Partida Rol por web

Los prisioneros muestran su desconcierto. Las cosas están muy difíciles para ellos tres. Mientras, el corrillo termina de hablar. Los elfos se mantienen distantes, pero Guicel se aproxima.

Gnomo, no te acerques a ellos... pueden ser peligrosos. Mira, lo hemos estado hablando... Hablando sobre tu situación... Si quieres quedarte con nosotros, tendrás que demostrar tu valía y tu lealtad. Tenemos una prueba adecuada para comprobar ambas cosas. ¿Qué dices a eso? ¿Te interesa?

- Buenooo, no se que en que estarás pensando pero hace apenas un rato que he sobrevivido a una avalancha y no estoy para muchos trotes... que demonios, dime que tengo que hacer.

...y luego me lo pienso

Queremos que hagas un pequeño acto de sabotaje. El pueblo de Holmet está a orillas de un lago. Queremos que prendas fuego al embarcadero, para que nadie pueda cruzar el lago en bote y tenga que hacerlo a pie. Eso incluye también los botes y una caseta en el que son construidos y reparados. Nadie saldrá herido.

Es una buena oferta. En el peor de los casos, si Sichen decide no hacerlo, ya estará en el pueblo y podrá mezclarse con la multitud. A Guicel le costaría echarle el guante. También es cierto que no cuesta nada hacer un poco de destrucción para poder quedarse con el grupo de elfos y el enano, aunque aún no sepa de qué van.

- guiame hasta el pueblo y trato hecho.

Mentira cochina, aún no sabía nada de estos tipos y no iva a quemar un puerto para vete a saber tu que asuntos. Preguntaría por el pueblo más cercano, compraría nuevo equipo y provisiones y se largaría antes de que en ese pueblo ocurriera algo "grande", y tal vez solo se detuviera para descubrir que ocurria en aquella zona.

Guicel provee a Sichen con uno de sus hombres, para que te guíe al pueblo. Se trata de un elfo llamado Sagaldre. Caminan por el valle, y poco a poco la vegetación se vuelve más tupida, hasta convertirse en bosque.

Espera un momento, gnomo. Este silencio no es normal...

Sagaldre avanza una decena de pies por delante de su encargo. Se queda quieto, a medio camino de cruzar un arbusto, pero su altura le permite ver algo que el gnomo no tiene a la vista. Tras acercarse, ambos están en igualdad de condiciones para contemplar el claro.

Una parra crece en el centro del bosque, y a modo de atril, la parra sujeta un huevo roto, del tamaño del propio Sichen.

He vivido muchos años en los bosques, y nunca había visto un huevo como este. Habrá eclosionado hace unas ocho o doce horas. En el huevo quedaron restos de un líquido viscoso de color morado.

- Me impresiona que seas capaz de determinar con exactitud cuando eclosionó sin saber de qué es ese huevo, si por mi fuera habría pensado que era de esos insectos que monta tu amigo Guciel.

con la intención de recoger un trozo de cascara y un poco de ese líquido viscoso con uno de los viales vacíos me acerco a la parra tranquilamente, también aprovecho para observar el suelo al acercarme, por si por casualidad me encuentro con las huellas de lo que quiera que ha salido del huevo.

El líquido embrionario aún está caliente-explica sacando su mano del pringue-, pero la cáscara tiene gotas de rocío mañanero en la cara interna. Eso significa que al alba ya estaba abierto, aunque no ha transcurrido lo suficiente como para que todo esté frío. Y para tu información... los monstruos corrosivos son vivíparos, no ponen huevos. Puede que su aspecto sea la de un insecto gigante, pero tiene esqueleto. Están más emparentados con las bestias desplazadoras que con las chinches. ¿Qué has encontrado ahí?

Las huellas que halló Sichen son un poco más grandes que los de un humano, pero terminan en garras.

Son pisadas de un hombre lagarto. Pero eso no es posible... Los hombres lagarto se reproducen por huevos, pero nacen como crías. Aquí parece que del huevo salió un hombre lagarto adulto, se puso en pie y salió corriendo. Es completamente antinatural.

Las costumbres de los hombres lagarto eran un completo misterio para Sichen, pero no le cuadraba que ninguna especie abandonara huevos desprotegidos. Tampoco tenía claro que hubiera Hombres Lagarto por la zona, pero algún motivo tenía que haber para que estuviera allí.

- Esto no tiene sentido, ademas solo hay un huevo. ¿Crees que lo dejaron aquí sabiendo que vuestro grupo rondaba por la zona?

¿Lo "dejaron" aquí? ¿Quieres decir que alguien quería que nosotros encontrásemos el huevo? Uhm... Entre las montañas de nuestra izquierda y el lago de nuestra derecha-lago que desde la posición que ocupan y con la vegetación existente es imposible de ver en estos momentos-se extiende media milla de bosque. Podríamos haber pasado a trescientos pies de este claro y no enterarnos de la existencia del huevo. Yo me inclino a pensar que nuestro hallazgo fue accidental. Aunque quién sabe... Con magia se puede lograr que las cosas planificadas parezcan dejadas al azar. Pero la magia no es mi campo. Le preguntaré a Valthonis cuando vuelva si hay algún conjuro con el que pudiesen habernos atraído hasta aquí.

De todas formas... ¿Qué consiguen enseñándonos este huevo?

- Más bien pensaba que querrían que lo que ha salido del huevo fuera hasta vuestro campamento, a saber con qué intención.

