Partida Rol por web

- Adelante, señor Le Fay. ¿Quiere arriesgarse o solo pretende intimidarme? He matado a muchos hombres por menos...- Tras eso Jessica hace una mueca y su semblante se vuelve serio.

Desafortunadamente esa palabras salieron de su boca sin ningún control. Estaba claro que era una asesina. Su secreto estaba desvelado , aunque no del todo, y esa era su baza.

- Sueltela, mi señor Morgan...- Advierte Jesica.

Ashley aun estaba en su forma de gato.

Pensándolo bien, era la mejor forma en la que estaba en esos momentos. El fuego y las llamas reflejaban en sus ojos una luz fantasmagórica. Su pelaje negro se fundía con la noche y emitía reflejos naranjas sobre su lomo.

Afortunadamente todos se habían olvidado de ella y pudo acercarse lo suficiente para estar casi frente a frente a los hombres del pasado. No se perdía detalle, olisqueando y escuchando a aquellos dos.

Volvió la cabeza para mirar a los demás que aun estaban enzarzados en si debían o no ver  lo que ese maldito libro les mostraba. Su voz de gato chillona asomo entre las fauces.

-Me pregunto si ahora mismo estamos todos del mismo lado... Tanto si pertenece a un diario como si pertenece a la vida de estos dos - dijo señalando con el hocico - ¿que importa? El pasado es el pasado... perseguían a una bruja, ¿que tiene de malo?

Su mente bailaba entre el recuerdo y el presente. Rememoraba, y sus labios casi imitaban a la perfección, las palabras que había dicho hacía tantísimo tiempo. Estuvo tentado de darse la vuelta, simplemente para observar de nuevo aquello, más vivo de lo que su mente podía presentarlo... De correr ahí mismo, intervenir -¡parecía tan real!- y... No sabía qué seguiría más allá en esa línea de pensamiento. Agnes preguntaba por qué, y él no entendía qué decía. Y Jessica no se inmutaba, siguiendo aquella amenaza.

Mordred sonrió, en medio de todo aquel caos, por unos efímeros instantes.

-Adelante, señorita Merril. ¿Quiere arriesgarse, o sólo pretende intimidarme? He matado a muchos hombres, y muchas mujeres, por menos... -la parafraseó. 

Tango de asesinos.

-Suéltelo, mi señorita Jesica.

Se había forzado a si mismo a relajarse, a mantener la mente fría, para que no sucumbiera a la intimidación de Merril.

Entonces, el diminuto minino habló a su vez, erizando el vello en la nuca a Mordred, por lo innatural que aquello parecía.

-No entiende usted muchas cosas... Pero tiene más sentido que las dos señoras que la acompañan, joven felina... Hacedle caso.

- No sabría como tomarme eso, señor Mordred... en mi corta vida nunca me han adulado mucho y temo mas por que sea una ironía. - Dice el gato mientras olisquea en dirección a la bruja entre llamas.- Pero me temo que están perdiendo el tiempo.

Dicho esto, el gato se lame una pata y se levanta de su sitio arqueando el lomo. Después se dirige al fuego, confiado y mirando de reojo a los jóvenes Mordred y Morgan hasta que mira las llamas y las atraviesa hasta el otro lado, colocándose justo en frente de la muchacha, sin quemarse.

- Es guapa...- Comenta para que la oigáis.- Quien de ustedes era el enamorado... ¿Morgan?

la adivina volvió de su trance, abriendo sus ojos azules, cargados de pena e incertidumbre. 

 - ella... ella es Annis Black, por Dios, ustedes iniciaron todo esto- llevó su mano a su boca, lo volvía a decir, pero ahora sabia que era así, o mejor dicho, lo sentía, sentía que esa tal Robin era la mismísima Annis Black - ¿qué hicieron hecho?...- volvió a hablar, aún sin poder levantarse, y mirando a Mordred - ¡quiero salir de esto!  - se sujetó la cabeza con las manos, cubriendo sus oídos. 

Agnes se coge las cabeza con ambas manos como intentando reprimir un dolor agudo y punzante dentro de su cabeza.

-Su.. corazón... apuñalarlo... Después Annis será mortal. En... Bedlam... OoH! El dolor... no puedo seguir buscando... mas en sus recuerdos... el dolor.. .Ung!!- Agnes cae el suelo de rodillas intentando ahogar un grito con sus manos tapando su boca.- Su.. su ..celda... allí...

Poco a poco Agnes cede ante el dolor y sus ojos cambian a un azul intenso, mientras que su rostro, se muestra impasible. Lentamente se levanta, sin dolor para miraros. Y os muestra una sonrisa.

-Mis niños...- Dice mientras alza los brazos como para abrazaros a los cuatro.

