Partida Rol por web

Ruta 35
- Entre Ciudad Estrella y Pueblo Horizonte -

El camino de la Ruta 36 finaliza cuando ésta desemboca en una nueva ruta: la Ruta 35. No es que haya un cambio de paisaje demasiado notorio: lo cierto es que la Ruta 35, siendo también ésta una ruta bastante llana, con un simple sendero de tierra que atraviesa una pradera verde y salpicada por árboles y arbustos de distintos tipos. Lo único que consigue que te percates de que has cambiado de ruta es el cartel de madera que te encuentras de frente en una encrucijada del camino.

El cartel reza lo siguiente:

RUTA 35

⬆ Ciudad Estrella
➡ Pueblo Ocaso
⬇ Pueblo Horizonte

Dejando de lado Pueblo Ocaso, que es el lugar de donde vienes, parece que tienes dos posibles destinos según decidas ir hacia el norte o hacia el sur. ¿Cual será el destino más adecuado ahora mismo? Mientras meditas sobre esto, Torchic observa el paisaje alegremente desde su mochila. No has llegado a entender demasiado eso que te ha dicho de "chic, chic, chic" cuando le has preguntado si le gusta su Pokéball... aunque hay muchos entrenadores que logran entenderse con sus Pokémon a pesar de no hablar el mismo lenguaje, parece que vuestro vínculo todavía no es tan fuerte como para eso.

Volviendo a la ruta, parece que los Pokémon que se encuentran en este sitio son bastante parecidos a los de la ruta anterior.

Asentí ante la respuesta de Torchic, con los brazos cruzados y cara de seriedad. - ¡Eso mismo pensaba yo! - Exclamé antes de soltar una sonora carcajada. Yo no podía entender nada de lo que él decía y tampoco sabía si él entendía lo que yo decía, pero reconocía mi voz, y me convencí a mi mismo para pensar que sabía que al menos había hecho una pregunta. Eso me alegraba.

- Sabes, Torchic. - Empecé a decirle tras su respuesta. - Según me dijo mi pa... - Me detuve en seco y tosí para aclararme la garganta. - River. - Mi voz sonó seria pero pronto tomé mi tono habitual. - River me dijo que hay algunos pokémon capaces de hablar, ¡Aunque no sé si es alguna de sus historias...! Dijo algo de un Meowth que podía hablar como un humano, ¿Tú te lo crees? -

Mientras caminábamos noté que casi todo era igual que antes, pero en esta zona había un pokémon que no había visto, o en el que no me había fijado. Un Bellsprout. Lo recordaba por que de pequeño un marinero llevó uno a mi ciudad y mi hermana se reía de mi por no saber pronunciar bien su nombre. Usé la pokédex para registrar a este pokémon al igual que había hecho con el resto y seguí mi camino, estaba deseando llegar a una ciudad.

Pronto, llegamos a una bifurcación. Ciudad Estrella se encontraba hacia el norte y Pueblo Horizonte al sur. Apenas sabía más que los nombres de ambos lugares. - Um... Torchic, imagino que tú no sabrás dónde podemos ir ahora... - Miré hacia ambos lados y me puse de puntillas intentando ver más allá, como si pudiera llegar a dislumbrar algo que me sirviese para aclarar dónde ir. Viendo que la idea no funcionaba, volví a poner los pies en el suelo y probé con otra idea.

Imitando una voz grave y potente, empecé a hablar al aire. - Sabes, Chikawa, el horizonte es aquello que siempre tenemos delante, tus sueños, tus ilusiones, lo que poco a poco vas alcanzando. - Miré a mi alrededor, buscando alguien que pudiese escucharme hacer el ridículo hablando solo allí en medio. - Pero los hombres siempre hemos aspirado a más. Si sigues caminando en línea recta volverás al mismo punto donde comenzaste, por ello ahora buscamos ir hacia arriba, hacia las estrellas. - Señalé al cielo en un intento de pose dramática, parte de la imitación, cuando me había explicado esto siendo yo pequeño.

