Partida Rol por web

Finalmente salís de las ruinas y tenéis una caminata larga por delante. Por suerte la salida del lugar está en completa calma y no una calma peligrosa en la que no se oye ningún animal. Claramente hay pájaros y pequeños mamíferos por la zona haciendo su día a día también se empieza a escuchar un río justo cuando el camino se va ensanchando e incluso tiene rastro de empedramiento.

Había pasado una hora y cualquiera diría que la caminata había sido una agradable ruta de senderismo, no obstante lo que habíais experimentado antes os hacia de todo menos unos cualquieras, la sensación de que había algo más allá del rabillo del ojo no os abandonaba durante todo el viaje, incluso a veces oíais algún ruido que no os cuadraba y del cual la naturaleza no reaccionaba a él.

Precisamente por eso cuando al fin vislumbráis el río y veis una persona sentada cerca de este y al lado de un puente dudáis de su existencia. Finalmente os parece claro que es de carne y hueso cuando finalmente termina por miraros extrañado y hasta os hace un gesto de saludo.

El camino, aunque más tranquilo que el de dentro de unas ruinas abandonadas llenas de arañas gigantes, se me hace extraño. ¿Será por las visiones o por Zankora o por el hecho de no entender absolutamente nada de lo que nos ha ocurrido? Obviamente por todo ello. Y viendo que mis compañeros tampoco están muy alegres, voy silbando alguna cancioncilla por el camino, con la ballesta preparada cerca de la mano por si algo más decidiese aparecer. 

Doy un suspiro de alivio al ver una figura en el río... Una persona de verdad esta vez. Miro a los otros con una ligera sonrisa y antes de dejarles que hablen con la persona del puente, acelero un poco el paso y saludo con la mano.

- ¡Buenos días! - digo con una sonrisa radiante cuando estoy más cerca - Disculpad, pero me temo que mis compañeros y yo nos hemos desviado sin querer de nuestra ruta... ¿Podríais ayudarnos, si fuerais tan amable? ¿Hacia dónde lleva este camino? ¿Estamos muy lejos de Valle Dorado? O Valle del Oro, como prefiráis llamarlo. - me encojo de hombros con una suave risa, recordando haberlo escuchado ya de varias formas.

Feniel no quiso dar muchas explicaciones ante su pregunta. Quizás sería una de sus conquistas, o tal vez algo más... todos, incluidos los mas pendencieros habian entregado su corazón en algún momento de su vida. No quiso seguir insistiendo e iniciaron la marcha, alejandose de aquel lugar, no sin echar varias veces la vista atrás a aquel artefacto hasta que lo perdieron de vista del todo.

Su espada volvia a reposar a un lado de su cadera. Se habia echado la capucha de su nueva capa sobre su cabeza, disimulando así la horrible visión de la parte superior de su cabeza, pero dejando expuesta su pequeña nariz y sus carnosos labios. No apresuró el paso, sino que llegó hasta el divino de fuego cuando su calmado andar le llevó hasta él y aquel desconocido, sin dejar rezagado al extraño noble que convertia en broma cada cosa que decia.

Se mantuvo a su espalda, con los brazos cruzados debajo de su pecho mostrando al desconocido que tenia las manos libres.

_{- Muy buenas -} aquel saludo fueron sus únicas palabras.

Todavía ando dándole vueltas a todo lo sucedido en las catacumbas y el extraño paisaje al que hemos llegado al salir ¿Para qué serviría esa máquina? ¿Qué les pasó a esas personas que acabaron convertidas en estatuas de polvo? Ni siquiera me doy cuenta de la presencia del hombre hasta que Feniel empieza a hablarle.

Bueno, al menos éste no parece querer matarnos. Es una novedad bienvenida - murmuro para mis compañeros - Buen día, señor...

Un poco más cerca veis que el hombre está sentado debido a que está intentando recuperar el aliento. Es un hombre joven con una tupida barba negra a juego completo con su mata de denso cabello. Intenta sonreír en un intento de ser amable pero es obvio que hay algo que le preocupa. Cuando os ve de más cerca no puede evitar abrir los ojos como platos pero rápidamente se esfuerza en calmarse.

- Buenos días, ya decía yo que de por aquí no erais.- termina por saludaros de manera cordial cuando ya normaliza un poco la respiración.- Pues estáis de suerte si seguís el camino que estáis andando llegaréis al linde del Bosque del Valle y llegaréis al pueblo que buscáis. Apenas está a 10 minutos, sea como sea mejor darse prisa. Hay un oso salvaje suelto por esa zona.- señala una parte fuera del camino pero del lado del río del que venís por el camino.- Y aunque creo que le he dado esquinazo ya ha devorado a mi amigo Perly y no quiero ser el postre... ¿qué decís, os hago de guías?- termina por preguntar ya levantándose y recogiendo un arco que tenía al lado.

