Partida Rol por web

Bueno, será un pueblo con ahorcados y maldiciones, pero que el humor no decaiga. Casi podría decirse que me adelanto ligeramente al trote para abrir las puertas caballerosamente a mis acompañantes, sintiéndome como en casa. Y vaya casa tenemos por aquí. Alzo las cejas gratamente sorprendido al ver a nuestra anfitriona, llevando la mirada de su radiante sonrisa a su pecho y al resto de su figura que deja entrever por sus ropas, mientras "compruebo" cualquier cosa de las mías propias. 

- Disculpadme, bella dama, pues no sabía que el mismísimo sol había bajado a recibirnos a la tierra. - le devuelvo la sonrisa dulcemente - Y tampoco sabía que el sol tenía tanta gracia con los versos. - termino por ampliarla divertido - Para mí será comida para uno, bebida para dos y el reposo... Para cuántos lo diré más adelante. No obstante, con vuestra cálida charla y compañía, creo que no puedo pedir mejor hospitalidad de estas tierras. 

Termino apoyando el codo en la barra y la mejilla sobre mi mano mientras sigo sus ojos, con la misma mirada de un perdido enamorado mirando las estrellas. ¡Ay, qué mal me ha hecho estar rodeado de aberraciones! Ni siquiera he visto qué más delicias hay en el resto de la taberna... Ni qué planes tenía Ekron para todo esto. Pero qué demonios, no sé cuánto tiempo vamos a estar aquí y no pienso pasar otra noche solitaria. 

Le devuelvo la sonrisa a la mujer. La rima tiene chispa y sólo necesita ponerle un poco más de entusiasmo - Ciertamente éste es un sitio agradable en el que pasar la velada - No sé si me estará escuchando o estará demasiado distraída con las zalamerías de Feniel - Hemos tenido un día duro, así que ahora quisiéramos tomar una buena cena y una ronda de su mejor cerveza. Y para después tres habitaciones cómodas y confortables, por favor - pongo un par de monedas de oro sobre la mesa - La vuelta para la camarera - digo guiñándole un ojo...

La joven ríe ante las zalamerías del bardo mientras va anotando un par de cosas.

- Ay bribón, eso se lo dirás a todas.- comenta divertida mientras te acaricia por un segundo la mejilla y te guiña un ojo solo apartando la mirada cuando Ekron se acerca.- Por esto os reservo las mejores habitaciones que tengo libres y podéis comer y beber todo lo que queráis.- confirma mientras recoge las monedas no vaya alguien a cambiar de opinión.- El salón está detrás de la puerta de donde viene la música. Debería haber varias mesas lo suficientemente grandes para vosotros, coged la que queráis.- después de indicaros eso se vuelve a centrar en el bardo y en particular en su mandolina.- Y tú pelifuego si me demuestras las buenas manos que tienes con eso quizás hasta podamos conocernos mejor.

Siguiendo las indicaciones de Pasca cruzáis la puerta y el calor de la gente y una chimenea os da la bienvenida junto a la mísica tocada por un par de trovadores, que aunque no maestros en su arte, que tocaban con bastante garbo.

El salón era realmente amplio y había unas 7 mesas bastante amplias, 3 de ellas libres. Al fondo de la sala se veía unas amplias escaleras que seguramente darían al piso de las habitaciones. En las mesas ocupadas se podía ver a gente con el gesto algo apagado salvo por la chispa del alcohol, os miran un segundo sorprendidos para luego apartar la mirada y seguir a lo suyo.

Realmente no se mostraban hostiles ni mucho menos y seguramente si os acercarais a saludar os recibirían de manera cordial. Si os fijáis un poco mejor se notaba que el lugar había estado recibiendo colonos de todas partes pues en todas las mesas había un rebumbio de especies, etnias y genero. Además el pueblo parecía una comunidad hasta cierto punto unida pues los que claramente parecían cazadores estaban mezclados con los artesanos o campesinos del lugar.

Tenemos un acuerdo entonces - contesto con una animada sonrisa. Me separo echando una mirada a Pasca y a Feniel - Ya veo que aquí tres son multitud, así que os dejo. Esperaré la comida sentado en la mesa.

Cojo una jarra de cerveza de la barra y me doy la vuelta, pero al dirigirme a la mesa alguien llama mi atención.