- Por eso, hijo mío, al igual que los hombres crean cohetes para ir a las estrellas, tú debes hacer lo mismo... ¡Y las estrellas que tú debes buscar, no son otras que las mujeres! - Bajé la vista y miré al frente, con decisión. Sí, ese fue el día en el que River me dio la famosa charla. La charla de la abejita y la roselia. El día en el que River me dijo que mi objetivo tenía que ser encontrar una mujer. - Ya lo tengo decidido. -

Sin decir nada más, empecé a caminar hacia Pueblo Horizonte. Sabía dónde no quería ir, ya había estado con varias chicas en ese día.

-¡¡Un momento!! - cuando ya tienes decidido tu próximo destino y te dispones a dar tu primer paso hacia Pueblo Horizonte por las razones más lógicas y cabales que has conseguido encontrar, una voz te detiene. No ves a nadie a tu alrededor hasta que de entre los arbustos surge una figura que salta en mitad del camino y te señala. Se trata de un chico joven, sonriente, con camiseta azul y pantalones cortos... y ramitas saliéndole del pelo, de la capucha, de los zapatos... ¿Cuanto tiempo lleva ahí dentro? - Eres un entrenador, ¿verdad? ¡Te reto a un  combate! - dice con entusiasmo.

Apenas me había decidido en ir a Pueblo Horizonte, un grito que me detuviese. - Jolín, jolín, me han escuchado y me han visto haciendo el ridículo. ¡Quién me manda ponerme a hacer el panoli en medio de una calle! - Miré a mi alrededor algo avergonzado mientras pensaba a quién tendría que dar explicaciones... y de qué serviría eso. Para mi sorpresa, no había nadie.

- Torchic, ¿Tú has escuchado al-¡WAH! - Un pequeño chico con cara desafiante salió de los arbustos causando que me sobresaltase. - ¡¿Pero qué hacías ahí dentro?! - Lo cierto era que, aunque me había pillado de improvisto, no iba a negarle un combate a nadie, por mucho que tuviese como hobby esconderse en los arbustos. Y, solo por si acaso, decidí no mencionar nada de mi "improvisación" anterior.

- No sé si estabas buscando bichos o si aquí es algo normal hacer lo que tú has hecho. ¡En cualquier caso, prepárate para perder! - Le dije con decisión.

Saqué a Torchic de mi capucha, me agaché y le puse en el suelo frente a mi. - Pequeño, ya conocemos tus habilidades, ahora empieza un combate de verdad, ¡Tenemos que dar lo mejor de nosotros! - Me incorporé y miré al chico, seguramente también habría empezado su viaje como entrenador hace poco, me preguntaba qué pokémon tendría. Confiaba en que Torchic pudiese hacer frente a cualquiera.

- ¡Adelante, muéstrame tu fuerza! - No me había dado cuenta hasta entonces de que estaba sonriendo y de que tenía la mano derecha cerrada en un puño por la emoción. - Torchic, ¿Sientes tú la misma adrenalina que yo siento? -

-¡Los arbustos son el mejor lugar desde el que asaltar a entrenadores imprudentes como tú! - dice el chico con determinación y una sonrisa en la cara. ¡Parece tan convencido como tú de que va a ganar el combate! Mientras que tú escoges a tu Torchic, que tras salir de tu capucha empieza a dar vueltas en círculos ante ti y pequeños saltitos de pura emoción, el chico lleva una mano a las Pokéball que cuelgan de su cinturón. - ¡Que sea un uno contra uno! - anuncia mientras coge una de las esferas y, tras agrandarla presionando su botón central, la lanza al aire. - ¡Bunnelby, adelante!

La Pokéball se abre en el aire haciendo un chasquido, y de su interior surge una luz blanca que rápidamente impacta contra el suelo y toma la forma de un Pokémon que ya has visto en las rutas anteriores. ¡Ahora es tu rival a batir!

