- Si claro, seguro que el elfo solo tiene que limpiar su alma. Murmuro mientras nos encaminamos al burdel. - Espero Clarissa que su palabrería y su extenso conocimiento en leyes nos permita hacer un trato con la regente del local, no tengamos que terminar llevando a cabo el plan D.
- He pedido el perdón a Iomedae por lo inapropiado de la apariencia de mis actos, aunque siempre me ha sido por un buena razón. Pero agradezco tu comprensión, Clarissa. No me da miedo un burdel, pero es cierto que me incomoda y me provoca rechazo.
Sonrie ligeramente al escuchar a Lorik y cambia el gesto ante las palabras de Arak.
- No nos rebajaremos a ser asesinos a sueldo de Torch.
No nos rebajaremos tanto.
William había estado callado durante todo el asunto de la entrada a la ciudad. Sobretodo para no fastidiarla, pues sabía que su temperamento no ayudaria demasiado. Y menos tal y como estaba ahora.
Escuchar la palabrería de la mujer no ayudaba mucho. Había conocido sacerdotes en otras ocasiones, pero por Desna que ninguno tan hablador.
Ya hemos quedado en que no vamos a matar a nadie porque lo ordene ese maldito semiorco. Una cosa es defendernos, y otra ser vulgares matarifes. Y yo por lo menos no lo soy.
Veamos a esa elfa, hablemos con ella y a ver qué favor tenemos que hacerle para poder acabar cuanto antes los encargos de ese tipo.
No tardáis en encontrar las Dunas Danzarinas. El establecimiento parece estar abierto a esta hora del día, pero cuando entráis parece que es una simple tetería.
Subís por unas escaleras hasta una puerta en la que no parece haber ningún tipo de sirviente. La puerta da a lo que parece ser el segundo piso del local.
La mayor parte del suelo de la planta principal de esta tetería-cabaret parece estar ocupada por un jardín de arena espectacularmente cuidado. Un puente de madera estrecho circula alrededor de un trío de obeliscos decorativos que sobresalen en este desierto en miniatura.
En el segundo piso hay una zona para estar sentado con divanes decorada muy elegantemente que da directamente a una balconada que permite tener una vista espectacular del jardín de arena de debajo.
Alrededor del jardín hay una serie de reservados cubiertos con unas cortinas. A través de una de estas, podéis ver alfombras acolchadas, colchones blandos o pilas de cojines que sirven para acolchar el descanso de la clientela que use dichas salas.
Enseguida se acerca un sirviente y os saluda.
Bienvenidos a las Dunas Danzarinas. Distinguidos clientes, debo informarles que en este local las armas han de llevarse con un nudo de paz. Si hacen el favor de atarlas, les llevaré a alguna mesa.
Deshilando una cuerda Clarissa les pasó los cordeles a sus compañeros.
—Si nos podríais indicar alguna de las mesas, tomaríamos algo tranquilamente.
Los ojos de la sacerdotisa no perdieron detalle del lugar, a pesar de que disimuló su interés.
Pues eso, máster, a tomarnos un té, a relajarnos y mi pj a verlo todo, escucharlo todo y eso :D
- ¿Nudo de paz? ¿Le vamos a poner un lazito verde a la empuñadura?
Lorik accedió, pero no entendía muy bien qué significaba aquello. Sería alguna especie de ritual de aquellas zonas.
No era la primera vez que William veía algo parecido, por lo que anudó sus espadas y su daga de cinto sin ningún problema. Aun así se "olvidó" de hacerlo en la daga que llevaba en su bota.
Luego se sentó junto a los demás.
Bueno, supongo que será Clarissa la que hable con la elfa ¿no? Después de todo es la lider de este pintoresco grupo y la que mejor sabe usar la boca, por lo menos para hablar y quejarse.
Ethelnir anudo la empuñadura del arma sin quejarse. Se sentó, esperando acontecimientos.