Su cabello parece hecho de hebras de luz de luna entretejidas y sus ojos, aún bordeados por un pequeño halo fruto del cansancio, son despiertos e inteligentes y barren con interés las líneas del libro que tiene entre manos. A su lado una copa de vino y un plato de guiso, ambos olvidados. Aunque la mesa no me deja ver su cuerpo se intuye una figura delgada pero bien proporcionada oculta bajo un vestido azul oscuro con adornos plateados. Tal vez no pertenezca a la nobleza local (de hecho espero que no lo sea) pero tampoco es una cualquiera. Quizá haya oportunidad de empezar a hacer contactos de negocios. Y si no, al menos intentaremos que sea una compañía agradable.

Tratado sobre la transmigración del alma de Ulverius el Afilado - leo la portada ladeando la cabeza - Personalmente me encantan las pequeñas ironías que el bueno de Ulverius suele utilizar en sus escritos, y que fueron las que le valieron el apodo de "Afilado" - espero a que ella levante la cabeza para dedicarle mi mejor sonrisa - Perdonad por la interrupción, mi señora. Mi nombre es Ekron Winterbite y al verla con ese tomo en las manos pensé que su conversación podría resultar de lo más interesante ¿Me concederíais pues el placer de vuestra compañía?...

Mi sonrisa se ensancha un instante al notar la cálida caricia de la mujer y la miro incluso sorprendido ante tamaña acusación. ¡Por supuesto que no! Encima que soy original en mis halagos... Levanto una ceja al ver las dos monedas de oro sobre la mesa y no digo nada. Creo que unas pocas más y podría haber comprado el local entero, pero no seré yo quien me queje. Arreglado el asunto del pago, echo un rápido vistazo a mi mandolina y me despido con una breve reverencia de Pasca con esa promesa en la cabeza. 

- Os prometo que no sólo para esto tengo buenas manos... Pero os lo demostraré encantado.

Con un último guiño y sin quitarme mi radiante sonrisa, paso al salón siguiendo a Ekron aunque no me interesa la peliblanca con la que se va. Por el contrario busco una mesa cerca de los trovadores, aunque sea para dejar mi equipaje a su lado, y espero, observándoles sin interrumpir. Un humano encendido de porte y ropas elegantes, bastante guapo hay que decir, seguidor del clásico arte del laúd. Y a su lado, un elfo apagado que podría ser tanto su compañero de concierto como su guardaespaldas, tocando la flauta con una delicadeza que sólo los de su kyth consiguen. 

Pero poco me atañe su historia por el momento y si son lo que parecen ser o no... Ahora mismo me importan sus dotes musicales y lo bien que pueda resaltarme en el espectáculo. Así que cuando terminan, tras la ronda de aplausos, me dispongo a afinar mi mandolina, a pesar de que ya suena bastante bien y me levanto junto a ellos.

- No os importará que os acompañe un tercero, ¿verdad? No es fácil encontrar compañías como la vuestra por esta zona, así que me vendría bien practicar algo de acompañamiento. Luego os invito a una ronda si os parece. - termino la oferta con una sonrisa. Por supuesto, de las cervezas que ya ha pagado mi buen amigo Ekron.

Sentia un regusto amargo en la boca. La cosa no pintaba alagüeña. Y no habia que olvidar los sucesos extraños en aquellas ruinas. No habia nada peor que enfrentarse a algo que se desconocia. Se acercaron a lo que parecia una posada y pronto les invitaron a entrar. Como era de esperar, no tardaron en intentar echar el lazo al divino de fuego.

Se quedó observando con seriedad el intercambio de palabras entre ambos mientras sentia un leve pellizco en el estómago. Desvió el rostro, fingiendo que se interesaba por lo que hubiera en el interior del local, pero lo cierto era que estaba... ¿incómoda?

Ekron también se percató de aquella escena de ligoteo y pronto desapareció. Por su comentario antes de alejarse, casi diria que ni recordaba que ella estaba también allí... De forma silenciosa se dirigió hacia la barra para pedir una cerveza y útiles de escritura. Ella no era muy lista, así que quería ir anotando todo lo que habia ido sucediendo, a parte de escribir una carta para su padre.

Le sirvieron una fria y espumosa jarra pero le dijeron que tardarian algo mas en conseguir lo otro, así que salió al exterior, acompañada de la música que ahora también creaba Feniel, a despejarse un poco. Tomó asiento en un barril tumbado que había contra la fachada y bebió despacio, observando las calles y las gentes que por allí pasaban.

La joven al principio aparta la mirada de su libro alzando un ceja ante la introducción de Ekron, poco a poco la suaviza y le responde con una ligera sonrisa.