Mi rival a batir parecía decidido, todo estaba a punto para comenzar. Torchic mostraba su entusiasmo dando saltitos y yo me preparaba mentalmente para el pokémon que ese chico sacaría, ya que no veía ninguno a su alrededor. ¿Sería un pokémon fuerte como Hariyama o quizás uno veloz como Flygon? El joven lanzó la pokéball mientras gritaba el nombre de su pokémon.

- ¿Bunnelby...? - Un pequeño conejito como aquellos que había visto antes en la ruta 35 apareció frente a nosotros. - Vaya, si es uno de esos conejos feos... Bueno, ¡No debemos subestimarle! - No podía dar por hecho de que era débil, tendría que dar lo mejor de mi y demostrarle que se había equivocado dándome ese susto.

- ¡Torchic, muéstrale todo tu poder ígneo! ¡Usa ascuas y ataca a ese Bunnelby! - Fuese fuerte o débil, Torchic y yo acabaríamos con él en un santiamén.

Bunnelby

PS: 24
At: 7
Def: 7
At. Esp: 7
Def. Esp: 7
Vel: 9

Torchic: 23/30

-¡Bunnelby, Ataque Rápido! - grita el niño de los pantalones cortos en el momento en que Torchic echa la cabeza hacia atrás para acumular llamitas en su boca con la intención de dispararlas.

A pesar de que el niño ha dado su orden después de ti, Bunnelby sale disparado a toda velocidad hacia el Pokémon de Tipo Fuego e impacta contra éste con todo el cuerpo, causándole algo de daño. Menos daño del que Torchic le causa a Bunnelby, eso sí, porque cuando el Pokémon del niño impacta contra el tuyo, el pequeño Torchic aprovecha para soltar sus llamas, que golpean a Bunnelby y hacen que de un salto hacia atrás.

Bunnelby

PS: 12/24
At: 7
Def: 7
At. Esp: 7
Def. Esp: 7
Vel: 9

Torchic: 19/30

Mientras que Torchic preparaba su ataque, el niño a quienes nos enfrentábamos ordenó a su Bunnelby que atacase, y su golpe acertó en mi compañero antes de que este pudiese lanzar sus ascuas. Por suerte, Torchic no retrocedió y pudo quemar a su oponente.

- ¡Oye, oye, eso es trampa! - Me quejé al chico. - ¿Cómo es que tú atacas primero si ha empezado Torchic? ¡Te vas a enterar! - Repliqué con algo de enfado. No era por que atacase primero, que no entendía por que. Era por que se había atrevido a herir a Torchic.

- ¡Vamos amigo, usa ascuas de nuevo y demuestra que eres más fuerte que él! - Aunque hiciese trampas para atacar más rápido, no podría aguantar mucho más el fuego de Torchic.

Ruta 35
- Entre Ciudad Estrella y Pueblo Horizonte -

El camino de la Ruta 36 finaliza cuando ésta desemboca en una nueva ruta: la Ruta 35. No es que haya un cambio de paisaje demasiado notorio: lo cierto es que la Ruta 35, siendo también ésta una ruta bastante llana, con un simple sendero de tierra que atraviesa una pradera verde y salpicada por árboles y arbustos de distintos tipos. Lo único que consigue que os percatéis de que habéis cambiado de ruta es el cartel de madera que os encontráis de frente en una encrucijada del camino.

El cartel reza lo siguiente:

RUTA 35

⬆ Ciudad Estrella
➡ Pueblo Ocaso
⬇ Pueblo Horizonte

Dejando de lado Pueblo Ocaso, que es el lugar de donde venís, parece que tenéis dos posibles destinos según decidáis ir hacia el norte o hacia el sur. ¿Cual será el destino más adecuado ahora mismo?

Por cierto, los Pokémon salvajes de esta ruta, al menos los que veis a simple vista, parecen bastante similares los de la ruta anterior...

-¡Ataque Rápido nos permite atacar antes que el enemigo! - sonríe el niño pequeño, confiado. - Justo así: ¡Ataque Rápido, Bunnelby!