Lobos gigantes, arañas escupidoras, osos salvajes... y pensar que en otra vida me asqueaba cuando encontraba una rata merodeando por algún rincón de la casa.

Lamento su pérdida, señor. Mi nombre es Ekron Winterbite y estaría encantado de que me guiase hasta Valle Dorado. A ser posible evitando encontrarnos con ese oso, que ya hemos tenido lo nuestro de animales que intentan matarnos - miro a mis dos compañeros - ¿Vamos todos juntos?...

Mantengo mi sonrisa, con gesto tranquilo para no intimidar más al hombre de lo que ya está. Asiento tranquilamente a lo que dice, echando un vistazo al camino. Soy consciente de que no todo el mundo ha visto divinos de fuego y menos cerca de unas ruinas... ¡Ah, que es por un oso! Como un resorte, borro mi sonrisa y alzo las cejas, sorprendido por la segunda parte del relato. Le doy un par de palmadas en el hombro con gesto serio. 

- Sois un hombre muy valiente, pocos he visto que hayan estado al borde de la muerte y permanezcan así de estoicos. Lamento mucho lo de vuestro amigo. - asiento y hago un gesto con la cabeza a lo dicho por Ekron - Por supuesto que vamos todos. Así podremos defendernos mejor si esa bestia vuelve a aparecer. - a todo esto, vuelvo a mirar hombre con gesto amable - A propósito, podéis llamarme Feniel. ¿Cómo deberíamos llamar a nuestro guía? - le pregunto, esperando que se presente antes de seguirlo. 

Permaneció silenciosa, atenta a los alrededores mientras sus compañeros hablaban con él. Realmente a ella también le parecia raro que si acababa de perder a un amigo no estuviera más triste y solo pareciera preocupado. Aquello no olia precisamente bien.

No hizo amago de presentarse tampoco. Mejor esperar y ver que sucedia.

Notas que su respiración acelerada y que sus ganas de alejarse del lugar son sinceras. El hombre esta cansado y lleva equipo de caza así que su historia es más que plausible. Por otro lado percibes cierto deje cuando dijo la palabra amigo de nerviosismo e incluso culpabilidad.

- ¿Eh? Lo siento, el nerviosismo del momento. - se disculpa el hombre cuando le preguntáis por su nombre.- Mi nombre es Nonton soy uno de los cazadores de la aldea y créeme la procesión va por dentro. Como os he dicho es seguir el camino sin más.-concluye mientras empieza a caminar a un ritmo bastante rápido.

Realmente lo del guía era bastante innecesario pues como os dijo solo había que seguir el camino al poco rato llegáis al linde de un del bosque y se abre ante vosotros un pequeño pueblo con bastantes terrenos de campo vacíos.

- La verdad es que no venís en la mejor época, supongo que las últimas noticias no han llegado lejos pero en los últimos meses Lord Raedric ha empezado a forzar unas leyes bastante fuertes debido al Legado de Waidwen*. Personalmente os recomendaría terminar rápido a lo que habéis venido hacer aquí y buscar otro mejor sitio para vivir, sea como sea si seguís por aquí llegaréis al centro del pueblo donde están las ruinas del antiguo templo de Eothas y de allí al sur veréis el edificio más grande que hay en todo el pueblo, es la taberna del Perro Negro. La dueña es un encanto y su cocinero enano me hace cuestionar todo lo que sé sobre su gente.- intenta forzar una sonrisa pero suspira apenado.- En fin, yo voy a darle las malas noticias al mujer de Perly, si necesitáis algo más su casa está al lado del molino.- señala hacia el norte donde aunque no muy alto se distingue con facilidad un molino en funcionamiento.

Otra vez a solas seguís avanzando y rápidamente os llama la atención el enorme árbol seco que tiene algo colgado. Al principio no estáis seguros y luego no queréis creerlo. Pero el olor y ruido de las moscas lo deja claro cuando ya estáis al lado. Son cadáveres.

Un hombre se acerca a vosotros acompañado de 4 guardias; tiene la piel tan pálida y tan gris como el pueblo desolado que tiene detrás. Os estudia con sus ojos hundidos y sin vida.

- Vosotros debéis algunos de los nuevos colonos.- su voz es como un graznido seco.- Os doy la bienvenida a Valle del Oro. Os alegrará saber que hace poco hemos tenido algunas vacantes.- termina por añadir mientras se queda mirando al monstruoso árbol retorcido y desnudo que tenéis al lado. Pasado unos momentos su mirada vuelve a centrarse en vosotros.- Claro que, primero, tendremos que hacer algunas averiguaciones. El inestimable Lord Raedric VII ha realizado grandes esfuerzos para aislar nuestra ciudad del Legado de Waidwen.- os mira a los tres y descarta a los divinos mientras se rasca la barbilla para dirigirse a Ekron.- ¿Alguna vez has engendrado a un niño sin alma?

