Partida Rol por web

No hubo necesidad de sacar la pokedex para poder conocer a aquel pokemon, se encontraba por todos lados en los distintos sectores de Jhoto. -Muy bien Litwick, utiliza Ascuas. -Su pequeña criatura cargo desde su cabeza moviendo de un lado a otro su cuerpo lanzando una serie de llamas hacia su rival. 

Spearow era un pokémon volador, y como la mayoría de los de su tipo, era bastante rápido. Por lo que se movió antes y se lanzo en picado para picotear al Litwick de Dante. El ataque punzante de Spearow era doloroso, pero ni punto de comparación con el intenso calor y que desprendió Litwick al utilizar Ascuas. Las llamas chamuscaron el plumaje de Spearow y le hicieron unas heridas muy feas, no obstante el pokémon pájaro seguía en pie.

- Venga Spearow, dale con todo. Utiliza otra vez Picotazo!

Sparow podía atacar todo lo que quisiera, Litwick se mantendría firme y contraatacaria de la manera más eficaz posible. Dante simplemente mostro una sonrisa a la par que veía como su pokemon chamuscaba a su rival, dio un par de pasos para llamar algo la atención a la par que se llevaba una mano a la cabeza. -Creo que tu pokemon salio un poco herido de ese ataque. Deberías rendirte para evitar dañarlo. -Espero un poco para saber la respuesta y si escuchaba una negativa no dudaria en atacar nuevamente. -Ascuas. 

De nuevo el Spearow del Joven Chano se mueve rápidamente y lanza un picotazo a Litwick. Éste aguanta bien los ataques voladores de Spearow y contraataca con otro Ascuas que termina de debilitar a Separow.

- Rendirme no es mi estilo - responde Chano - Vuelve Spearow, has echo lo que has podido. Esto no ha terminado, todavía me queda otro pokémon. Adelante Pichu!

- Todavía tengo una oportunidad de vencer este combate, adelante Impactrueno!

Estaba confiado de que iba a ganar contra aquel spearow pero cuando saco a su pichu todo cambio, la sonrisa confiada ahora se trataba de una más nerviosa y casi diciendo "¿En serio? No tengo más pokemon" Aun así mantuvo la actitud positiva y felicito a su pokemon, aunque con algo de dificultad en su futuro el muchacho decidió que lo mejor era volver a atacar aprovechando la racha ganadora. -Vamos. Ascuas nuevamente. -Esperando a que su pokemon obtuviera un golpe de suerte y pudiera acabar con su rival en un solo ataque. 

El pequeño Pichu del joven Chano se mueve rápidamente, haciendo honor a su tipo eléctrico, y lanza un Impactrueno que golpea a Litwick. Pero carece de la potencia necesaria para tumbar al pokémon fantasma y éste contraataca con un Ascuas tan potente que logra debilitar a Pichu de un solo golpe.

- Oh no, Pichu vuelve! - El joven Chano retira a su Pichu del combate y se deja caer de rodillas al suelo, derrotado y con expresión de decepción. El chico trata de recomponerse y se levanta con la cabeza bien alta, aunque con la voz temblorosa y la mirada empapada en lágrimas - Has dado un excelente combate. Toma, aquí tienes tu recompensa por ganar. - Chano te da 50$ y una Poción. - Supongo que a veces se gana y otras se pierda. Yo seguiré esforzándome al máximo para mejorar!

Al momento de acabar el combate su cuerpo cayó hacia atrás al notar como a duras penas le pudieron ganar a ese Pichu, esbozo una sonrisa entretenida a la par que sacaba su pokebola y entraba a su pokemon a esta, se seco un poco el sudor con la manga izquierda de su camiseta y se levanto cuando el joven se estaba acercando hacía él. Recibio las cosas un poco sorprendido al notar el dinero y la poción y agradecio con un leve gesto de cabeza mientras guardaba las cosas, no sabía que entregaban dinero a la hora de enfrentarse, debía recordar aquello. 

-Vaya, eso ha sido duro. Creo que necesito otros pokemon urgentemente para poder hacer pelea a los entrenadores. Aunque quiero seguir en la idea de poder conseguir pokemon tipo fantasma, siquico, siniestro o veneno. -Se llevo la mano derecha hasta la nuca a la par que continuaba con su viaje.

Sigues avanzando por la ruta sin cruzarte con ningún otro entrenador. Hasta que finalmente ves a lo lejos un pueblecito y un cartel de bienvenida a "Ventópolis"

- Que alegría que hayas decidido acompañarme, Hiro. ¿Te puedo llamar Hiro? - El camino de vuelta hasta la pequeña laguna había sido rápido, quizá porque ya lo conocías de antes o quizá porque Mari te había llevado por el camino principal sin desviarse mucho... y a gran velocidad. La laguna seguía estando vacía, sin entrenadores deambulando por allí salvo vosotros dos. Tan solo había algún que otro pokémon salvaje que se acercaba al agua para beber - Tengo un buen presentimiento. Dicen que encontrar a Feebas es difícil pero yo creo que lo vamos a lograr! ¿Has pescado alguna vez? Solo tenemos una así que nos tendremos que turnar.