La actuación de ambos Pokémon se repite igual que en la última ronda. Aunque Torchic ya está echando la cabeza hacia atrás para empezar a acumular llamas, el Pokémon del rival sale disparado y lo golpea con fuerza antes de que pueda lanzar su ataque. Eso sí, después de recibir el golpe Torchic lanza sus Ascuas y daña al enemigo... bastante. Bunnelby parece estar casi sin fuerzas ya...

Bunnelby

PS: 2/24
At: 7
Def: 7
At. Esp: 7
Def. Esp: 7
Vel: 9

Torchic: 14/30

- Ataque rápido permite atacar primero... - Repetí intentando comprender su significado. - ¡Vaya, Torchic! ¡Tenemos que aprender a usar ese ataque! -

Pude comprobar que llevaba razón. Por segunda vez consecutiva, el chico había logrado acertar su ataque primero. - Sin embargo, hay algo con lo que no cuentas, chaval. - Le dije, intentando hacer que era más listo de lo que aparentaba. - La rapidez no lo es todo en un combate, y mi Torchic es capaz de aguantar esos golpecitos de nada. -

Realmente Torchic también estaba bastante herido y no tenía forma de curarle. Tras acabar el combate iría corriendo hacia el centro Pokémon. - ¡Torchic, tu enemigo está en las últimas! ¡Usa ascuas y acaba con él! - A veces los comandos que daba sonaban un poco tétricos.

-¡Y si mi ataque llega antes que los tuyos entonces no hay Ascuas que valgan! - el chico no tiene la intención de rendirse, pese a todo. Estira el brazo y extiende los dedos de las manos mientras grita. - ¡El último golpe, Bunnelby! ¡Ataque Rápido!

La actuación de ambos Pokémon se repite: Bunnelby llega antes que Torchic para asestar el golpe, pero el Pokémon de Tipo Fuego resiste y lanza sus llamas acumuladas contra el enemigo. Sin embargo, esta vez el Bunnelby no se ve capaz de aguantar y cae de espaldas al suelo emitiendo un gritito, totalmente debilitado.

-¡Oh, no! ¡Bunnelby! - dice el chico, corriendo a coger a Bunnelby entre sus brazos, alzándolo del suelo. Con un suspiro, saca su Pokéball y lo hace volver a su interior. Tras eso el chico se levanta y se acerca a Kawa, tendiéndole la mano. - Lo has hecho muy bien. Claro que Bunnelby es un Pokémon recién atrapado, así que... bueno, que has ganado. - dice, encogiéndose de hombros y entregando su recompensa a Kawa.

Nada más entrar en la ruta 35 me fijo en un pokemon...

- ¡Un bellsprout! ¡Necesito añadirlo a mi equipo! No sé porque pero siempre me ha llamado la atención... ¡Ahora vuelvo chicas!

Y sin dar tiempo a que me contesten voy hacia donde está. Una vez allí intento de nuevo la técnica que he visto usar a las chicas, me agacho y le hablo con voz suave.

- Hola bonito, mi nombre es Akane y este pequeñín de aquí es mi amigo Charmander - le señalo - ¿no te gustaría unirte a nosotros?, te aseguro que será muy divertido - acerco mi mano hacia él despacito a ver que sucede.

Seguimos avanzando las tres juntas y acabamos llegando a la siguiente ruta. Seguían estando los mismos pokemon de antes y mi mirada estaba echando estrellitas hacia ellos. También había un pokemon nuevo de tipo planta ante los cuales Akane se acercó corriendo a por uno.

Yo me quedé atrás y casi empecé a darme un berrinche interno cuando miré a Lina - Joooooo. Lina ¿Por qué no podemos capturar un pokemon de cada tipo? - mi cara de tristeza lo decía todo. Quería tener a todos los pokemon que existían como amigos - Como la profesora dijo aquello... Pues ahora no me atrevo a usar pokeballs con todos... pero me gustaría poder tenerlos a todos como mis amigos...

