Partida Rol por web

La broma le salió cara. A buenas horas se le ocurrió hacer caso al conejo que le indicó que tomara aquel sendero. ¡Cómo Sichen coja a ese bicho!

El gnomo llevaba varios días perdido, y lo que inicialmente era monte, se había transformado según se aventuraba más y más en escarpadas pendientes. Ante el temor de que se le acabaran las provisiones, decidió escalar esta montaña. Quizás desde un punto más alto podría ver algún pueblo, la entrada a una mina enana, un palacete de gigantes de las nubes... ¡Lo que sea con tal de encontrar civilización!

Apoyó el pie en un saliente y tras varios intentos logró que su mano alcanzara un relieve en la cornisa. Ya le faltaba muy poco para alcanzar el borde de lo que podría ser una cómoda explanada. Allí podría recuperar el aliento. Entonces, el saliente cedió y su pie perdió el punto de sujección. La caída iba a ser de órdago.

No lo consigue, tan solo tiene tiempo para pensar en sopa de conejo y lanzar un breve grito en su más pura y tradicional lengua Gnomo.

- ¡So.. Socorroooo!

Un brazo descendió de lo alto de la explanada y tomó el de Sichen evitando que cayese. Se trataba de un joven humano, delgaducho y delicado, que se tenía que esforzar al máximo de su fuerza para no caer con el pequeño peso del gnomo.

¡Rápido! ¡Intenta subir! Nnnggg... No podré sostenerte por mucho tiempo.

El muchacho le da al gnomo el punto de apoyo necesario para alcanzar la pequeña meseta. El humano cae rendido sobre la roca y su aliento se deja escapar como un fuelle. Sichen se toma un respiro para ver a su alrededor: montaña y más montaña. Uno de los pocos referentes en el paisaje es un lago cuya superficie refleja el sol en el faldón de dos montañas.

Por otro lado, el joven va bien vestido. Lo curioso es que va mal pertrechado para la vida salvaje. No lleva mochila. No lleva petate. Solo una capa con bonitos bordados, una camisola elegante y unos brillantes anillos. Y para defenderse de los peligros de la montaña: una triste daga. Era como un personaje de Burjugüind en una pintura de Stravassel, no tenía el menor sentido que el humano estuviese aquí.

Sichen emplea todas sus fuerzas en tratar de subir, confiando en que a su salvador no le fallen los brazos en el último momento

Jadeando tras el esfuerzo, echa un vistazo al humano a su lado tan ajeno al paisaje, y despues de tomarse unos segundos para recuperarse se levanta con un brinco casi teatral y se presenta (Sichen habla más rápido que lo habitual en un humano, casi como si estuviera hiperactivo, pero se le entiende).

- Hola amigo, me llamo Sichen Murnig, pero me puedes llamar Sich, o Murn, o Simur si te gusta más; ¿puedo preguntarte que hacias por aqui? no me quejo de que estuvieras porque me has evitado un buen mamporrazo, pero no pareces un viajero corriente, ¿puedo ofrecerte algo por ayudarme? tengo comida y agua y tambien se me da bien entretener a la gente.

Mi nombre es... ¿has dicho comida? Sí, creo que algo de comida es lo menos que merezco después de haberte salvado la vida.

El joven tiende la mano esperando su recompensa. Por su complexión parece desnutrido, como si llevara varios días sin alimentarse, ¿o simplemente es así de delgado?

Como decía, mi nombre es Theodore. Y no, no puedes llamarme Theo. Soy Cartógrafo Real de su Majestad Shaddor. Vine a corregir un mapa topográfico, pero ya he terminado mi misión aquí. Ahora he de volver a la Corte y hacer copias manuscritas de mi labor... ¿La comida?-insiste.

que pronto se ha emocionado por la recompensa - piensa con desilusion - bueno, realmente parece tener hambre, no creo que sea un mal tipo.

- Aqui tienes amigo - Dice pasandole una de las pocas raciones de comida que le quedan y el odre de agua

- Pero alejemonos un poco de este despeñadero, no quiero tropezar y volver por donde he venido.
Por cierto, ¿dices que trabajas para un rey? eso es increible. ¿Es verdad que duermen en camas hechas de oro y diamantes? Yo hace mucho que viajo por aqui y tengo que dormir en el suelo, tal vez podrías guiarme a la ciudad, así podria pagarme una posada y dormir en una cama.
 

Theodore bebe un trago del odre de Sichen y se lo devuelve, pero la comida se la guarda entre sus ropas sin probar bocado alguno. No tenía tanta hambre, después de todo.

Yo soy el guía que necesitas. Desde aquí, la localidad más cercana es un pueblecito mugriento que se hace llamar Holmet. Está a orillas de ese lago que se asoma por el horizonte. No es ahí hacia dónde me dirigía, pero para llegar a la ciudad de Pínzpitier estos acantilados me frenaron. Voy a tener que desandar todo el camino hasta Homlet... desde allí hay una senda que va ladera abajo, a las llanuras. ¿Tú te quedarás en Holmet?

No hace caso a las ocurrencias del gnomo... ¡Una cama de oro! ¡Menuda tontería!

Pobre, tan flaco y guardandose la comida, debe de tener unos modales pésimos en la mesa y se averguenza de ello

- Creo que me quedaré un par de días o más si encuentro algo que hacer, nunca viene mal descansar un tiempo despues de un largo viaje.
Por cierto, ¿te he contado ya que el que me indicó este camino fue un conejo? vaya mal bicho; yo desconfío de los zorros porque siempre te meten en algún lío, pero normalmente te puedes fiar de la palabra de un conejo.

