Partida Rol por web

El gimnasio Princesa no era un local cualquiera, aquel edificio se encontraba en lo alto de una colina y era un castillo. Un impresionante castillo exactamente.

Sus paredes estaban decoradas con colores muy modernos para el lugar, con tonalidades verdosas y rosadas y con un cartel colocado en la parte superior de la puerta donde se anunciaba el nombre del gimnasio. En la puerta había dos Cacturne montando guardia para recibir a cualquier aspirante que decidiera acudir allí.

Al entrar, el lugar estaba decorado con múltiples cuadros y tapices donde podía verse a la entrenadora rodeada de decenas de pokémon de tipo planta, y como estos la daban todo su afecto y cariño. Cuando cruzaron el hall de entrada, los Cacturne acompañaron al aspirante hasta un patio interior que sería el terreno de batalla.

Aquel lugar necesitaba que alguien cortara el césped porque tenía la hierba demasiado alta, lo cuál sin duda era una estrategia de su líder, pues allí sus pokémon podrían camuflarse mejor y ya de paso aprovechar el terreno para potenciar sus ataques.

Al otro lado del jardín se hallaba Mimi, la líder del gimnasio Princesa, situada en un enorme trono vegetal decorado por enredaderas y flores rojas.

Bienvenido a mi gimnasio. Dijo la líder sin moverse de su trono. Yo soy mimi, la líder del gimnasio Princesa y veo que has venido a retarme.

Aún no tienes ninguna medalla en tu poder. Así que el combate se desarrollará con un solo pokémon y ganará el primero en derrotar al otro. ¿Entendido?

Tras aquellas palabras, Mimi no se molestó en sacar su pokéball, simplemente dio un par de palmadas, y una impresionante Roserade salió de detrás del trono situandose en el campo de batalla y ocultándose entre la hierba.

No es que no se asombrara por el gimnasio, al contrario, pero quería mostrar como alguien profesional y segura de sí misma, además, no era la primera vez que estaba en un gimnasio Pokemon, pues cuando su madre estaba de gira y promocionando alguna nueva pokebola, se hacían las presentaciones en estos recintos. Así que le sonrió a su delphox que parecía estas mucho más tranquilo que su ama. 

Cuando llegaron ante la entrenadora, Elle se volteó hacia su compañero y le puso las manos en sus hombros peludos, haciendo un pequeño movimiento de su cabeza, demostrando que confiaba completamente en él, sin importar el resultado de ese enfrentamiento. Así que se presentaron ante Mimi y asintieron a las reglas que había dicho la líder, así que solo quedaba hacer el enfrentamiento.

— ¿estás listo? — le preguntó y Phox inclinó su cabeza, asintiendo que estaba listo, así que entró en el campo de batalla, y empezarían con los ataques, Elle entornó los ojos, y calculó a lo que se enfrentaba, esperaba que su delphox fuera lo suficientemente rápido, pero quizás aquí sería más importante ser más potente en los ataques, tenía la ventaja respecto al tipo, pero aún así, no podía confiarse.

— bien Phox, empecemos... — le dijo a su pokemón, que ya estaba en medio del campo de batalla, junto a Roserade, que sería su contendiente. Rápidamente intentó recordar las habilidades de ese pokemón para darle ventaja a Phox — ¡Phox, Onda ígnea, ahora! — solo cuando combatía en los duelos Pokemon, ella parecía demostrar más emociones. 

El castillo había dejado más que impresionada a Elle, pero había tratado de ser la mar de profesional y no había hecho ningún comentario al respecto. Mimi la observó como miraba todo y no pudo evitar sonreír. Fue entonces cuando vio aparecer a un Delphox. La entrenadora había sido inteligente al saber cuáles eran los puntos débiles de Roserade y le había entrenado para superarse así mismo cada día. 

A pesar de la apariencia que podía mostrar su entrenadora, Roserade parecía querer y admirar a Mimi, por lo que no dudó ni un instante en obedecer sus órdenes.

¡Ha comenzado la batalla! ¡Defenderemos la medalla Inocencia al máximo y evitaremos en todo lo posible que la obtenga! Si de verdad la quieres, dijo mirando a Elle, tendrás que luchar al máximo por ella. 