Fue entonces cuando la miré con ojos tristes - ¿Tu crees que es malo que intente hacerme amigo de todos? - obviamente quería decir capturarlos. Y entonces miré a un Zigzagoon, un Starly, un Bellsprout y un Bunnelby. Los que me faltaban de esta ruta. Si bien era un tanto caprichosa con el tema, era un poco inexperta en ello - ¿Que crees que debería hacer? - dije un poco medio desanimada

Lina sonrió cuando Raine empezó a quejarse. La escuchó en silencio, pues quería entender el por qué de su rabieta contenida, y también porque comprendía sus razones y sus dudas. Sin duda, encontrar a tantos Pokémon diferentes y nuevos era emocionante. Como futura cuidadora, era normal que Raine tuviera tantas ganas de hacer amistades y cuidar tantos Pokémon como fuera posible. Por otro lado, no había que abusar de esta actitud.

- Yo estoy de acuerdo con la profesora- opinó encogiéndose de hombros-. Piensa que los Pokémon son como personas: ¿puedes tener cincuenta amigos humanos teniendo lazos fuertes con cada uno de ellos y sin dejar de prestar atención a ninguno? Creo que no- sonrió y volvió a encogerse de hombros-. Pues con ellos igual- señaló a la los diversos pokémon que había por ahí-. Tenemos que pensar en su bienestar y en sus emociones, y en cómo podemos hacerles sentir bien, como a un verdadero amigo.

Había hablado bastante, al menos para ser quien era Lina, que estaba más acostumbrada a callar y observar. Dejó que Raine meditara sobre el tema, aunque ella no quería dárselas de gurú porque también era inexperta. Para quitarle importancia a lo que había dicho, se encogió de hombros una vez más.

- No sé tú, pero yo voy a ver qué tal le va a Akane con ese Bellsprout- comentó riendo entre dientes.

Sacó la pokéball de Zigzagoon y le dejó salir.

- Fennekin, Zigzagoon, vamos a sentarnos bajo ese árbol- les dijo con una sonrisa-. ¿Os parece?

Fue hacia allí y se sentó cómodamente sobre la hierba, adoptando una buena perspectiva para ver cómo evolucionaba el intento de Akane de capturar a un pokémon.

Mientras Lina, Fennekin y un demasiado-emocionado-Zigzagoon se sientan bajo un árbol para observar (de hecho Zigzagoon no se sienta, sino que corre de un lado para otro y se revuelca por el suelo... ciertamente no se aburre), Akane se acerca a uno de los múltiples Bellsprout de la ruta e intenta pedirle que se una a ella y su equipo Pokémon.

El Bellsprout, sin embargo, no parece estar muy por la labor. Aunque escucha lo que Akane tiene que decirle, una vez la chica ha terminado de hablar simplemente se da media vuelta y empieza a alejarse, tambaleándose, con sus patitas hechas de raíces, en dirección a los arbustos de los lados del camino.

Tras pensarlo y ver como Lina se alejaba a aquel arbol, suspiré sacando la pokeball de Fletchlinder para sacarlo junto a Cyndaquil. - Vamos pequeño, no es bueno que te pases el día en la pokeball. ¿Verdad Cynda? - Y entonces me acerqué junto a Lina sentandome a su lado acariciando a mis pokemon

Tras unos segundos de ver como reaccionaba el Bellsprout, sonreí - ¿Sabes? Tienes razón... supongo que no pensé en ello... en la guardería no había limite para que los entrenadores dejaran sus pokemon... Bueno vale si había un limite, pero era mucho más amplio que seis pokemon. - Digo mirando mi cinturon. - Supongo que estoy tan acostumbrada a eso, que ahora esto se me hace muy extraño. - Entonces miro a Cyndaquil, luego a Fletchling y por ultimo a Fennekin y a Zigzagoon

-Aunque... si nos quedamos juntas mucho tiempo, igual no somos solos seis. ¿No? - y entonces acerqué mi mano al Fennekin de mi compañera, primero para que oliera y después si se dejaba para acariciarlo un poco.