Partida Rol por web

Nos había hecho atara unos lindos nudos en nuestras espadas para impedir que acuchilláramos a la gente en el interior de la posada, una medida curiosa cuando menos. Una vez nos encontramos en presencia de la elfa, dejo que los mas pacíficos de nosotros hablen mientras miro de que lugar podría llegarnos un ataque.....estoy seguro que nuestro patrón prepara alguna para incriminarnos.

Que cosas dice la gente... - la mujer sonríe mientras pasea con vosotros entre las pasarelas de las arenas.

¿Y se puede saber que pruebas pueden dar a las autoridades de esa supuesta actividad mía?

Os resulta curioso pero parece como si los patrones del jardin de arena cambiaran levemente...

De hecho es como si un montón de arena de metro y pico de ancho se moviese bajo la arena y eso es lo que deja los nuevos patrones en la arena...

Es gracioso, pero Madame Zelekhati parece tener un tic nervioso de tocarse constantemente un anillo de piedra que lleva en la mano. Especialmente cuando mira hacia el jardín de arena.

Aparte de un lugar más íntimo y discreto, lo normal es que la elfa les llevase a un sitio donde poder atacarles fácilmente en caso de que las cosas se torciesen, pero allí no parecía haber más que arena.
Pero una arena muy rara eso sí. Tan rara que cuando esta empezó a cambiar William se movía para no estar cerca de una parte concreta.

Miró alarmado a la mujer, y vio como jugueteaba con su anillo.

Le pareció que Arak se movía como él, por lo que le hizo una seña, o por lo menos lo intentó. Hizo como que daba vueltas a algo en su dedo corazón derecho mientras señalaba con la cabeza a la mujer.

La mujer parece seguir esperando una respuesta con una sonrisa.

Ante el gesto que me hace William con la cabeza y lo que acababa de ver en el interior del jardín de arena como si algo en su interior se moviese, retrocedo un par de pasos con disimulo como si estuviera más impresionado por el lugar donde nos encontramos que como si hubiera algo por lo que preocuparse.

- Madame ... os ruego que no tomeis mis palabras por una amenaza, si no sólo un relato veraz de la situación. Esta persona de la que os hablo, no creo que precise de pruebas para incriminaros.

Las creará, o recurirá a otras medidas.  Es un hombre de recursos. 

—Escuche a Ethelnir, no sabe mentir, hablamos de que el autodenominado Gran Maestre Antorcha* es el que quiere entrometerse, no es un individuo agradable. Así que os recomiendo negociar. O intentar trabajar entre todos por una buena resolución.

En cualquier caso sigo sin ver por qué debería asociarme con él cuando yo sola me valgo estupendamente... - El tono de la mujer parece casi amable, se conoce que le habéis caído en gracia.

Ethelnir puso todo su empeño en convencer a la elfa.

- Mi señora, os habeis valido sola hasta que Torch puso sus ojos en vos. Hablamos de alguien capaz de provocar conflictos a lo largo de todo Golarion dentro de la Sociedad Pathfinder. Creedme, no hay nada que le vaya a detener. Tiene aliados poderosos, incluso dentro del gobierno osiriano.

¿Estais dispuesta a empezar un enfrentamiento con alguien así?

No podeis ganar. Os revocaran la licencia, y me imagino que ya sabeis como puede ser la burocracia en estas tierras. 

Os recomiendo respetuosamente ser flexible y adaptaros. 

Tras observar de reojo a William y a Arak, continuo hablando.

No hace falta que llameis a las  criaturas que yacen bajo las arenas; ¿Elementales quizás? una sabia elección para la autodefensa, pero nos hemos enfrentado a dragones y a criaturas igualmente peligrosas.

Os prometo, por mi honor, que si aceptais hablaremos -miro significativamente a Clarissa- con nuestros superiores de la Sociedad Pathfinder en Osirion, muchos de ellos altos funcionarios. Si colaborais en este duro trance, contareis con nuestra gratitud y la de la Sociedad Pathfinder. Y nosotros con alguien que mantenga vigilado a maese Torch.

Si demostrais paciencia y habilidad, este puede ser el inicio del juego, no una derrota.

El paladín observo intensamente a la madame y la arena, esperando su respuesta.

Cuando Ethelnir menciona la posibilidad de que bajo las arenas haya algo y lo concreta en la palabra elemental, la mujer se sobresalta levemente. Queda evidente que no esperaba que supieseis eso...

Entonces, ¿qué es lo que sugieres? ¿Que espíe a ese Torch para vosotros?

- Sugiero que colaboreis con él. Y le observeis.

Si hay algún problema con Torch, es mejor que conteis con el apoyo de la Sociedad Pathfinder.

Vos quereis proseguir con vuestro negocio.

Torch quiere información.

Nosotros queremos que el se sienta cómodo y saber que hace. 

Todos salimos ganando.

Clarissa mira sorprendida al paladín. Ciertamente es un buen plan.

—Mire, Madame Zelekhati, él quiere acceso a su información, es un traficante de la misma, entre otras cosas, y como ha dicho mi compañero, puede conseguir gente que le arruine el negocio. 

Mismamente a eso veníamos nosotros.

—Si accede a compartir la información, aunque no sea toda, la dejará tranquila, y sí, podría espiarle usted a él mientras tanto. Estaremos encantados de volver las tornas contra ese individuo en cuanto podamos. 

En cualquier caso, seréis vosotros los que tengáis que decirle a ese tal Torch cómo ha ido esta charla...

La mujer, después de todo, parece divertida por todo esto.

¿Alguna cosa más?

No del todo contento con la situación, Ethelnir respondió.

- ¿Contamos entonces con vuestro apoyo?

Le diremos la verdad a Torch: que compartireis información con él y que no deseais enemistaros con él.

Al menos parte de la verdad.

Solo por curiosidad ... ¿Como conseguis tanta información?

Eso guapete me lo guardo para mí. Por cierto, un muchachote élfico de buen ver como tú podría tener futuro en un sitio como este. Si alguna vez te apetece sentar la cabeza, vente a verme. - Sin ningún tipo de pudor por su parte, la mujer le da un sonoro beso al paladín en los labios.

Así que si hemos terminado de hablar de negocios, yo sigo teniendo que atender los míos...