- La verdad es que Ulverius, se esfuerza demasiado en sonar inteligente en vez de contar una tesis. Lamentablemente lo demás que me traje para el viaje ya me lo había acabado.- comenta con calma mientras termina por cerrar el libro y dejarlo en un lado de la mesa y haciendo un gesto con la otra mano a modo de invitación para que el hechicero pudiese sentarse sin problema.- No creo que sea de por aquí señor Winterbite.- estaba claro que a la mujer tampoco se le había pasado por alto las ropas de alto encaje de Ekron, aparte de que poca gente por la zona debería poder reconocer al autor de su libro. Es más siendo un tratado de animancia algunos incluso podrían considerarlo herejía...- Ah pero donde están mis modales. Me llamo Meriel, así que dígame de que conversación tan interesante me ve capacitada...

Curiosamente el primero en hablar de la pareja no es el humano sino el elfo.

- La verdad, es que no hay ningún problema. Siempre y cuando no lleves eso solo de adorno.- el porte serio y sincero del trovador deja claro que no hay ningún intento de chanza sino una preocupación genuina por no estropear su interpretación.- Mi hermano y yo estamos viajando para que se preparé y siendo este su tercer concierto, no quiero que haya demasiado problemas...

Este hecho te sorprende bastante y no precisamente porque llame hermano al humano, al cual se parece en el blanco de los ojos y si eras generoso, si no porque si bien el susodicho no era el mejor virtuoso del laúd al menos unos años de experiencia si que le dabas...

Por su parte su compañero sonríe mucho más animado dándole una palmada al elfo.

- No seas así Elías, el pobre querrá ganarse unas pocas monedas y si se ha ofrecido a tocar en grupo es porque debe estar seguro de su arte.- el hombre te mira con confianza e incluso con un aire claramente competitivo.- ¿Qué te parece esto, hijo de Magran? Estoy seguro de que conoces " El dragón destrozaba, el dragón lloraba", ¿verdad?- y por un momento no pudiste evitar sentirte insultado, que bardo que se digne a portar ese título no ha tocado y practicado esa canción popular hasta la saciedad, por otro lado era famosa por que los instrumentos de viento quedaban en segundo plano dándole un protagonismo a los de cuerda. No había ninguna duda, te estaba retando.- Ah todo esto me llamo Arthur Zelen y voy a ser el mejor trovador del alcance oriental.

El elfo suspira por un momento y te mira con una mirada entre disculpa y curiosidad de si aceptarás el reto.

- Arthur no debes ser así, precisamente si lo único que quiere es ganarse unas monedas. Sea como sea que el joven decida y yo me adapto a lo que queráis los dos.- sin más se cruza de brazos y espera a escuchar tu respueta.

- Pero joven, que haces salie...- escuchas la voz de Pasca cuando te diriges a la salida a que te de un poco el aire.

Por suerte no parece que te siga, seguramente hasta arriba como está de trabajo y quizás con la mente en otras cosas. Una vez fuera el sol de mediodía se empieza a encapotar un poco por unas grandes nubes negras. Era probable que en un rato empezara a llover, sin embargo aún tenías un poco de tiempo para disfrutar de la brisa. La cual sea dicho de paso soplaba en dirección contraría al siniestro árbol de la plaza librándote así del hedor de la muerte.

No que te molestara demasiado, tu padre como buen siervo de Berath era enterrador (entre otras muchas cosas, incluyendo alguna que mejor no decir en público) y había tenido a bien enseñarte parte del oficio.

Al poco rato y ya más despejada, el pueblo te quedaba claro que había tenido tiempos mejores. No que se viera pobreza o malos campos. Pero la gente se la veía apagada y las razones eran bastantes y obvias, un señor que estaba tomando medidas drásticas para intentar evitar una enfermedad o maldición que no parecía tener cura y que, por lo que había dicho ese desagradable hombre, bien podía estar afectando a su propia familia ahora mismo...

Sin embargo el molino de trabajo era bastante amplio y siendo una hora tan tranquila el silencio del campo se quedaba perturbado no solo por la música de dentro de la taberna si no por un ligero martilleo que venía de la lejanía seguramente procedente de una herrería.

Es una crítica razonable - admito ante la mujer mientras tomo asiento - Sin embargo la tesis sigue estando ahí, si bien amenizada por esas pequeñas gracietas que amenizan su lectura - Hago una señal a la camarera para que se acerque - Me parece que su guiso se ha enfriado. Con su permiso la invitaré a algo caliente y haré que rellenen su copa con lo que desee.

