Partida Rol por web

El joven heredero había visto algo entre l público que hizo que su ansiedad creciera, pero no podía decirlo en voz alta. No así. Tampoco podía lanzarse acusación alguna en voz alta por un intercambio de miradas. se limitó a acercarse y decir unas palabras escuetas al oído de su madrastra. tampoco es que fuera la forma más cortés de hacer algo así, pero entendía que el nombramiento de un portavoz era justamente para evitar las múltiples voces que se pisaran.

El escudo lo tenía Orten. Sospecho que se lo ha robado a su padre. Tenemos que verificar cosas sobre eso.

E hizo un paso atrás. A sus ojos el juicio iba bien. Su padre había hablado muy bien sobre el tema del escudo y ahora venían los Dannett con otra prueba inconsistente. ¿Dónde estaba ese rapaz? Seguramente dirían que murió durante el interrogatorio. Al parecer tenían tan pocas pruebas como ellos mismos. El argumento de Ward era una patraña absoluta. Lo único que confirmaba era que el maestro de armas estaba en el ajo y se maldijo por no haberlo pensado cuando fue a buscar la paz con los Dannett.

La señora de la casa Crogall se había mantenido en silencio pues a pesar de haber decidido que fuese ella quien hablase en la vista, se había requerido una respuesta directa del lord, pero sus ojos no habían parado de observar a unos y a otros.

Cuando su hijastro se acercó para susurrarle unas palabras ella asintió de manera leve, Varya también se había dado cuenta del intercambio de miradas que se sucedieron cuando el escudo había salido a la luz, pero lo de verificar sus sospechas para poder hacer una acusación lo tenían muy complicado desde donde estaban y con el juicio ya empezado. La mujer no tenía muy claro como iban esas cosas en la corte real pero no le parecía que alargarlo por más de un día fuera a ser posible, con todo ella intentaría argumentar su causa de la mejor manera posible.

—Si me permitís majestad, lo que demuestra ese escudo es que aquel que estuvo presente en la muerte de mi cuñado lo guardó como un trofeo en vez de entregarlo a su familia. El lord ha dicho que ninguno de los Crogall osaría llevar ese escudo, ninguno, ni siquiera su hermano, ni siquiera su hijo. Ese escudo tendría un lugar de honor en el salón principal para que todos los súbditos lo pudiesen ver y recordasen a su dueño y su sacrificio por este reino. Deberíamos preguntarnos quién combatió a su lado en la Rebelión de los Greyjoy, o quizás en su contra, ya que fue ahí donde Ser Joseph dio la vida por la alianza de los Stark y los Baratheon y donde el escudo se perdió.

Los ojos de la dama se posaron en Orten, dando por válidas las anteriores sospechas que Whalen había vertido sobre él y su papel de doble juego en aquella traición.

—Ruego me disculpéis, yo no he leído lo suficiente sobre aquel suceso por la congoja que nos causa la pérdida sufrida—hizo una inclinación de cabeza por su falta —, pero seguro que en la corte hay historiadores que nos pueden decir qué familias estuvieron batallando en aquella zona. De ahí a sacar la relación con alguno de los implicados no debería resultar complicado.

Inspiró y tragó saliva, los Dannett no tenían nada sólido con lo que acusarlos pero ellos tampoco para poder defenderse más que decir lo evidente.

—Contestando a la pregunta de lady Dannett del por qué querer silenciar definitivamente a su hermano envenenándolo, la respuesta es bien sencilla: no hay un por qué. Por parte de la casa Crogall no hay ningún motivo para tamaña acción. Las palabras de su maestro de armas nos hablan de una confesión, arrancada a saber con qué métodos, de un muchacho que supuestamente trabaja para nuestra casa, que pretendía envenenar a ser Adham y que fue interceptado por él. Si fue interceptado ¿cómo es que logró envenenar a ser Adham? A no ser que eso sólo fuese un señuelo y su hermano fuese envenenado por el verdadero culpable de empezar estas hostilidades entre nuestras casas, que es el verdadero beneficiado de la muerte del heredero de la casa Dannett y de la desgracia de la Crogall. Como bien ha dicho lady Iris, la enemistad histórica entre nuestras casa es de sobras conocida y fácilmente explotable por quien quiera un culpable.—lady Varya dejó un pequeño silencio, como si estuviese ponderando decir lo que a continuación dijo —A parte de estos actos que aquí se mentan desde nuestra llegada a Desembarco nos hemos encontrado con diferentes calumnias referentes a varios miembros de nuestra casa, no hemos querido enturbiar las celebraciones y con calma, templanza y paciencia hemos logrado que la verdad saliese a la luz y hemos refutado tales acusaciones. El maestro herrero Brasero puede dar fe de uno de tales entuertos y confirmar que hay alguien pagando para ensuciar el buen nombre de nuestra casa.

