Partida Rol por web

Elisabeth escucha las palabras de todos y cada uno de ellos... y muy a regañadientes, termina por obedecer las órdenes de Rodrigo, quien ahroa está al mando. Así que de mal humor, se dirige a la zona donde se almacenan los proyectiles y cogiendo una de las balas con ambas manos, haciendo un esfuerzo sobrehumano, lo sube hacia donde Peter dispara como un poseso.

Hay que ver... cuánto sadismo sin sentido...

No puede evitar pensar al ver las acciones del maestre artillero y de Vargo, que más que poseso, parece un psicópata directamente. Aquellas acciones iban en contra de todo lo que había vivido y creído siempre, pero también estaba acostumbrada a realizar tareas por obligación... Así que no le cuesta demasiado tragarse su ENORME orgullo para obedecer mordiéndose el labio inferior y sin rechistar. Eso sí... si las miradas matasen...

Cora espera a que alguna de las nombradas bajase, ya que ella no sabía dónde se encontraban ni que proyectiles debía coger. Al igual que hace unos momentos se había sentido como pez en el agua robando, ahora sentía que eso no lo había echo en su vida.

Sin embargo, observa como la delicada dama carga el cañón y dispara, imitándola. Tampoco le gustaba demasiado obedecer órdenes, pero la capitana ya se lo había dicho, debería servir de algo en el barco.

Los cañones del Berenice estallaron en varios estruendos, despidiendo con una bocanada de fuego, balas de acero en dirección al galeón que se acercaba a varios nudos de velocidad.

Uno de ellos estalla en mil pedazos, llevándose una parte de la cubierta con él, pero los demás parecen funcionar de maravillas.

Mientras tanto, el timón del navio giro hacia la derecha, para que el Berenice continúe con el giro, y rápidamente puso la punta en dirección contraria al Galeon, escapando del barco que se acercaba.

Las balas que dispararon impactaron en varias partes del Galeon, haciendo que este zozobre un poco, sólo un poco...

Aún así, sus cañones no dispararon...

Los piratas miraron en esa dirección y vieron como el Galeon se quedaba quieto en el sitio... con algunas columnas de humo saliendo de su cubierta, pero eso no era todo...

Desde el frente, otro nuevo navio, una fragata se acerca a gran velocidad disparando sus cañones...

Dos de sus balas golpean al Berenice, haciendole un par de boquetes en estribor, pero el navio se mantiene a flote acercándose rápidamente a la fragata, que navega lo más rápido que puede.

Desde donde os encontráis podéis ver la gente en la cubierta del otro barco... preparados para el abordaje...

Tras nuestra andanada, varias columnas de humo se alzan de la cubierta del galeón enemigo. Parece que se ha desatado mas de un incendio a bordo y, quizás, una vía de agua. Pues parece, que se inclina escorado a estribor.
Sin embargo. Uno de nuestras piezas de artilleria, ha acabado por estallar llevandose un pedazo de borda con ella. Y ahora, el denso olor a pólvora impregna toda la cubierta. Y nada mas completar nuestro viraje, he aquí que nos llevamos otra sorpresa.
Un nuevo navío de combate, de formas extremadamente estilizadas, se aproxima hacia nosotros a todo trapo.
Y yo, lo primero que hago, es soltar un par de maldiciones entre dientes.
Miro hacia arriba, a la cofa del palo mayor y grito.
¿Puede saberse que hacéis allí arriba?. ¡¡Preparaos para recibir una andanada!!
Me agacho tras la borda del Berenice al igual que el resto de los tripulantes al tiempo que podemos escuchar, la descarga de nuestro nuevo rival cuando nos cruzamos.
Tiembla el casco del Berenice. Astillas de madera vuelan en todas direcciones y por toda la cubierta principal, retumba el sonido de los impactos.
Me pongo en pie entonces y veo como la tripulación de nuestro nuevo rival, se prepara para el abordaje.
Mas maldiciones salen de mi boca. Y esta vez, acompañadas por las inevitables ordenes.
¡¡Todos a la banda de Babor ahora!. ¡Vamos a devolver esa descarga a sangre y fuego!
Mis ordenes son obedecidas y, tras apuntar nuestros cañones, por segunda vez resuena sobre la cubierta del Berenice mi voz al decir.
¡¡Fuego!!
Una vez mas uno de nuestros cañones revienta sobre nuestra cubierta. Pero el resto de proyectiles, vuelan certeros hacia el navío enemigo.
Ahora es el buque oponente el que tiembla al recibir los impactos de nuestra artilleria. Y todos podemos ver, que no solo pedazos de madera saltan por los aires.
Pues mas de uno de nuestros proyectiles, ha caído entre la marinería que estaba lista para abordarnos.
Todos podemos escuchar mas de un grito de dolor y agonía a través de los metros de agua libre que nos separan a ambos barcos.
No es algo que me preocupe demasiado. Somos hombres de mar y todos, aceptamos nuestra suerte.
Y sin embargo, al ver como se estremece un navío de proporciones tan equilibradas, no puedo evitar pensar en lo placentero que resultaría poder capturarlo.
Por tanto, mirando a Rodrigo, digo.
¡¡Mejor abordar que ser abordados!. ¡Rodrigo!. ¡Tu decides!.¡Vamos!. Aprovechemos para recargar. Quizá nos haga falta.
Con rapidez, vamos abriendo las recámaras de las cinco piezas de artilleria restantes y metemos primero la pólvora propelente y, después, los proyectiles.
Las guitas por contacto quedan listas para ser accionadas. Apenas tardamos unos instantes en volver a estar listos para escupir, otra vez, fuego y muerte.
Y de nuevo miro hacia la cofa del mayor antes de añadir.
¡¡Y prestad atención!. Si ese galeón decide sumarse a la batalla, ¡que no nos pille por sorpresa!
Dicho esto, compruebo impaciente que Galm se desliza a la perfección en su vaina.
Si. Es una costumbre en mi.