Y ahora, Rose, ¡acaba con Delphox usando tu técnica oculta! ¡Bola sombra! 

Una esfera de oscuridad se materializó en los brazos de Roserade y cuando estaba en su punto más grande la lanzó sobre Delphox que no logró evitarlo. El pokémon de fuego cayó al suelo gravemente herido, y Mimi se fue a levantar para despedirse de Elle cuando Phox se levantó para seguir con el combate. Tanto Roserade y Mimi se habían confiado y creían que habían logrado derrotarle. Pero de pronto lanzó una poderosa onda ígnea que pilló por sorpresa a ambas. 

El fuego lanzado calcinó parte del terreno de batalla, pero cuando éste se disipó, ambas entrenadoras buscaron a Roserade para contemplar el estado en el que le había dejado. Para beneficio de Mimi, su pokémon se había camuflado entre la hierba alta del campo de batalla y había logrado esconderse del ataque en el último momento.

Mimi suspiró aliviada al ver el estado de su pokémon y no pudo evitar disculparse. Siento que el terreno de batalla en los gimnasios corra a nuestro favor, le comentó, y ahora Rose, acaba con esto con otra bola sombra. Dijo lanzándole el mismo golpe que antes que debido a su delicado estado de salud ya no fue capaz, ni de aguantarlo, ni de esquivarlo.

Espero que tengas más suerte contra Milo, le dijo a Elle, pero me temo que la medalla inocencia no será tuya.

El gimnasio Princesa no era un local cualquiera, aquel edificio se encontraba en lo alto de una colina y era un castillo. Un impresionante castillo exactamente.

Sus paredes estaban decoradas con colores muy modernos para el lugar, con tonalidades verdosas y rosadas y con un cartel colocado en la parte superior de la puerta donde se anunciaba el nombre del gimnasio. En la puerta había dos Cacturne montando guardia para recibir a cualquier aspirante que decidiera acudir allí.

Al entrar, el lugar estaba decorado con múltiples cuadros y tapices donde podía verse a la entrenadora rodeada de decenas de pokémon de tipo planta, y como estos la daban todo su afecto y cariño. Cuando cruzaron el hall de entrada, los Cacturne acompañaron al aspirante hasta un patio interior que sería el terreno de batalla.

Aquel lugar necesitaba que alguien cortara el césped porque tenía la hierba demasiado alta, lo cuál sin duda era una estrategia de su líder, pues allí sus pokémon podrían camuflarse mejor y ya de paso aprovechar el terreno para potenciar sus ataques.

Al otro lado del jardín se hallaba Mimi, la líder del gimnasio Princesa, situada en un enorme trono vegetal decorado por enredaderas y flores rojas.

Bienvenido a mi gimnasio. Dijo la líder sin moverse de su trono. Yo soy Mimi, la líder del gimnasio Princesa y veo que has venido a retarme.

Aún no tienes ninguna medalla en tu poder. Así que el combate se desarrollará con un solo pokémon y ganará el primero en derrotar al otro. ¿Entendido?

Tras aquellas palabras, Mimi no se molestó en sacar su pokéball, simplemente dio un par de palmadas, y una impresionante Roserade salió de detrás del trono situandose en el campo de batalla y ocultándose entre la hierba.

Saito llegó a la zona donde estaba el gimnasio y se encontró con un imponente castillo en lo alto de una colina. -Wow, este gimnasio es completamente diferente al de Misty, espero que el resultado sea diferente también...- Subió la colina y entro en el castillo, los cuadros decían mucho de la líder. -Vaya, parece que Mimi cuida muy bien de sus pokemon, todos la quieren un montón.- Aparecieron unos Cacturne para acompañar al joven entrenador al campo de batalla. Al llegar al patio interior repleto de hierba alta pudo apreciar un bonito trono en el cual estaba sentada Mimi la líder del gimnasio, que llamó a su Roserade justo después de su presentación. -Hola, soy Saito un futuro maestro pokemon. Tienes un bonito castillo y parece que los pokemon te adoran, no tengo nada en contra tuya pero necesito esa medalla, así que prepárate para combatir.- Metió la mano en la mochila, sacó su pokeball y le susurro -Confía en mí Hanzo, esta vez ganaremos. Dalo todo.- El entrenador estaba demasiado emocionado por el combate así que hizo una pequeña pausa para relajarse, miró al cielo 5 segundos, suspiró y continuó lanzando su pokeball al campo de batalla. -¡Adelante Hanzo!- El pokemon del joven entrenador salió concentrado a la batalla con ganas de dar todo lo que tiene para ganar el combate. -Mimi, seguro que será un gran batalla espero que estés preparada.- En un momento había cambiado la cara alegre del entrenador por una de concentración al igual que su pokemon.

