Partida Rol por web

Os encontráis los diez extrañados y confundidos ¿cómo demonios habíais llegado allí? ¿Qué es lo que había pasado? ¿Por qué ahora estabais en el parque? Una chica, al veros aparecer debajo de aquella estructura se acercó corriendo a vosotros - ¡Hey! ¿Estáis bien? Sois las primeras personas que veo salir de ese sitio tan lúgubre. ¡Eso debe significar que también sois usuarios! - pero rápidamente la sonrisa de la chica se apagó. - Siento no haber estado allí, para ayudaros, aunque parece que os habéis desenvuelto bien... - tras ver vuestras caras atónitas, entendió que os debía explicar lo que había pasado. - Ya veo que no sois familiares con vuestros poderes... ¡bueno todos tenemos un despertar!

Pero antes que nada... - sacó un par de cartas de una bolsa que llevaba en la cadera. - Tomad, esto es para vosotros. - dijo dando una carta a Lilie y a Kuro. - Bien... Empezaré desde el principio. En el mundo siempre ha habido oscuridad en los corazones de las personas. Ira, odio, envidia, lujuria, tristeza... Bueno, ya sabéis, todos esos sentimientos negativos que todos tenemos. Mientras más grandes sean, mayor será la oscuridad de nuestro corazón, hasta que llega el punto en el que la oscuridad domina el corazón e incluso se manifiesta de forma física. Pero para vencer esa oscuridad que hay en los corazones de las personas, existe un poder que permite limpiar estas impurezas, ese poder es llamado 'Persona'. Las Personas, que son esos espíritus que habréis invocado para defenderos son una materialización de vuestras almas, de vuestro verdadero yo ¡por eso habéis podido defenderos!

Ahora la emoción de lo que estaba contando, se volvió tristeza, recordando los hechos recientes. - Algunos afortunados son usuarios un poco especiales, los que están bendecidos por la arcana de 'The Fool', ellos son capaces de cambiar de Persona siempre que quieran y usar tantas como quepan en su corazón. Todos estos usuarios, además de otros tantos, se reunieron en un extraño espacio llamado 'Velvet Room' para acabar con unas sombras que intentaron tomar aquella habitación y desde allí, controlar el espacio y el tiempo. - dirigió la mirada al suelo, casi a punto de llorar. - Por desgracia, perdieron, todos los que estaban allí y las sombras se transformaron en 'jueces' que se encargan de corromper todos los corazones posibles para dominar el mundo... Ahora solo quedo yo y es mi deber retomar aquella habitación. ¡Pero no puedo sola! - se arrodilló y os suplicó. - A mi me conocen ya las sombras, pero vosotros ¡sois nuevos usuarios! Podéis pasar desapercibidos e ir recuperando poco a poco los corazones de la gente. ¡Así que por favor, ayudadme a devolver la normalidad al mundo!

Cojo la carta con las dos manos, nervioso de recibir algo así de una chica, ¿Será una declaración de amor de alguien que no conozco? Trago saliva sólo de pensarlo por los nervios, ¿Y si termina siendo mi esposa y vivimos juntos en una casa en el sur de Francia? Pero y si luego las cosas no van bien, ¿No sería mejor no empezar nada?
Qué nervios, no sé si quiero recibir una declaración así, pero por otro lado...
Abro la carta ante la mirada curiosa de los demás, disimulando como puedo mis pensamientos. Era una carta sobre mi hermano, aprieto fuerte los bordes del sobre mientras leo con detenimiento, es la primer pista que recibía desde que desapareció; pero si lo que la chica había dicho era cierto... Mi hermano está muerto.

Hubiera preferido la declaración de amor.

No, no puede ser, mi hermano no puede haber muerto, sólo debe estar escondido esperando a que lo encuentre...
-Te ayudaré, cualquier cosa que me traiga más cerca de encontrar a mi hermano, ¿qué haréis los demás?

Desde la Velvet Room, queremos mandar todas las fuerzas y esperanzas que nos quedan a los familiares y conocidos de Shigekichi Oniwa. Se avecinan tiempos oscuros y la perdida de esta valiosa alma puede ser desolador para algunas personas.