¿Legado de que? Bueno, a ella no le importaba mucho eso, si no más bien que narices sucedia allí y si podia ser peligroso para ellos. Con lo que vieron en los grabados de aquella sala le parecia lógico que el dios que allí generaba mas simpatias fuera Eothas, aunque... _{- ¿Templo en ruinas? ¿Nadie se ha preocupado por mantenerlo o es que la fe sobre vuestra deidad a menguado? -}

Dejó que el hombre se marchara sin retenerlo mucho más y con paso algo pesado, se dirigió junto al resto hasta que algo detuvo su avance. Cadaveres colgando. Almas sin descanso. Arrugó levemente el ceño mientras se retiraba la capucha para no generar suspicacias innecesarias

_{- ¿Esas personas engendraron niños sin alma? -}  ¿como se sabia cuando alguien no poseia alma si es que aquello era posible?

Ciertamente estoy bastante seguro de que no, señor - contesto con sinceridad. No es que no haya disfrutado de la compañía de una mujer a mis años, pero mi padre fue muy específico sobre lo que le pasaría a mis partes nobles si aparecía un bastardo para compartir el legado familiar - Lord Raedric puede estar tranquilo conmigo...

Asiento sin querer darle más importancia al asunto del "pobre" Nonton y empiezo a seguirle con los demás sin querer quedarme más atrás. Levanto una ceja al escucharle hablar así del lugar pero por el momento no me preocupa. No tengo muy claro que vaya a vivir aquí de todas formas, la gracia es tener tierras por presumir... Y más adelante ya hacer algo con ellas. Tomo nota de las indicaciones del tipo y me despido con un gesto de mano cuando se va para el molino. No sé si la mujer va a estar extremadamente contenta o... no va a estar, pero ese no es mi problema. 

Como sea, poco tengo que preocuparme de lo que sea que haga Nonton cuando llegamos frente al árbol. Arrugo la nariz, intentando no aspirar aquel olor a muerte. ¿Por qué nadie prefiere quemar los cuerpos? Sí, son amenazantes pero si esperan visitas, así no las van a conseguir... Aunque mantengo una sonrisa cordial al ver acercarse al humano, más para su compañía de guardias que para él, no puedo evitar fruncir el ceño con semejante pregunta. Había oído ya más de una vez lo de los niños sin alma pero si era esto lo que les pasaba a quienes los tuvieran... Mejor no tener niños. 

- Disculpadme, señor... - hago una pequeña pausa por si quiere presentarse y sigo hablando inmediatamente después - ... pero por mi condición, desconocía que este problema se hubiese extendido tanto. ¿Le importaría ponerme en algo de contexto? - le pido amablemente. Los problemas del mundo no eran algo que me interesasen especialmente, hasta que me afectan, claro.

El hombre enarca una ceja al escuchar a Morrigan y le contesta en vailiano.

- Así que una Vailiana y que además sabe su lugar como para no alzar la voz.- dice el hombre antes de escupir al suelo cuando mencionas que han perdido su fe.- No fuimos nosotros los que abandonamos nuestra fe y teniendo en cuenta tu ascendencia debería hasta complacerte. El templo fue erigido en nombre de Eothas y cuando éste nos traicionó a todos declarándonos la guerra no podía esperarle otro destino cuando perdió. Sea como sea nos ha quedado claro que la única diosa que es digna es Berath y como tal eliminamos a todo aquel que insulte al ciclo natural de la rueda.- va explicando mientras empieza a dirigirse a los otros dos presentes.- Me alegra oír eso y mientras sea verdad tendrá un futuro más que fructífero en nuestras tierras, por otro lado los que veis en el árbol son solo insurrectos o charlatanes que intentan aprovecharse de la buena fe de nuestro señor.- dirige una mirada en particular a una enana que claramente lleva menos tiempo que el resto de cadáveres colgando antes de seguir contestándoos con bastante acidez.- Las familias que se les descubre con un niño sin alma son expulsadas de la ciudad con sus pertenencias para que no contagien al resto pero lo demás lo dejamos a manos del caballero pálido*.- por último mira con fastidio al divino de fuego ante su pregunta y sin dignarse a dar un nombre empieza a explicarle con tono condescendiente.- Como podéis ser tan inculto para no entender lo que es el legado de Waidwen, es la venganza de un dios que no merecía ni la mitad de la adoración que recibía. La guerra del Santo acabó cuando los Doce mataron a ese falso santo de Waidwen, pero uno no mata a un dios sin pagar un precio y este se esta extendiendo por todos los habitante del palatinado. Se...

