Partida Rol por web

Abro los ojos grandes como platos cuando observo que las arañas se cierran en círculo sobre nosotros, pero más me sorprende la proposición del supuesto gigante, el cual quiere, em, ¿acostarse conmigo para que todos puedan salvarse? Maldición. Me debo a mi tripulación, a mis hombres y mujeres. Debo hacerlo.

Doy un paso delante y miro a mis hombres. Debo hacerlo, por vosotros.

Después baje un poco la voz y susurro sólo para que ellos me escuchen.

Si tardo más de la cuenta, por favor, luchad contra estas arañas y matad a este maldito enano. Es una orden.

Elisabeth da un paso atrás al escuchar las palabras del "gigante".

¿Que qué...?

Se pregunta a sí misma horrorizada mientras gira la cara para mirar a los demás. Aquella situación, para ella, estaba fuera de lugar... y era más que irreal. Al menos hasta que escucha las palabras de la capitana. Traga saliva al mirarla y después de un segundo, cuando la situacíon tiene lugar en su cabeza, asiente. No volvería a mirarla con los mismos ojos después de aquello.

Recorre la distancia que la separa de los demás sin dejar de mirar a las arañas, desconfiada. Y luego mira al enano, clavando una fría y dura mirada en él.

Un trato es un trato... milord.

Añade la última palabra con asco. Bien podría haber sido "escoria" o "sucio malnacido".

Markus hubiera ensartado la garganta de aquel ser, o se hubiera salido de la cueva a buscar algo que destrozar en soledad tras escuchar la respuesta de la capitana.

Las venas del cuello del pirata parecían pelear unas con otras por salir de la carne y su respiración acelerada no dejaba duda alguna de su estado furioso.

No obstante, y reprimiendo a duras penas sus instintos más asesinos, guardó la posición en el grupo espada en alto y dientes apretados con fuerza.

La capitana se fue delante del enano, el cual le palmeó el culo para que vaya más rápido. Las arañas están quietas, mirando con sus ojos como el enano se lleva a la chica dentro de la cueva y al poco tiempo, ambos desaparecen por la curva de la cueva hacia donde se ve la luz.

Sólo podéis ver las sombras de ellos dos en la pared, de como una de ellas se agacha, como otra de ellas se pone encima y comienzan a moverse al compás.

Los gritos de ¿dolor? ¿placer? comienzan a sentirse rápidamente, mientras que las arañas parecen, por un momento, sonreir.

Ya se ha ido. Son todos nuestros. Dice una de ellas mirando a las demás.

Las otras cuatro asienten con la mirada mientras parecen, de alguna manera, sonreir.

Lo sentimos mucho, chicos y chicas, pero tenemos hambre. Ya no queda más carne en esos huesos para roer y además, la carne de los pigmeos esos que nos mandan no es muy sabrosa. Siempre hemos querido comer carne de humano. De verdad, lo sentimos.

Las arañas comienzan a acercarse muy lentamente hacia vosotros, mientras continuáis escuchando los gritos de la capitana y los jadeos del gigante.

¿Qué hacéis, oh piratas, en el día de hablar pirata?

Elisabeth no podía creer cómo habían llegado a ese punto. Antes, podrían haber combatido con las arañas y el enano, pero con la capitana de su lado, y ahora... ahora tenían cinco enormes arañas para ellos solos y la capitana pagando un precio por algo que no han conseguido. Aquello era injusto. Y no es que no estuviera familiarizada con las injusticias el mundo. Es que simplemente, seguía sin estar de acuerdo con ellas.

Frunce el ceño, ofendida y enfadada, y apunta a la araña que tiene más cerca, dando un par de pasos atrás más, quedando espalda con espalda a sus compañeros. Dos de sus cuchillos salen volando en dirección a la araña, aunque uno de ellos se desvía en el último momento y acaba clavada en la pared de la cueva. Sin embargo, el segundo consigue impactar en uno de los ojos de la araña.

Coraline maldice al maldito enano mentalmente, y con un cuchillo de Elisabeth se lanza a por una araña, a la que apenas consigue tocar, su mascota ataca también a la misma, tampoco con muy buena suerte, parece ser que se le daban mejor los animales grandes.

