El tubo del centro pokémon ascendió en el mismo momento en que se cerró la puerta de cristal. Una sensación de temor y nervios inundó su estómago. ¡Era la emoción del principio! Segundos después se encontraba en un extraño lugar:

Había llegado a la piscina, en cada extremo de la misma había cuatro portales con diferentes colores que podría atravesar para dirigirse a una nueva zona de la arena. En el centro de la sala había una piscina olímpica y tan solo tendría que bordear la piscina para poder ir y no tendría ni que meterse en ella.

Gracias a lo clara que estaba el agua podía verse algunas sombras en el interior del agua moviéndose. No quedaba claro si eran o no pokémon, o si lo eran si podrían ser o no peligrosos.

Por fortuna no había nadie allí y podría aprovechar para buscar algo antes de que su pokémon empezase a sufrir el daño que la sala pudiera causarle por culpa de pasar demasiado rato allí. Pero de haber algo, seguramente estaría en el interior del agua.

Rin notaba su corazón latía acelerado dentro de su pecho, todo había comenzado. Al salir del tubo observó una enorme piscina de claras aguas flanqueada por un tubo en cada extremo. Podría, por un lado, continuar hacia uno de dichos tubos, o podría, por el contrario, intentar encontrar algún objeto. Aunque algo nerviosa, Rin pensó que lo mejor sería buscar algo que pudiese resultar de utilidad en los futuros combates. En ese momento, sacó su pokeball y dejó libre a Mizuru. Con, prácticamente una sola mirada, entrenadora y pokemon se entendieron a la perfección.

Mizuru asintió con la cabeza ante la implícita orden de Rin, y saltó hacia la piscina, donde comenzó a bucear en busca de algo interesante. Mientras, la entrenadora se quedó observando a su greninja, esperando que esta, además de hallar un objeto útil, fuese capaz de evitar cualquier problema con el que pudiese encontrarse.

Greninja no tardó mucho en salir de la piscina con un objeto entre las manos que entregó a su entrenadora:

Se trataba de una hiper poción.

Los nervios de Rin desaparecieron en el momento que vio a su pokemon salir de la piscina. Cuando el greninja le ofreció la hiperpoción que había encontrado dentro del agua, una sonrisa enorme apareció en la cara de Rin que, sin apenas ser consciente de ello, se lanzó a abrazar a su querida compañera.

- Muy bien, Mizuru. ¡Estoy muy orgullosa de ti!

Cuando se separó de su feliz amiga, observó de nuevo detenidamente los tubos de colores y la piscina. Sopesó cuál podría ser su próximo movimiento. Al no tener un símbolo, no podía hacer más que conjeturas sobre a dónde le conducirían los tubos. Sin pensárselo dos veces, pues Rin era inteligente, pero también terriblemente impulsiva, decidió entrar en el tubo tintado de su color favorito, el rojo.

Había llegado a la piscina, en cada extremo de la misma había cuatro portales con diferentes colores que podría atravesar para dirigirse a una nueva zona de la arena. En el centro de la sala había una piscina olímpica y tan solo tendría que bordear la piscina para poder ir y no tendría ni que meterse en ella.

Gracias a lo clara que estaba el agua podía verse algunas sombras en el interior del agua moviéndose. No quedaba claro si eran o no pokémon, o si lo eran si podrían ser o no peligrosos.

Por fortuna no había nadie allí y podría aprovechar para buscar algo antes de que su pokémon empezase a sufrir el daño que la sala pudiera causarle por culpa de pasar demasiado rato allí. Pero de haber algo, seguramente estaría en el interior del agua.

¡Una piscina! Después de haber pasado por el hielo, esta fue una maravillosa sorpresa. Al Golduck se le iban los ojos al agua, así que Michiko decidió dejar que se divirtiese un poco. Al fin y al cabo, solo encontraron cosas poco reseñables, más que nada dieron vueltas y más vueltas.

-¡Veeeenga, Fras! ¡Métete en el agua, chico! A ver qué encuentras -le dijo, divertida.

No hizo falta que lo repitiese. El pokemon se metió en la piscina como un campeón, salpicándola.

Golduck disfrutó de aquella piscina como si de verdad se tratase de un paraje natural. Estaba la mar de agusto y entretenido mientras disfrutaba del agua recorrer cada centímetro de su piel. Por desgracia, no hizo mucho caso a su entrenadora, o si lo hizo, no trajo ningún objeto consigo. No parecía que hubiera encontrado nada allí, así que quizá no hubiese nada, o quizá es que no lo había buscado con demasiado interés.

De pronto un sonido seco se escuchó en la sala, y en las cuatro paredes de la habitación se proyectó una imagen iluminada:

Rin acaba de perder su primer combate. Le quedan 2.

El aviso repentino la asustó. Ella aún no se había encontrado con nadie, ni había oído algún combate a lo lejos, pero estaba claro que los había.

-Andémonos con cuidado, Fras. Las cosas se ponen serias -dijo a su pokemon, tornándose de pronto taciturna, como si le hubiesen recordado qué hacía allí realmente. Al fin y al cabo, eso era lo que pasó.

-Venga, vayámonos de aquí. Elijo el portal amarillo esta vez -a ver qué pasa, pensó.

Había llegado a la piscina, en cada extremo de la misma había cuatro portales con diferentes colores que podría atravesar para dirigirse a una nueva zona de la arena. En el centro de la sala había una piscina olímpica y tan solo tendría que bordear la piscina para poder ir y no tendría ni que meterse en ella.