Theodore agacha la cabeza y se lleva una mano al rostro, apesadumbrado.

Nghhhh... En serio que estoy tratando de hacer las cosas bien... De analizar la situación analíticamente. Tomar mis decisiones de manera objetiva. Como alguien con mi preparación debe hacer. Como yo siempre hice hasta ahora...

En un cambio súbito de humor, el cartógrafo coge a Sichen de la pechera de su armadura y lo sujeta al borde del precipicio.

¿Pero de verdad que la divina providencia no me ha podido enviar de ayuda a algo más efectivo que un gnomo?-uno de los pies de Sichen se mueve hacia delante para obtener más apoyo, y varios guijarros resbalan cayendo por el acantilado-Un gnomo parlanchín que habla y habla hasta taladrarte la sien... con conejos y estupideces. ¡ESTUPIDECES! ¡¿EH?!

Tras mirar al diminuto viajero a los ojos, Theodore le suelta en tierra firme, le recoloca la ropa movida tras haberle agarrado y le sacude el polvo del traje.

Cuidado... has estado a punto de caerte, pequeño.

Sichen estaba clavado donde Theodore le habia soltado. Ese tipo estaba un poco pasado de rosca, o eso o bien le había dado un ataque; también había dicho cosas que el gnomo no acertaba a comprender como lo relacionado con la "divina providencia". Aunque si al cartografo (si de verdad ese era su oficio) le molestaba oir hablar al gnomo estaría satisfecho, ya que su actuación le habia pillado tan de sorpresa que apenas puedo articular un débil

- Eh, oh, ah, yo...vale.

Y tambien le dejó sin muchas ganas de charlar con su excéntrico compañero durante el resto del viaje

Nota mental: dormir con el martillo en la mano, o mejor, no soltar el martillo.

Durante el resto del trayecto, tanto Theodore como Sichen se muestran muy callados. Empiezan a descender la ladera de la montaña, con la pared rocosa a su izquierda y precipicio a la derecha. Unos cincuenta pies de caída. Y con un compañero como Theodore, tener ese abismo tan cerca no inspira mucha seguridad.

De pronto dobla la esquina un insecto de gran tamaño, del tamaño de un perro gran danés, que para Sichen ya es lo suficientemente gigante. El insecto agita sus antenas excitado y se dirige hacia los dos viajeros a paso ligero.

- Vaya - dice olvidandose del enfado de su compañero - ya tardabamos en encontrarnos con algún problema

Mientras dice esto saca su ballesta y prepara la munición, dispuesto a disparar

¿Problema? Por favor... No huiré por un simple pulgón gigante... o lo que quiera que sea eso. ¡Rodelum!

Un escudo mágico se crea ante Theodore, y se queda flotando en el aire. El geógrafo también desenfunda su daga, y por su brillo y acabado tiene aspecto de ser valiosa.

El insectoide, por su parte, acelera el paso y agita sus largas antenas como látigos contra Theodore. El joven se aparta agilmente. En esta ocasión su escudo no le sirve de nada: las antenas, largas y flexibles, surcan el aire a un lado y a otro del escudo flotante sin mayor complicación, con lo que la magia que ha conjurado no le sirve de nada.

- Ahora verá ese bicho, ¡Toma esta!

Sichen da un paso hacia atras para ponerse fuera del alcance de esas antenas, apunta intentando evitar al... ¿ahora es un mago? bueno que mas da, dispara y... ¡Diana!

El virote de Sichen se clava en el lomo de la criatura, y esta suelta un ruido similar al de un cerdo. Theodore hace un extraño movimiento de caderas que no coge de sorpresa al monstruo. Blandiendo su daga, no se puede decir que sea un gran espadachín, pero por lo menos se ha ganado toda la atención del insectoide, que ignora por completo a Sichen.

Theodore sigue esquivando las largas antenas, pero en un momento dado deja el pie más adelantado y la criatura aprovecha para intentar morderle. En el último instante, el joven retira el pie y el bicho muerde una piedra que le abarca el ancho de la boca. Intenta escupir la roca, pero está taponando sus mandíbulas.

¡Claaaaro...! Yo te lo mantengo a raya para que tengas un blanco fijo-ironiza-. Así no hay quién falle. Me gustaría verte repetir el disparo si fuese a ti a quién se estuviese intentando comer.

Sichen no se ve capaz de repetir el tiro, por lo que deja caer la ballesta, saca la varita de un bolsillo a un lado de la mochila y la agita en dirección al insecto.

- Cuando quieras cambiamos, pero esta claro que a esa cosa le gustas. ¡Iaculum!

Al agitar la varita, un proyectil mágico se forma ante Sichen, cayendo lentamente al suelo como una lágrima y desvaneciéndose al tocar la roca.

Theodore consigue hacer un leve rasguño en la joroba del animal, y muestra una sonrisa de orgullo por su pericia... pero en ese momento de autocomplacencia, es tomado desprevenido. Una de las antenas roza el filo de la daga y esta comienza a oxidarse hasta caer de la empuñadura.

¡Nooooooo! ¡No! ¡No! ¡No! ¡Mi daga! ¡Nooooooo!

- Corre mientras yo lo distraigo, ¡y tu funciona trasto inutil, maldita sea!

Sichen agita la varita con desesperación repetidas veces contra el insecto con la mano derecha mientras sacar el martillo ganchudo gnomo con la izquierda.