Partida Rol por web

Los ánimos se estaban caldeando, y a las pullas les siguieron las vulgaridades, aunque al menos aquellos mercenarios parecían tomarse con humor al pequeño salvaje.

Entre otras cosas Nacon lanza la pregunta, quería cazar, en su cara se formó inmediatamente un mueca entre la sorpresa y el miedo por aquellas intenciones, el maestre Ferris se le adelantó y le respondió -Eso es cierto, depende de lo que caces pero no vas a salir muy bien parado, no lo intentes Nacon, es la ley-

Mientras el le recalcaba aquello al chico el maestre siguió con su sugerencia de seguir con el plan y montar el pabellón un vez más estaba de acuerdo -Tiene razón- añadió, sin más, a las palabras de Ferris.

En este lugar eres como un pez fuera del agua , y recuerda , que nosotros te toleremos no quiere decir que ellos lo hagan . 

Añadió finalmente el joven Danett al salvaje esperando que comprendiera que cualquier cosa que hiciera podía desencadenar en su muerte . 

Resoplo cansado ante tanto comentario estúpido de comportamiento. "Que si te van a matar, que si blablblabla, que si desembarco es muy peligroso" - Puaj- vuelvo a escupir. Recuerdo al otro lado del muro, cuando apenas segregaba saliba por el intenso frío, pero aquí tan al sur, joder esto es insoportable, todo el día con la boca llena de babas. 

Y aún encima con la compañía más sosa de todo el universo, menos mal que es bocazas de Piper se había traido a Mansel y a Crovis, que aunque fueran tan baratos como las putas, tan bien solían ser tan divertidas como las mismas, eso sí, menos placenteras. 

- Pues nada... nada de cazar... bienvenidos a desembarco... yuhu...- digo prácticamente sin ningún ánimo. 

Sigo a la comitiva hacia dentro de las murallas. En mi vida había visto tantísimas construcciones y mucho menos tan altas, y tanta gente... demasiada gente para mi gusto. Poco a poco nos vamos dirigiendo hacia la zona de los pabellones donde parece que el resto de casas están plantando sus estandartes. 

No tardó en volver el heredero de la Casa.

-Acabo de hablar con los guardias. El terreno de torneos se encuentra ubicado hacia el sur. Hay terrenos destinados a las justas y otros que es donde las casas colocan los pabellones.

El grupo se dirigió al lugar antes mencionado: La explanada del torneo. Allí se sucedían diferentes tiendas cada una de los colores de la casa que la ocupaba. Sucesión de estandartes y armas de torneo estaban allí dispuestas como ofrendas a los futuros combatientes que pelearían por el honor de la casa.

Un mozo se encaminó a Adham Dannett el cual no parecía sorprendido en absoluto.

-Mi señor Dannett. -Empezó con una voz chillona-. He estado esperándole toda la tarde. Como ordenó su padre, el envío ha sido realizado, tanto los pabellones como los estandartes están empaquetados y dispuestos donde ordenó.

El heredero retiró unas estrellas de cobre de su bolsillo y se las tendió.

-Aquí tienes una propina, para que ayudes a montarlas. 

-Oye señor Piper... Usted nos paga por defensa, esto... -La voz se prolongó en un tono de súplica, aquello parecía inesperado para él-. Esto se supone que no entra en los honorarios ¿no?

- Triad bien el burdel o pillaréis una buena gonorrea. Y nada de vicio en horas de servicio, ¿entendido?

A Mansel:

- ¿Qué pasa? ¿Eres demasiado fino para trabajar? Venga a montar las tiendas todos.-gruñe el capitán organizando a los criados.

- Estáis a mi servicio, así que ayudad a levantar la tienda.-dijo distraídamente mirando los campos de torneo, viendo que Casas habían acudido y estaban a su alrededor.

Por fin se dejaron de pinchar los unos a los otros para montar el pabellón. Ya les estaban esperando con lo necesario y una pequeña sorpresa.

-Anda, mira a quien han traído- junto con el encargo de los materiales para el pabellón vinieron también dos perros que aunque estaban en las perreras de los Dannet eran en realidad de Booker, Pirlo y Chuleta, el primero un mastín, negro y baboso y el segundo un malamute, que parecían un huargo pequeñito. -Tengo el presentimiento de que nos vendrán bien- dijo al aire para quien estuviera escuchando mientras les daba algo de mimo.

Escuchó a Ser Galdar gruñendo órdenes y al resto quejándose, visto lo visto era lo esperado. Sin que nadie le preguntara el se puso a ayudar también, sobre todo para preocuparse por los animales, a saber si alguno de aquellos mozos sabía como tener listos a los caballos y los perros -Edrick, ven conmigo, si vas a ser el escudero vas a tener que ver como se prepara esto- aunque tenía la certeza de que el si sabía como tratarlos simplemente era cierto, si iba a ser el escudero tendría que saber donde y como están los caballos y el equipo de Adham.

El pequeño salvaje se había puesto a montar los pabellones antes de que dijeran nada, cualquier cosa era mejor que intentar soportar ese asqueroso calor, así al menos se olvidaría de él durante un rato. 

El bastardo estaba gritando y refunfuñando como siempre, él decía que organizaba pero la verdad es que todos sabíamos lo que teníamos que hacer... Bueno al final él acababa sin hacer nada con eso de que estaba "organizando". 

Al ver los perros de Dewit dejó lo que estaba haciendo - ¿Ey!! Chuleta, ven aquí perrito, chuleta ven aquí!!!- siempre le había encantado ese nombre, el perro es verdad que no era ninguna joya, pero era inteligente y tenía un nombre gracioso, ¿que más se le podía pedir a un pero? Además sabía más trucos que las putitas de Piper. Después de revolcarme con el perro por el suelo, volví de nuevo a montar las carpas con los demás.