Miro a la mujer mientras habla. Esta claro que allí dentro hay más de una persona paseando por el mismo cuerpo. Si no fuese por la destrucción que nos rodea, diría que simplemente sufría una enfermedad mental y haría que la encerrasen en un psiquiátrico de por vida. Pero este no era el caso... y de serlo el loco quizás fuese yo... ¿Viajar al futuro? Una leve sonrisa se dibujó en mi rostro pensando unos instantes en aquello a la par que escucho como alguien logró poner al señor Black en su contra. Tenemos una oportunidad aún, sólo debemos regresar al pasado de nuevo...

Contemplé a nuestro viajero, era de quien dependíamos en ese momento. Se veía agotado aún y conversar con aquella mujer no le ayudaba a recuperarse antes, aunque si a seguir ganando tiempo e información. En silencio, observaba como se desarrollaba la conversación. Lo mío no era precisamente hablar y mis métodos para sacar información no eran precisamente útiles en este momento. Aún así mi cabeza funcionaba a pleno rendimiento, buscando alguna pregunta clave.

Pero algo ocurrió... aquella mujer volvió a ser otra, escuchó las palabras de Edward y nos facilitó nuevos datos. Bedlam.. susurré mientras veía como la mujer se retorcía en dolor para luego dedicarnos una sonrisa y buscar.... ¿abrazarnos? ¿Sus niños? Me interpuse entre la bruja y mis compañeros, con el bastón delante, negándole el paso a la mujer.

Lo siento, hoy no es el día de la amistad. No hay abrazos. Dije serio a la mujer, casi desafiante. Alejaos de ella. No fue una recomendación, fue una orden directa. Tendí mi mano derecha hacia atrás, buscando el contacto con uno sólo de ellos. Sea quien sea ahora, no podemos fiarnos de ella. Permanecí allí clavado, esperando a que todos diesen un par de pasos atrás para poder darlos yo luego. Sólo espero que mi don sea desconocido aún por la bruja... Es lo único que nos dará un poco de ventaja ahora.

William sostuvo el peso de Edward cuando este se le apoyó encima. Escuchó toda la conversación de aquellos dos hombres con la mujer. Lo cierto era que en su cabeza rebotaban muchas preguntas sin respuesta, y que él poco podría aportar a aquella conversación, más que su protección y vigilancia, que no era poco. 

Giró su mirada hacia Wesley cuando este le apretó el hombro, y la dirigió de nuevo hacia la mujer. La mujer parecía agotada. Era obvio que estaba luchando contra Annis por mantenerse allí. - Apuñalar el corazón... ¿para que sea mortal? - murmuró tras escucharla. Tras esto, los ojos se le abrieron y adoptó una posición diferente. Al ver cómo aquella buena mujer desaparecía y aparecía otro ser diferente. Will se colocó delante de Edward, en posición protectora, y con un leve empujón lo hizo retroceder un poco. Aprovechó para dejar las manos libres. La boca se le entreabrió con tensión, dejando a la vista los dientes, y el ceño se le frunció. 

Al parecer, el Sr. Clarence había pensado lo mismo que él. Se le dibujó una sonrisa irónica en la cara cuando escuchó sus palabras y recobró la compostura, aunque sin dejar que Edward se adelantara. - ¿Quién es esta mujer ahora? No es la de antes, ¿no? - preguntó a los dos hombres.

La mujer sonrió muy poco.

Lo justo para que supierais quien era. No era Agnes, ni era  Annis... Tan siquiera su rostro mostraba bondad, sabéis en ese instante de que se trata de Alice.

Una bondad que trasgrede toda ley moral. Haceos una pregunta... ¿quien es bueno y el porque? ¿Son todos los niños inocentes? ¿Son todos buenos? ¿Y Victor, o Ashley... son buenos... o inocentes? ¿Que hay del niño pirómano que quema su casa con su familia dentro porque cree..."que las luces son bonitas"?

Alice. Vuestra mentora. Esta delante vuestra. Miradla. Miradla!!! Lleva como vestido la piel de Agnes pero en su interior sabéis quien es. Es Alice. ¿No lo veis? ¿Tan mala es? ¿Tan buena es? Que hay de sus promesas...

¿Que hay de la promesa de Will? . ¿Se cumplió? Acaso no ha encontrado a alguien con el que compartir sus miedos, sus deseos... su vida.

¿Que hay de la promesa de Edward? No se paró el tiempo para ayudar al resto.. para ayudarse a sí mismo.. Para liberarse de la carga que porta. Para compartirla. Mira a Will a los ojos, Edward, y dime que no compartirías con él, literalmente, un segundo.

Eso es lo auqe irradia ahora mismo la persona que tenéis delante. Las palabras sobran. Las preguntas se agolpan incesantes a las puertas de vuestras bocas. Y las lenguas no pueden si no intentar expresar solo una parte de la gran pregunta.