Pero sentíos orgullosos, pues el se encargó de impedir que la oscuridad corrompiera los corazones de aquellos que debían erradicarla. Por desgracia y casualidades del desdichado destino, no pudo bendecir a quien más quería y eso al final, acabó llevándole a la derrota y a su muerte.

Espero volver a reencontrarme con este alma, impía y bondadosa, que no dudó en ofrecer sus servicios a quienes más lo necesitaban

- Igor

-Entonces, ¿eso fue real?- había sido una experiencia aterradora, tener que pelear contra esos seres, ser juzgado y apaleado por una sombra similar a él y para colmo estar implicado en una extraña misión para salvar el mundo, eso es algo que le pudiera ocurrir a cualquiera pero en mi caso no dejaba de sentirse raro.

-Te ayudare- dijo a la chica que había explicado la situación - Aunque dudo ser útil pueden contar conmigo- me sentía avergonzado, en realidad no había sido de mucha ayuda en aquél combate, incluso Fenrir  tampoco había podido ayudar, pero si en algo podía ser útil estaba bien.

Con paso tranquilo me acerqué a  Ayame - No te agradecí como es debido , Gracias - realiza la inclinación correspondiente, era tradición familiar agradecer cuando era debido - Mi nombre es Edward, pero puedes llamarme Eddy- dije con una sonrisa sincera.

Otro de los chicos hablo supongo que su interés era su hermano, en mi caso el mió era mi familia, cierto mi familia -cuenten conmigo, no se como le explicaré a mi abuelo que salí a caminar de noche, no tengo permiso de salir tan tarde- mire a mi alrededor - ¿Este es el parque Nikko? estoy en el lado contrario- la verdad es que estaba alarmado, esperaba no estar en pijama, por fortuna no era así, hubiera sido vergonzoso encontrarme en el pijama de super sentai force, después de todo ya era un estudiante de preparatoria.

-Por cierto mi nombre es Edward Yamada- me presente al resto después de todo si iba a trabajar con ellos debían saber mi nombre - Tengo 15 años y estudio en la preparatoria Ikutsuki de chicos- realicé una pequeña reverencia al grupo.

Al salir, aún le dolía todo el cuerpo y claro, su espíritu también se encontraba afligido por la violencia presenciada y ejercida, pero como un mal sueño, ahora aparecían todos en el parque pero ya no solos, una chica estaba delante de ellos y sin más comenzó a hablar y a contar sobre lo que estaba pasando y sobre lo que habían hecho. Hotaru no comprendía, no era para menos, todo lo que estaba diciendo y seguramente le diría que estaba tomándoles el pelo si no fuera por lo presenciado, a pesar de que ella era la menos indicada para cuestionar a los demás, 

— [¿estas bien?] — le preguntó su bisabuelo, apareciendo a su lado, Hotaru dio un respingón, no esperaba encontrarlo de pronto y menos así — [ya veo que te han llamado, ummm interesante, pequeña] — exclama el espíritu, la chica había aprendido a no ponerse a hablar con los espíritus con otras personas cerca, pero claro que lo miró de reojo luego de entrecerrar los ojos caminó hacia la chica que estaba arrodillada y suplicando, agachándose y extendiéndole su mano para que se pusiera de pie. Akemi parecía haber sufrido mucho y Hotaru lograba percibirlo, como también percibía el dolor de uno de los chico a los que le habían dado una carta.

— no sé muy bien porqué nos has escogido, sobre todo a mí... — considerando que se sentía una inútil la mayor parte del tiempo y que no había ayudado tanto como los demás en el combate — pe-pero... quiero ayudarte... y sanar tu pena, si... si puedo hacerlo — las mejillas de la chica estaban muy sonrojadas por la vergüenza que sentía de hablar delante de todos, era muy tímida y hacía un gran esfuerzo por acercarse a Akemi y decirle aquellas palabras, pero como la sentía tan abatida, esa necesidad de ayudar a otros la movía. 

