Partida Rol por web

Los ánimos de Azura fueron suficientes para que su Empoleon le hiciera caso y así lo lograse. Walrein volvió a lanzar una fuerte ola por tercera vez, y esta vez el pokémon de acero quedó gravemente herido. Pero aún, con algo de energía volvió a ponerse en pie y de su pico salió un potente halo de luz que golpeó en la cabeza de Walrein tal y como su entrenadora le había pedido.

El pokémon de Nívea finalmente quedó derrotado y la sonrisa de la líder se dibujó en su rostro. ¡Enhorabuena! ¡Me lo has puesto muy difícil y eso significa que esta es tu primera medalla! Dijo haciéndole entrega de ella.

Azura estaba sorprendida por la victoria que acababa de suceder, pero regreso a la realidad cuando la líder le sonrió y le entrego la medalla 

Gracias Nívea, fue un placer que este fuese mi primer gimnasio, hasta luego - se despidió y decidió salir del gimnasio, su próximo objetivo era pasar por un bosque a atrapar a un nuevo pokemon antes de ir a otro gimnasio

Nívea era una anciana de cabellos blancos como la nieve y ojos grises como el granizo. Llevaba siendo la líder del gimnasio Ventisca durante más de 40 años. Incluso en alguna época se había encargado de formar parte del alto mando de la liga Pokémon. Ahora prefería cuidar de su gimnasio que se hallaba en su pueblo natal. 

La mujer, sin ayuda de nadie, había decidido construir aquel pequeño edificio en el interior de una de las cuevas más famosas del pueblo. El hogar de Nívea era una pequeña aldea, con un par de bares, una veintena de casas y un único centro pokémon, pero ella había decidido poner su propio negocio, un gimnasio y también un bar de hielo.

El local tenía en la salida unos abrigos muy gordos que servirían para que se lo pusieran los recién llegados, dentro podrían tomar cualquier bebida, desde vodka muy frío para los más valientes o té helado para los más sencillos. Al fondo del lobby se podía ver lo que era el gimnasio y donde Nívea acudiría en caso de ser llamada.

En cuanto el aspirante entró por la puerta, Nívea sabía que venía a retarle a un combate, el local solían frecuentarlos personas de mayor edad y lugareños por lo que la líder ya se los conocía a todos, así que cuando lo vio aparecer, asintió ante su presencia y lo acompañó hasta el campo de batalla que se trataba de una pista de hielo con múltiples estalactitas y estalagmitas heladas que dificultaban la movilidad.

Bienvenida, le dijo educadamente, veo que ya tienes una medalla y que vienes a retarme a mi para conseguir la siguiente. Entendido, haremos un combate doble, el primero que logre vencer a los pokémon del rival, ganará el combate. ¿Entendido?

Tras aquella breve presentación, Nívea tomó su malla ball y sacó un gigantesco Walrein que al tocar el suelo provocó un temblor haciendo que un montón de chuzos de punta cayeran del techo estampándose contra el suelo. Segundos después una fuerte ventisca se desató en el campo de batalla para dar así razón al nombre del gimnasio.

Tras él, Nívea sacó a otro pokémon más:

Froslass:

Cruzando por el pueblo de apariencia humilde, entró al santuario de batallas, tan bien conocido como el gimnasio Ventisca.

Chartreuse parecía confiada. Ya antes había estado en un congelado ambiente en un anterior gimnasio. Sin embargo, la visión de un bar de hielo sirviendo desde bebidas frías hasta té helado, de cierta forma le hacía sentir que el lugar era de una temperatura aún menor de lo que aparentaba, así que enseguida se colocó uno de los abrigos en la entrada.
-A mí me va más el chocolate caliente -dijo para nadie en específico, pero afortunadamente no tuvo que sufrir mucho del frío porque la líder notó su presencia en tiempo record, y se dirigieron al campo de batalla para retadores.

-Tan claro como todo el hielo del mundo, líder Nívea -La entrenadora vio con emoción a los pokemon a vencer, uno parecía ancho y fuerte, el otro, un tanto menos. Sopló un cálido aliente en sus manos para entrar en calor y lanzó dos pokebolas al campo-. Pancho, Alonso. Vamos a por la victoria.

Chartreuse señaló al ludicolo. -Pancho, ya sabes qué hacer, ¡convierte el granizo en agua, Danza Lluvia! -Tras decir esto, dirigió su mano hacia el froslass-. Alonso, ese se ve tan frágil que podría quebrarse con solo verlo, ¡golpea con Daño Secreto!

El combate entre Nívea y Chartreuse daba comienzo. Froslass era un pokémon muy rápido y antes de que Ludicolo pudiera hacer nada, había recibido una potente esfera de sombra y oscuridad que le impactó en el cuerpo, pero tampoco le provocó mucho daño. Después fue Kingdra quien decidió aprovechar el campo helado para hacer que las estalactitas golpeasen el frágil cuerpo de Froslass, pero al ser de tipo hielo no le hicieron tanto daño como la aspirante había pensado.