Hecho el pedido contesto a la pregunta de antes - Efectivamente, procedo del norte de Drywood. Vengo en representación de la familia Winterbite, comerciantes de licores y bebidas espirituosas. He venido a Valle del Oro con la intención de diversificar y extender el negocio familiar, y al verla con ese texto entre las manos la he tomado por una mujer culta que sabrá orientarme en mis primeros pasos por este lugar tan lejano de mi tierra natal. Por ejemplo, quizá pueda explicarme por qué una horda de elfos y animales salvajes atacaron la caravana en la que viajaban dejando como únicos supervivientes a un servidor, a aquél bardo de allí - señalo discretamente a Feniel - y a una divina de la muerte que ahora no consigo ver. Por cierto le recomiendo atender a la interpretación del bardo...

- Me lleva dando trabajo durante años, creo que si fuera de adorno me habría enterado. - respondo con fingido asombro y una sonrisa divertida al elfo. 

Casi parece que son verdaderos artistas, viendo cómo se preocupan por su arte... Hasta que menciona lo del tercer concierto. Sí, por supuesto, había escuchado historias de gente que tocaba como un profesional experimentado en pocos meses o incluso semanas... ¿Pero a la tercera? O es la primera vez que sale de su casa y ha pasado los años anteriores con pánico escénico o algo no cuadra. Sea como sea la pregunta estúpida me arranca una risotada. 

- Si no la conociera, entonces sí te diría que esta de aquí es de adorno. Y son más que monedas lo que me interesa esta vez. - con una sonrisa entre orgullosa y enigmática respondo al "humano del tercer concierto". Hago un gesto con la mano hacia el elfo, quitándole hierro al asunto - Por favor, sin un poco de ambición no se llega a ninguna parte. Podéis llamarme Feniel... El mejor trovador del alcance oriental.

Le saco la lengua entre dientes, disfrutando de aquella pequeña competición y casi contento de que por una vez no sea por un lío de cama. Termino de afinar la mandolina y me levanto de un salto, quedándome a su lado, sonriente, y haciendo una habitual reverencia al público. Solo le dedico una rápida mirada desafiante a Arthur, antes de comenzar la interpretación. Cuando quieras...

Lanzando miradas al cielo cubierto de nubes oscuras bebió con tranquilidad. La cerveza ya habia perdido ese sabor amargo del principio y estaba algo templada. Mucha gente se quejaba de aquello, pero a ella le encantaba justo ese punto, donde no estaba fría ni caliente, donde la bebida perdia toda la gracia que la gente ansiaba quedando sencillamente lo que era. Agua con cebada.

Por un momento le llamó la atención el sonido de la herreria, y se quedó mirando en aquella dirección , envolviendose distraida en la suava tela que ahora cubria sus hombros. Siempre vestia con sobriedad, con ropas cómodas y ajustadas. Haberse acomodado a aquella bonita capa habia sido toda una sorpresa. ¿Perteneceria a aquel hombre de la visión? ¿El que era engullido por la araña? ¿O a los que estaban haciendo el ritual? La mayor pregunta era... ¿porque esas visiones?

Mientras estaba sumida en sus preguntas sintió algo húmedo en el envés de los dedos que sostenian la jarra. Sus ojos se toparon con un escuálido perro al que se le podian contar todas las costillas sin problemas. Su cuerpo dejaba ver zonas donde el corto pelaje no crecia ya. Sus ojos semi legañosos y tristones dejaban claro que el hambre debia ser tan atroz, que habia vencido el miedo para acercarse a una desconcida como ella, que solo inspiraba recelo y temor

_{- No tengo nada para ti -} hizo un ademán con la jarra esperando que el chucho huyera, pero sencillamente se sentó sobre sus debilitados cuartos traseros. Con un suspiro acarició con suavidad su testa y luego le rascó detrás de las orejas. _{- Bueno, espera aquí. Voy a ver que encuentro -} Y sin esperar nada más volvió al interior.

Una vez dentro miraria donde estaban sus compañeros y como estaban gestionando la mañana. Luego pediria algo de comer para llevar a Pasca.

La joven hace un gesto de conceder a regañadientes.

- Sí, la tesis está ahí. Pero mucho de lo que dice es bastante rebatible. Cualquiera que viese los últimos avances de los caballeros del crisol* lo sabría.- comenta zanjando el tema, aunque su mirada pasa a un gesto algo avergonzado mirando la, ahora fría, comida. Por suerte una solicita camarera atiende rápido la mesa trayendo otro plato de comida caliente.- Una copa del mismo vino especiado, muchas gracias.