Vargo se mantiene en cubierta, estático, con los ojos clavados en ese navío listo para abordarnos, nervioso.. sonriente..

Venid.. a mi.. - dice para si mismo mientras las andanadas de los enemigos hacen algún que otro boquete en el Berenice, cerca de él y haciendo que un cacho de madera le rozara una mejilla, haciendo que saliera del rasguño un hilo de sangre. Pero no se inmuta lo más mínimo como si nada hubiera pasado y sigue mirándolos.. con las dos manos metidas en las empuñaduras de las dos espadas listas para ser desenfundadas.

La situación es bastante peliaguda.

El Berenice dispara sus cañones y las balas surcan el aire impactanto en la fragata, pero esta no se amedrenta... ni tampoco dispara los cañones...

Uno de los cañones disparado por Peter, estalla en el aire como el anterior, llevándose otra parte de la cubierta de vuestro amado barquito.

El navío enemigo se acerca a gran velocidad, sin pensar en las balas, sin pensar en nada... sólo quiere ponerse a vuestro lado en una clara acción kamikaze.

Stanley utiliza su catalejo para ver bien al barco y se da cuenta de una cosa... sobre la cubierta hay un personajillo muy conocido por todos vosotros...

La fragata se acerca un poco más y en ese momento, cuando todos estáis colocando una nueva carga en los cañones... podéis ver a alguien muy conocido en la cubierta del barco... al mismo tiempo que Stanley grita desde arriba...

¡¡¡Es hora de arreglar cuentas, piratas de pacotilla!!! ¡¡¡Ahora vengo preparado!!! Pagaréis por lo que me habéis hecho a mi barco... y por todo lo que he tenido que sufrir...

¡AL ABORDAJE!

Alertada por el estruendo, la capitana salió a cubierta. Sólo le bastó ver de nuevo al sucio y putrefacto Jacob dando órdenes a su sucia tripulación de ratas pestilentes para desenvainar la espada y llamar a sus hombres a la batalla.

¡¡A por ellos!! ¡¡Acabado con ellos, sin cuartel!! Sonrió, confiando en su tripulación. Su mirada se cruzó con su guardaespaldas. Iba a disfrutar el chico, sin duda. Alzó la espada, orgullosa. ¡¡Arrasad con lo que veáis!!

La Capitana corrió ha recibir a los visitantes, en los cañones. Disparó uno que tenía cerca con la esperanza de rebentar algun pirata y desenbainó su pistola, a punto para disparar a los que se atrevieran a coger de un cabo e intentar llegar al Berenice.

Sonrío entre dientes al ver quien es el imbécil que se dispone a abordarnos. Y tras escuchar a nuestra capitana, yo asiento con la cabeza y añado a sus palabras.
¡Sin cuartel!. ¡Que todas esas ratas acaben siendo pasto de tiburones!.
La fragata enemiga se aproxima inexorable.
Y he aquí que nuestra capitana, suelta un cañonazo aunque con fortuna adversa.
La distancia disminuye, ya podemos ver a toda una caterva de necios que se creen capaces de igualarnos en combate. Y yo, tras desenvainar a Galm, solo puedo añadir.
¡Jacob!. ¡Espero que tu y yo podamos cruzar nuestros aceros!. Tengo un precioso lugar reservado para tu cráneo.

Elisabeth, que seguía llevando munición a regañadientes, parece algo más tranquila al ver la actitud hostil del otro navío. Ahora ya no se trataba de atacar. Ahora se trataba de defenderse. Eso era otra cosa.

Examina la distancia entre ambos navíos y viendo que es demasiada, carga uno de los cañones y lo dispara cómo había visto hacer a de Vries. Y su capacidad de observación, junto con su ya entrenada puntería, parecen unir fuerzas para conseguir un disparo exitoso. Entonces vuelve a calcular distancias, preparada para lanzar un par de cuchillos y cortar un par de cuerdas importantes de la otra embarcación en cuanto sea posible.