-¡Hanzo usa Energibola!

Muchas gracias. Dijo Mimi aceptando el cumplido. La verdad que sí, que me quieren mucho, ¿verdad Rose? El pokémon con forma de rosa se giró para lanzarle lo que parecía ser un beso. A su al rededor salieron unos corazones que parecían fruto de algún truco o movimiento que sabía usar Roserade.

Después de aquella muestra de afecto, Mimi se concentró también para empezar el combate. ¿Hanzo? Tu pokémon es un decidueye, de tipo planta como el mío, me encanta, pero combina con un tipo muy extraño, fantasma. Lástima no haber sacado a Cacturne a combatir. Dijo con una sonrisa pues el tipo siniestro de Cacturne era fuerte contra el fantasma. Aún así, las espinas venenosas de Roserade harán mucho daño a tu pokémon, aunque no tanto como si solo fuera de tipo planta.

¡Sé que es un chico muy guapo y simpático! Pero tenemos que defender la medalla inocencia. ¡Bomba lodo!

Roserade extrajo gran cantidad del veneno de sus espinas y lo lanzó convertido en forma de bomba a Decidueye. El pokémon de tipo planta sintió como el ácido perforaba parte de su piel y lo dejaba gravemente debilidado. Por un momento, Saito pensó que volvería a ser derrotado. Pero Decidueye se puso en pie para lanzar una energibola.

Roserade se sorprendió de aquel ataque, al igual que Mimi que ni siquiera le dio la orden de esquivarlo. ¿A qué ha venido eso? Preguntó Mimi sin comprender si se trataba de alguna clase de estrategia o no. Remata la faena, Roserade. El pokémon repitió el mismo gesto de antes golpeando con tanta potencia que esta vez Decidueye no logró sobreponerse cayendo debilitado.

Lo siento, pero, ¿no tenías algún movimiento más potente que energibola? Ese ataque no es nada efectivo contra un pokémon de tipo planta y veneno como lo es Roserade. Con movimientos de tipo fantasma no creo que te hicieras tampoco con el combate, pero a menos Roserade habría sufrido un poco. Dijo sorprendida tratando de ser amable con el exaspirante y queriendo explicarle como funcionaban los combates pokémon.

Supongo que aún tienes mucho que entrenar, pero la medalla princesa no será tuya y ya no podrás obtenerla. Confío que Millo te resultará más fácil y así podrás llevarte la de tipo planta. Mucha suerte en el futuro. Concluyó con una sonrisa mientras acariciaba a su bella Roserade.

Saito cuando vio impactar sobre Hanzo los ataques del poderoso Roserade de Mimi no sabía que hacer, se vio abrumado por la fuerza de los golpes. -¡Hanzo, aguanta!- exclamó sin éxito, ya era tarde, Hanzo había recibido mucho daño y estaba debilitado en el suelo. Saito no podía creerlo, otra vez había hecho una mala estrategia y había sido herido su amado Pokémon. -No puede ser, otra vez lo he estropeado... cómo puedo decir que soy entrenador Pokémon cuando ni siquiera se plantear una estrategia decente.- decía el joven entrenador al borde del colapso, era otra oportunidad de hacerse con una medalla de gimnasio. Mimi le sugirió ir al gimnasio de Millo y le dio consejos, Saito los escucho y se lo agradeció -Muchas gracias por tus consejos Mimi, no ha sido un gran combate como te prometí pero te agradezco que intentes ayudarme. Por lo menos me llevaré la experiencia.- Saito acabo metiendo a Decidueye en la pokeball y se despidió de Mimi. -El resto de aspirantes no son tan novatos como yo, ya muchos tienen medallas, espero que consigas mantener el prestigio del gimnasio. Mucha suerte, nos vemos.- El joven entrenador fue al camino que ya conocía de sobra hacia el centro Pokémon. Una brisa cargada de hojas le golpeó en la espalda, al girarse se podía contemplar el castillo de Mimi en la lejanía, como su sueño de ser maestro Pokémon.

