Partida Rol por web

Aquel día había resultado agitado ya desde bien entrada la mañana, con la misteriosa daga con la que algún desconocido había obsequiado a Whalen y que, tras una seria discusión sobre qué hacer con ella, el maestre Nicholas había llevado al laboratorio del Cónclave de maestres para analizar la muestra del extraño líquido que contenía en el pomo, a través de un hueco oculto. Y después, cuando aún todavía trataban de averiguar quién podría estar detrás de aquel asunto y cuáles serían sus próximos pasos a dar, un enfurecido herrero había aparecido para exigir el honor de su hija embarazada supuestamente por Galdrin. La buena diplomacia con la que solventaron el asunto les permitió descubrir la verdad tras la confesión de la joven, quien ahora había quedado bajo cuidado de Lady Varya por unos días.

Dedicaron la mañana a intentar aparentar normalidad y comieron todos juntos en la tienda, aunque apenas sí pronunciaron palabra entre ellos por lo absorto que les mantenía todo el misterio que estaban viviendo en esos días; el cual, lejos de resolverse, cada vez se volvía más retorcido e intrigante.

La tarde se mantuvo tranquila, lo cual era de agradecer tras los últimos acontecimientos. Cuando el sol comenzó a bajar, Lord Evan llevó a la familia a la posada Árbolverde para la cena. Orten Lugus sería su invitado nuevamente, tal y como habían quedado la noche anterior. No habían tenido noticias del maestre hasta ese entonces, cuando un mensajero se presentó en la posada para comunicarle a Ser Adrik que el maestre les informaba que pasaría la noche trabajando en el Cónclave. Tan cuidadoso como de costumbre, el viejo Nicholas no le dio más detalles al mensajero ni mencionó la daga.

La posada se encontraba más repleta que la noche anterior, pues nuevos caballeros habían llegado para el Torneo del Rey. Uno de ellos debía haberse quejado a Lyle Cervecero sobre la presencia de las damas de compañía, pues estas ya no se encontraban en la posada. Quienes sí se mantenían en ella, como de costumbre, era la ruidosa familia Lugus. También el caballero dorniense amigo de Whalen se encontraba en la posada bebiendo una copa de vino en una de las mesas mientras aguardaba que empezaran a servir las cenas.

El caballero consideró satisfactoria la resolución del conflicto con el herrero, aunque deberían reducir al mínimo la presencia de la joven Alyse con la familia. ¿Acaso no parecería que habían aceptado el matrimonio que se había sugerido, confirmando así la acusación sobre el maestro de armas? Ni siquiera tendría información más allá del aspecto de quien hostigó su actuación en contra de los Crogall. Ser Roshar confiaba en que se realizara el retrato con premura para dejarla marchar cuanto antes junto a su padre. Y pensaba asegurarse de que éste cumplía su palabra eximiendo a Galdrín y a la familia de sus falsas acusaciones por todo Desembarco.

Una vez en la posada dedicó un saludo a Orten Lugus desde la distancia y se preguntó si habría descubierto algo de interés. Tendría tiempo para descubrirlo más tarde en la cena, pues había llegado al local con una idea determinada. Se acercó al posadero.

-Una copa de vino. – pidió con tono amable, esperando a ser servido para iniciar una breve conversación. – Hay menos afluencia femenina esta noche. – comentó distraído mientras su mirada ya paseaba sobre los presentes. 

- Una lástima. - respondió Ser Roshar, fingiéndose ajeno al malestar y las intenciones del posadero. - Había una especialmente llamativa. - se giró hacia Lyle con una sonrisa pícara y dio un trago de su copa. Quería incitarlo a hablar sobre las chicas. - Aunque no la vi dudar al rechazar a quien no le agrada. - El caballero no ocultó su curiosidad. 

Si las mujeres no volvían a aparecer por la posada tendría que desplazarse hasta el Manantial de Jade, pero cualquier información adicional antes del encuentro podría suponer una ventaja que no pensaba desaprovechar. 

-¿Una puta rechazando clientes? - Alzó una ceja incrédulo aunque Ser Roshar pudo notar cierta preocupación en su tono de voz. Si, tal y como todo hacía indicar, el Manantial de Jade también era su negocio, el hecho de que una de sus trabajadoras no sacará el máximo rendimiento a su oficio le haría dejar de ganar dinero. Lo cual no podria permitirse si no quería perder dinero.