Cora sabe que no serviría mucho de ayuda allí arriba, pues apenas podía defenderse. Es por eso que decide seguir provando con los cañones.

No tarda en descubrir que eso no era lo suyo. Y una idea le viene a la mente. Te dejo esto a ti. Le dice a la dama rubia mientras sube a cubierta.

Vargo se mueve de un lado a otro de la borda, ansioso por la llegada de aquella fragata hasta que.. ve a aquel pirata y a su tripulación.

Al divisarlo, sus ojos se encienden y una gran sonrisa se posa en su rostro.

¡¡¡Cabrón!!!¡te volveré a mataaar!¡a ti y a tus ratas! ¡¡JaJaJaJaJaJa!! - grita ahora sacando de su funda sus dos espadas gemelas.. listas y pulidas anteriormente por él.. a consciencia.. para poder cortar bien "cualquier" cosa.

Tanto Coraline como Elisabeth, disparan sus piezas de artilleria sobre la fragata enemiga.
El disparo de Coraline, estalla desviado sobre la superficie del mar a unos metros de casco de nuestro enemigo.
Pero Elisabeth, logra un impacto certero sobre su cubierta.
Ahora, pedazos de tripulantes enemigos saltan por los aires y desde el Berenice, podemos escuchar otra clase de gritos provenientes de la tripulación de Jacob.
Gritos de dolor y agonía.
Y yo, miro de reojo a Elisabeth y digo sonriente.
Era inevitable. Cada vez te pareces mas y mas a nosotros. Y otra cosa. Si la cubierta de nuestra nave acaba pareciéndose a la sangría que has provocado, recuerda mi manera de limpiar. Te lo aseguro. Es mas practica.
Envaino mi sable y examino detenidamente como la fragata se nos va aproximando.
También estoy atento al vaivén que la mar provoca en el Berenice y cuando he calculado la cadencia del oleaje, digo.
¡Mi turno!.
Abro la recámara de la primera pieza de la batería y tras cargar, no dudo en disparar.
Retumba el cañonazo y todos oímos el silbido del proyectil cuando vuela hasta su objetivo.
Y ese objetivo, es la cubierta de la Fragata enemiga.
El proyectil, pasa a escasos centímetros de la base del trinquete y estalla unos metros mas atrás provocando que mas pedazos de rata acaben volando en todas direcciones. Y yo, no puedo evitar reir en voz alta al ver el resultado de mi disparo.
Me aproximo a la borda del Berenice y grito.
¡Jacob!. ¡Date prisa y ven aquí!. ¡De lo contrario, solo vas a quedar tu para abordarnos!. ¡Y se que eres demasiado cobarde para intentarlo tu solo!. ¡Vamos, ya es hora de que sean nuestros aceros los que intervengan en esto!

Elisabeth no pierde detalle de todo lo que pasa en el otro barco, y no deja de medir distancias para saber cuando los navíos estarán lo suficientemente cerca para empezar a usar sus habilidades con los cuchillos que acababa de afilar. Pero a pesar del jaleo no puede evitar escuchar las palabras de de Vries y responde en tono frío sin tan siquiera mirarlo.

No os confundáis, maestro artillero. No soy como vos. Pero la estupidez tampoco abunda en mí y sé defederme. Eso es todo.

No tenía intención alguna de acabar con la tripulación del otro barco. Pero la actitud hostil que mostraba su capitán, hace saber a Elisabeth que ellos SÍ iban a atacar.

Me preparo en la cubierta con una mano agarrandome sobre una de las escalas y mi arma cargada para disparar sobre la tripulación del barco atacante en cuanto la distancia me lo permita, atento al vaíven de los dos barcos.

Jacob... esta vez acabaremos el trabajo, uno de los dos grupos sucumbira al completo...y esos no vamos a ser nosotros, te lo aseguro...

El Berenice sigue disparando y haciendo añicos el blindaje de la Fragata, que ahora, se coloca a babor del Berenice, a pocos metros de distancia.

Para vuestra sorpresa, la fragata no ha disparado ni una sola vez, simplemente, recibió vuestros disparos y continuó navegando para daros caza.

Podéis ver, todos, como Jacob sonrie, mostrando sus amarillentos dientes.

El Capitán del barco enemigo levanta su sable y dando un grito, una docena de piratas salen a cubierta, levantando sus armas, preparando sus sables y fusiles para vender cara su vida...

Y claro, con la firme intención de matar, violar y saquear a todos y a todas. ( Y no precisamente en ese orden )

¡Al abordaje, piratas!

¡¡¡NO DEJÉIS RASTRO DE VIDA!!!

¡Quiero a las mujeres vivas! ¡A todas y a cada una de ellas!