El gimnasio Princesa no era un local cualquiera, aquel edificio se encontraba en lo alto de una colina y era un castillo. Un impresionante castillo exactamente.

Sus paredes estaban decoradas con colores muy modernos para el lugar, con tonalidades verdosas y rosadas y con un cartel colocado en la parte superior de la puerta donde se anunciaba el nombre del gimnasio. En la puerta había dos Cacturne montando guardia para recibir a cualquier aspirante que decidiera acudir allí.

Al entrar, el lugar estaba decorado con múltiples cuadros y tapices donde podía verse a la entrenadora rodeada de decenas de pokémon de tipo planta, y como estos la daban todo su afecto y cariño. Cuando cruzaron el hall de entrada, los Cacturne acompañaron al aspirante hasta un patio interior que sería el terreno de batalla.

Aquel lugar necesitaba que alguien cortara el césped porque tenía la hierba demasiado alta, lo cuál sin duda era una estrategia de su líder, pues allí sus pokémon podrían camuflarse mejor y ya de paso aprovechar el terreno para potenciar sus ataques.

Al otro lado del jardín se hallaba Mimi, la líder del gimnasio Princesa, situada en un enorme trono vegetal decorado por enredaderas y flores rojas.

Bienvenido a mi gimnasio. Dijo la líder sin moverse de su trono. Yo soy Mimi, la líder del gimnasio Princesa y veo que has venido a retarme.

Veo que ya tienes una medalla en tu poder, así que el combate será por parejas. Si derrotas a mis dos pokémon, te entregaré la medalla inocencia. 

Tras aquellas palabras, Mimi no se molestó en sacar su pokéball, simplemente dio un par de palmadas, y una impresionante Roserade salió de detrás del trono situandose en el campo de batalla y ocultándose entre la hierba.

Un segundo después fue uno de los Cacturne de la entrada quien hizo su aparición: 

Vilke entro bastante idiotizado por la decoración del gimnasio, sabia que los gimnasios eran de todo tipo pero esto era simplemente... exagerado para su gusto, no es que no sea bonito pero como él esta tan acostumbrado a lugares como cementerios, casas abandonadas y cosas así. Pero no estaba aquí para distraerse con el gimnasio vino aquí para hacer una batalla, así que agarro sus Pokebolas y las arrojo al campo de batalla que de ahí salieron un Gengar y un Cloyster.

Vilke no perdió tiempo y una vez tocaron el campo de batalla les dio ordenes a sus pokemon.- ¡Gengod usa Bomba lodo en Cacturne y Clyto usa Rayo hielo en Roserade!.

Mimi sonrió al ver lo embobado que se había quedado el aspirante al ver su castillo. Ella pensaba que se trataba por lo hermoso que era, así que estaba contenta porque tenía frente a él a un claro fan. Gengar era un gran pokémon y muy rápido y por eso empezó lanzando el primer ataque. Vilke fue muy inteligente y aprovechó su ventaja de velocidad y de tipo para acabar rápidamente con el pokémon que más sobra podría hacerle, Cacturne.

Con una simple bola de veneno, Gengar debilitó a Cacturno de un solo golpe. No había hecho falta hacer nada más. 

Mimi vio caer a su pokémon antes de poder darle la primera orden y retorció la cara como si el golpe lo hubiera recibido ella. Ouch! Dijo preocupada... Por suerte sí que le dio tiempo a darle la orden a Roserade, Acaba con Cloyster de un solo golpe, Roserade, acaba con él con tu energibola!!

Una esfera de color verde salió de las hojas del pokémon de Mimi y fue a parar directo a Cloyster, la esfera fue tan potente que dejó al pokémon de Vilke gravemente herido dejando el duelo final entre Gengar y Roserade. Por suerte para Vilke, la velocidad y el tipo estaban de su lado.