En ese momento un tañido de campana en la lejanía interrumpe al hombre que se mantiene al silencio como esperando que ese sonido no se ose repetir. No obstante vuelve hacer y no solo una segunda sino que llega incluso una tercera, instante en que el rostro del hombre se ensombrece y niega con la cabeza.

- Ciertamente viajeros habéis venido en un mal momento. Tres tañidos de campana significan que alguien de la familia Raedric ha muerto, nuestro señor estaba esperando un niño y puede que haya nacido muerto... o algo peor. Sea como sea eso lo cambia todo, por ahora no os puedo decir si tenéis derecho a ninguna tierra hasta que un mensajero me informe de exactamente que ha ocurrido, id a descansar en la taberna o un establo me da igual pero mañana hablaremos...- y sin más el hombre hace un gesto a sus guardias y se dispone a marchar.

Permaneció inmutable a pesar de aquellos modales groseros salvo por un leve atisbo de sonrisa al saber que al menos allí adoraban a su Diosa. Desde luego daban ganas de darle unos azotes o algo más, pero no era el momento ni el lugar. Su mirada se perdió de donde venía el tañido de aquellas campanas.

Parecia que aquello se ponia interesante. Porque si lo que acababan de decir era cierto... ¿tendria el noble que marcharse desterrado si su hijo nacia con aquella oscura "mancha"?

Esperó a que se marchara para volverse hacia sus compañeros. Desde luego, la obtención de aquellas tierras había perdido sentido _{- ¿Qué pensais vosotros? Yo desde luego me encuentro perdida...y no me refiero a geográficamente -} se frotó despacio la sien derecha con la punta de dos dedos 

Lo lamento por vuestro señor - digo con diplomacia. Aunque el tal Raedric me importe un rábano un poco de hipocresía es, en palabras de mi sabio y anciano padre, el lubricante social perfecto. Y aquí he venido a hacer negocios - Por mí no hay problema. Podemos esperar a que se haya guardado el luto pertinente. Mientras tanto, disfrutaremos de la hospitalidad local.

Al establo te irás tú con la cabra ¡Cacho cencerro!...

Después de toda la charla de a quién adorar y a quién no, miro un instante a Morrigan. Supongo que debería estar contenta pero si me adorase gente como este tipo... Cuando llega el turno de responderme, me mantengo con mi sonrisa amable e inocente, pensando en lo divertido que sería verle tropezarse con una boñiga en cuanto nos deje en paz. No es mi culpa si el tema de los niños no me interesa en absoluto... Y te puedo asegurar que un viajero normalucho tiene más cultura que un tipo de poblacho profundo.

Levanto la mirada hacia el lugar del que llega el sonido de la campana y por suerte, Don Amabilidad tiene que retirarse. Aunque eso de que la familia que nos va a dejar terreno aquí tenga un muerto o un niño sin alma... Decido guardarme mis preocupaciones y reticencias por el momento y miro a los otros dos, asintiendo ligeramente. 

- Te entiendo perfectamente, querida Morrigan. Y como bien dice Ekron, creo que lo mínimo será beber y comer algo, que ya toca... Luego ya veremos qué hacer.

Finalmente los viajeros que quedan a solas a la siniestra sombra del árbol disecado. Así que ambos deciden dirigirse hacia la posada que tal y como había dicho Nonton no tenía ninguna perdida.

Siendo el primer edificio nada más empezabas a seguir el camino que cruzaba el pueblo hacia el sur y además destacando por su tamaño de dos plantas habría que estar ciego para no fijarse en ella. Por si éstas fueran pocas señas un pequeño cartel con las clásicas letras INN hacían compañía a la silueta negra de un perro.

Ya enfrente de la entrada se podían oír alguna que otra risa y charlas acompañadas de aromas que despertaban el apetito de los tres compañeros de desventuras, los cuales sin mucho más que hacer terminan por abrir la puerta

Dentro el calor de la gente y probablemente una chimenea os recibe a la vez que una voz femenina.

- Bienvenidos viajeros. No son los mejores días para Valle de Oro pero que no se diga que hemos perdido la buena tradición de la hospitalidad.- la voz procede de una humana joven, probablemente en sus veinte. La chica es todo sonrisas y os hace un gesto para que os acerquéis a la propia barra. Realmente parecéis estar en un recibidor, ya que todo el ruido viene de detrás de una puerta doble a vuestra derecha a la vez que empieza a sonar una tonada que algunos de los clientes siguen malamente entre aplausos y silbidos.

Por su parte si vuestro aspecto ha sorprendido a la mujer no parece el caso, que se mantiene serena.

- Gracias por venir al Perro Negro, donde el mejor cocinero del todo el reino ha decidido bendecirnos con su don. ¿En que puedo ayudaros? Cena, bebida o reposo, en el Perro Negro ni siquiera te lo quitaría un oso.- concluye bastante orgullosa de su simple y forzada rima.