Rodrigo se quedó expectante esperando la reacción del bicho, aún no sabían si eran o no agresivos y no era demasiado inteligente atacar primero pudiendo seguir andando tan tranquilamente hacía el ... ¿gigante?
En los últimos días la perpectiva del mundo de Rodrigo había cambiado por completo, en sus aventuras se había cruzado, con espectros, un capitan fantasma y ahora un gigante, ya nada volvería a ser como antes si salía con vida de aquello, cosa que pensaba hacer...
Los bichejos parecen ser cientos, que se mueven a gran velocidad.
Lentamente se acercan a vosotros, sin dejar de moverse como rayos.
Ahora ya están a pocos metros de donde os encontráis, saltando entre la maleza. Podéis ver sus ojos amarillentos y sus dientes puntiagudos y se os estremece el alma por un momento al pensar que esos dientecitos pueden ser clavados en vuestras carnes.
Uno de ellos se detiene en seco y os mira. Parece sonreir. Levanta un dedo y automáticamente, todos se lanzan contra vosotros.
Es hora de pelear, muchachos.
:P
Al ver que nadie iba a hacer nada al respecto, Stan empuñó su pistola en la mano y disparó contra una de las criaturas que allí se encontraban.
Tirada: 1d20(+4)
Motivo: Pum pum!
Resultado: 17(+4)=21
Aquí vienen... y no son precisamente "gigantes"... jajh.
Sin cambiar el semblante Markus se cerró junto al grupo con actitud defensiva y espada en mano, dispuesto a atacar al primero que se le cruzara por delante.
Tirada: 1d20(+3)
Motivo: Ris Ras
Resultado: 6(+3)=9
Elisabeth asiente a las palabras de Coraline y en un sólo segundo saca una daga de una de sus botas y se la entrega a la morena por el mango, sin apartar la vista de los pequeños seres que se acercan a ellos.
Milésimas de segundo después, un par de sus cuchillos salen volando hacia dos de ellos, dándoles de lleno.
Tirada: 2d20(+6)
Motivo: Pañun!
Resultados: 18(+6)=24, 20(+6)=26
Tooooooooma tirada >.<
No me acuerdo del daño ^^U
Coraline no era muy buena en el ataque, así que intentó aprovechar su punto más fuerte. El combate cuerpo a cuerpo. Agradeciéndole a Elisabeth su daga, se lanza a por uno, y su mascota, no se lo piensa dos veces y se lanza a por el mismo individuo, para asegurar la baja. Coraline apenas consigue herirle, pero el lobo le pega un buen mordisco.
Tirada: 1d20(+2)
Motivo: Cuerpo a cuerpo
Resultado: 8(+2)=10
Tirada: 1d20(+2)
Motivo: Cuerpo a cuerpo
Resultado: 13(+2)=15
Tirada: 1d20(+4)
Motivo: la de antes no vale -.-
Resultado: 20(+4)=24
- ¡A por ellos, tripulación! - Grité mientras extraía mis armas de sus fundas y apuntando con cuidado, dispare a cuanta criatura se me cruce por el camino.
- ¡Matadlos! ¡Matadlos a todos! -
Tirada: 1d20(+4)
Motivo: Disparo x2
Resultado: 15(+4)=19
Tirada: 1d20(+4)
Motivo: Disparo x2
Resultado: 1(+4)=5
Todos, excepto Markus, hacen un destrozo en los bichos que se acercaban a vosotros.
Elisabeth con sus cuchillos, ensarta a tres mientras saltaban en fila, uno detrás de otro, cual pincho moruno, al mismo tiempo que el lobo que parecía un chucho tranquilo, salta sobre otros cuatro destrozándolos a dentelladas.
Los demás, caen gracias a las espadas y a las balas de la tripulación, dejando todo vuestro alrededor lleno de tripas y sangre verde viscosa.
Los demás que quedan retroceden un poco y al final, se alejan varios cientos de metros y comienzan a gritar.
Al cabo de unos segundos, véis aparecer a cientos de bichos que se unen a la fiesta, cuyo menú ya lo sabemos, Parrillada de Piratas.
Tenéis un turno más para atacar o correr, antes de que se lancen a por vosotros.
¡Maldición! ¡Estamos rodeados! ¡Corred hacia la montaña! ¡Ahora! Grite con todas mis fuerzas mientras empujaba a los demás hacia la ladera de la montaña de donde supuestamente provenían los ruidos del gigante.
Estos malditos engendros del demonio no acabaran con la vida de mis hombres y menos con la mia.
¡Marineros! ¡Retirada! Volví a gritar sin temor a parecer una cobarde.
Habéis ganado una batalla, pero no la guerra.
La voz de Mery sacó a Markus de la pelea. ¿Retirada? Preguntó extrañado. La situación estaba por cambiar a algo sin duda peor, pero al pirata no le gustaba la idea de retirarse de un combate, y no estaba ni mucho menos acostumbrado a ello.
No obstante, maldiciéndose por haber cuestionado una orden tan directa, acató al instante dando un par de pasos rápidos hacia sus compañeros y disponiéndose a escapar en grupo cerrado.
Jo, la capi me ha cortao todo mi post-locura con la retirada xD
Tirada: 1d20(+5)
Motivo: Catapum!
Resultado: 9(+5)=14
No puedo creer lo que estoy viendo. Un hemisferio de mi cerebro me dice que corra, que mueva estas piernas que Dios me ha dado y escape de aquí, pero el otro lado... bueno, el otro lado dice muy poco. Pero esta era la hora de la verdad. De dejar de ser el cobarde mismo de siempre y rehacer mi vida. Ahora o en la siguiente, pero todo se andará.
