Partida Rol por web

Detectas la presencia de unos grilletes, pero no están en este barco.

Siempre terminamos igual... - murmuró Harold quien se había mantenido en una discreta posición sabiendo que cuatro de los seis votoso terminarían en clavar partes metálicas, bien afiladas o puntiagudas, en las partes carnosas de cualquiera que estuviera delante y no fuera un claro aliado.

Somos conscientes que no sabemos cuántos puede haber en el barco, ¿no? - se aventuró a indicar mientras esperaba a que Clarissa les indicase si había encontrado algo.

Ethelnir respondió quedadamente al alquimista

- Espero que no ...

Y observó con curiosidad la intensa concentración de Clarissa.

Una repentina idea se le paso por la cabeza y volvió a mirar a Harold.

- Si un fuego empezase en el barco, un hermoso fuego, tendriamos excusa para entrar y preguntar por la carga o verla.

Clarissa meneó la cabeza.

-No hay grilletes en ese barco. 

-Ahora tenemos una dura elección. Tenemos indicios de que la Araña y ese barco se dedican al tráfico de esclavos, pero no tenemos pruebas más allá de las voces de vecinos preocupados.

-Pero como decía mi maestro... "Cuando los hombres de Orden no hacen nada, los viles y los caóticos medran por doquier" yo digo que avancemos y les acusemos de tener el barco lleno de esclavos y a ver que pasa. Debemos ponernos en la línea del deber, confiar en lo que nos han dicho los honestos mercaderes y trabajadores con los que hemos hablado.

Y espero que los tengan atados con cuerdas...

- Yo creo que estais perdiendo el tiempo. ¿Qué vamos a hacer aqui? ¿Esperar a que salgan las esclavas del burdel o los esclavos atados de manos y con un pañuelo en los ojos?

Lorik quería combatir, eso era cierto. Pero por otro lado no quería cargar contra unos mercaderes, que bien podían ser de esclavos o de mercancía normal. Si no tenían pruebas, no podían estar seguros de que lo eran. Y preguntar, era una pérdida de tiempo a no ser que alguien usara algo de magia. Y, para bien o para mal, no llevaban arcanista en el grupo.

-Aquí nada, debo confiar en los mercaderes, en los trabajadores, en los ladrillos de la civilización que nos han señalado a éste lugar, no eran los borrachos del pueblo. Es una señal divina.

-En la guerra, hay algo que se llama "Denegabilidad plausible" o algo así, es cuando un comandante se pone en la línea del deber y hace lo que tiene que hacer aunque su gobierno luego pueda respaldarle o no, sabiendo que beneficia a su pueblo con sus actos. Y que si se equivoca, el se llevará las culpas.

-Aquí voy a ir a acusar a esos miserables de trata de esclavos y voy a ver que carga llevan. Y cuando los encuentre los liberaré.

-Si tengo razón, la sociedad Pathfinder habrá rescatado a unos esclavos, si no la tengo, la estúpida de Clarissa será la responsable de todo.

Sin más dilación, Clarissa comienza a andar por la pasarela del barco seguida de cerca por alguno de sus compañeros. En cuanto se acerca, un par de los marinos se le acercan cortándole el paso, parecen humanos, pero tienen la tez oscura, los cabellos pálidos y son muy delgados y fibrosos.

Muy buenas noches, señorita. ¿Desea algo?

Los otros dos marinos están a la expectativa.

Lorik asiente. Le da igual lo que piense Clarissa sobre su Dios supremo del dinero. Le interesa que se mueva y que busque algo de acción, puesto que esperando no iban a conseguir nada. Y si además, asumía la culpa de un posible error, mejor que mejor.

Avanzó detrás de la clérigo, dispuesto a protegerla o a ofertarla una mano en cualquier tipo de ayuda que necesitara. Sólo con estirar un poco las piernas, Lorik se sentía mejor que esperando sin hacer nada. Asi que no pudo evitar sonreir.

Avanzo detras de la clerigo murmurando al enano

No tengas muy lejos ese hacha, al final vamos a partirnos la cara con ellos, por una vez me gustaria no tener que anunciar nuestra llegada

Ethelnir sorprendido por la acción de Clarissa se apresura a seguirla.

Harold meneaba la cabeza y murmuraba algo en lo que solo se entendían palabrotas en varios idiomas mientras seguía al grupo.

-¡Sí!-respondió Clarissa a las palabras del tipo.

Tomó aire.-¡Soy Clarissa Dravere y vengo a detener vuestro infame comercio de personas! ¡Tirad las armas y soltad a los esclavos!, sólo así podréis evitar el castigo que Andoran impone a los esclavistas!

-Vamos, ¡No podéis detenernos, os duplicamos en número, no hagáis ninguna estupidez!

¿Puede saberse con qué autoridad haces esas acusaciones, Clarissa Dravere? Porque no veo a ninguno de los guardias de la ciudad o a los Caballeros del Águila. Seguro que no tienes ningún problema en que vayamos a buscarlos, ¿no?

¿O acaso puedes identificarte?

El resto de los marineros dejan lo que hacían y se ponen en estado de alerta...

Abadar, en tí y en tus señales confío. Los mercaderes son la Ley, son tu brazo, son tus enviados...

Clarissa se irguió, con la voz potente, totalmente convencida, con la voz de su dios en sus palabras.

-He pertenecido a la guardia de la ciudad.-pero no de ésta.-¡Y puedo reconocer los indicios de unos delincuentes y esclavistas ilegales! Un honrado mercader protestaría y argumentaría que no tiene nada como lo que digo... ¡Vosotros demostráis vuestra culpabilidad tratando de soslayar y retrasar el tema...! Somos una milicia ciudadana luchando por el bien-esto contentará a Ethelnir- y la ley de éste país -esto igual motiva a Grachius- y por la libertad de los esclavos. -esto motivará a Lorik.

-¡Apartad o seréis reducidos! ¡Vamos a inspeccionar éste barco!

¿Puede que la guardia de la ciudad esté comprada por estos esclavistas? ¿Realmente lo son?

No le quedaba otra que confiar en Clarissa. Aunque antes de hacer nada, esperaría a ver qué tenían.

Clarissa se dispone a conjurar cuando un virote de ballesta surge de la cubierta superior y se clava en su espalda. Sin embargo la clériga consigue mantener la concentración aunque el conjuro no tiene efecto. Los marinos, que parecían estar esperando esta señal sacan sus armas...