-Al final... mi querido señor Edward... todos hemos conseguido lo que queríamos, ¿no es cierto?-

Agnes había dicho todo lo que tenía que decir, se sintió agradecido hacia esa mujer, esclava del destino como todos ellos. Le había dado la llave para salvar su realidad, aunque de algún modo "esa" Agnes estaría eternamente condenada. Luego la cara de la mujer se transformó y le inspector se interpuso. Will se colocó delante de él para protegerlo, estaba tan débil que apoyó su pecho en la espalda de aquél joven, en parte vencido y en parte revitalizado. Will...

Esperaba que Annis hubiese hablado pero su corazón latía de un modo diferente, sensaciones y emociones inundaban su cuerpo, paz y contradicción habitaban a la vez en su pecho. Preguntas en su mente, verdades indiscutibles asomaban en su imaginación. Eso no era lo que sentía cuando Annis entraba en acción, ella emanaba desolación y miedo, terror hasta cierto punto. Esa mujer era otra, alguien mucho mas querida por él. La pregunta confirmó sus sospechas. - Y en que medida, mi querida Alice. Te estaré infinitamente agradecido por haberme dado este... regalo- su corazón latía con fuerza, Will podría sentirlo si le prestaba atención - Pero debemos admitir que no es el final que esperábamos, no es así?- tosió una flema sanguinolenta, su cuerpo se desvanecía sobre el del señor Blunt, agotado - Porqué? Valió la pena? Entiendo que debías intentarlo, y tu destino ya esta marcado, pero hay otra Alice allá, otro camino... si tienes algo para decirle se lo diré- volvió a toser, y esta vez se agarró del brazo de Will, sabía que no le quedaba mucho tiempo.

- Una última cosa, amiga, ayúdanos a salir, solo un poco mas de tiempo bastará- su voz se secó, era inútil intentar seguir hablando.

-Bueno, bueno , bueno... Que cosa mas curiosa - Comenta Jesica mirando al gato mientras sostiene aún el dedal punzante contra el cuello de Morgan.

-Parece que hemos llegado a un punto muerto, señor Mordred. -Dice riendo mientras mira al hombre que le apunta con la pistola.- Aqui nada es real, por lo que nada puede herirnos... mire al gato, ha pasado las llamas sin daño ninguno. Dudo que su pistolita o mi veneno haga nada aquí.

Después Jesica, se aparta de Morgan y le da la espalda. Se dirige junto a Agnes y trata de levantarla del suelo.- Vamos, mi pequeña amiga bruja, después de todo, querrás descubrir lo que tu... hombre... ha hecho.

Después se dirige a la bibliotecaria.

-¿Podrías dejar de fingir, querida? Ya nos hemos dado cuenta que el apuesto señor Morgan no te está haciendo daño...

Edith no puede evitar sonreir.

-Lo.. lo siento.. me pillo desprevenida y me asusté. Nunca... entro en los libros acompañada. Es la primera vez... discúlpenme el no avisarles antes - Comenta Edith mientras mira a Morgan  encogiéndose de hombros.

-¿Que si valió la pena?- Ríe Alice/Agnes entre dientes. - Pues claro , mi apuesto señor Wesley! Esto tenia que haber pasado hace mucho tiempo.. aunque si bien es cierto, nunca desee que las cosas ocurrieran de este modo.

Alice se para un momento para pensar, y como una niña pequeña salta de alegría, al haber llegado a alguna conclusión.

-Si.. definitivamente esto es mejor. - Dice abriendo los ojos mucho y poniendo los brazos en cruz -Nunca mas estaré sola, saben. Aquí dentro me siento completa. Aquí dentro somos tres y siempre lo seremos... Ademas, tengo lo que siempre he querido: Mi mundo. Solo mio.- ríe nerviosa ante tanta emoción.

Luego recupera su compostura normal.

-Señor Edward, Will... Inspector Clarence... de usted no me lo esperaba. ¿No lo vieron venir? Pobres conejillos... Se lo contaré...- Dice riéndose de vosotros y llevándose una mano a la boca de forma coqueta.- Yo lo organice todo. Les hice creer que Annis vendría a por todos ustedes y los mataría. Yo tenia el corazón de Annis y la obligué a hacerlo. No podía negarse. Luego, me lo robo ese señor Poe mientras ustedes me mantenían ocupada, pero no importa. Me extraño no verles junto a los demas mientras moria... ahora entiendo que su viaje le llevo hasta ahora- Dice mirando al cielo, como si le costase mantener la concentración -¿Creen que la mala era Annis? Espero que lo vean desde mi perspectiva... El fin justifica los medios... ¿no?. Eso dicen... Eso creo!-

Mientras se vuelve al final del promontorio mientras mira su reinado, su destrozado mundo. Un mundo que se ha fundido con el vuestro. Y suspira como si estuviera orgullosa de todo eso.