Saco la pipa que me regaló el doctor y la enciendo, y comienzo a aspirar el humo que sale de ella poniendo mis ojos en blanco, dejando que entre en mis pulmones el sabor metálico y dulzón de las amapolas.
Miro a cada uno de mis compañeros y recuerdo lo que hemos vivido durante estos meses que estuvimos juntos. Cierro los ojos y miro hacia atrás, hacia los que han perdido la vida en esta empresa y apreto mis dientes con un chirrido.
Y abro los ojos.
¡Corred! ¡Salid todos de aquí! Grito con todas mis fuerzas mientras me adelanto unos pasos al grupo extrayendo de mi macuto una de las bombas de mi buen amigo, el fallecido Peter. ¡Corred! ¡Ahora! Vuelvo a gritar para lentamente ir avanzando hacia el grupo de ¿goblins? que se agrupan a varios metros de distancia.
Camino despacio, después, un poco más rápido, después, corro sin mirar atrás mientras el humo de la pipa sigue entrando en mis pulmones. Una última calada y saco la pipa de mi boca acercándome a los enemigos, acercándola a la bomba.
¡PIRATAS! ¡AL ABORDAJE!
Tirada: 1d20(+5)
Motivo: Catapum
Resultado: 19(+5)=24
Elisabeth estaba deseando escuchar esa orden de la capitana. Así que nada más pronuncia esas palabras, la rubia sale corriendo con sus cuchillos en la mano, tan rápido como puede. Escucha a su espalda la voz de Stanley, y por su mente pasa la idea de dar media vuelta y cogerlo por el cuello de la camisa para arrastrarlos con ellos... pero ya era demasiado tarde.
Se obliga a no mirar atrás y a seguir corriendo hacia delante.
Coraline chasquea la lengua. Tampoco le gustaba huir de esa manera. Pero una orden, era una orden. No se lo piensa dos veces y llamando la atención de su mascota sale rápidamente en dirección a sus compañeros. No sin mirar, de vez en cuando, su retaguardia.
Rodrigo tardó en reaccionar en el primer ataque de pseudo lagartos, pero afortunadamente ninguno consiguió alcanzarle. Ahora la capitana había ordenado una rápida retirada con buen criterio. El oficial se pusó a correr detrás de sus compañeros una vez que había comprobado que todos se habían echado a correr hacía un lugar seguro...
Los que seguís corriendo sin mirar atrás sólo oís el ruido.
Los que miráis hacia atrás, podéis ver un destello que casi os ciega.
Pero todo el grupo, siente una onda expansiva que hace que todos, sin excepción, caigan al suelo despatarrados.
A los pocos segundos, comenzáis a sentir unas gotas que caen del cielo. Unas gotas verdes y viscosas, que caen en todas direcciones, cubriendolos a todos de un líquido legamoso y verde, que provoca que algunos tengan arcadas, no tanto por la sensación, sino por el olor que desprenden las visceras de los bichos.
Cuando podéis limpiaros los ojos y abrirlos, miráis hacia atrás.
No hay nada más que un páramo desolado y un boquete en el suelo.
En ese momento, algo brillante parece caer del cielo y clavarse en la tierra. El perro de Caroline sale corriendo a buscarlo y se lo trae a su dueña, la cual mira el objeto entristecida.
La pipa de Stanley.
Justo cuando todos os acercáis a ver el objeto, un grito espeluznante os llega de la ladera de la montaña, a unos cientos de metros de dónde os encontráís.
Miráis hacia atrás, dejando la pipa en manos de Coraline, y frente a vosotros, una entrada de una cueva enorme os invita a pasar.
Una entrada enorme. Un buen lugar para que se esconda un gigante.
Elisabeth traga saliva, conmocionda por el último acto de Stanley, por el moco verde que tiene encima (parece que es tradición que la rubia acabe hecha un asco en todas las misiones) y por los ruidos que provienen de la cueva. Prefiere preocuparse más de lo segundo que de lo primero, y sabe que mientras más tarden en enfrentarse al gigante, más tiempo iban a tener todos para preocuparse de la muerte de uno de sus compañeros. Y eso, a su entender... era mejor dejarlo para cuando estuvieran sanos, salvos y victoriosos.
Así que apretando los puños y tragando saliva de nuevo, la rubia empieza a andar decidida hacia el interior de la cueva, procurando no hacer ruido mientras camina y sobretodo... no mirar hacia atrás...
Pues nada... otra vez la "se-supone-pasiva-Elisabeth" a entrar primero... A ver si espavilamos...
Entremos. Si aquí hay un tesoro, quiero ser la primera en verlo. ¡Vamos piratas! Grité con fuerza al mismo tiempo que me adelantaba a Elisabeth.
Será trepadora, la niñata esta. Siempre queriendo ir primero a todos lados. Si hubiera sabido que era así la habría matado cuando me rompió la lámpara de mi amado.
¡Vamos marineros de agua dulce! ¡Es hora de hacer lo que mejor sabemos hacer! ¡Arrrrrrr!
Con un leve asentimiento con la cabeza, Markus se dispuso a entrar junto a la tripulación en la cueva.
Tomó una de las posiciones delanteras, cerca de Mery, y caminó hacia el interior parapetado tras el filo de su sable atento a cualquier ruido no-humano que pudiera escucharse.
Rodrigo también entro con sus compañeros, no le parecía nada bien meterse en la boca del lobo sin pensarselo y era más partidario de preparar algún tipo de trampa al gigante, pero la capitana mandaba y la siguió sin rechistar. Además tampoco se le ocurria nada bueno con lo que poder matar a un gigante...