¿Entonces... todo esto había sido real, al final? ¿No un sueño? Ayame se alegró muchísimo de poder, por fin, hablar de alguien sobre lo paranormal en serio y que la creyera. ¡Ahora podría hacerlo con todos ellos! Aunque no les conocía para nada... ¿o eso creía? Había dos personas en el enorme grupo que cuanto más lo pensaba más le sonaban de algo... ¿Pero de qué? ¿De otra vida, quizás? ¿También sería cierto el tema de las reencarnaciones? Siempre había creido que existía un mundo más allá del real, uno espiritual, y en contacto con la naturaleza aún más lo sentía, oyendo las voces de las plantas, sus sentimientos, más allá de las apariencias. Pero nunca había tenido una prueba externa que se lo confirmase, nada más allá de si misma. ¡Hasta hoy!

"¡No hay de qué hombre!" contestó campechana y alegre al agradecimiento del chico rubio, dándole una palmada fuerte en la espalda a 'Eddy'. "¡Sólo hice lo que tenía que hacer! Siempre que necesites ayuda, cuenta conmigo ¿vale?" miró también a los demás para presentarse ante todos. "¡Encantada de conoceros a todos, yo soy Ayame Anemashi!"

Sin embargo la sonrisa se le borró del rostro tras escuchar la, aún si confusa, triste historia que les contó la chica con la banda roja en su uniforme, quien si bien no les dijo su nombre siquiera, les explicó como pudo qué era un Persona, y también cómo los sentimientos podían afectar al mundo. Aquello habría alegrado aún más a Ayame de no ser por la segunda parte del discurso de la chica, en las que casi al borde del llanto, profundamente afectada, les contó que sus amigos habían perecido a manos de esos mismos 'jueces' que casi acababan también con ellos. Estos jueces querían pervertir los corazones de la humanidad para sumirlo en una oscuridad total. ¡Qué horrible! Ayame se llevó las manos extendidas a la boca para tapar su expresión de espanto. "¡P-por supuesto que ayudaremos!" giró la cabeza para mirar a los demás, "¿V-verdad que sí?" volvió a girarse para mirar a la chica de la banda y lazo rojos. "¡S-solo dinos qué tenemos que hacer!"

Al parecer ya habían acabado con su propio enemigo y entonces sin dudarlo atravesamos la puerta para salir de este lugar, en mi caso iba liderando el grupo porque corría tanto como podía con la katana al hombro. En cuanto cruzamos acabamos en un lugar totalmente diferente era un parque, de hecho me sonaba de algo... ah, si era el parque que había cerca de casa. De inmediato mire a mi espalda tratando de buscar la puerta por la que vinimos pero ya no había nada. Una chica se acerco a nosotros como si supiera por lo que acabamos de pasar.

- Claro ha sido pan comido con la ayuda de Sanada -dije tras sus primeras palabras y entonces le fui a mostrar el arma pero me di cuenta de que tampoco estaba ya por lo cual agache la cabeza decepcionado para poco rato mas tarde volver a levantarla con la misma sonrisa, con las siguientes palabras y el discurso que nos dio sobre los Persona, las sombras y la Velvet Room me quedo claro que para mi desgracia esto no era ningún sueño y aunque por un momento titubeé incluso llegando a tragar saliva de inmediato recupere mi alegría habitual, todos fueron de uno en uno dejando claro que iba a ayudar en lo que pudieran a la pobre chica pero de entre todos una chica me llamo la atención alguien que a pesar de querer ayudar mostraba claramente que no confiaba en si misma por sus palabras (Hotaru) por lo que camine hacía ella y la del lazo rojo poniendo mi mano sobre la cabeza de la chica sin confianza aprovechando mi estatura- De eso nada, si vas a prestar ayuda a alguien tienes que hacerlo de forma que le cause confianza. Mira, así... claro que te vamos a ayudar puedes contar conmigo y con Sanada para que pateemos el trasero a todas las sombras que nos crucemos por el camino, encontrar alguna entrada a esa Velvet Room y sacarlos de allí a espadazo limpio así que alegra esa cara chica. Me llamo Saito Kitagawa... tal vez necesite un nombre de superheroe porque claro con los poderes estos y el objetivo de salvar el mundo somos héroes ¿no lo habéis pensado? -dije girándome al resto claramente demasiado emocionado- El mio podría ser... ya sé, El Increíble y Prodigioso Saito, la leyenda intergaláctica... ¿Que os parece? Perfecto, lo se...

