Partida Rol por web

Sonrío ante las palabras de Elisabeth
- Mis manos aun no tienen el toque del doctor, pero luchare para que sean tan hábiles como las de el - digo limpiando el paño en el agua caliente y volviendo a aplicarlo sobre su espalda
- Vos por lo menos parecéis una muñeca, yo no llego a espantapájaros - río divertida
- vuestra piel es clara, vuestro pelo de oro ... vuestros ojos son lindos rubíes ... miradme a mi, tengo el pelo de la muerte, la piel del atardecer y los ojos del diablo - digo con cierto orgullo
- mis padres siempre dijeron que mis ojos eran tan brillantes porque el corazón de un gitano era puro, aunque mucha gente nos tache de ladrones o de vete tu a saber que, había gitanos tan puros que sus ojos brillaban mas que el mismo sol - sonrío aclarando de nuevo el paño

Ves como el camarero mira también extrañada a la tortuga que camina por la barra. Saca un mazo de madera que tiene guardado debajo de la barra por si se presenta la ocación y le mete un mazaso a la tortuga en todo el caparazón, haciendo que esta se meta para dentro y caiga al suelo.

Acto seguido, el camarero le da una patada al caparazón que sale disparado por la puerta, haciendo caer a tres borrachos que venían entrando, mientras te mira encogiéndose de hombros indicando que el tampoco entiende nada.

Mientras Rodrigo y María se encargan de atender a nuestra Naufraga, yo miro a los que han quedado en cubierta. Y tras un breve gesto digo.
Bueno, creo que nos toca un poco de diversión. A menos, claro, que la escenita os haya agriado el animo. ¿Que decís?. Creo que es el momento adecuado de un buen trago de ron. Y aquí en Tortuga, no deben ir escasos de tabernas.

-Peter, por fin alguien dice algo coherente.- sonrio a Peter mientras miro al resto, a ver si se animan.

Elisabeth no puede evitar echarse a reír, aunque su risa se corta enseguida por una punzada de dolor... después de hacer una mueca de fastidio, mira a María medio sonriendo.

Somos completamente diferentes, pero... ¿sabéis que el color de vuestro pelo en muchas culturas no es el de la muerte? Hay lugares en los que se considera el color de la elegancia por excelencia.

Luego se da la vuelta, acercando su rostro al de ella...

Y vuestros ojos... vuestros ojos son brillantes gotas de agua cristalina... del agua que corre libre desde su nacimiento en los picos más altos de la más alta montaña.

Vuelve a apartarse, sonriendo aún, y dándole la espalda para que siga con las curas.

El concepto de belleza, querida María, depende de los ojos de quien la admira.

¡Mecagüen Dios! ¡envenadme esta mierda ya para poder ir a beber! - grita para dejar de ser ignorado.. - joder, no tengo el pié quemado por gusto.. hay que joderse.. - tras esas palabras, ahí sentado en cubierta, deja escapar un suspiro de resignación..

Llego en ese momento donde estan todos y al oir los comentarios digo en alto con una sonrisa en la boca para que me oigan...

Bueno... pues como las ganas de fiesta son generalizadas, hemos llegado con el cargamento sano y salvo y contamos con dos mujeres nuevas en la tripulación os invito a una buena cena con su respectiva fiesta posterior, eso si, cuidadito con lo que hacemos que os estaré vigilando...

¿que decis? 

Spade permaneció sereno en medio del maremagnum de voces, gritos y llantos. Miró el pie quemado de Vargo, y acto seguido, cruzó los brazos sobre el pecho y miró a Peter.

- Disculpáos, Holandés.

Termino de curar a elisabeth feliz por sus palabras, nunca nadie se había referido a mi como una mujer, siempre era la gitana para los demás o la niña para los de mi etnia ... termine de curar sus heridas lo máximo posible y con un paño y unas vendas envolví su espalda
- Creo que así evitare que se te infecten aunque luego tendrá que mirarlo el doctor, el sabe mas que yo sobre estos temas - digo dulcemente terminando con mi labor
- ¿Sabéis? sois una persona realmente agradable, me agrada tenerte en el barco ya que con la capitana no iba a poder hacer amistad y con tanto hombre acabaría sintiéndome incomprendida, me alegro de teneros cerca Elisabeth - digo dulcemente
- ¿vamos fuera? - pregunto recogiendo el agua y las gasas sucias

Espero unos instantes para ver si Elisabeth tiene algo que decir y abro la puerta para ir a dejar el y las gasas. Me dirijo a la cocina y con algo de agua limpio las gasas que había usado para curar a elisabeth, el agua sucia la tiro aclarando también el cubo.

