Partida Rol por web

Fiódor desenvuelve el trapo, bajo la atenta mirada de Farf y de la rattata, que no se pierden detalle. Tras algunas vueltas de tela, aparece una superficie brillante.

Es una campana.

Se trata de una campana pequeña y sencilla, pero muy bonita. Un espíritu sensible y observador como Fiódor puede observar enseguida que se trata de una pieza de manufactura excelente. Su superficie, suave, lisa y destellante se curva formando líneas perfectamente armónicas. No tiene ningún tipo de grabado ni adorno más que su propia belleza.

La rattata la mira con ojos de bolilla, sentada en el suelo extasiada. A Farf también parece llamarle la atención el objeto, pero no parece que vaya a saltar sobre ella y a llevársela entre los dientes, como cierto pokémon de esa habitación.

-Vaya, vaya.. - Dijo Fiódor mientras contemplaba aquella campana - ¿Pero cómo se te ocurre intentar tragarte esto, pequeña?

Una sonrisa apareció en el rostro del muchacho. Haber encontrado un objeto tan bonito dentro de la boca de un Rattata era cuanto menos peculiar. Aún así, todavía pensaba en aquel extraño.. había muchas cosas que no lograba comprender..

Mientras cavilaba mentalmente, Fiódor sacó un pañuelo de lino que había cogido de su casa el día anterior y envolvió la campana cuidadosamente en él. Luego la guardó en la mochila con sumo cuidado en un lugar donde no se pudiera romper fácilmente. Había tomado una decisión, debía interrogar a aquella persona, quizás pudiera entender algo más. Aún así no pensaba decirle de momento que él tenía la campana, no creía conveniente hacerlo.

-¿Te gustaría unirte a nosotros, Rattata? - Dijo antes de salir de la habitación - Vamos a buscar a la persona que estaba aquí contigo.

La rattata emite un gritito de felicidad y, sin dar tiempo a que el chico reaccione, se encarama a su pierna, le sube por la espalda -clavándole las garritas en la ropa y, ligeramente en la piel- y se sube a su hombro, donde se acurruca.

Farf emite un graznido de asentimiento y sube al piso superior a través de uno de los huecos del techo.

Con todo preparado ya solo quedaba subir hasta el piso superior. Las preguntas que debía hacer estaban claras, tampoco quería que aquello sonara como un interrogatorio, así que había pensado hasta el mínimo detalle para que pareciese una conversación casual. Por supuesto, de la campana nada "sabía".. eso era obvio. Paso a paso se acercaba cada vez más al enigma. Realmente sentía curiosidad por conocer a aquella persona.

En la siguiente planta no hay ni rastro del chico o chica.

Farf echa una mirada a Fiódor para ver si le sigue y echa a volar hacia el siguiente piso.

Al ver que en esa planta no estaba, Fiódor decide subir a la siguiente.

En la quinta planta tampoco hay nada. Fiódor mira a su alrededor y aguza el oído, pero no consigue ver ni oír nada. ¿Es posible que mientras se ocupaba del rattata el chico o chica haya conseguido sacarle tanta ventaja? ¿Y por qué se ha dirigido hacia arriba?

Farf cruza hacia el sexto piso. El entramado del suelo de la torre se va volviendo cada vez más complicado, es una obra arquitectónica digna de admiración, pero no hay tiempo para eso si no quiere perder de vista a su fiel compañero pokémon, que aletea ágilmente entre las tallas y vigas de madera.

Así que en esa planta tampoco estaba. Fiódor ya comenzaba a dar por perdido al extraño, algo que le confundía ya que no podía andar muy lejos.. pero, antes de siquiera pensar en abandonar la búsqueda, Farf subió volando hasta la sexta planta. Sin tiempo que perder, Fiódor decidió seguirlo subiendo las escaleras. En algún lugar debía estar.

Ya debe quedar poco..

Una vez más, en la sexta planta no hay nadie.

Farf vuela alrededor, confuso, y mira a Fiódor, dudando entre si seguir subiendo, salir por la ventana o qué hacer con su vida.

La rattata también mira alrededor, intrigada. Olfatea el aire, aunque no parece encontrar nada que le llame la atención.

Fiódor empezó a dudar si era conveniente seguir perdiendo el tiempo en aquella extraña persecución a la nada. Era imposible que el extraño hubiese desaparecido.. no tenía alas para poder echar a volar.. ¿o sí? Esta nueva interrogante hizo recordar al muchacho que, mientras el extraño huía, sacó de manera apresurada una Pokéball de su bolsillo. Quizás tuviera, cómo él, algún Pokémon volador que le hubiese ayudado a escapar de aquella torre. Aún así.. aquello solo eran conjeturas y, en caso de que estuviera en lo cierto, debía de tratarse de un Pokémon de gran tamaño como para poder soportar el peso de una persona. De todas formas, Fiódor no quería rendirse tan fácilmente.. subiría un piso más, si allí tampoco había nadie, preguntaría a los monjes de la entrada si habían visto salir o entrar a aquella extraña persona. Así pues, sin perder más tiempo, le indicó con un leve gesto de cabeza a su Pokémon que volvería a probar en la siguiente planta y que, por tanto, le siguiera.

