Partida Rol por web

Willard. 11.14 am

No tuvisteis que recorrer mas de dos o tres calles para encontrar la comisaría de Willard. Aquello parecía desierto aunque había marcas de disparos y las ventanas estaban rotas. Las grandes puertas abiertas invitaban a entrar hacia la oscuridad del interior como a la boca del demonio. A la entrada había un coche de policía, pero de los demás no había rastro. La calle que daba acceso hasta la misma comisaría parecía estar en las mismas condiciones que las demás con coches estrellados, pocos, y algunos cuerpos tirados  en el suelo sin moverse. El problema eran los que si que se movían y caminaban en dirección vuestra.

Nutty descendió y se acercó al coche de policia, atento a los cuerpos del suelo.

Una pistola, tuvieron que darme una puta pistola.

Miró por la ventanilla, por si había algún arma dentro, y probó si la puerta estaba cerrada con intención de comprobar la guantera y abrir el maletero.

Tornes paró el coche en la puerta de la comisaría. Intentó dejarlo lo mejor posible por si tenían que largarse de lugar muy deprisa.

Y seguro que ocurre.

Apagó el motor del coche y cogió el arma. A lo lejos se veían personas bamboleándose y acercándose a ellos.

Vamos, todos fuera. Miller, Nutty, quiero a la señorita en el centro de nosotros. Vamos a entrar en la comisaría.

Nutty avanzó silbando una tonadilla que esta vez no recordaba a ninguna canción en especial pero que era pegadiza. Entró el primero en la comisaria, con Miller cubriendo la zona por encima de su hombro, mientras investigaba qué había sucedido.

La comisaría estaba a oscuras. Alguien había tratado de bloquear las ventanas y las puertas de la planta de abajo sin demasiado éxito y algunos haces de luz atravesaban los tablones. Había varias salas habitaciones a los lados. En la sala principal había un gran mostrador y varios bancos que rodeaban las columnas. Al fondo, detrás del mostrador se podían ver unas escaleras que subían al piso de arriba. En las paredes y en el suelo se podían observar manchas de sangre y agujeros de balas, varios cadaveres estaban tumbados en el suelo junto a Nutty. Éstos no se movieron cuando el soldado entró silbando pero si que lo hicieron un par de agentes que estaban a un lado del mostrador. 

Tornes, rifle en mano, aseguraba la retaguardia a la entrada de la comisaría. Aquello ya se parecía más a los lugares a los que solía ir destinado que a una pacífica ciudad americana. Fuera lo que fuera lo que había ocurrido allí se había salido de madre.
Algunas personas se acercaban al lugar en el que se encontraban. Se dirigían con paso vacilante pero firme, sin amedrentarse por las armas que el equipo portaba.

Igual que los tipos de la casa.

Miller, entre con Nutty. Doctora. Colóquese a mi espalda y vaya entrando poco a poco, sin adelantarse a ellos. Que vayan asegurando la zona.

Miller se adelantó hasta ponerse junto a Nutty y apuntó a los dos hombres, esta vez sin disparar.

Miller cubría la zona por su derecha, por lo que Nutty apuntó con el arma al de la izquierda. ¡Ejercito de los Estados Unidos, levante las manos e identifiquese!

Elizabeth obedeció al sargento y se colocó en el lugar que la ordenaban para su protección. Sin embargo, la joven no se sentía muy segura. ¿Quién en su sano juicio iba a sentirse seguro allí? No obstante la joven tragó saliva y siguió avanzando poco a poco tras los soldados mas jovenes. Si alguna vez había soñado con tener emociones fuertes en su vida su deseo se estaba cumpliendo, aunque ahora se arrepintiese de él.

Es curioso-pensó-pero cuanto más rato dura está tensión menos miedo tengo....hasta que me pegue el infarto claro

Aquello era cierto. Ya casi no tenia ganas de llorar.Llorar atraería a aquellos tipos. Al final iba a ser cierto que el instinto de supervivencia se activaba en todos los seres humanos si la situación lo requería.

Los dos tipos no parecían obedecer aunque se movían despacio. Uno de ellos tenía varios agujeros de bala en el torso y parecía seguir en pie, si no fuera por la sangre oscura que había formado una mancha en ellos podría pensarse que llevasen un chaleco antibalas. El otro que estaba a su lado, tenía varias heridas en la cara. Por una de las puertas de la derecha salió otro más, se movía lentamente igual que los otros pero estiró los brazos en dirección vuestra tratando de cogeros en la distancia.

En la calle, aún lejos, iban avanzando hacia donde estabais.

Miller, derecha. dijo Nutty disparando al de la izquierda a la rodilla.

¡Tornes, meta a esa civil dentro y mire si puede atrancar la puerta, si no bloquee con un coche que aquí tenemos unos cuantos! grito al sargento.

Tornes escuchó la voz de Nutty justo antes de oír el disparo del arma. Giró la cabeza intentando vislumbrar a quién había disparado y lo que pudo ver no le gustó nada.

Quédese junto a ellos.

Dijo a la mujer mientras se dirigió al coche para situarlo delante de la puerta de la oficina. Con la puerta del conductor al lado de la entrada bloquearía la misma pero podrían meterse en él si lo necesitaban.

El hombre que había aparecido por la puerta cayó al suelo cuando su rodilla quedó destrozada por el disparo de la pistola del soldado. Los otros dos seguían avanzando como si no hubiera ocurrido nada pero lo peor de todo es que parecía escucharse el sonido de mas gente arrastrando los pies aunque no podíais saber donde estaban.

Conforme Tornes detuvo el vehículo abrió la puerta golpeándola con uno de los lados de la entrada, cogió su arma y entró. Lo que vio no lo dejó indiferente. Uno de los hombres estaba arrastrándose herido en la pierna y otros dos se dirigían hacia ellos.

Nos hemos metido en una ratonera. No merece la pena estar aquí. Vamos a tener que irnos.

Señor...¿y si vamos a la ZA? ya hemos visto lo que ocurre...y ya tengo esas dichosas muestras Ahora deberiamos informar.

Había sido una estupidez ir a la comisaría de policía pero al menos los soldados podrían coger allí armas y si había un botiquín decente podían esperar y estar prevenidos.

Señorita acabamos de llegar a la fiesta, ¿no querrá marcharse antes del baile?-dijo Miller que, ante la cercanía de los dos tipos, hizo una barrido con la metralleta apuntando a sus piernas. Al instante los dos policías cayeron al suelo con las piernas destrozadas. El soldado esbozó una sonrisa de satisfacción.

Miller, Nutty, creo haber dado una orden. Al coche, ¡ya!

Dicho esto se metió en el coche y lo movió un poco para que fuera más fácil que los tres entraran en él, sin tener que saltar entre los asientos.

¿Y ahora dónde vamos?

Nutty miró a Miller y susurró. ¿Vamos a dejar a estos zumbados con armas y equipamiento de las fuerzas del orden?

Diselo al jefe, yo aquí solo he venido a joder a esos cabrones y están los tres en el suelo-respondió el soldado caminando lentamente hacia el coche de espaldas.