Vilke se alegró porque su Gengar pudo derrotar al Cacturne de un solo ataque, sabía perfectamente que podía darle muchos problemas, y luego vio a su Cloyster ser derrotado por Roserade, lo regresó a su Pokebola y lo miro fijamente.- ¿Entonces Clyto? ¿Qué te pasa? ¿Te sientes bien? ¿Quieres que hablemos?.- Dijo Vilke a Cloyster, en los dos combates que había tenido fue derrotado de un solo ataque, pero no le molestaba, más bien le parecía bastante gracioso que Clyto no pueda hacer nada en los combates. Guardo la Pokebola y se puso a pensar que podría hacer "No puedo usar un ataque de tipo veneno contra Roserade porque también es tipo veneno y así no estamos haciendo nada... Creo que lo mejor es usar una bola sombra y rezar para que no tenga un ataque psíquico hay inesperado" pensó Vilke.

-Muy bien Gengod, usa bola sombra, pero no cualquier bola sombra, usa la mejor bola sombra que has usado en tu vida.- Le dijo Vilke a su Gengar, enserio necesitaba derrotar a Roserade de un ataque porque era muy probable que tenga un ataque psíquico.

La bola sombra que ejecutó Gengar cumplió las características que le pidió Vilke. Creó una gran bola de oscuridad que jamás antes había visto. 

Mimi sonrió, y dijo:

 ¡No estamos acostumbrados a usar este movimiento, pero ejecútalo como practicamos e imítale! ¡Lanza la bola sombra más poderosa que hayas lanzado nunca!

Ambas esferas de oscuridad chocaron en el aire, y ambos pokémon empezaron a proyectar toda su energía sobre las esferas. Ambas se movían de un lugar a otro, como si estuvieran echando un pulso. El pokémon que más resistencia tuviese y aguantase mejor terminaría por impactar contra el otro.

Finalmente Roserade sintió la energía que su entrenadora le llevaba brindando tantos años y su esfera de oscuridad fue de mayor tamaño y mayor potencia. El resultado fue horrible para Vilke y finalmente su Gengar cayó al suelo gravemente herido. Me temo que no lo has conseguido. Has estado a punto. Una lástima, pero me temo que la medalla inocencia no está hecha para ti. 

El gimnasio Princesa no era un local cualquiera, aquel edificio se encontraba en lo alto de una colina y era un castillo. Un impresionante castillo exactamente.

Sus paredes estaban decoradas con colores muy modernos para el lugar, con tonalidades verdosas y rosadas y con un cartel colocado en la parte superior de la puerta donde se anunciaba el nombre del gimnasio. En la puerta había dos Cacturne montando guardia para recibir a cualquier aspirante que decidiera acudir allí.

Al entrar, el lugar estaba decorado con múltiples cuadros y tapices donde podía verse a la entrenadora rodeada de decenas de pokémon de tipo planta, y como estos la daban todo su afecto y cariño. Cuando cruzaron el hall de entrada, los Cacturne acompañaron al aspirante hasta un patio interior que sería el terreno de batalla.

Aquel lugar necesitaba que alguien cortara el césped porque tenía la hierba demasiado alta, lo cuál sin duda era una estrategia de su líder, pues allí sus pokémon podrían camuflarse mejor y ya de paso aprovechar el terreno para potenciar sus ataques.

Al otro lado del jardín se hallaba Mimi, la líder del gimnasio Princesa, situada en un enorme trono vegetal decorado por enredaderas y flores rojas.

Bienvenido a mi gimnasio. Dijo la líder sin moverse de su trono. Yo soy Mimi, la líder del gimnasio Princesa y veo que has venido a retarme.

Veo que ya tienes una medalla en tu poder, así que el combate será por parejas. Si derrotas a mis dos pokémon, te entregaré la medalla inocencia. 

Tras aquellas palabras, Mimi no se molestó en sacar su pokéball, simplemente dio un par de palmadas, y una impresionante Roserade salió de detrás del trono situandose en el campo de batalla y ocultándose entre la hierba.