-Lo cierto,- dijo tras meditarlo un instante, - es que hay una puta que aparenta ser muy digna... A algunos hombres les gusta eso, yo soy más del pensamiento de que una buena puta debe ser montada como una yegua dócil y obediente, pero supongo que en este mundo hay de todo. Podéis preguntar a la meretriz que rige el negocio y estoy seguro de que ella podrá disponer para vos a quien deseos. - Añadió con una sonrisa de complicidad y los ojos entrecerrados haciendo ver que comprendía los deseos que el caballero ocultaba tras sus palabras.

Ser Roshar no sintió estar complicando la vida de la joven en el burdel, pues el posadero podría haber captado su actitud o cualquier hombre rechazado podía hacerle llegar su queja. Tampoco le preocupaba, no esperaba que siguiera trabajando allí por mucho tiempo.

- Y están dispuestos a pagar por ello. - Su sonrisa pareció indicar que se contaba entre ese grupo de hombres de gustos peculiares y que la plena satisfacción suponía un mayor desembolso. - Puede que me pase más tarde... - respondió con cierta duda, como si aun lo estuviera considerando. 

Galdrín levantó la vista de su jarra de cerveza. Estaba más callado de lo habitual.

Por una parte se sentía aliviado. La chica había confesado la verdad y había retirado todas las falsas acusaciones.La diplomacia de Lady Varya y Lady Scarlett había conseguido derrumbar la mentira creada para deshonrarle. Ya les había dado las gracias por su ayuda.

Por otra parte se sentía preocupado. No solo era la preocupación que ultimamente sentía por los problemas que atravesaba la familia sino que era una preocupación más profunda, ¿que hubiese pasado si la mentira no se hubiese descubierto?, ¿habrían seguido confiando en él el resto de miembros de la familia?, ¿y su mujer a la vuelta de aquel tortuoso viaje?. Quería pensar que sí, su lealtad hacía la familia era incuestionable, pero un ataque tan directo a su honor y su persona como aquel le habían hecho dudar de los pensamientos de la familia.

Desechó todo con un gesto de la mano, la realidad es que todos los miembros de la familia Crogall dieron por hecho que se trataba de una mentira desde el principio. El maestro de armas intentó centrar sus pensamientos en los problemas que ahora tenían por delante.

La llegada del mensajero le recordó el tema de la daga, se había olvidado por completo. Galdrín intentó despejar la cabeza, y para ello había algo que le ayudaba especialmente.

-Ser Whalen, mejor comed frugalmente. Como vuestro padre ordenó, esta tarde entrenaremos duro, tenéis que dejar el estandarte de vuestra familia bien alto. -Puso una mano sonriendo para contrarestar la dureza de lo que le esperaba al joven heredero. -Se me ocurre que hoy podeis practicar con Ser Adrik, ¿os parece? Ser Roshar no creo que esté en condiciones de ayudarnos esta tarde -Miró al caballero amigo suyo y a su copa de vino sonriendo también.

El maestro de armas acabo su comida rápidamente y dejó lo que quedaba de cerveza en la jarra ya más animado. Le habían atacado pero había salido indemne, ahora tenía que hacer lo que mejor se le daba.

La dama dedicó el resto del día a la contemplación de los vecinos mientras mojaba sus labios con un fresco vino especiado, sus ojos se fijaban en la actitud de la gente cuando veía su estandarte y también buscaban algo, o a alguien, que desentonase... o quizás una cara amiga.
Recibió con una sonrisa el anuncio de que marchaban a la posada y se acercó a Alyse para comunicarle que la familia cenaría fuera pero que no temiese, que ella quedaba en buenas manos.

Ya en la posada se dio cuenta de la ausencia de 'las damas', en un primer momento pensó que algún cliente se había quejado pero dada la situación en la que se encontraban no podía descartarse otro motivo.

Guardó silencio, se sentó al lado de su esposo y observó. Nada en su actitud ni en su rostro denotaba que pasase algo fuera de lo normal, pero interiormente se preguntaba por donde vendría el siguiente golpe bajo. Inevitablemente no pudo si no pensar en su persona y en su pasado, era algo demasiado jugoso como para que no lo utilizasen en contra de la familia, y no dejaba de decirse que no podía ser casualidad la actual 'limpieza'.
Apretó las mandíbulas y se preparó mentalmente para el próximo combate, estaba segura que no tardaría en llegar.