Rodrigo se quedó sorprendido ante la reacción de la capitana aunque ahora su acto no valiera para nada. El oficial suponía que la misma capitana se encargaría de matar a aquel enano cuando se enterara de que no había respetado el trato, pero se prometió que si no lo hacía ella, el mismo se encargaría de aquel bastardo.  Ahora se encontraban en el interior de aquel maldito agujero luchando contra las mascotas del "gigante" y lo que primaba era pasar aquella nueva pelea lo mejor posible.

Rodrigo disparo la pistola cargada contra una de las arañas y acto seguido sacó su Espada...

-¡¡PAM-resono el disparo en la cueva

- Jujuju... Rio mientras utilizo mis dos espadones para golpear a dos de las arañas que nos rodean. - ¡Vamos! ¡Esto es muy divertido! Jujuju... - Grito como un loco mientras destripo arañas y me embadurno con sus líquidos.

Cuando el joven pirata acababa de perder los papeles y estaba a punto de cometer una locura, las arañas atacaron dándole la excusa perfecta para liberar su rabia.

Markus vio como Vargo se despertaba con buen pie de su extraño silencio y pasividad arremetiendo a espadazos contra una de ellas y decidió cebarse con su mismo objetivo para tratar de causar baja lo ántes posible.

Mery...

Pese a todo, de una forma u otra, todos lograron su objetivo excepto Coraline y su chucho, el cual está más interesado en los huesos que en las arañas que se ciernen sobre vosotros.

Los golpes de los aventureros hacen que dos de las arañas estallen en mil pedazos, gracias a sus certeros impactos, mientras que la tercera queda seriamente mutilada y decide que lo mejor es lanzar un hilo de seda a una de las paredes e intentar escapar.

Mientras tanto, las otras dos que quedan no parecen amedrentarse al ver caer a sus hermanas, simplemente, se lanzan al ataque más furiosas por la muerte de sus compañeras.

Una de las arañas lanza una red sobre Markus, el cual queda atrapado sin compasión, sin poder moverse hasta que se quite la red que tiene encima, la otra, en cambio, se lanza al ataque hacia Rodrigo, clavando sus colmillos en la piel del pirata, haciéndole un serio rasguño, pero sin más consecuencias que un poco de sangre y claro... la inoculación del veneno... pero el pirata, con su fuerza y resistencia, logra sacar el brazo a tiempo, dejando que el chorro de veneno caiga al suelo, haciendo un pequeño hoyo del cual sale un humo amarillento cochino.

Ahora les toca a los piratas otra vez...

Donde Raven esperaba una araña hambrienta y desproporcionada atacándole se encontró con una maraña de hilos pegajosos que le aprisionaban. Sorprendido ante tal "ataque", el pirata fue incapaz de reaccionar y quedó tendido en el suelo mientras forzejeaba para soltarse de la improvisada red de tela.

Coraline mira como sus compañeros hacen un buen trabajo con las arañas, mientras ella apenas toca a una.

Si es que yo no estoy hecha para el ataque, joder... Murmura para si sola. Le llama la atención la red que salta encima de Markus y con un silbido hace que su lobo se lance al rescate y destroce la red en pedacitos.

Una vez el trabajo hecho, lo vuelve a llamar, para que la ayude con la araña, a la que más que daño, parece que le estaba haciendo cosquillas.

En su forcejeo loco, Markus se vio ayudado por el lobo de Coraline.

Con un rápido agradecimiento con la mirada, Markus volvió al ataque sin apenas incorporarse, blandiendo su espada en arco contra una pata de araña que amenazaba con pisarlo.

Elisabeth da un salto para esquivar el ataque de las arañas, y a su vez, antes de volver a poner los pies en el suelo, lanza dos de sus cuchillos hacia la que lanzaba la red a Markus, ayudando a Coraline cuando da en el blanco con uno de ellos... el otro ha salido bastante desviado...

Vargo se estaba divirtiendo viendo como a Markus lo enredaba una arañita pero no por eso, dejé de atacar a las otras dos que allí estaban.

- Jujuju. - Reia divertido i con ganas.

No puedo tener tant suerte.

Una vez descargada la pistola sobre una de las arañas Rodrigo se puso a repartir espadazos a diestro y siniestro junto a sus compañeros, estaba decidido a salir de aquella cueva con vida.