Un segundo después fue uno de los Cacturne de la entrada quien hizo su aparición: 

Dash llegó corriendo al gimnasio, pero se paró en seco nada más entrar. Los Cacturne le daban mala espina, así que los siguió a una distancia prudencial. Pero al llegar al jardín abrió la boca de par en par.

- ¡Guau! ¡Este gimnasio mola mazo! Me gusta más que el de Matt. ¡Está muy bien! Y el castillo es muy bonito.- Entonces miró a Mimi y se ruborizó mucho.- Ah... ¿Tú... tú eres la líder? Yo soy Dash. En... Encantado.

Cuando ella sacó sus dos Pokemon, Dash hizo lo propio.

- ¡Adelante, Blaziken! ¡Adelante, Mamoswine!

- ¡Blaziken, usa Envite Ígneo contra Roserade! ¡Mamoswine, usa Canto Helado contra Roserade también!

Mimi se quedó impresionada al ver el tamaño de ambos pokémon. ¡Guau! Dijo sorprendida. Este combate va a ser de lo más interesante. Estoy segurísima. 

Frente a ella se presentaba un par de pokémon con combinaciones de tipo muy especiales, especialmente para enfrentarse contra su Cacturne y su Roserade y no terminaba de saber muy bien cómo planear la estrategia.

Se quedó unos segundos pensándolo y fue entonces cuando se sintió preparada. Fantástico, quizá esto sí que funcione, empecemos derrotando a Mamoswine. ¡Empieza, Roserade demostrando lo poderosa que eres usa energibola! ¡Síguele tú, Cacturne, gigadrenado! 

Mimi no esperaba que ocurrieran dos cosas, la primera de todas, que Mamoswine fuera el primero en golpear y que dañara tan fuertemente a su Cacturne. A pesar de ello fue capaz de aguantar el golpe. Tampoco esperaba que Roserade fuera a golpear tan fuerte que debilitara a Mamoswine ella sola. Así que el movimiento de Cacturne falló y no tuvo a nadie a quien drenar su energía.

Por último, Blaziken se movió a una velocidad increíble, tan rápido que Cacturne no lo vio venir y lo golpeó fuertemente con su cuerpo envuelto en llamas dejándolo terriblemente herido. Mimi se llevó las manos a la cara asustada por el estado de su Cacturne. Pero lo devolvió a su pokéball y continuó con el combate suspirando preocupada.

- Auch.

El primer asalto había sido un poco bruto. Dash se llevó la mano a la boca, preocupado por Mamoswine y por Cacturne.

- Jo. Blaziken, eres un poco salvaje...- Le reprendió mientras devolvía a Mamoswine a su pokeball. Blaziken tenía el cuerpo en llamas.- Vamos a ver si terminamos con esto ahora. Usa Envite Ígneo, pero por favor no te pases.

Dash pidió a su pokémon que no se pasara con Roserade, pero cuando Blaziken tenía su cuerpo envuelto en fuego era imposible de frenar su golpe, no solo solía aumentar su velocidad sino que su potencia parecía aún mayor y ni Mimi fue capaz de ver el ataque, ni Roserade de esquivarlo.

El pokémon de la líder del gimnasio fue golpeado con tanta fuerza que se estampó contra el trono en el que se hallaba Mimi dejándola gravemente herida. El rostro de Mimi cambió y se puso mucho más serio con Dash y triste con su pokémon. No hacía falta ser así. Le dijo preocupada. Sacó de su bolsillo su medalla y se la tiró a las manos. ¡Ya es tuya, y ahora, fuera! ¡Necesito curar a Roserade! Dijo mientras pedía algo de ayuda a alguno de los sirvientes que tenía la mujer en el castillo. Una vez más Blaziken había golpeado con toda su fuerza y había hecho que Dash ganara su siguiente medalla.

El gimnasio Princesa no era un local cualquiera, aquel edificio se encontraba en lo alto de una colina y era un castillo. Un impresionante castillo exactamente.

Sus paredes estaban decoradas con colores muy modernos para el lugar, con tonalidades verdosas y rosadas y con un cartel colocado en la parte superior de la puerta donde se anunciaba el nombre del gimnasio. En la puerta había dos Cacturne montando guardia para recibir a cualquier aspirante que decidiera acudir allí.