Lady Varya observaba con atención la sala de la posada, con una preocupación que revolvía sus tripas y le quitaba el apetito. Había interpretado la ausencia de las damas de compañía como un presagio del siguiente ataque que sus invisibles enemigos estarían tramando, pero tal cual hablaba el posadero todo hacía indicar que alguien se había quejado por su presencia y ese era el motivo de su ausencia. Eso no tranquilizó a la dama que continuaba alerta por si algún detalle le hacía descubrir por dónde llegaría el siguiente golpe. Pero todo parecía tranquilo en la posada ahora que el alcohol todavía no había vuelto un incordio a la familia Lugus y las chicas no andaban paseando sus encantos por toda la sala. Lady Varya advirtió la presencia de Ser Gennady, el caballero que había sido rechazado en varias ocasiones por la prostituta de la que Ser Roshar hablaba, cuando dirigió su mirada hacía el fondo de la sala. El caballero dorniense miraba hacía ella por encima de la copa con la que bebía y cuando al fin la dama se percató de su presencia la saludó con una leve inclinación de cabeza.

El otro caballero dorniense, Ser Bryan Telson, saludó a Whalen y alzó su copa hacía él al tiempo que formulaba un interrogante con la mirada con el que le preguntaba si quería que pidiera por él algo de cerveza. También Orten Lugus se acercó a ellos para saludarles con una grata sonrisa y todos los educados modales de los que hacía gala el joven muchacho.

Pero no había llegado a recorrer la distancia que separaba la mesa de los Lugus y los Crogall cuando el anciano caballero Ser Joris irrumpió en la posada atropelladamente y visiblemente alterado. Todo el mundo dirigió la mirada hacía el viejo que tropezó con otro hombre y estuvo a punto de caer al suelo de no ser detenido por una de las mesas. Desparramó el vino de las copas que había sobre ella e hizo que una silla cayera al suelo, pero eso no le detuvo en su precipitado caminar hacía los Crogall. 

El viejo sostenía un documento en su mano derecha y lo alzaba triunfante con una sonrisa amplía en su rostro. Caminó hacía Lord Evan y el resto de la familia sin importarle las risas que había levantado su torpe entrada en la posada y habló en un tono de voz demasiado elevado para el gusto de la familia movido por la alegría que parecía embriagarle.

-¡Tengo maravillosas noticias! – Les comunicó antes incluso de llegar a su mesa mientras agitaba el documento frente de sí. -¡He recibido un desafío escrito de mi antiguo enemigo el Caballero Zorro!

Lo cierto era que Ser Joris llevaba anunciando aquel desafío desde que Pim, un chiquillo del servicio de la posada, había encontrado la carta dirigida a Ser Joris y se la entregó. Lo cual había llevado a la conclusión generalizada en la posada Árbolverde de que alguien le estaba gastando una broma a aquel viejo caballero loco. Lyle Cervecero se echó a reír y dio un ligero codazo a Ser Roshar para que advirtiera la llegada del anciano. El grupo de Ser Naton Lugus en particular parecía estar disfrutando de lo lindo a costa de Ser Joris y se burlaban de forma cruel a expensas del anciano.

-Mi señor, -le dijo a Lord Evan, - será un honor para mí que el hijo del brillante Lord Duncan y sus hombres actúen como mis segundos ante este desafío y me ayudéis a llevar a este traidor Caballero Zorro ante la justicia del Rey. 

Las últimas palabras del anciano levantaron una carcajada más generalizada en la posada, todos tomaban por un loco al pobre Ser Joris y eso provocó que Bryan Telson actuara de inmediato anunciando que él se uniría a Ser Joris en su empresa.

-Ser Joris es un valiente caballero y debería tener un segundo en un duelo de tal magnitud. – Añadió a su ofrecimiento. Aunque realmente podía leerse en sus palabras y en su rostro que el caballero dorniense en realidad sentía lastima por el anciano y no quería que fuera humillado de nuevo si acaso la familia no aceptaba su invitación y lo dejaba sólo ante las burlas. El ofrecimiento del dorniense hizo que Ser Gennady, el otro dorniense, se burlara particularmente de él. 

Ser Roshar atendió el codazo del posadero, acompañando su risotada. Un intento por suscitar un sentimiento de camaradería en el hombre a la vez que reforzaba su tapadera en contra de los Crogall. El anciano caballero no había realizado la mejor de las apariciones y sus nuevas eran, cuanto menos, sospechosas. El Blackfist se preguntó si acaso no era consciente de lo extraña que era aquella misiva. ¿Era a causa de su obsesión con el Caballero Zorro o estaba involucrado para conducir a la familia a una trampa? 

- ¿Y qué le hace pensar que tras largos años de enemistad entre vos y el susodicho se haya decantado por dirimir sus diferencias en este justo momento? - se dirigió a Ser Joris con una sonrisa burlona. No podía intervenir a favor de la familia de forma pública, pero sí podía unirse al coro de burlas contra quien parecía querer ayudarles. Aunque sus motivos se centraban más en descubrir la veracidad de aquel mensaje que en humillar al viejo. 