La posibilidad de que haya magia de por medio también es interesante, déjame un momento.

me arremango con parsimonia y realizando gestos y cánticos (gran parte de ellos innecesarios) intento detectar posibles influencias mágicas sobre el huevo y la zona donde se encuentra.

¿Qué es eso que estás haciendo?

Sichen no encontró trazas de magia ni en el huevo ni en la parra, aunque eso no podía descartar que alguno de ellos fuese mágico en un pasado reciente. Las auras mágicas se deterioran con enorme velocidad.

- ¿Eh? vaya, pues no encuentro nada.

Muchos gnomos podemos usar algunos truquillos mágicos, aunque no muy potentes, mira.

me pongo a preparar Prestidigitación, y con un chasquido de dedos provoco una leve deflagración (no mas potente que un flash) y transformo mi pelo de color morado.

- ¡Tachaaan! - Digo en una pose cómica - Bueno, esto es casi todo lo que puedo hacer, pero también puedo detectar magia si me esfuerzo lo suficiente.

Ya...-un "ya" condescendiente, de un elfo nada impresionado-Prosigamos nuestro camino.

Los siguientes minutos pasan al lado de un Sagaldre nervioso. Sabe que en cuanto deje al gnomo en Holmet, tendrá que hacer el viaje de vuelta solo, con la cosa que salió del huevo rondando suelta por ahí.

El gnomo y el elfo llegan al fin de la espesura. Desde unos matorrales pueden ver las primeras casas sin ser vistos. Aún así, Sagaldre le guía hacia la derecha, hasta que pueden ver el lago y a un par de calles más allá, el embarcadero.

Se acerca el mediodía, pero mi consejo es que esperes a la noche para prender el fuego. Nosotros veremos el brillo de las llamas en la oscuridad de la noche, así que en cuanto hayas hecho tu trabajo, mandarán a alguien a por ti. Hasta entonces puedes esperar aquí agazapado o puedes ir al pueblo y mezclarte con los lugareños. Eso como veas tú. ¿Tienes yesca y pedernal?

- Emm, yesca, yesca. - Digo mientras palpo mis bolsillos - No, debí perderlo esta mañana poco antes de que Guciel me encontrara.

Me mezclaré con el pueblo, no creo que ocurra nada malo, además, no me vendrá mal descansar en un lecho blandito aunque sea un par de horas.

Sagaldre lanza un suspiro, no se sabe si porque no cree que el gnomo lleve un prendedor encima o porque le decepcionan las despreocupadas razas inferiores por perder siempre las cosas. En cualquier caso, urga en un bolsillo y saca un pedernal desgastado y una yesca usada y se las entrega a Sichen.

Yo me marcho. Suerte.

No se muestra muy efusivo en la despedida, y se interna en la espesura del bosque hasta perderse de vista. Sichen echa un vistazo al pueblo. No hay gente a la vista, es un buen momento para salir sin ser visto. Pero no, no... no tiene porqué esconderse, no ha hecho nada malo... aún. Por lo menos no pretende ser el instrumento de esos tipejos para sabotear el muelle.

Me dirijo hacia el pueblo con intención de pedir una habitación en una posada y reponer parte del equipo perdido.

Durante el camino canto alegremente una cancioncilla en mi idioma natal que voy inventando sobre la marcha y jugueteo con las correas de la mochila

Sichen se interna en el pueblo sin saber con seguiridad hacia qué lado queda la posada más cercana. Las casas de madera dan paso a un casco viejo con casas de piedra. El gnomo busca a alguien a quién preguntar, pero parece que la gente está concentrada al final de la calle...

La calle desemboca en una plaza amplia. En el centro luce a modo de monumento humilde, un yunque sobre una peana de piedra. Hay varios puestos y tenderetes en toda la plaza, parece que es el centro neurálgico del pueblo para mercadear.

Como espectadores de un gran evento, la veintena de personas que está allí reunida te da la espalda. Están contemplando algo y a la vez impidiéndote ver. Las gentes son en su mayoría humanos y enanos, aunque también hay un par de medianos entre ellos.

- Oiga, disculpe - digo tirando de las ropas de la persona más cerca - ¿Se puede saber que ocurre?

¿Eh?-el hombre escudriña al gnomo de arriba a abajo antes de contestarle-Esta mañana el pueblo amaneció algo estremecido. Alguien dejó una comadreja muerta sobre el monumento del yunque.

Pero por la dirección en la que mira la gente, no es el yunque del centro de la plaza lo que les llama la atención, sino una de las casas.

Y también alguien dejó una equis de sangre pintada sobre la puerta de la iglesia-por el tamaño del edificio centro de atención, más que una iglesia parece una pequeña casa de una sola habitación-. A estas horas, el párroco ya habría abierto... Es que él duerme dentro de la iglesia. La gente teme que le haya pasado algo malo. Ya se han desatado los rumores: algunos dicen que el cura enloqueció, dejó la comadreja, clausuró la iglesia y se marchó; otros dicen que el clérigo se transformó en vampiro y se estuvo alimentando de pequeñas alimañas... y cuando vió que su sed de sangre era demasiado grande, se encerró en la iglesia para no lastimar a nadie del pueblo.

- ¿En serio? oh vaya, esto tengo que verlo.

Sin más explicación me voy abriendo camino entre los "espectadores" pasando entre la piernas de tal, empujando un poco a cual, a fin de llegar a primera fila