mientras intentaba invitar a la chica para que se pusiera de pie tras suplicarles por su ayuda, uno de los chicos se acercó a ella y colocó directamente su mano sobre la cabeza de Hotaru lo que descolocaría a la chica en el segundo en que hizo ese gesto. —¿ Nyaa...?— musitó mientras las mejillas de ella se ponían más y más y más rojas y la hizo bajar la mirada, abrumada tanto por la confianza tomada por el extraño como por lo que le decía y lo decía con tal seguridad que hizo sentir a la pequeña médium las ganas de ser como él, así que levantó su mirada hacia el chico quien justo sobre él había uno de los focos que hizo parecer que un brillo especial coronara su cabeza. 

Saito era realmente alto, le aventaja por lo menos cabeza y media a Hotaru y cuando pudo notar su rostro, los colores, que seguían en sus mejillas, se acentuaron aún más.

— Lo.. lo siento Kitagawa- senpai — Hotaru era muy formal y respetuosa, su voz sonó muy suave y claro, seguía aún avergonzada y más ahora, y por muchas razones — Es-espero poder hacerlo... mejor— junto sus dedos delante de ella y los hizo chocar, en señal de reprimenda aceptada — realmente espero poder ayudarla — ahora se refería a la joven que los había recibido haciendo una  rápida reverencia tradicional, esperando poder convencer a la joven de sus intensiones y luego mirar a Saito.

— ¿así está bien, Kitagawa- senpai? — le pregunta con las mejillas nuevamente muy sonrojadas.

Lilie no comprendía nada de lo que estaba pasando a su alrededor, ni siquiera comprendió qué eran esas criaturas de antes o porqué había aparecido una gótica pechugona a su espalda mientras tocaba gente o lanzaba pelotas de tenis moradas a hadas y a caballeros. Lo único que sentía era la confusión, y esa confusión hizo mella en su cuerpo febril y enfermo, tenía ganas de sentarse.

Pese a ello, se mantuvo como estaba, tan solo cerró los ojos y apretó los dientes; quería que todo eso terminara de una vez, no comprendía quienes eran esos chicos, ni qué era esa carta, no sabía qué era lo que significaba nada de nada, tan solo quería volver a su casa, con su familia, pero de eso, ya era demasiado tarde, ya no quedaba nadie... o casi nadie...

Tetsuya se acercó a la chica que estaba en el suelo suplicando y la levantó. - Venga venga, nadie merece estar por debajo de mi, ni si quiera a nivel físico. - una vez la ayudó, miró a todos con una sonrisa. - Hemos sido elegidos por alguna extraña razón para ayudar a esta chica y supongo que nadie se opondrá en ayudar a la humanidad ¿verdad? ¡Seguro que lográis hacer un trabajo increíble! Os ayudaré en lo que pueda aunque no se me de muy bien nada...

Me llamo Tetsuya Arashi, tengo dieciséis años y es un placer conoceros a todos.

No pudo evitar fijarse en lo que Saito dijo.

¿Un nombre de superheroe?

Se quedó mirando al suelo un buen rato, pensativo, incluso hacía algo de ruido a modo de onomatopeya pensativa, hasta que finalmente volvió a abrir la boca.

No. Por mucho que piense no consigo algo para mi...

No se le veía en lo absoluto decepcionado, aunque no puedo evitar fijarse en el reloj del parque. - Se está haciendo tarde, antes de que nuestra familia se preocupe deberíamos volver a casa. Pero antes ¿no deberíamos darnos nuestros números? - sacó su móvil, ofreciendolo para que añadieran en el los teléfonos de los demás.