Lo siguiente que preguntas si que le deja algo sorprendida y os mira a ti y al bardo con mayor interés.

- ¿Acaso no hay ruinas Engwhithanas en las cercanías de Bahía del Eco? Porque con ese acento supongo que eres de allí.- te pregunta algo escéptica.- Las ruinas de Cilant Lîs. Son unas viejas ruinas que están más o menos por la zona, esos elfos seguramente eran glanfathanos. Gente tribal que por alguna razón ancestral han tomado la defensa de eso lugares como una misión sagrada. Así que probablemente alguno de vosotros se acerco demasiado a las ruinas u otras personas lo hicieron y lo pagaron con vosotros.- te explica poniendo un gesto de preocupación y pena.- Pero bueno así que un vendedor de alcohol, sinceramente no veo mucho mercado en esta zona. Las nuevas políticas del señor de la tierra son bastante draconianas, aunque bueno todo el mundo necesita una buena bebida.- se nota que fuerza el cambio de tema pero te sonríe divertida ante tu última apreciación.- Entonces señor Winterbite, ¿ha venido a hablar conmigo o a presentarme al bardo?

El humano le devuelve la mirada al divino de fuego y ante la primera nota de su hermano ambos trovadores empiezan su dueto en una perfecta sincronía. No hay lugar a duda de las manos expertas de cada uno y de las cientos de horas que han practicado mientras que la música llena el lugar llamando la atención de la demás gente.

Tanto la mandolina como el laúd no ceden en ningún momento y claramente para el oído poco entrenado del público ambos eran igual de buenos, cosa que no evita que la disfruten con toda el alma y empiecen acompañar la música con palmas y alguno incluso se atreva a cantar de manera improvisada, normalmente eso estropearía tal despliegue de arte pero poco podía preocuparle a los tres bardos, los cuales parecían estar en su pequeño rincón del mundo sin para de tocar.

La intervención dura sus largos diez minutos y hasta que la canción termina. Una gran ovación de aplausos acompaña a los tres segundos de silencio creado por puro respeto de lo que acaba de ocurrir mientras que los músicos se miran entre sí.

Para ellos estaba claro cual había sido el ganador, ahora solo quedaba comprobar como se tomaría la derrota el perdedor, finalmente Arthur deja el laúd con cuidado y se acerca al divino de fuego y le extiende la mano en señal de respeto.

- Sin lugar a dudas me queda aún camino por delante, pero la próxima vez no te será tan sencillo. Ahora deja que te invite a una copa que te la mereces.

El elfo por su parte también cansado por la intensa actuación apoya una mano en el hombro de su hermano y mira a Feniel con bastante más respeto que antes incluso haciendo un gesto de disculpa.

- Siento haber dudado de su habilidad, hijo de Magran. Sería un honor seguir tocando durante el día y la noche después de que mi hermano le recompense por su victoria.- comento de manera estoica pero honorable.

Cuando te levantas el perro te mira expectante pero empieza a gimotear cuando entras dentro como si no se atraviese a pasar la puerta. Una vez dentro empiezas a escuchar como la música cambia y hasta la gente empieza a seguirla en gran algarabía. Justo en ese momento una camarera abre la puerta dejando un plato bastante lleno de comida encima de la barra donde estaba Pasca. 

Aprovechando el momento de la puerta abierta no tardas en localizar a a Feniel siendo uno de los músicos que estaban amenizando el mediodía de unos cuantos aldeanos mientras que por otro lado Ekron te lleva un poco más, pues curiosamente no esta solo sino que parece estar hablando con una joven de pelo plateado.

Sea como sea Pasca te mira sonriente mientras hace sitio en la propia barra.

- Oh, ya has vuelto. Menos mal, pues ya te iba a tener que buscar para darte la comi... ¿Pero que tenemos aquí?- dice mirando al lado de tus pies.- Parece que has hecho un amigo y todo.

Para tu sorpresa el perro se ha colado dentro y te acompañado parece un poco asustado pero el olor a comida del lugar le hace salivar.

- Bueno no puedo tenerlo dentro, pero esto ya no se lo va comer nadie y seguro que le encanta.- continúa la tabernera mientras te ofrece el plato de comida que había traído la camarera.- En cuanto a ti, jovencita si tienes hambre ahora mismo te pongo un plato de comida caliente, ¿o acaso te apetece otra jarra?