En ese punto la dama por fin calló, dejando que el herrero pudiese corroborar sus palabras si así lo requería el rey y dando por concluida su intervención de momento. Había puesto en duda que el único que pudiese portar el escudo fuese el lord, había recordado la lealtad de su casa para con la corona, había dado otro sospechoso demandando las casas que podían haber recuperado el objeto y había puesto seriamente en tela de juicio el testimonio del muchacho interrogado pues, a pesar de que se acabase confirmando que ser Roshar lo había enviado, si lo habían detenido antes de envenenar al joven Dannett eso los dejaba a ellos fuera del asesinato. Además había aprovechado e introducido el testimonio de maese brasero para que diese fe de que había alguien operando en su contra, pagando por ello. Nadie paga ni una pieza de cobre si no espera sacar esa cantidad multiplicada.

Robert Baratheon se dirigió a Lady Varya, alzando una mano para refrenar que el herrero Brasero pudiera intervenir en esos momentos.

-Llegará vuestro turno de presentar testigos. - Dijo con tono calmado. -Lady Dannett, no dudo de la palabra de vuestro maestro de armas, pero comprenderéis que un testimonio de terceros termina perdiendo peso. Cuando os dije que presentaráis pruebas me refería a algo más sólido, evidentemente. Cambiaría la cosa si fuera ese mismo muchacho quien confesara aquí mismo.

-Por supuesto, Majestad. - Respondió la dama. -El muchacho fue entregado a la Guardia de la Ciudad para que lo custodiaran hasta que pudiera hacer acto de presencia aquí hoy. Si me permitís.

Lady Iris se giró hacía uno de sus sirvientes que fue a avisar a los Capas Doradas. Unos pocos minutos después aparecieron escoltando a un muchacho enjuto y espigado que no tendría mucho más de quince años. El muchacho tenía el labio partido, un ojo amoratado y la cara todavía hinchada. Unos grilletes en los pies dificultaban que pudiera andar, y sus manos estaban igualmente esposadas. Miró hacia los Crogall, intentando buscar a alguien, probablemente a ser Roshar, pero al ver que no estaba bajó la cabeza entristecido y continuó avanzando hasta que le ordenaron detenerse.

-El muchacho responde al desagradable nombre de Rata. -Explicó la dama, los Crogall sabían que Rata era uno de los chavales que trabajaban para ser Roshar, aunque Ruth les había dicho que lo daba por muerto. -Cuéntale al Rey qué hacías ese día rondando la tienda de mi hermano.

Rata agachó la cabeza y miró hacía los Crogall con lágrimas en los ojos. Después sorbió por la nariz y se dirigió al Rey para explicar lo que le solicitaban.

-Ser Roshar Blackfist, me ordenó que me colara en la tienda de Adham Dannett para darle algo que garantizara la victoria de Whalen en el torneo. Y así lo hice. 

-¿Algo como un veneno? - Preguntó Iris Dannett.

-Sí, mi señora. Le suministré un veneno en la bebida. 

El Rey quiso saber qué tipo de veneno, y le lanzó la pregunta a Rata que agachó todavía más la cabeza ante la voz imperiosa de Robert Baratheon.

-No conozco el nombre. Se usa para... - El muchacho enrojeció. El Rey se impacientó y le preguntó para qué era el veneno. -Para cagar, mi señor. -Terminó respondiendo Rata. Se escucharon risas en la sala pero el Rey las silenció con un golpe seco sobre la mesa que tenía delante. Insistió en saber si eran lágrimas de Lys. -No mi señor. Las lágrimas de Lys le hubieran... matado. - No se dio cuenta de lo que implicaba la frase hasta que terminó de pronunciarla, el joven estaba algo nervioso y temblaba como un novato en lo alto del Muro en lo más crudo del invierno.

El juicio avanzaba de forma imparable. El primer escollo había sido el escudo, y Lord Evan consideraba que habían hecho una defensa fuerte y sólida para defender su inocencia. Observaba impasible el rostro del Rey Baratheon mientras el juicio continuaba.

Ahora le tocaba el turno al envenenamiento del joven Dannett. La aparición de la Rata no inauguraba nada bueno, aunque sus palabras parecían ofrecerles un argumento tan favorable como inesperado.