Al entrar, el lugar estaba decorado con múltiples cuadros y tapices donde podía verse a la entrenadora rodeada de decenas de pokémon de tipo planta, y como estos la daban todo su afecto y cariño. Cuando cruzaron el hall de entrada, los Cacturne acompañaron al aspirante hasta un patio interior que sería el terreno de batalla.

Aquel lugar necesitaba que alguien cortara el césped porque tenía la hierba demasiado alta, lo cuál sin duda era una estrategia de su líder, pues allí sus pokémon podrían camuflarse mejor y ya de paso aprovechar el terreno para potenciar sus ataques.

Al otro lado del jardín se hallaba Mimi, la líder del gimnasio Princesa, situada en un enorme trono vegetal decorado por enredaderas y flores rojas.

Bienvenido a mi gimnasio. Dijo la líder sin moverse de su trono. Yo soy Mimi, la líder del gimnasio Princesa y veo que has venido a retarme.

Veo que ya tienes tres medallas en tu poder, así que el combate será por parejas. Si derrotas a mis cuatro pokémon, te entregaré la medalla inocencia. Elige bien, porque no podrá hacerse ningún cambio. ¿Entendido?

Tras aquellas palabras, Mimi no se molestó en sacar su pokéball, simplemente dio un par de palmadas, y una impresionante Roserade salió de detrás del trono situandose en el campo de batalla y ocultándose entre la hierba.

Un segundo después fue uno de los Cacturne de la entrada quien hizo su aparición: 

¡Oh! Un castillo, al parecer el líder de gimnasio en esta ocasión era un egocéntrico ¿o tal vez realmente era de la realeza? ¿por que otra razón el gimnasio sería un castillo? La verdad era que su apariencia imponía, no era lo que Erol esperaba, pero debió imaginarlo, el nombre del gimnasio era Princesa después de todo.

-H-hola, s-soy un entrenador y venido a retar al líder de este gimnasio- dijo dirigiéndose a los Cacturne que custodiaban las enormes puertas del castillo, eran inquietantes como mínimo, Erol los siguió hasta llegar al campo de batalla. La líder no era lo que Erol esperaría de una “princesa”, era bonita, pero no tanto como Yasmina, y no desprendía el aura de opresión que tenían los otros lideres contra los que había combatido.

-H-hola, yo soy Erol y-y pretendo ganar la medalla inocencia- con esta declaración Erol comenzó el combate, no estaba muy seguro, pero lo intentaría.

-¡Baki, ve!-

-¡Kero!-

Erol evaluó la situación, Baki podía acabar facilmente con Cacturne, pero Roserade era una mayor amenaza para el resto de su equipo.

-Baki, ve a por Roserade, se que estas molesto por tu anterior derrota, usa ese sentimiento a tu favor ¡Enfado!- Sin embargo la hierba alta podía ser un problema si sus pokemon podían esconderse en ella, así que había que deshacerse de ella -Kero, despeja el camino ¡Lanzallamas!-

Sin duda el mayor problema de todos va a ser ese Houndoom, dijo Mimi a sus pokémon, el primer objetivo va a ser derrotarlo a él. ¡Bomba lodo contra él, Roserade! Y tu, Cacturne, Barrera espinosa para protegerte de sus ataques. Dijo optando por una estrategia más defensiva pues no tenía muy claro cuál podría ser el mejor ataque a usar.

Una potente barrera de pinchos recubrió el cuerpo de Cacturne al tiempo que Roserade lanzaba una bomba de veneno directa contra Houdoom. El veneno dejó gravemente herido a Houndoom pero aún se mantenía en pie capaz de seguir luchando y decidió prender fuego al campo de batalla para eliminar así la posible ventaja que los pokémon de Mimi pudieran obtener. Ahora el campo de batalla era un clima desértico y árido.

Entonces Erol mandó enfurecerse a su dragón y sin tener un objetivo muy claro terminó golpeando a Roserade. El ataque fue suficiente para acabar con ella de un golpe dejándolo gravemente herido. Mimi se llevó las manos a la boca preocupada por el estado de su pokémon y lo devolvió de inmediato a su pokéball. Después dio un par de palmadas y su siguiente pokémon llegó andando al campo de batalla.

Un Tsareena: