Partida Rol por web

   Te sientes tremendamente incómodo, no necesariamente aquí, en esta caverna, sino en general, sientes... algo, que te llena de angustia y temor.

Agarro el crucifijo, acariciandolo, mientras investigo el cuerpo sin hayas ninguna pista que me pueda ayudar a desentrañar el misterio. Mirando hacia todos lados y ninguno en particular, comienzo a sudar, pasándome la mano, nervioso

 No sé vosotros, pero noto como una angustia, como si algo aquí estuviera arrebatándome el alma sigo mirando a mi alrededor, como buscando algo no tengo ni idea de lo que ha podido pasar realmente aquí, solo suposiciones, pero está claro que algo ha entrado en nuestro desde el más allá, algo maligno, peligroso, malvado nuevo las manos alrededor de mi cara varias veces

Si estáis como yo, intentos acercarnos al otro cuerpo con el pañuelo y, perfume si tiene la señorita y vayamos por esa otra salida de allí lo antes posible.

Teodoro vio al caballero tirado y se acercó a él para ver si lo reconocía. No fue hasta que no se acercó a un par de metros que el hediondo olor que desprendía le atacó las fosas nasales, y de repente notó que se ahogaba en la podredumbre, lo por lo que retrocedió rápidamente y se puso a vomitar violentamente hasta el desayuno.

La situación le daba arcadas. No estaba acostumbrada a ver semejante salvajismo. Ella era mujer de corte, no estaba preparada para ver gente descomponiéndose.

-Ya me gustaría tener agua de perfume, padre, ya me gustaría. En la mochila llevo un botellín de hipocrás, ¿puede valer? Su aroma es una delicia.

Todavía con el corazón cogido de un puño, asiento ausente creo que con eso podría ser suficiente digo mientras me acerco a Teodoro, poniéndole una mano sobre la espalda ha sido un insensatez intentar acercar asi a es el cuerpo. Digo limpiándome el sudor nuevamente señora, eche un poco en el pañuelo, por favor, a ver si podemos,descivirr algo y salir de aquí cuanto antes.

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   Tras rociar generosamente un trozo de tela con el hipocrás, y sostenerlo en la boca, el párroco se aproxima a mirar al cadaver postrado en el suelo. Consigue Beltrán contener las naúseas y examina.

   El cadaver tiene la piel de un color gris ceniza, siendo más evidente en la cara y el rostro, donde exuda el mal olor y perdiendo ese tono en las extremidades y (supone) el resto del cuerpo, que no ha tenido agallas para quitar la armadura. Esta es un gambesón reforzado como llevan algunas milicias, mercenarios y bandidos. No es ni de lejos caballero alguno, que bien vulgar es su rostro y no tiene ni blasones, ni heráldica.

   Ni grandes dineros, que tras registrar con diligencia el cadáver, sólo salen 30 maravedíes. Nada más lleva, salvo un vulgar cuchillo al cinto y el gambesón reforzado que viste. Suponéis que el hacha que está clavada en la espalda del viejo, es suya.

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Ya había visto como se levantaban otros cadáveres, de modo que dí un paso al frente, escupí al suelo y empecé a cortarles la cabeza. Miré el círculo y solté-A la mierda-y empecé a borrarlo con el pie. No sabía si eso iba a hacer que se terminase la maldición o la jodería todavía más. El asunto es que no iba a dejar eso tal cual.

Una vez deshecho el círculo y con los cadáveres descabezados me dirijo a la otra....¿salida?-¿vámos?

Teodoro se levantó tras vaciar el estómago. Esta aventura cada vez parecía menos la de un Elegido de Dios en su misión divina, y cada vez más una masacre de la que nadie iba a sobrevivir, pero estando la dama presente no iba a dejarse vencer por la adversidad y al menos moriría luchando. -¡VAMOS! - respondió a Goyo para que lo oyeran todos tras lo que murmuró -Et que sea lo que Dios quiera.

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   Sin inmutarse ante el desagradable olor que salía del hombre del gambesón muerto, Goyo alza su hacha y destroza su cabeza. Aunque intentó decapitar al cuerpo, era tal el estado de esa carne gris ceniza que se deshizo en una masa putrefacta y sanguiñolenta, que os hizo torcer el gesto a todos de la podredumbre apestosa que emanaba.

   Por ello, cuando Goyo decapitó al anciano (a pesar de que este tenía un hacha firmemente clavada en su espalda) y dijo de seguir adelante, abandonásteis con alivio esa caverna asquerosa.

   El túnel minero seguía y a los cinco minutos se llegó a una bifurcación, al frente, a la izquierda o atrás. Esas son vuestras elecciones.

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   - Mientras decidimos que hacer, voy a adelantarme por el túnel de enfrente con Brais a ver que hay, ¿vienes Brais? -

   - Voy. - Me dispongo a seguir a Gaizka.

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   Avanzáis con el corazón en un puño, más allá de la bifurcación, tras varios minutos caminando, salen túneles a la izquierda y un poco más adelante a la derecha, y el túnel sigue.

   Durante un momento dudáis si volver atrás o continuar, pero decidís seguir adelante, tras otros cuantos minutos ¿cuantos? no lleváis la cuenta, se repiten túnel a la izquierda, túnel a la derecha y túnel al frente... Decidís volver atrás.

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   Quedáis a la espera de que regresen Gaizka y Brais. Les veis desaparecer, Gaizka sigiloso como una sombra sin hacer el menor ruido... Brais como una sombra... de muy buena alzada y algo más ruidosa, al tropezar con una roca y maldecir por lo bajo, le oís mientras se aleja por el corredor maldiciendo.

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   Vuelvo hacia atrás y pongo en conocimiento de los demás lo que hemos visto.

   - Hay varios túneles que salen a los lados, hemos visto un par de cruces más adelante, no nos hemos atrevido a seguir más al fondo. -