Después, Ludicolo y Walrein decidieron usar una estrategia más defensiva, el primero cambiando el clima para hacer que lloviese y dejase de granizar y el segundo recubriendo su cuerpo con una película azul que le sanaría cada turno.

Las predicciones de la entrenadora habían sido un tanto erradas, más aún, el walrein había seguido el ejemplo del ludicolo, al cubrirse con un manto de agua que le diera alguna ventaja. Aunque esa no era una amenaza de momento, quien había demostrado su fuerza era el froslass.
-Es más resistente de lo que esperaba -dijo Chartreuse refiriéndose al pokemon fantasma-, pero veamos que tan bien resiste un ataque doble. Alonso, no te fíes de su apariencia, ¡Cascada, con todas tus fuerzas! -Indicó la entrenadora, atenta a los movimientos de su rival-. Pancho, a sacarle provecho a la lluvia, ¡haz Surf!

Con la lluvia cayendo sobre la piel de Ludicolo el pokémon se sintió mucho más ágil y fuerte. Así que convocó una gigantesca ola que surfeó con un gran estilo. Aquella era la estrategia que Chartreuse llevaba queriendo hacer durante muchos combates y apenas había logrado hacerlo.

El pokémon impactó de pleno en el pokémon fantasma que lo dejó fuera de combate y también logró hacer algo de daño a Walrein y por desgracia Kingdra también resultó dañado.

Kingdra no fue capaz de golpear a Froslass pues el pokémon ya estaba fuera de combate, así que desvió su cascada sobre Walrein, pero el movimiento de agua apenas le hizo un daño muy considerable. Pero lo cierto era que, poco a poco, el enorme pokémon iba viendo su salud más y más dañada.

¡Walrein! ¡Aprovecha la ola de Ludicolo y móntate en ella también para golpearles! La líder del gimnasio decidió aprovechar el día lluvioso para hacer algo parecido a lo que había hecho Chartreuse y así lograr dañar a ambos pokémon a la vez. Aunque ambos pokémon eran muy resistentes al agua, así que quizá no fue la mejor estrategia por parte de Nívea.

¡Sí! -Chartreuse saltó con alegría al por fin ver materializada la estrategia que tenía en mente desde que había entrado en la liga. Y resultado fue mucho mejor del esperado, arrasando por completo con la froslass, y aunque el kingdra también había sufrido por esta causa, logró sobreponerse resistiendo el impacto, y hasta redirigió su cascada con precisión-. ¡Pancho, bien hecho, eres el mejor! ¡Alonso, buena movida! -La joven entrenadora no podía estar más alegre con como iban las cosas, hasta que el walrein hizo uso de la ola hecha por el ludicolo, demostrando la verdadera habilidad de una líder de gimnasio.

Aún con todo, la batalla aún no terminaba, pero Chartreuse se veía confiada y optimista. -Muy buena estrategia, líder Nívea. Pero si le gusta robar los ataques de los demás, preparase para que roben lo suyo también -Extendió los pies en el suelo y apuntó al walrein-. Pancho, ¡roba su energía con Gigadrenado! Alonso, repite con Cascada y acabemos con esto.

Ludicolo lanzó un par de raíces que engancharon las enormes patas de Walrein y empezó a drenarle la energía hasta que le dejó fuera de combate. Aquel último ataque fue lo que Chartreuse necesitó para hacerse con la victoria. ¡

Enhorabuena, le dijo Nívea mientras se acercaba hasta la aspirante, has logrado vencerme, así que la medalla Frío es para ti. ¡Que la disfrutes! Le dijo con una sonrisa orgullosa del combate que había realizado con aquella joven chica. 

Chartreuse se vio impresionada en extremo al ver al gran pokemon morsa ser derrotado. -¿Ganamos? -Ni ella se lo podía creer, pero en cuanto cayó en cuenta, es decir, cuando la líder le entregó la medalla, su sonrisa creció tres tallas y corrió a los pokemon en el campo.
-¡Lo logramos! ¡Pancho, Alonso y Chartreuse! ¡Somos el mejor equipo! -Trató de acariciar la cabeza de ambas criaturas cuando el escalofrío de tocar a los pokemon extremadamente fríos la golpeó con una cubeta de agua helada, provocando que enseguida los guardara en las pokebolas-. Perdón, se deben estar congelando -Tomó las pokebolas y las arropó con el grueso abrigo prestado que tenía puesto.
-Aprendí mucho, líder Nívea. ¡Gracias por una gran batalla! -Felicitó a la entrenadora, para emprender su camino fuera de las instalaciones árticas del gimnasio.