Partida Rol por web

En el hotel habían varios periódicos pero en ninguno decía nada muy interesante. Los que hablaban de África estaban plagados de mentiras, se mencionaba las malas condiciones de vida, la violencia, hablaban pestes de algunos dictadores, pero jamás mencionaban a Inglaterra como parte responsable. A lo sumo si el nombre de la reina o uno de sus súbditos aparecía era para marcar la ayuda enviada al continente negro, ayuda que como Bastien bien sabía no era tal y solía estar rodeada de soldados.

La guía de Sudáfrica resultó ser bastante buena, hablaba sobre varias ciudades dando mayor importancia a Ciudad del Cabo y Johanesburgo. La mitad estaba dedicada a safaris mientras que la otra mitad a las ciudades. Una nación conflictiva a causa del racismo que intentaba renacer y sobreponerse según palabras del libro. Con el apartheid en pleno apogeo la situación en Sudáfrica para los negros no era nada buena por lo que las palabras del libro parecían más un chiste que otra cosa.

Conseguir algo sobre Zángaro fue más dificil pero al final lo conseguiste. La mejor guía de Zángaro te prometió el vendedor aunque sospechabas que seguramente fuera también la única. El libro era mucho más pequeño y en una rápida ojeada llegaste a la conclusión de que en aquel país no debía de haber nada demasiado interesante para un turista típico. Ya lo podrías leer más tarde, por ahora te enfocas en Sudáfrica.

Al llegar la noche te cobran otras 32 libras en el hotel y te dan un sobre a tu nombre que contiene el boleto de avión y 200 Rand. La carta que iba junto al boleto indicaba que en el aeropuerto te encontrarías con Charles Signorelli en la zona de check-in de la aerolínea. También indicaba que cambiar tus dólares en Sudáfrica podría resultar complicado ya que eran algo reacios a hacerlo por lo que si querías llevar más dinero deberías de asegurarte de cambiarlo en algún banco antes de partir.

El vuelo salía a las 18.30 de mañana y llegaría 12 horas más tarde.

Vaya vaya vaya, Signorelli de nuevo - pienso mientras recuerdo el asunto de Mozambique.

Aunque durante un momento barajo la idea de pedir que me envien de nuevo a la chica de ayer, finalmente desisto de esta idea. Quiero estar fresco y descansado, especialmente dado que seguramente dormire en el vuelo, y los aviones no me resultan demasiado comodos.

Cena ligera y me acuesto temprano. Al dia siguiente mantengo mi rutina de desayunar, dar un paseo por la ciudad, y con tiempo suficiente me dirijo al aeropuerto para encontrarme con Signorelli, no sin antes pasar por el banco y cambiar otros 200$ en Rands.

En el banco te piden identificación para luego cambiarte la moneda sin demasiados problemas aunque demoran un poco ya que la mujer que te atiende debe pedir los Rand por no tenerlos en caja. Sales de allí con 200 dólares menos y 200 Rand más.

En el aeropuerto Signorelli te estaba esperando.

- Ja! Bas! - te saluda Signorelli mucho más informal que cuando se encontraron en África. Esta vez el veterano no era tu oficial a cargo y se aseguraba de hacerlo notar - El destino vuelve a reunirnos. ¿Has hablado con ese hijo de puta de Jaan?

- ¡Jefe! - digo en tono amigable - Je suis alegre de retour a coincidir. La verdad es que je n'ai pas sabido de Jaan desde Mozambique. Asi que vous tambien te has dejado convencer por estos bastards anglais para hacerles el trabajo sucio, ¿eh? - digo con una risotada.

- Sí, se me hace muy difícil decir que no a estos tipos. Se supone que Jaan estará esperando en el aeropuerto o por lo menos ese tipo Endean fue lo que me dijo, si no llegara a aparecer me dijo que le llamaramos y que él arreglaría el encuentro. Parece que Jaan tiene problemas para llegar a Inglaterra, tenemos que explicarle en qué consiste el trabajo. ¿Te parece si hacemos el check-in y nos tomamos un café? Me gustaría hablar sobre este asunto con alguien y creo que el avión no será el mejor lugar para ello.

- Claro - respondo jovial.

Cojo mi bolsa de viaje y me dirijo al mostrador para facturarla, junto con Signorelli.

Una vez hecho eso, buscamos una mesa tranquila en alguna de las cafeterias del aeropuerto, y pido un cafe con leche y lo que el quiera.

- Parle vous - digo cuando por fin nos quedamos solos.

Luego de despachar el equipaje se dirigen a la cafeter

Medite un momento mis palabras con la taza entre las manos.

- Je pas me fio des Anglais, mon ami. Suppongo que somme un señuelo, una distraccion. Puede que planeen asesinar le president, y nosotros somos los chivos expiatorios. - Dije con una sonrisa en el rostro - ¿Mais que propones? ¿Rechazar el trabajo?

- No, claro que no. Pero no creo que necesiten un chivo expiatorio para matar a un presidente africano, los golpes de estado y atentados son demasiado comunes. Incluso entre su propia gente. Además si fuera el caso eligieron malos chivos expiatorios. Veremos qué es lo que pretenden, Zangaro no parece tener nada de interés pero siempre algo hay. - rompe la bolsa y vierte el azucar en la taza - No se... podría ser cierto, hay que estar atento por las dudas. Ya conoces el dicho, si la limosna es grande hasta el santo desconfía.

Un par de vueltas con la cuchara y la taza de café se posó sobre los labios del veterano aunque no llegó a más que ello ya que enseguida volvió a dejar la taza en la mesa con expresión de desagrado.
- Que mierda de café es esto? - mira al mozo y con reproche le grita malhumorado - Pido café y me traen agua sucia? Por Dios, ni sabor tiene!

Vuelve a mirarte resignado sin volver a tocar la taza.
- Café de aeropuerto...

Sonrio ante su enfado con simpatia.

- Je, je, si, megde de cafe. Ni con lait se puede tomar je, je.

Sigo hablando con el relajado, disfrutando la compañia y el momento hasta que nos llamen del avion.

Una hora más tarde  los altoparlantes invocan a los pasajeros del vuelo BA 3810 con destino a Ciudad del Cabo a abordar.

10 minutos más tarde de lo estipulado el vuelo parte con destino Sudáfrica y los 2 mercenarios sentados junto a un joven que vuelve a casa. El viaje es tranquilo, el clima acompaña por lo que incluso habiendo salido 10 minutos tarde llegan con 10 minutos de adelanto.