Pues la verdad que no. Dijo Hiro negando con la cabeza. Nunca he pescado, pero parece algo aburrido. ¿No? Dijo mientras miraba la laguna. Además con un caña... dijo pensándolo, va a ser mucho peor. ¿Qué te parece si yo doy una vuelta por ahí a ver qué encuentro, mientras tu tratas de capturar a ese pokémon que buscas? Buscó la información en su pokédex y negó repetidamente. La verdad que tampoco tenía mucho interés en capturarlo, así que prefería dar una vuelta a ver si veía otro tipo de pokémon mucho más interesante que ése.

- De acuerdo. Te esperaré aquí. - Te responde Mari al tiempo que saca la caña de pescar y empieza a atar un pokelito en el cebo.

Das una pequeña vuelta por las inmediaciones de la laguna, sin perder de vista a la chica, que se encuentra sentada en la orilla, con la caña entre sus manos y con su Torchic liberado de la pokéball, correteando cerca de su entrenadora. 

El lugar es bastante apacible. Algunos pokémon de tipo Normal, como Sentret o Ratatta deambulan por aquí, aunque salen corriendo cuando te acercas a ellos. No pasa mucho tiempo cuando algo llama tu atención. Precisamente gracias a uno de esos ratatta que huyen a tu paso, observas cómo se cuela por entre unos matorrales que ocultan la entrada a una pequeña cueva. 

Hiroshi sacó a su Magnemite de su pokéball para que generara algo de electricidad y pudiera iluminar el camino del interior de la cueva, y no dudó ni un instante de introducirse en el interior de la misma. No quiso molestar a Mari para decirle a donde se dirigía, no creía que fuera bueno hablar durante la pesca y parecía algo que implicaba cierta concentración y silencio. Así que optó por adentrarse en el lugar, tratando de evitar hacer ruido.

Te adentras en la cueva tratando de ser lo más sigiloso posible. Gracias a tu Magnemite y la electricidad que genera no tienes problemas para ver en el interior, que está a oscuras más allá de la entrada.

La zona principal de esta cueva es una caverna más o menos grande. Por el techo revolotean Zubats y Woobats mientras que en el suelo puedes ver algún que otro pokémon de tipo roca como Geodude o Roggenrola. Algún que otro Zubat trata de acercarse, pero el zumbido eléctrico que emite tu Magnemite constantemente los ahuyenta. 

Al fondo de la caverna ves un túnel que se adentra todavía más...

Hiroshi tendría oportunidad más adelante de capturar a cualquiera de los pokémon que estaba viendo, había suficientes como para no tener que preocuparse de si se le escaparían o no, pero aquella cueva le estaba empezando a resultar muy misteriosa y tenía mucho interés por ver qué había más delante. Así que, suspiró hondo, se vio tentado de sacar a su Fletchlin pero aún esperó, y después continuó el camino para averiguar qué se escondía en el interior.

Con tus pokémon recuperados y tras despedirte de Sophia, reanudas tu viaje de nuevo. Vuelves a la ruta que conecta Chicole con Ventópolis, donde capturaste a Taillow. 

El camino principal está despejado, puedes ver a lo lejos a algún que otro entrenador merodeando por la hierba alta en busca de algún pokémon, pero por suerte están centrados en sus asuntos y no se fijan en ti. Así mismo los pokémon salvajes con los que te cruzas huyen a tu paso.

En un punto concreto de la ruta el camino se desvía. Una pequeña cuesta conduce a lo que parece ser una pequeña laguna. Desde la distancia puedes observar que hay alguien pescando.

Junto con Magnemite te adentras aún más en la cueva y una bandada de zubats pasa rozando vuestras cabezas. Al fondo de la cueva descubres algo de luz y el sonido constante de un repiqueteo.

Conforme te acercas la gruta se va haciendo más grande. Te das cuenta de que la fuente de luz viene de unas antorchas y el sonido proviene de varios pokémon que están excavando en la piedra. La forma de estos pokémon se asemeja a la de un pequeño topo y en sus brazos disponen de unas enormes garras afiladas. Tras un segundo vistazo descubres que están encadenados y parecen cansados. También descubres una pequeña tienda de campaña.

Hiroshi liberó también a Fletchling para sacarle de su pokéball y estar preparado para cualquier cosa que pudiera pasar en ese momento. Sacó su pokédex para reconocer a los pokémon que estaban encerrados. No sabía qué estaba sucediendo allí, pero eso de ver a unos cuantos pokémon encadenados le provocó un gran dolor en su corazón. ¿Quién osaba a hacer algo así?

Salió corriendo junto a sus dos pokémon, al tiempo que él se dirigía hacia la tienda de campaña. Flecthling, usa ascuas contra las cadenas, intenta ponerlas al rojo vivo y luego golpéala con todas tus fuerzas para romperlas. Magnemite, tú a mi lado, debemos ver quién se esconde detrás de todo esto.

Consultas la pokédex para ver quienes son esos pokémon. Se trata de un grupo de Drilburs.

Cuando os acercáis a los Drilbur, éstos te miran asustados y dejan de excavar. Tu Fletching comienza a escupir pequeñas llamitas de fuego, pero todavía es demasiado joven e inexperto como para ejecutar auténticos movimientos de tipo fuego.

Antes de que llegues a la tienda, ésta se abre y aparece un hombre gritando. - ¿Qué esta pasando aquí? ¡No os oigo excavar! - El hombre no tarda en percatarse de tu presencia - Eh tu! ¿Qué estas haciendo aquí? Esta es una zona restringida. Lárgate ahora mismo.