En la séptima planta tampoco hay nadie. Queda una planta más y el tejado. Fiódor recuerda que desde afuera se podía ver una enorme estatua de un pájaro pokémon coronando el edificio. ¿Será posible subir ahí?

De todas formas, incluso nada más que desde esta altura, dos plantas más abajo, la vista debe de ser impresionante. La Torre Hojalata es el edificio más alto de Ciudad Iris.

Al llegar a aquella planta y comprobar de forma apresurada que allí no había nadie, Fiódor comenzó a desesperarse. Había llegado a una fase en la que perseguir a ese extraño se había convertido en una especie de obsesión que aumentaba más y más debido a la intriga.. Realmente en esos instantes, para Fiódor, la conclusión de aquéllo era encontrar a esa persona y no informarse acerca de la campana y del por qué había huido de esa forma, como era su misión inicial.

Con el ceño fruncido, el muchacho volvió a indicar a Farf que subiría a la siguiente planta. Era consciente de que se dijo  a si mismo que si allí no estaba desistiría.. pero un acto reflejo le impulsó a avanzar un poco más. Algo en su interior le advertía de que ya debía quedar poco.

-Subiremos piso por piso hasta el tejado si hace falta - Dijo a su Pokémon en tono serio - En caso de que no le encontremos.. presiento que merecerá la pena el esfuerzo con las vistas que debe de haber desde esta altura. ¡Seguro que se podrá ver la ciudad entera!

Aquel nuevo pensamiento suavizó la irritación que empezaba a hacer mella en el chico. Aún así, deseaba con toda su alma encontrar a aquella extraña persona. Así pues, con Farf sobrevolando por los recovecos y con la Rattata firmemente colocada en su hombro, salió corriendo hacia la escalera y comenzó a subir hasta la última planta.

Para variar, en el último piso no hay más que tallas, rollos de pergamino decorativos, pinturas... pero ningún ser humano. Lo único nuevo que aparece es una especie de urna, sagrario o pequeño armario colocado en lugar preferente, rodeado por un cordón que marca un perímetro, indicando que los visitantes no deben tocarlo. También están las escaleras al tejado.

Un desilusionado suspiro se escapó de los labios de Fiódor. Ya daba por perdido al extraño.. si no estaba en aquella planta, ¿dónde podría estar? No había otro lugar donde pudiese mirar. Aquello supuso un duro golpe a la moral del muchacho.. buscar algo con tanto ahínco y no obtener resultado le desagradaba intensamente. Aún así, debía admitir que haber subido hasta ahí, aunque solo fuera para observar aquella hermosa sala, había merecido la pena. Las pinturas, los pergaminos, la urna.. todo concordaba en armonía consiguiendo mantener totalmente fascinado al muchacho. 

-Vaya, es impresionante - Dijo mientras se acercaba hasta la urna después de haber observado minuciosamente cada detalle de las pinturas y las tallas - Todo parece estar relacionado con ese extraño Pokémon legendario, pero.. ¿y esta urna? ¿Qué significará? - En ese momento se apoyó ligeramente en el firme cordel que impedía el paso hacia el objeto. Estuvo en silencio y reflexivo durante unos instantes.. poco después se giró y avanzó hasta la escalera que daba al tejado - Bueno, dudo que observarla me saque de esa incógnita.. ya le preguntaré a los monjes. Ahora disfrutemos de las vistas.. seguro que serán geniales.

Tras lo cual, sonrió cariñosamente a ambos Pokémon y subió lentamente cada peldaño de aquella escalera. Realmente , aunque aquéllo no había sido su principal misión, sentía ilusión por subir hasta allí arriba y contemplar la ciudad desde un punto tan alto.

Efectivamente, el panorama desde el tejado de la torre deja sin aliento a cualquiera. Desde la cima se ve toda Ciudad Iris y también los bosques y montañas de más allá. Los distintos colores de las hojas de los bosques, la armonía de las casitas tradicionales... todo forma un conjunto rico en matices y de impresionante belleza. El día es claro y cálido, pero en lo alto de la torre sopla una fresca brisa.

El "suelo" es de tejas oscuras, un poco inclinado. Si estuviera mojado sería peligroso andar por ahí, pero como está seco -y caliente- mientras no corra no hay problema.