Gracias a lo clara que estaba el agua podía verse algunas sombras en el interior del agua moviéndose. No quedaba claro si eran o no pokémon, o si lo eran si podrían ser o no peligrosos.

Por fortuna no había nadie allí y podría aprovechar para buscar algo antes de que su pokémon empezase a sufrir el daño que la sala pudiera causarle por culpa de pasar demasiado rato allí. Pero de haber algo, seguramente estaría en el interior del agua.

Ya estaba confusa con las puertas y los colores, pero creía que la verde aún no la había atravesado. La miró por un momento.

-Quizás ya hemos ido, pero... probemos a ver qué sale. Realmente no recuerdo haberla atravesado.

La curiosidad era más fuerte que el recuerdo, así que Fras y ella se dirigieron a dicha puerta.

Había llegado a la piscina, en cada extremo de la misma había cuatro portales con diferentes colores que podría atravesar para dirigirse a una nueva zona de la arena. En el centro de la sala había una piscina olímpica y tan solo tendría que bordear la piscina para poder ir y no tendría ni que meterse en ella.

Gracias a lo clara que estaba el agua podía verse algunas sombras en el interior del agua moviéndose. No quedaba claro si eran o no pokémon, o si lo eran si podrían ser o no peligrosos.

Por fortuna no había nadie allí y podría aprovechar para buscar algo antes de que su pokémon empezase a sufrir el daño que la sala pudiera causarle por culpa de pasar demasiado rato allí. Pero de haber algo, seguramente estaría en el interior del agua

De pronto tres sonoros golpetazos retumbaron en la sala y tres imágenes se proyectaron en las paredes de la misma. Las dos primeras:

Que habían sido descalificados de la competición.
Y por último:

Que había perdido su primera vida.

Motoo paseó por la sala y se acercó a los bordes de la piscina, cogiendo un poco de agua y refrescándose a sí mismo antes de salpicar a Murray, lo que provocó que chispas de electricidad estática saltaran a su alrededor. - Bien vale, vamos a echar un vistazo por aquí antes de ir a la siguiente sala. 

Observó las imágenes de las paredes, especialmente la de la bella Rin. Ya te encontraré fuera

Venga Murray, busquemos por todas partes 

Y junto a Murray se dedicaron a rebuscar, intentando alcanzar todos los rincones de la piscina juntos

Ni Motto, ni su compañero fueron capaces de encontrar nada de utilidad en aquella piscina. Quizá fuese porque ya no había nada de interés allí, o quizá fuese porque tendrían que zambullirse en el agua para ver si se encontraba por ahí escondido.

Proveniente del portal amarillo, seguirían hacia el extremo opuesto, el portal verde

Motoo acarició a Murray tras aquellas refrescantes salpicaduras de la piscina y atravesaron el recinto para cruzar el portal verde

Había llegado a la piscina, en cada extremo de la misma había cuatro portales con diferentes colores que podría atravesar para dirigirse a una nueva zona de la arena. En el centro de la sala había una piscina olímpica y tan solo tendría que bordear la piscina para poder ir y no tendría ni que meterse en ella.

Gracias a lo clara que estaba el agua podía verse algunas sombras en el interior del agua moviéndose. No quedaba claro si eran o no pokémon, o si lo eran si podrían ser o no peligrosos.

Al otro lado de la piscina se encontraba Motoo junto a su Raichu

Antes de que Raichu y él pudieran tomar una decisión, pudieron ver entrar a Michiko y su Golduck a través del portal Verde.

¿Combate a dos?
 vs 

Me llamo Motoo Abiko - Observó la piscina a su alrededor y junto a él, un Raichu serio cubierto de pequeñas chispas se cruzó de brazos intercambiando miradas entre su entrenador y el Golduck que se les presentaba enfrente

Si tienes algo que  decir adelante, de lo contrario, prepárate para el combate

Ostras, ahora sí que Abiko parecía un auténtico entrenador pokemon. Tal vez la primera victoria en su vida le hubiera dado el fuego y confianza que necesitaba, aún estando en un lugar tan desventajoso como era la piscina para luchar contra un Golduck, que por su pico y su color parecía a todas luces del tipo agua

Esperó unos minutos, por si la recién llegada quería decir algo, o prefería empezar el combate sin más

-¡Yo soy Michiko! -le respondió ella. Miró a Fras, su Goldluck, y el pokemon la miró a ella. 

¿Estás preparado?, le susurró a su amigo, y él asintió con un medio gruñido gutural que la entrenadora comprendió como una afirmación. 

Ambos miraron a sus rivales, el Raichu parecía muy desenvuelto y veloz. Michiko no sabía cómo podía salir aquello, pero al fin y al cabo habían venido a combatir.

-Fras y yo estamos listos para el combate -anunció -. ¡Que gane el mejor!

 Abiko apretó los labios, no parecía que nadie hubiera venido aquí a hacer amigos. Tal vez si demostraba que era fuerte podría ganarse la confianza del resto - Está bien. Estamos listos

Raichu dió unos pasos hacia adelante, y tan rápido como Michiko fuera a dar su primera orden... Raichu ya se adelantaba a la orden de Abiko cargándose con un altísimo voltaje 

Murray ¡Ataque Trueno!

~Rrrrrraaay~

 ~Chuuuuuu~