Partida Rol por web

No había manera no podía acercarme al bicho sin posibilitarle a que terminara conmigo y no tenía mas dagas "normales", había que pensar en otra cosa. Sacando una de las dagas de plata y se la lanzo a la serpiente.

- Muere, ya me estás saliendo muy cara.

La brillante daga de Arak se clava en el cuerpo del enorme animal.

Lorik levantó la espada de nuevo. Sentía un poco de frustración.

- ¡Maldita sea!

Un nuevo ataque, con mucha fuerza, se dirigió hacia la serpiente. Esperaba que ese ataque impactara y acabara de una vez por todas con el maldito reptil.

Finalmente, el último de los golpes de Lorik acaba con la bicéfala criatura...

Clarissa contempló el ridículo espectáculo que la ofrecían sus compañeros pathfinders. Sus ojos pasaron primero por el pícaro envenenado, si no fuera por ella, el pobre hubiera muerto, todavía el veneno rezumaba por los labios de la joven sacerdotisa. El paladín no había podido ni rozar a la serpiente, seguro que se había entregado a los placeres de Calistria, como elfo que era. El enano tenía un chichón enorme y venía de caerse de cabeza sin duda después de hacer de tapón al pozo. William... William se retorcía en el barro, calado hasta los huesos y no estaba muerto gracias a ella otra vez.

Y si no fuera por el poder de Abadar, el poder supremo de la ley... gracias al Supremo Dios del Universo todos estaban vivos, gracias a que había enderezado la espada del calvo.

Abrió la boca, todos contuvieron la respiración para escuchar un torrente de exabruptos... pero Clarissa no tiró por ahí esta vez. Su voz estaba teñida de vergüenza y compasión.

—Dais pena. Como equipo pathfinder dais mucha pero mucha pena. Y todo es culpa mía. No os he enderezado como apropiada líder de grupo que soy... Bueno, esto se acaba ahora. ¡No puede ser que a un grupo de pathfinders esté a punto de matarlos un bolso que todavía ni sabe lo que es!— levantó la voz señalando a la serpiente. —Estoy segura que la culpa reside en mi horrible sobrina, Larissa, que os corrompió con sus pecaminosas prácticas. ¡Pero estoy aquí para ayudaros!  

—Lo primero es curar esas heridas— Chasqueó los dedos y todos sintieron el poder curador de Abadar. —Ahora respirad hondo, pensad en que habéis fallado en el combate y comentármelo, tomadlo como ejercicio de grupo. No siempre estaré ahí para salvaros...— la mujer parecía sinceramente preocupada por el grupo. Y no era para menos. ¡Su carrera estaba en juego! Y si la vida te da limones. Haz limonada. O eso decían. Abadar indicaba que los exprimieras y la vendieras y pagaras los legítimos impuestos, pero en este caso, la primera parte de la frase era la que merecía la pena. 

Cuando la serpiente cayo de una maldita vez, William pudo levantarse por fin del suelo. Escupió y trató de quitarse el barro que se le había impregnado en la ropa. No estaba de muy buen humor, y las palabras de Clarisa no es que ayudaran, sobretodo porque tenía razón en parte. Estaban vivos gracias a ella.

Pfft. Puta serpiente. Todavía noto el escozor de su veneno recorriendo mi cuerpo.
Os lo aseguro, como el semiorco ese supiera que la cueva estaba protegida pienso matarlo.

Miró a la sacerdotisa.

Una vez hayamos acabado nuestro cometido aquí y tengamos lo que necesita la sociedad, por supuesto.

Enfundó una de sus armas y se dispuso a buscar.

La serpiente había caído y aunque esto parecía una cosa buena, la voz de Clarissa empezó a taladrar nuestras cabezas. Una bronca ante lo que ella pensaba que había sido una chapuza de combate.

- Si lo se me quedo con la serpiente. Digo entre dientes, antes de recoger las dagas lanzadas a la serpiente.

Tras esto empiezo a buscar junto a William el objeto que hemos venido a buscar. - Espero que esto valga la pena, el bolso este como tu dices Clarissa ha sido mas duro de lo que pensaba. Creo que incluso me ha inoculado algo, me siento mas cansado de lo normal.

El paladin murmuro a Arak.

- La serpiente era preferible ...

Acto seguido saco la  varita mientras procuraba ignorarlos comentarios de Clarissa. Seguro que los hacía por que estaba preocupada. 

Examino a Arak preocupado.

- Estas palido y sudoroso. Dejame ver.

En cuanto podéis examinar todo con más calma, Clarissa puede determinar que este lugar parece un altar sacrílego a Apep, el antiguo dios osiriano de las serpientes. Parece tener un encantamiento de oscuridad que atrae a serpientes como la que os ha dado tantos problemas.

Por otra parte, William puede encontrar sin excesivos problemas un compartimento secreto en la base de la estatua que se encuentra intacta. En el compartimento hay varios objetos: una máscara funeral de lapislázuli, tres tablillas de arcilla que describen varios ritos funerarios y una especie de vara de madera fosilizada tallada para parecer una serpiente con sus fauces abiertas.

—Comprobemos si esa vara es lo que buscaba el traidorzuelo de Torch— dijo Clarissa concentrándose en el objeto.

Lorik se dió la vuelta cuando Clarissa empezó a hablar. No podía escuchar según que cosas que vinieran de aquella mujer, hablaba demasiado. Él estaba tranquilo con su combate, es verdad que ella habia ayudado, pero era él quién inflingia las heridas. Ella no hubiera sobrevivido tampoco sin él. Asi que dejó que la mujer pensara y dijera lo que le diera la gana, pero él no pensaba hacerle caso. Si el resto del grupo se sentian afectados por sus palabras... allá ellos.

Limpiando la espada, ayudó a los demás a rebuscar en la habitación y finalmente preguntó.

- ¿Ahora qué?

Clarissa se concentra en los objetos encontrados...
 

Concrentras tu poder y descubres que no sólo la vara es mágica. También dos de las tablillas lo son.

—La vara es mágica, es moderadamente poderosa, supongo que era lo que quería Torch... y estas tablillas son pergaminos... que me quedo por si puedo usarlos para que no fallezcáis.

Miró a Lorik —Ahora, por si lo has olvidado, tenemos que ir al burdel de Zelekhati y ver si podemos forjar una alianza entre ella y Torch.

- No, no me he olvidado. Es humillante volver a pasar por esto. No consagre mi vida al servicio de Iomedae para parecer un juguete del placer de depravados sin moral ....

- Ya sabe señor paladín que hay una versión menos mala para usted, pero algo mas engorrosa para la dama con la que hay que negociar. Digo mientras le miro y me paso un dedo por el cuello.

—¿Asesinarías a una legítima empresaria propietaria de uno de los negocios, quizá desagradable pero sostén de la sociedad? ¡A quiénes admiten en la Sociedad Pathfinder!

- ¿Y si no conseguimos nuestro objetivo de que acepte la alianza con maese Torch?¿Aceptará la gran clérigo Clarisa fallar a la sociedad Pathfinder?. Además, yo por ahora no he levantado la mano contra nadie. 

—¡Oh!. Me aseguraría en el informe de que todo quedase como culpa tuya, Arak, pero no creo que haga falta llegar a tanto, si se pone tonta, revelaremos a las autoridades lo que hace, pero primero hemos de descubrirlo. ¡En camino!