-¿No se había establecido que el veneno fue precisamente Lágrimas de Lys?, le susurró a Lady Varya. Confiaba de forma absoluta en la capacidad de ella de llevar la defensa de los Crogall y no quiso intervenir antes de tiempo.

La artimañana de Roshar hizo que se pusiera líbido de cólera. Nadie le había dicho nada. ¿Lo había ordenado su padre? ¿Había sido todo cosa del caballero? Ahora entendía mejor el duro recibimiento de los Ward.

Por fortuna la declaración de Rata los liberaba de culpa, aunque se preguntaba como alguien como Rata podía tener la certeza de lo que le daba, si había hecho falta la ayuda de maestres para saber cual era el veneno del vial de la daga.

Escuchó los susurros de su padre a Varya y él se apresuró a añadir algo más. Corto y rápido.

- ¿Y no eran necesarios varios días para que hiciera efecto?- Añadió. Eso hacía imposible que el veneno le hubiera afectado en tan poco tiempo de margen.

Se calló la queja que tenía en el estómago que le hacía un nudo. No necesitaba la ayuda de Rata alguna para ganar a cualquier Dannett en justa. Aquella charada le hacía quedar a él como un pelele.

-Como podéis ver, - continuó lady Iris tras el silencio lleno de susurros que siguió a la confesión de Rata, -este fue el muchacho con el que los Crogall envenenaron a mi hermano.

Lady Varya hizo un gesto y los capas doradas que sujetaban a Rata lo arrastraron hacía la parte posterior del salón del Trono, donde lo mantendrían custodiado por si los Crogall quisieran preguntarle algo durante su turno.

-Pero tengo más. - Dijo la joven, y alzó la mano para indicar a un extraño hombre que se acercara a ellos. -Ya os he presentado al envenenador, al servicio de los Crogall que tramaron el plan, y he aquí quien les suministró el veneno.

-Mi nombre es Maiyo Vierro. - Dijo haciendo una reverencia bastante grácil aún a pesar de tener las manos encadenadas. Su voz tenía un marcado acento pero se defendía bastante bien con el idioma ponienti. En ningún momento perdió la sonrisa, como si todo aquello fuera un juego para él. -Soy un un humilde mercader braavosi cuyo negocio son principalmente las especias y una potente bebida de mi patria llamada cheldarro. Simplemente vine aquí para hacer negocios y me quedé para el torneo. Os puedo hacer un buen precio, Majestad. - Añadió con total desfachatez mostrando una sonrisa lobuna.

Iris puso los ojos en blanco. Asintió con la cabeza a uno de los guardias que le miraba expectante, y este le propinó un duro golpe en el estómago al tal Maiyo Vierro.

-¿Quién sois de verdad? - Dijo la dama impaciente.

El braavosi soltó un bufido cuando recibió el golpe y su sonrisa desapareció por unos instantes. Miró a Iris con algo de odio en los ojos y alzó una mano aceptando decir la verdad.

-Me... me llamo Glarus Ptek. Comerciante, eso es cierto. Pero mis mercancías no son del todo... legales. - Reconoció con una nueva sonrisa en el rostro. Lady Iris, bastante impaciente con él, le preguntó cuál era la razón de su viaje a Desembarco del Rey. Ptek se tomó algo de tiempo para responder con su fuerte acento, y tras mirar a Lord Crogall mostró una nueva sonrisa.

-Veréis mi señora, los Crogall me contactaron para encontrarnos aquí. Querían que les trajera algo especial. Un veneno. Lágrimas de Lys. Oculté el veneno en el pomo de una daga y se la hice llegar, tal y como acordamos. Ellos me pagaron generosamente.

Todo aquello se le antojaba como estar ante una obra de teatrillo. Después de ver desfilar a Rata le habría dicho cuatro cosas a ser Roshar, si es que ese tipo era una de sus ardillas. Al final no dejaba de ser alguien que no había visto en su vida y que podía no ser lo que decía.

La entrada en escena del bravoosi era increible. Aquel testimonio abría muchas preguntas incómodas para los Dannett. Lo primero era saber como habían descubierto tantas cosas en tan poco tiempo. Cómo habían dado con un traficante de venenos exóticos como Lágrimas de lys en tan poco tiempo. Alguien tan descuidado como ese bravoosi no habría durado mucho en un negocio tan oscuro como ese. ¿Cómo se había dejado capturar? Esas confesiones eran la muerte. ¿Cual era el plan para evitar colgado? ¿Quizás los Dannett iban a administrar su justicia?