Salgo a cubierta donde están todos.
- ¿que hacéis? - pregunto curiosa
- Eh vargo, ¿como va tu pierna? - pregunto acercándome a este

Elisabeth sonríe agradecida a María y asiente con la cabeza, poniéndose en pie.

Sale con ella a cubierta y mira a Vargo, extrañándose de su buen humor tras haberse achicharrado un pie... Aunque hay algo que todavía llama más su atención... la tensión que parece haber aparecido.

Extrañada por la escena, la capitana se volvió a limitar a beber de su ron. Sacó su cuchillo para lanzar y jugueteó con él.

Suspiró y pasó su mirada por los ahí presentes. No reconoció ningun viejo amigo...

Y de inmediato me giro al oír al doctor y observo su pose.
Sonrío levemente al ver la pose que adopta y contesto.
¿Disculparme?.¿Por que?. Quizá por mi comentario sobre tu deidad.
Pero no olvides que mi país ha sufrido una guerra provocada, en ultima instancia, por la religión. Eres libre de creer en lo que te plazca. Pero no es mi obligacion mostrar respeto por unas creencias que solo conducen a absurdas guerras.
Y dicho esto, permanezco alerta ante la posible reacción del buen doctor. Muy alerta.

Ves extrañada, desde la esquina donde te encuentras, como el camarero le da una patada a la tortuga y su caparazón sale disparado al ras del suelo, tumbando a dos o tres personas que venían entrando por la puerta.

Nunca te vas a acostumbrar a estas cosas...

¡Joder!¡¿quereis dejar a vuestra mierda de lado y curarme?!¡¿alguien me quiere explicar qué culpa tiene mi pié de las creencias de cada uno?! - grita cortando el ambiente ostil que se había creado entre los dos compañeros.. - ..me voy a cagar en sus muertos.. - murmura para sí apretando los dientes pro el dolor de la quemadura y la sal del mar escociendo en ella.

Sentada en la esquina más oscura de la taberna, embozada en su capucha, observa en silencio la situación.  No sabía cómo iba a conseguir salir de la isla, pero tenía que hacerlo y pronto.  Dio un trago al vaso que había en su mesa y continuó en silencio.

Tortuga era un buen lugar donde pasar desapercibido, y, aunque en cualquier otro lugar hubiese resultado extraño ver a una mujer como ella ahí sentada, en Tortuga no.

Encontrar un barco, esa era su prioridad. Encontrar un barco y llegar a un lugar respetable, dónde empezar de cero, con una nueva vida, donde nadie supiese de dónde venía o qué había hecho en su vida. No era que se arrepintiese, pero había llegado un momento en su vida que necesitaba un cambio, uno radical, y tenía que hacerlo ya, antes de que su edad se lo impidiese.

Un tipo se te acerca desde una de las mesas cercanas, un poco bebido, y te sonrie, mostrándote el diente que le falta...

- Arrrrrr, esos bichos... cuando yo era pequeño, me gustaba luchar contra esos bichos... son muy difíciles de matar... bla bla bla y después había otros que bla bla bla y además, blablablablablablablablablablaaaaaa. -

Carmen arquea ligeramente una ceja y mira seria al ebrio tipejo - ¿Quería algo? - su voz sonaba dulce, pero seria a su vez.

- Decía que esos insectos tortugones han sido desde siempre un problema para mi, blablabla, por que después de blablablabla y siempre blablablabla. Pero bueno, estoy hablando mucho... ¿cómo te llamas bonita? -, te dice lanzando su aliento alcoholico en toda tu cara.

Pone cara de repulsión y retrocede un poco - Y para qué quiere saber mi nombre?.. - en ese momento se da cuenta de algo, y cambia por completo su actitud -  ¿Acaso teneis algún navío, señor? ¿Necesitariais tripulación?