El sirviente os lleva a una de las mesas del piso superior con unos divanes y unos cojines y al cabo de un rato os sirve unos tes.
¿Desean alguna cosa más los señores?
El nudo cambia el desenvainado por una acción de asalto completo, Lorik.
Aclaro por si acaso, no voy a probar el te.
Ethelnir respondió al sirviente.
- Por favor, deseamos hablar con la señora Zelekhati. Un tema de negocios.
Motivo: Diplomacia
Tirada: 1d20
Resultado: 14(+7)=21
Antes de que el sirviente llegara con las bebidas, Clarissa fulminó con la mirada a William.
Bueno, supongo que será Clarissa la que hable con la elfa ¿no? Después de todo es la lider de este pintoresco grupo y la que mejor sabe usar la boca, por lo menos para hablar y quejarse.
—Perdona, querido... ciertamente he hablado y criticado, como es mi sagrado deber, pero quejarse, quejarse... es lo que no has parado de hacer tú desde que te he conocido.
Luego asintió a las palabras de Ethelnir sin dejar de examinar a todo y a todos. —¿Disculpe, me indica donde está el excusado?
A ver, máster, voy a ver mientras viene Zelekati el establecimiento, bonus points si veo agujeros espía o algo por donde se enteran de los secretos.
La señora se encuentra con un cliente ahora mismo pero en breve podrá atenderles. Si me dice qué negocios son exactamente se lo comunicaré para que se reúna con ustedes.
El hombre espera la respuesta de Ethelnir e indica una dirección a Clarissa.
No ves nada que no concuerde con la descripción que he dado antes.
- Es un asunto delicado. Preferiríamos hablarlo con ella directamente, en cuanto sea posible.
Elfo cerro la boca recordando su ingenuidad hacía poco, y lo duramente que se lo habían recriminado algunos compañeros. No tocó el té ... ¿Será solamente té?
—Digamos que queremos hablar acerca de una molestia de piel quemada— dijo Clarissa —Pero... ¿Podría adjudicarnos algún reservado? Tenemos que hablar de cosas importantes.
La verdad es que estoy un poco sorprendido. Pese a haber vivido durante años en Osirion, nunca había tenido que... ¿hacerle un nudo a mi urgrosh? ¿Y cómo se hacía eso?
Pido ayuda a mis compañeros para que hagan algo, pues yo siempre lo llevo a la espalda y me era imposible hacerlo.
Chicos, que quede bien flojito, que si hay problemas no puedo ponerme a hacer el tonto... otra vez. - todavía me escocía lo que había ocurrido unas horas antes, cuando como un lelo me quedé rezagado y no pude servir de ayuda.
El sirviente asiente y se retira, a los pocos minutos una hermosa mujer con rasgos élficos se acerca adonde estáis.
Buenos días, dama y caballeros. Soy Madame Zelekhati, dueña de este establecimiento. Me han dicho que deseaban tratar algo conmigo. Si hacen el favor de acompañarme al jardín de arena, charlaremos mejor allí. Encontraran el lugar de lo más apropiado... - diciendo esto se dirige a las escaleras que descienden de planta mientras un sirviente os acompaña detrás de ella.
Una vez en la planta baja, la mujer os mira con curiosidad.
Y bien, ¿me harían la cortesía de decirme quienes son y qué negocio es ese que quieren proponerme?
- Gracias por atendernos.
Madame Zelekhati ... sois conocida por vuestra habilidad para conocer lo que otros desean ocultar. Ciertamente una cualidad interesante. Conocemos a alguien que desea brindaros su cooperación, a cambio de compartir esa fuente. Y creo que os beneficiaría a ambos.
No deseamos incomodaros mi señora, pero a buen seguro que las autoridades no verían con buenos ojos que alguien delatase vuestra actividad paralela al negocio que ostentais.
Nosotros no somos mercenarios ni matones a sueldo, no os preocupeis señora, pero doy fé de la capacidad para complicaros la vida de quien nos envía.
Detecto el mal enfocado en ella.