La entrega en una daga de acero valyrio era un envase muy caro para un veneno. Y estaba el problema de los tempos. Si el veneno les había sido entregado en Desembarco no había tiempo material para que hiciera efecto en el desdicahdo Adam. Todo aquello debía parecer obvio a ojos de alguien que hubiera oído de la forma de actuar del veneno.

¿Dónde iba todo aquello? Desde luego le parecía absurdo que alguien le comprara veneno a un envenenador usando su verdadera identidad. Todo era tan absurdo que daba risa, si no fuera por el hecho que estaban en un juicio ante la presencia del rey.

Se mantuvo en silencio, con los dientes apretados, ante el desfile de todos aquellos mentirosos.

La señora apenas dirigió la mirada a Rata mientras desechaba su testimonio y miraba con curiosidad al siguiente testigo, escuchó con atención todo lo que dijo y negó con la cabeza mientras en su rostro se mostraba la confusión y comenzaba a hablar.

—Con el permiso de su majestad, me gustaría hacerle varias preguntas a este testigo tan prontamente encontrado. —dijo mirando al rey para luego proseguir cuando obtuvo el asentimiento —Señor Ptek, ¿cual fue el medio utilizado para hacerle el caro pedido?, ¿cuándo y cómo se hizo el pago, antes o después de la entrega? y ¿la entrega la hizo en persona usted o cómo la hizo?

El rey no mostró inconveniente en que lady Varya lanzara unas cuestiones al testigo presentado por Iris Dannett en ese momento. Asintió con la cabeza levemente y con un ligero alzamiento de la mano le indicó que procediera. El braavosi le miraba expectante, esperando las preguntas con una sonrisa divertida y casi seductora.

-Oh, bella dama, contestaré a todas vuestras dudas, aunque vos misma sabéis ya las respuestas. Las gentes del otro lado del Mar nos entendemos bien, ¿verdad? Fue uno de vuestros hombres quien me contactó, informándome del torneo y de vuestro encargo. Evidentemente cobré por adelantado. Una buena suma he de decir. Mi reputación es palabra suficiente para quienes contratan mis servicios y cuando se trata de pedidos... especiales, como en este caso, siempre exijo el pago por adelantado. Conseguir un veneno así no es sencillo. La entrega, según se me indicó, la hice yo mismo, dejando un cofre con la daga junto a la tienda de Whalen Crogall.

En ese momento, Ptek se giró hacía el Rey y adquirió un tono más serio tanto en su expresión como en sus palabras.

-Pero he de decir que ahí termina mi parte en esta conspiración, Majestad. Yo solo les facilité el veneno. No lo usé contra nadie y desconocía que plan tenían los Crogall.

Lady Varya era la persona elegida para llevar la defensa de los Crogall, pero Lord Evan, siempre tan comedido y paciente, no pudo evitar intervenir ante la actitud del hombre de Bravos. -¡Pero qué osadía! ¡Qué temeridad! Ha muerto gente, y se están juzgando cosas muy serias aquí, en presencia del Rey, dijo manifestando su indignación. Dio un paso al frente, y miró a este nuevo testigo que había salido de la nada y que mezclaba conjeturas con hechos que en realidad les exoneraban a los Crogall. -De momento, los hechos son que nos llegó una daga y que es evidente que cualquier veneno que se le hubiese dado al joven Dannett, ya lo había recibido antes de nosotros recibir la daga. Por lo tanto no hay duda de que alguien hizo el envenenamiento y quiso hacer parecer que era cosa nuestra, y lo primero que hicimos al recibir esa daga fue ir a avisarles a los Dannett. Eso son los hechos.

La figura del señor de los Crogall parecía hacerse más grande, y miró al comerciante. - Glarus Ptek , ¿así te llamas? Es la primera vez que nos vemos. Aún así te atreves a afirmar, en este juicio, sin tapujos, que los Crogall te hicieron un encargo y que teníamos un plan que tú desconocías, pero que no dudas en ningún momento de la existencia de ese plan. Cobraste por adelantado y nos enviaste la daga directamente a la tienda de Whalen en vez de entregársela a la persona que te había hecho el encargo. ¿Quién era esa persona que te hizo el encargo y con qué autoridad juzgas que él formaba parte de un "plan de los Crogall", y que no actuaba por su cuenta? O peor, ¿cómo sabes que no hizo todo aquello para inculpar a nuestra Casa en todo este asunto?

Los ojos verdes de Evan Crogall se quedaron fijos en los del bravoosi. -Elige sabiamente tus palabras, pues tu parte en esta conspiración no terminó el día que hiciste la entrega. Mucho me temo que tu presencia aquí, en este juicio, ya se contempló en el momento de que te pidieron aquel veneno...