-Vale- la idea de compartir móviles me parecía de lo mas genial, en la escuela por lo regular no tenía muchos amigos y eso de ir por ahí como un héroe me estaba gustando, aunque era malo para elegir  nombre  aunque algo pensaría - este es mi numero Arashi-san- dije compartiendo la información del dispositivo.

-Kitagawa-san, me agrada la idea de un nombre clave más que un nombre heroico, el mío puedo ser Sword- mencioné algo emocionado, después de todo mi especialidad era el Kendo - Si alguien más necesita mi móvil puede pedirlo con confianza- dije ofreciendo la información para el contacto.

-Ahora si me lo permiten debo hablar, a mi chófer- suspiré, esperaba que Tadashi estuviera aún despierto y que pudiera llevarme a la residencia del abuelo sin que le se enterará, eso de salir sin autorización podría ser peligroso y traer muchos problemas.

-Tadashi- dije al oír que contesto a mi llamada - Tuve una salida de emergencia, podrías venir por mí, estoy en el parque Nikko, por favor que el abuelo no se enteré- le supliqué, después de todo no quería  preocuparle, ni tampoco ser reprendido - Estoy con unos amigos podrías darte prisa- la voz de Tadashi sonaba preocupada, como todos los sirvientes de la casa del abuelo tenían orden expresa de cuidarme, después de todo era su único nieto.

-Eto, si alguien necesita que lo lleve algún lado, igual puede decirme en el auto hay suficiente espacio- me quede mirando al suelo algo avergonzado, después de todo no estaba acostumbrado a esta situación -Akemi-san si necesita que la lleve algún sitio puede decirme, Anemashi-san también usted, creo que hay suficiente espacio en la limusina para todos- dije esperando la  respuesta del resto de los chicos.

Los acontecimientos seguían sucediendo muy deprisa. Primero todo el asunto del juicio, las criaturas que nos atacaban y ahora nos encontrábamos en el parque y una chica nos explicaba cosas que, de no haberlos vivido, sería casi imposible de creer. Sin embargo, estaba decidida a ayudarla, no sólo porque había que derrotar a las sombras, sino también porque en aquel momento era la única que podía explicarnos más cosas sobre nuestros nuevos poderes. Me dio algo de pena verla tan desesperada, por lo que la sonreí mientras Tetsuya le daba la mano para que se levantara.

- Voy a ayudarte cueste lo que cueste, vamos a darles lo suyo a esas sombras - asentí con gesto decidido, antes de mirar al resto y presentarme yo también - me llamo Momoka Hiraki, espero que nos llevemos muy bien y podamos ayudarnos de aquí en adelante.

Mis nuevos compañeros eran realmente interesantes, algunos más animados que otros, pero cada uno diferente a su manera. Mi mirada se detuvo en Tetsuya y me acerqué a él.

- Parece que lo logramos, Arashi-kun, ¿te han herido? - pregunté algo preocupada, aunque por su aspecto no lo parecía. Después nos pidió los números de teléfono antes de irnos para casa - claro, aquí tenéis el mío - saqué mi móvil y mandé mi número a todos.

En cuanto al nombre de superheroína, me quedé pensativa, me venían tantas ideas a la cabeza para un nombre que no sabía cual escoger. 

- Bueno, ya lo elegiré en otro momento - pensé aún dándole vueltas en la cabeza - mmh, yo también debería irme, mis padres se van a preocupar - sin embargo, no parecía muy preocupada al respecto, ya les daría una buena explicación a mis padres.

Me cruce de brazos observando como intentaba de nuevo la chica mostrar de nuevo su intención de ayudar.

- Bueno, eso ha estado mejor pero aún tienes mucho que mejorar -lleve mi dedo pulgar a mi pecho señalándome a mi mismo- Tu mantente cerca mía y aprender como hacerlo mejor. Antes de que te des cuenta te darás cuenta que estarás llena de confianza en ti mismo. Por cierto aún no se tu nombre.