​-Ese canalla sabe perfectamente que llevo tiempo tras su pista, -aseguró orgulloso el anciano caballero. –además estuve toda la mañana recorriendo sus guaridas habituales tal y como acordé hacer con Lord Crogall. Seguramente esta carta sea su respuesta a mis indagaciones. No le ha debido gustar que meta las narices en sus asuntos. –Alzó la misiva de nuevo y se la ofreció al caballero para demostrar que no le estaba engañando. –Aquí tenéis, vedlo con vuestros propios ojos.

Ser Roshar pudo estudiar la carta con detenimiento, en efecto contenía todo lo que el anciano afirmaba en voz alta y aunque no tenía manera de saber si se trataba o no de una falsificación, puesto que no conocía la letra del Caballero Zorro, sí que notó la sinceridad en los ojos de Ser Joris. O le estaban tomando el pelo, tal como asumía la mayor parte de la posada, o aquella historia era tan cierta como que el Caballero Zorro andaba tras ellos de una forma u otra. 

Whalen se encontrabe meditabundo aquella noche. Se acercaba el torneo y parecía que la soga alrededor de los crogall se iba cerrando. Jugadas infantiles como la del herrero o la daga no eran nada comparados con el asunto Claviger. Aquello le tenía francamente preocupado. En parte por el hecho de que era verdad. En parte por el hecho que si eran capaces de atacar y matar a heraldos del rey, ¿De qué no iban a ser capaces? Se lo creerían todo.

No estaban las "chicas" en la posada. Mejor. No era serio. Saludó a ser Bryan con la cabeza al entrar, pero negó con la cabeza a su invitación, señalando la mesa de su familia. Había asuntos que tratar.

Galdrín también se mostraba cabizbajo por lo sucedido antes. Era una forma de mantenernos ocupados, pensando, distrayéndonos. Debíamos llegar al fondo de toda aquella extraña conjura, pero el enemigo les iba lanzando nuevas cosas para desviar su atención.

Asintió a la propuesta de entrenar con ser Adrik. Era un buen justador. Mejor que él. O eso creía Whalen.

Entonces entró aquel viejo caballero agitando su desafio. le dio pena ver como aquel viejo caballero era tratado como un payaso. No era de gente decente reirse de alguien como aquel viejo caballero.

Sintió envidia de Bryan. A él también le habría encantado unirse a la defensa de Joris, pero él tenía responsabilidades. No podía ir por libre. No era libre como aquel dorniense. Ser Roshar puso en duda, de forma elegante, los argumentos de Joris.

Sois un buen hombre, ser Joris.

Anunció en voz alta, en parte para acallar a esa panda de ratas que se reían de alguien cándido como el viejo.

Os agradecemos vuestros desvelos por nuestra familia. Por supuesto, será un honor poder acompañaros en vuestra quête. Decidnos, ¿Dónde habéis sido retado?

Podría ser una trampa, pero todos esos esfuerzos para desprestigiarnos no pueden ser para luego matarnos. Si así fuera la primera flecha de aquella emboscada habría sido para uno de nosotros y no para aquel mercenario felón de Flores. Y nos interesa quedar bien con este hombre. Otra prueba pública de nuestro carácter. 

No hizo gesto de observar la carta que agitaba aquel hombre. Seguro que ya lo haría ser Roshar, y le interesaba más dar la impresión que confiaba ciegamente en Joris. Después ya sería él quien le advirtiera de lo que había percibido en la misiva. Él, como imagen de la familia, debía mostrar seguridad.

La carta estaba escrita con una letra de trazos seguros y ligeramente inclinados hacia la derecha, una elegante letra redondeada y perfectamente legible. En ella se emplazaba a ser Joris a reunirse con el Caballero Zorro en un claro del bosque cercano a la ciudad, un lugar peligroso pues de todos era sabido la cantidad de bandidos que habitaban el lugar. De hecho se decía que un bandido podía esconderse en dicho bosque y no salir en décadas. Con mucha educación y cortesía se citaba para las nueve de la noche de aquel mismo día para combate a muerte. Firmaba Lord Clayton Archay al final del pergamino. 

-Vuestro abuelo estaría orgulloso de vos. - Aseguró el caballero tremendamente contento por las palabras de Whalen. -Ese bastardo me ha citado en un claro del bosque cercano a su guarida. No os preocupéis, yo conozco el camino.

Ser Joris, si me permite.  

La palabra emboscada y bosque tienen la misma raíz. 

Y si el duelo ya ha comenzado, lo primero fue de finta y engaño, y su flanco de orgullo ha quedado abierto. Ciérrelo.