Pero la vista no es lo único impresionante. En el centro del tejado se alza una imponente estatua de bronce y oro de unos cuatro metros de altura de un pájaro pokémon. Es el mismo ave de la que Fiódor ha visto numerosas representaciones en forma de pinturas y tallas dentro de la torre, pero sin duda esta es la más notoria. La estatua está finamente trabajada, llena de detalles como las plumas, las escamas de las patas y el orgulloso copete de la cabeza.

Farf aprovecha para volar alrededor del tejado de la torre, disfrutando de la libertad que le dan sus alas y el espacio abierto. La rattata, sin embargo, prefiere quedarse junto a Fiódor. 

Maravilloso, no había otra palabra para definir aquello. Desde esa altura, Fiódor podía ver cada detalle de aquella ciudad.. los tejados de las casas tradicionales, el gimnasio, el dojo, la torre quemada.. todo aparecía ante sus ojos, frágiles y distantes pero con una belleza difícil de apreciar desde otra perspectiva.

Absorto en el paisaje, Fiódor sentía que su visión del mundo iba cambiando a cada segundo que pasaba. Y, en cierto modo, era normal. Acostumbrado a vivir ajeno a todo lo demás, centrado en sí mismo y en su propia inestabilidad emocional.. verlo todo desde aquella altura, ver a las personas como hormiguitas que recorren los alrededores de su nido buscando alimentos, le hacía pensar que allí nada podía hacerle frente.. nada salvo aquella estatua del Pokémon Pájaro.

Fiódor envidió al objeto pues sabía que tarde o temprano él tendría que volver al mundo, bajar de aquel tejado y ser uno más rodeado de multitud.. sin embargo, ella siempre podría observar la ciudad desde allí, inmutable al paso del tiempo.

Tras unos segundos, el muchacho desvió la atención de la estatua a su Pokémon que revoloteaba alegremente alrededor de ella. Verlo así, tan libre y radiante, le hizo sonreír.. Sin duda su Pokémon era todo lo que tenía en aquellos instantes.. Bueno, su Pokémon, la campana y.. ¿quién sabe? Quizás otro nuevo compañero de viaje. La rattata seguía aferrada al hombro, se notaba que ella no disfrutaba tanto de la altura como Farf.

-Bueno, quizás sea hora de baj.. - En aquel momento, Fiódor creyó percibir algo.

En la rama de un árbol -una rama bastante alta, aunque nada en comparación con el tejado de la torre- junto a la torre está la persona que antes estaba forcejeando con la rattata. Mira hacia la torre sin moverse, quizá esperando algo o alguien. Sin embargo, no parece haber visto a Fiódor ni a Farf. Se ve un poco pequeño, pero el chico está casi seguro de que se trata de la misma persona: el atuendo, el color del traje, la figura* y demás coinciden.

Fiódor sonrió taimadamente al comprobar que aquel extraño se encontraba escondido en la rama de ese árbol. Se le había ocurrido un plan y pensaba llevarlo a cabo a la perfección.. seguramente el extraño estaba esperando a que Fiódor saliera de la torre para cogerlo por sorpresa, estaba casi seguro de ello. Así pues, lo conveniente sería buscar una salida alternativa a la principal y acercarse al árbol con cuidado para que no le escuchase.. Si lo lograba el sorprendido sería él, y allí subido no tendría huida posible. Era un plan perfecto. Así pues, se lo comentó a sus Pokémon y abandonó el tejado dirección a la planta principal. Tener que bajar todas aquellos peldaños era un verdadero suplicio.. pero la emoción y la intriga de ver que por fin podría alcanzar a aquel extraño le otorgaba un extra de energía. En la planta principal buscaría una posible ruta para no tener que salir por la salida principal, si no la encontraba les preguntaría a los monjes. Ellos debían conocer mejor aquella torre que el propio Fiódor.

Fiódor baja todas las plantas incluso más deprisa de lo que las subió. Al llegar a la planta baja, los monjes ya no están, probablemente se hayan ido a hacer algo.

Dando una vuelta por la habitación, Fiódor descubre una puerta de madera más pequeña que la principal que, como no llama mucho la atención, no había visto al principio.

Empujándola se abre enseguida sin un crujido. Da a un jardín que hay detrás de la torre, donde hay algunos edificios pequeños (como casetas para guardar cosas o para otros usos) y del que se sale a través de un arco. 

Encontrar aquella puerta no había sido tarea fácil, aún así, tras perder varios minutos buscando en aquella planta el esfuerzo había merecido la pena. Ya solo quedaba dirigirse hasta aquel árbol con el mayor sigilo posible.. si tenían suerte podrían coger desprevenido al extraño. Además, Fiódor comenzaba a sospechar de aquella persona.. ¿por qué motivo se había ocultado en ese árbol? Lo lógico hubiera sido que hubiese hablado con él en persona si lo que quería era saber qué había pasado con la rattata o con la campana.. La situación empezaba a olerle regular.