Al parecer a todos les iba pareciendo buena idea eso de ponerse nombre de superheroes aunque en realidad solo había sido una broma pero a lo mejor si que había sido una buena idea por todo eso de las identidades secretas y todo... como en las pelis... si es que claro que había tenido una gran idea sin darme cuenta normal en un genio como yo. Luego de esos intercambiamos números entre todos o mas bien casi todos... ignorando por ahora el tema de que Edward Sword tenía un chófer propio lo cual era genial y debía ser porque era rico o algo así para centrarme en la pequeña que estaba quieta sin decir palabra con los ojos cerrados y apretando los dientes por lo cual al igual que con la de antes me acerque a ella.

- Ey, pequeña ¿estás bien? -le dije inclinándome un poco para estar a la misma altura y poniendo mi mano en su hombro- ¿Quieres que te acompañe a casa? ¿Tienes miedo o te sientes mal?

¡Muchas gracias a todos! - se limpiaba las lágrimas con una sonrísa. - Se va a hacer tarde y no quiero molestaros más, pero tomad esto.

Sorprendidos, mirasteis aquella insignia. - Si os la engancháis en alguna parte de vuestra ropa, podéis viajar al mundo del que acabáis de salir, aunque necesitáis estar en el sitio adecuado, por ejemplo, bajo esta pequeña estructura donde tan alegremente juegan los niños. - se empezó a alejar de vosotros. - Será mejor que no nos vean mucho juntos... ¡Pero ya tendréis noticias mías!

Con la partida de Akemi, decidís ir todos a casa.

Abres los ojos lentamente, sientes tu cuerpo muy dolorido, pero al recuperar el sentido una cara amiga te esperaba. - Veo que vuelves en ti. - te dijo con una sonrisa. - Tienes que tener más cuidado la próxima vez, una retirada a tiempo es una victoria ¡además que no siempre voy a poder salvaros! _{Menos aún si estáis en tanta inferioridad numérica...} - masculló.

¿Qué ha pasado? Solo recuerdo la oscuridad después de recibir el último golpe del enemigo, parece que Akemi me ha salvado.
-Gracias Akemi-san, pensé que podría contra todos por mi cuenta...
Me rasco la cabeza todavía dolorida por el golpe.
- Tú eres una experta luchando contra sombras, ¿no? Si me enseñaras a combatir, estaría muy agradecido
Regalo mi mejor sonrisa, como si no hubiera sido totalmente culpa mía haber quedado K.O en combate.

Mmm... - se quedó pensativa, no esperaba esa propuesta por parte del peliverde. - Supongo que está bien, puedo tutelarte en el camino de las Personas, pero requiere un gran esfuerzo, tanto físico como mental, así que empecemos con lo básico... ¿En qué piensas cuando invocas a tu Persona?

Al llegar al parque ves a Kuro, bastante malherido, hablando con Miyuki Akemi, parece que hablan de temas interesantes. Por otra parte, en el parque hay bastantes niños y una madre con cara de preocupación, parece que es una de las mujeres que anda buscando cuidadores.

Al cabo de un rato llega Saito, parece que va a trabajar cuidando niños.

Al llegar al parque una madre con aires de muy cansada está en el parque, rodeada de niños. Te acercas a ella y con una sonrísa te dice lo que debes hacer, lo dice de forma fácil y sencilla, debes cuidar a aquellos niños. Sin esperarse ni un segundo te dice que te pagará al final del día y como si de un erizo azul súper veloz se trarara, abandonó el parque.

Ahora te tocaba cuidar de esos pequeños... "Angelitos". Miras a Kuro, que parecía estar bastante reventado pero animado hablando con Miyuki, por lo que decides no molestarle, pero una mirada tuya se dirige a Umi Ryuzaki, buscando su ayuda ante la ardua tarea que te espera.

La pregunta me pilla desprevenido; ¿pensar? nunca había pensado en nada en específico, sólo hacía una pirueta chula y gritaba muy fuerte "PEEEEEEERSONA" sin embargo dudo que una respuesta así pueda satisfacer a la jefa, así que digo lo primero que se me pasa por la cabeza.

-Sí, claro, esto... pienso en mi destino y en.. mi resolución para la batalla, sí

Me rasco la cara con un semblante de preocupación distendida, eso no ha sonado muy convincente.