divertido cuando escuchó el comentario de Rachel, tenía razón pues no podría contenerse demasiado. Le devolvió la mirada y contempló como se mordía el labio, aquello le volvía loco y se inclinó hacia ella de nuevo para besarla, mordió su labio con suavidad, conteniendo sus ganas.

Al sentir el contacto de sus dedos arañándole, no pudo evitar arquear su espalda buscando más aún el contacto, adoraba que ella estuviera subiendo la intensidad con la que lo tocaba, con la que le demostraba que estaba disfrutando tanto como él. Al notar como ella cubrió su mano, William dejó escapar un gemido de placer, que ella le acompañara hacía que se viniera arriba buscando aún más hacerla disfrutar.

Sin dejar de besarla, flexionó una pierna hacia arriba buscando acomodarse sobre ella, acomodar el suave movimiento de su cadera para buscar el contacto con ella, Will estaba muy excitado y así se lo hizo notar a Rachel con aquel movimiento. Estaba al límite y no aguantaría mucho más, la tensión de todo su cuerpo lo demostraba y, aunque intentaba moverse con delicadeza, la tensión de sus músculos mostraban el placer que lo embargaba por completo. 

Ambos se dejaron llevar por la pasión y el momento fue muy mágico e intenso a la vez. Una caricia llevó a otra, un beso llevó a otro y un pique llevó a otro. Estuvieron disfrutando el uno del otro durante un buen rato, hasta que ambos quedaron exhaustos aún muy juntos.

Rachel se puso de lado aún junto a él, con la cabeza apoyada en la mano, cuyo codo estaba en la arena. Nada mal, para tener esa carita de niño bueno. Le dice con una sonrisa maliciosa.