-Son buena gente. Por mucho que algunos quieran negarlo en el fondo lo son. Todos ustedes. Demasiado buenos. Y viven en un mundo con sus reglas. Annis y yo queríamos el nuestro. Solo que cada uno lo quería a su modo. ¿Han hecho alguna vez una tarta entre varios? Es imposible adornarla sin discutir. Eso nos paso a nosotras. Yo la amaba y ella a mi también. Hasta me regalo su corazón, ¿saben? Lo escondí en su celda, para que nadie lo encontrara. Pero  nuestra.. casa... nos estaba destrozando. Así que decidí..."ponerme buena". Annis se lo tomó muy mal, porque a mi me darían el alta. ¿El incendio de Bedlam? Yo lo hice. Así sellé la entrada a nuestro reino. Si no era para mi, no seria para nadie. Pero cuando escapaba de allí, Annis me encontró. Peleamos y me dejo ciega. Pero cayó al arroyo y la dí por muerta.

Tiempo después descubrí que Annis seguía viva y por medio de sus sueños también supe que ella había encontrado otra entrada al reino. Mi reino. Bueno... así que orquesté todo esto. Solo tenía que recoger el corazón de Annis para obligarla a hacer todo eso.

Ha sido una trampa! Ya no tiene sentido ocultarlo. Van a morir aquí.. o creen que les voy a dejar ir... Bah! Tampoco podrían! Su unica forma de irse es con el señor Edward, y apenas se mantiene en pie... Podéis quedaros aquí, conmigo, para siempre... Una reina ncesita un Rey... aunque... solo uno-

-Es un cumplido.-contestó escuetamente a la cambiapieles, con un débil toque de calidez.
-¡No es Annis!¡Todo lo contrario!-se volvió hacia Agnes, exasperado.-¿Por qué crees que se fue?

Entonces, se volvió hacia Merril.
-No me diga. Usted es real. Sujeta a alguien real. El humo y la ceniza y la pólvora son reales, también. Y si cortaron pelo... Suelte a Morgan. Y él soltará a Edith. Y ella deshará esto... Ahora.

- no necesito saberlo, ya lo sé - exclama aún con la cabeza gacha y ante la protesta de Mordred, ella levanta recién su vista hacia él - ¡si lo es!... es el alma atormentada de esa pobre desgraciada, - alza la voz, habían pocas cosas que se le podían ocultar a la joven bruja. En ese recuerdo, a muchos se les había caído la careta, para bien o para mal, ya no había donde ocultarse, ni intentar simular una naturaleza que no era cierta. Agnes aprieta los dientes, y vuelve a mirar hacia las llamas, a pesar de la conmoción, podría encontrar algo para detener a Annis Black, así que se puso de pie, pero sin ayuda.

- señorita Cushing... ¿qué es lo que quiere que sepamos?... terminemos esta agonía, por favor -  mira de reojo a Mordred, había oscuridad en esos ojos claros. 

Morgan suelta a Edith viendo que todo daño resulta inútil allí.

Después mira a Mordred con aspecto desolado y mirando al las chicas , como si no tuviera mas opcion.

-Son mis palabras sobre un papel, Señorita Blackstone. - Mirando hacia las chicas tras las llamas dirige su mirada a sus antiguos yos. - Su nombre era Robin Blackwood. La dejamos ir.  Y nunca la volvimos a ver. Basta con eso

El joven Mordred Apreta el gatillo.

Es entonces cuando os volvéis a fijar en ellos mismos. Su porte, su mirada, sus acciones. Todo parece estar cronometrado al milímetro. Salvo porque la bala falla en su blanco físico. Mas en el emocional de los dos enamorados, como un resorte, algo salta.

Robin , asustada, corre al interior de Bedlam, dando la espalda tras el fuego que ha creado.

Morgan tan solo dice una palabra antes de caer de rodillas ante Mordred.

-No!- Aunque después continua hablando su corazón mas que sus propias palabras - Mi señor le Fay... le ruego déjela ir... Ella no es como las demás. No hará daño a nadie...

El Joven señor le Fay sonríe.

Su cara no es de disgusto, pues ha fallado el tiro a propósito.

-Lo se, mi joven amigo. Lo se.- Dice guardando el arma en su funda. - Todavía tengo mis dudas al respecto sobre ella, mon ami. Au contraire, se que te encargaras de que no salga... jamas. Tu alma es pura, pero aun hay que ver si la de ella tiene salvación. Espero que allí donde ha entrado puedan... curarla.

Sin decir mas, el joven Mordred se da la vuelta y lo perdéis de vista en la espesura. Morgan por el contrario, se levanta y mira en dirección al sanatorio mental. Como si tuviera un la esperanza de poder ver entre las llamas los ojos asustados de la mujer que ha amado mas que a nadie.

Después, se gira y sigue a su amigo hasta que también lo perdéis de vista.