El braavosi pareció divertirse mucho con el enfado de Lord Crogall. Con total descaro mostraba una sonrisa que adornaba su total falta de respeto ante la indignación de Lord Evan.

-A la vista de como se sucedieron los acontecimientos después, es obvio que teníais un plan. - Respondió encogiéndose de hombros con su odiosa sonrisa en los labios. -Quien encarga Lágrimas de Lys no lo hace en vano. Y cuándo escuché que el joven Adham Dannett, vuestro más intimo enemigo, y que os estaba acusando de terribles actos, murió por causa de este veneno sólo tuve que atar cabos.

El tipo cambió de postura y balanceó el peso hacía la otra pierna con cierta gracia.

-Lord Crogall, vos sabéis mejor que yo quién me contactó. Vuestros hombres hablaban por vos. Pagaron con vuestro dinero. Ser Roshar Blackfist, si queréis un nombre. Pero eso ya lo sabéis. - Ptek mostró una sonrisa lobuna.

-¡Es evidente que teníais un plan!- Bramó Iris Dannett. -Acallar las acusaciones de mi hermano, y de paso darle un golpe mortal a la casa de mi convaleciente padre. Y lo hicisteis con total premeditación. Os defendéis diciendo que alguien tuvo que darle el veneno antes, puesto que el Gran Maestre Pycelle dijo que tardaba un día o dos en hacer efecto. Bien. Lord Crogall, Majestad, según lo que he podido averiguar os detallaré a continuación la sucesión de eventos. Mi pobre hermano era valiente, pero no sabía guardar la lengua entre sus dientes. La matanza que los Crogall hicieron en las tierras de mi padre lo tenía alterado, deseaba llegar a Desembarco del Rey y pedir justicia. Pero no pudo contenerse, y durante todo el camino hasta la ciudad estuvo contando y alertando a todo el mundo de la vileza de los Crogall. ¿Y quién recorrió el camino unos días después? En efecto, los Crogall escucharon en el camino que Adham los había descubierto e idearon un plan para acallarlo. Contactaron con Ptek para conseguir el veneno, tal vez lo encontraron por el camino o tal vez, como dice Ptek lo fueron a buscar. Comoquiera que fuera, los Crogall llegaron a la ciudad y durante el banquete de bienvenida Adham lanzó sus acusaciones, supongo que no esperaban que mi hermano fuera tan impaciente. Aquella misma noche mandaron a Rata con las Lágrimas para envenenarle. Edan Ward y los demás hombres de mi hermano creyeron haberlo detenido antes de que lo envenenaran, pues mi hermano no mostraba síntoma alguno de envenenamiento. El Gran Maestre ya dijo que el veneno tarda en actuar y es difícil de detectar. A la mañana siguiente, mi hermano muestra dolores de estómago y comienza a sentirse indispuesto. -Aquí la dama hizo un pequeño inciso. - No me extrañaría tampoco que le hubieran dicho al tal Rata que el veneno era para defecar, como ha dicho antes, pues a fin de cuentas es ese uno de los efectos que al parecer producen las lágrimas de Lys, según dijo el Gran Maestre. Mi hermano, aún a pesar de su estado, decide acudir al juicio por combate que se celebra a última hora de la mañana. Durante esas horas el veneno va haciendo efecto y debilitándole poco a poco. Con todo el esfuerzo de la justa, mi hermano es golpeado por Whalen y cae al suelo, sin fuerzas ya para ponerse en pie. Es trasladado a la tienda de mi familia, donde nuestro maestre hace todo lo que puede para salvarle la vida. Pasa el resto de la tarde agonizando - La voz de la dama no puede ocultar algún temblor pero se mantiene fuerte para no llorar. -Tras una larga noche sufriendo y luchando por su vida, al llegar el alba fallece entre terribles dolores. - La mirada más cargada de odio que jamás hubieran visto antes se dirigió hacía Lord Evan Crogall. Las lágrimas se deslizaban ya por la mejilla de Iris Dannett pero su rostro intentaba soportar la angustia y mantenerse firme -Aquí tenéis vuestro día. ¿Os salen ya las cuentas?

La dama se secó las mejillas con un pañuelo y se giró un momento para dar un trago de una copa con agua que los sirvientes de la Fortaleza Roja habían preparado tanto para ella como para los Crogall. La mano le temblaba mientras llevaba la copa a los labios. Respiró profundamente y se recompuso. Ya más serena se dirigió de nuevo a Ptek. 

-Como experto en venenos, ¿consideráis que la dosis que facilitastéis a los Crogall fue suficiente para actuar en un día?