Permítame disuadirlo.  Según las reglas de los retos, uno invita y el otro propone el lugar.  Y este lugar debe de ser de mayor visibilidad para que el duelo tenga a ser bien juzgado.  Si no sigue él las reglas, no hay pérdida de honor alguno para usted. 

Es cobarde el que plantea un duelo así.  

No caiga en su trampa. 

El caballero reía cuando Ser Joris plantó la carta en sus manos. La leyó divertido, aprovechando que otros miembros de la familia intervenían en la conversación. Aún así no se quedó callado esta vez. A Ser Roshar le interesaba conocer cuanta veracidad podían conceder a esa carta. 

- ¿Entonces afirmáis que hasta el momento no habéis sido gran incordio para el Caballero Zorro? ¿o acaso habéis sido retados por él en otra ocasión? 

Whalen parpadea confuso, tanto por la intervención de su esposa como por la de ser Roshar.

¿Es que no quieren que este viejo nos lleve hasta esa piedra en el zapato que es Archay?

Olía trampa, claro. Una de burda, además. Como el cuchillo, el herrero, el ataque de la granja... Todo tenía el mismo condenado sello de alguien con muchas ganas de joderles pero con métodos muy directos. O bien era alguien realmente torpe o se trataba de una trampa dentro de otra trampa.

Por favor, ser Joris, que no os molesten las reservas de nuestra familia. Hemos sido víctimas de muchas mentiras y eso hace que seamos prevenidos.

El viejo parecía un poco demasiado excitable y lo último que deseaba era un espectáculo.

Está claro que ese caballero Zorro es un bandido de la peor calaña y como dice mi señora esposa, sería bueno ser doblemente prevenidos. Dudo mucho que alguien como él se comporte de forma honorable. De ese personaje se pueden esperar las maniobras más ruines.

Ser Joris soltó una sonora carcajada ante la proposición de la dama Scarlett para disuadirle de aceptar el desafío. El viejo incluso miró alrededor y al escuchar las risas, que en realidad iban dirigidas hacia su persona, las tomó por apoyo de reforzar su posición.

-No os preocupéis, mi señora. No hay astucia de ese zorro que pueda pillarme desprevenido. – Después al referirse la dama al honor del caballero añadió algo más - Mi honor se mantiene sin mácula hasta el día de hoy, y así seguirá siendo. No rehusaré ese desafío.

Entonces Ser Roshar planteó un par de preguntas tras leer la carta del desafío que Landseer le había entregado y que dejaron algo descolocado al anciano caballero, quien igual esperaba que Blackfist se uniera sin dudar a su causa.

-He sido tal incordio que el Caballero Zorro siempre ha huido de mí. –Dijo con el pecho hinchado y la cabeza alzada. –Si ahora ha aceptado al fin enfrentarse a mí, terminaré con él.

Sólo Whalen logró tranquilizar la excitación de Ser Joris con sus palabras de apoyo. Ser Joris asintió a las palabras de Whalen y quiso tranquilizar sus preocupaciones.

-Por muy bandido que sea, sigue siendo un Lord. Confío en que mantenga su palabra y se enfrente a mí en justo duelo. Y en caso de querer preparar alguna de sus artimañas para eso os tengo a vos– palmeó amistoso los hombros de Bryan y Whalen. –Garantizaréis que se trata de un duelo justo. Además, mi joven señor, yo conozco el bosque tanto o mejor que el Caballero Zorro. –Les aseguró. 

Orten Lugus dio un paso al frente. Había permanecido como un espectador de primera fila en toda aquella conversación, pues la llegada abrupta del anciano le había dejado a medio camino entre su familia y los Crogall. Terminó de recorrer la distancia que les separaba mientras Bryan Telson y Whalen Crogall se ofrecían a acompañar a Ser Joris en su duelo contra el Caballero Zorro. Casi obligado por la responsabilidad que sentía que su casa tenía en todo aquel perjuicio a sus nuevos amigos, decidió proponerse para aquella aventura.

-Si es lord Archay quien os envía ese desafío en realidad, quizás yo pueda convencerle de que se rinda en honor a la deuda que tiene con mi padre. –Propuso el joven, quien no imaginaba un duelo a muerte contra el Caballero Zorro como una buena idea, pero sí la oportunidad de atraparlo y detenerlo.

Sin embargo, su propuesta desató la sonora carcajada de su hermano Naton, quien se burló de él abiertamente asegurando que nunca antes había visto esa faceta suya tan valiente. Orten apretó los dientes y decidió ignorar las risas y el hiriente comentario y mantuvo su proposición de acompañar al grupo.