Partida Rol por web

Fiódor se cuela por la puerta trasera Farf siguiéndole y la rattata subida a su hombro y rodea la torre sigilosamente hasta llegar a la entrada principal.

Ahí está, en lo alto de una rama a más distancia del suelo de la que sería seguro saltar, con la mirada fija en la puerta principal claramente esperando a que Fiódor salga. Paradójicamente, es su intensa atención la que le impide ver que Fiódor se aproxima desde una dirección inadvertida.

Fiódor sonríe complacido cuando llega al árbol. Sin duda había conseguido su objetivo, aquella persona ni se imaginaba que a aquél que buscaba lo tenía solo a escasos metros. Con una señal, avisó a Farf y a la rattata para que estuvieran en alerta. Luego, disimulando indiferencia se apoyó en el árbol y se aclaró la garganta.

-¡Qué hermosa tarde! ¿verdad? - Dijo con voz firme mientras alzaba la mano y se miraba las uñas en gesto totalmente pasivo - Desde luego los pájaros sí que sabéis elegir buenos sitios para sentarse y observar como el sol va descendiendo, pero.. para ser un pájaro eres un poco raro, ¿no? Bah, debes serlo, ¿qué otro animal huiría a esconderse en las ramas de los árboles? Eso sí, no pruebes a salir corriendo como antes.. quizás no sepas volar y una caída desde ahí debe hacer daño.

En su rostro se dibujó una sonrisa algo socarrona en el momento en el que desviaba la mirada de sus uñas y la dirigía a aquella persona. Presentía que la reacción de éste ante aquella situación sería del todo interesante. Además, por fin podría verle la cara.. era algo que llevaba deseando desde que comenzó todo aquel misterio.

-¡Uahh!

Al oír la voz de Fiódor, aunque tampoco haya hablado tan alto, el "pájaro" pega un respingo y casi se cae de la rama, pero consigue agarrarse al tronco en el último momento y volver a estabilizarse sobre ella. Enseguida mira hacia abajo, clavando una mirada entre sorprendida y molesta.

-¡Tú! ¿Por dónde has salido? -Busca rápidamente alrededor del chico, claramente preguntándose si tiene algún pokémon con Vuelo o Teletransporte. Primero se fija en Farf, pero claramente es demasiado pequeño para soportar el peso de su entrenador. Luego repara en la rattata, que le devuelve la mirada desde el hombro de Fiódor no sin cierta expresión burlona. El chico o chica aprieta los labios con coraje y a continuación le espeta a su interlocutor:

-Para tu información, no me estoy escondiendo -Se está escondiendo- y puedo bajar cuando quiera. ¿Qué has hecho con lo que tenía el rattata?

Ante la reacción de esa extraña persona, Fiódor soltó una sonora carcajada. Sin duda le divertía la escena.. desde luego era bastante cómica.

-No te caigas, chi.. ¿ca? - Dijo mientras aquella pequeña duda le hizo dejar de reír e inspeccionar atentamente al joven.

Realmente no podía identificar el sexo de aquella persona. A simple vista parecía un chico, sin embargo algo le decía que no debía fiarse de su primera impresión. Además, esas extrañas vendas situadas en el pecho le hacía pensar que quizás estuviera ocultando su género. 

-No sé de qué me hablas.. - Añadió mientras volvía a centrar su atención en lo que de verdad era importante en ese momento a la par que se encogía de hombros disimulando indiferencia - Cuando llegué a la habitación no había nada salvo la Rattata. ¿Qué es lo que buscas y por qué te interesa tanto?

El chico o chica aprieta los dientes con enfado.

-¡Mentira! Cuando llegaste, ese rattata se estaba atragantando con una cosa, lo has cogido y... -De repente, le asalta una idea terrible que hace que se interrumpa a media frase y masculle para sí: -A no ser que... -Con el terror pintado en la cara, pasa directamente a gritarle a rattata, que clava sus garritas en el hombro de Fiódor, con el lomo arqueado y todos los pelos erizados, asustada. -¡Te lo has tragado! ¡Maldito bicho, escúpelo ahora mismo! -Sin esperar respuesta, exclama con voz decidida: -¡Katsurou, abajo! -y algo de color amarillento se materializa en el aire justo delante de la figura vestida de azul solo un segundo. La chica o chico salta de la rama al mismo lugar donde ha aparecido el ser o cosa e inmediatamente desaparecen los dos.

Antes de que a Fiódor le dé tiempo a parpadear, siente la presencia de su extraño interlocutor detrás de él. Lo nota porque se ha abalanzado sobre la rattata, tratando de agarrarla por el lomo, por la cola o por donde sea.

Aquello cogió desprevenido a Fiódor.. debía haberlo imaginado, era demasiado raro que el chico/a se encontrara solo. Aún así, no le dio demasiado tiempo a pensar cuando con una velocidad extraordinaria, notó que se encontraba a tan solo unos centímetros de él.

¡¿Cómo habrá bajado tan rápido del árbol?!

En un rápido movimiento, Fiódor intentó interponerse entre esa persona y la rattata, sin embargo no llegó a tiempo. Los movimientos de esa chica eran demasiado ágiles. Debía pensar algo pronto y convencerla para que dejará en paz a la rattata.. En cuanto al Pokémon o lo que fuera que había aparecido, confiaba en que Farf reaccionara rápido y pudiera entretenerlo lo suficiente.

-¡¿Pero qué haces?! - Le dijo al extraño mientras forcejeaba con él para que dejara a la rattata - Suéltala.. sé dónde se encuentra el objeto. La campana, ¿verdad? - Esbozó una ligera sonrisa maliciosa, sabía que aquello inquietaría al extraño - Te lo diré si dejas que la rattata se marche de aquí. Ella no la tiene, solo yo sé dónde está.. así que si lo quieres recuperar deberás soltarla.. Por supuesto también deberás decirme por qué es tan importante para ti. Si no lo haces.. no volverás a verla.. tenlo por seguro.

Aunque aquello había supuesto un duro contratiempo, Fiódor tenía algo en mente.. por lo que parecía esa campana era algo valioso.. Fiódor no pretendía quedársela, si el chico/a le convencía no tardaría en devolvérsela.. aún así tampoco se la daría por las buenas y obviamente tenía que idear algún plan para que esa persona no descubriera que realmente la tenía él en su mochila.

Pese a los esfuerzos de Fiódor, el extraño ha agarrado a la pobre rattata por la cola y la sacude sin piedad. Sin embargo, en cuanto oye las palabras del muchacho se detiene en seco y la deja en el suelo. La rattata huye aterrorizada y enseguida se escabulle entre la maleza.

-¿Dónde está? Devuélvemela, es mía -le ordena a Fiódor el curioso personaje. Ahora que está de pie delante de él, el chico puede comprobar que él le saca media cabeza. Sin embargo, su corta estatura no le resta seguridad a su tono de mando.

Sin necesidad de perderlo o perderla de vista, Fiódor puede ahora ver bien el pokémon que hay a su lado.

Fiódor siguió con la mirada el trayecto que recorrió la rattata. Realmente sentía lástima por ella, quizás no había sido buena idea haberla llevado con él ya que una reacción así por parte del extraño era más que lógico que pasase.. Cuando la Pokémon se hubo alejado lo suficiente de ellos, Fiódor volvió a mirar a esa persona y sonrió ligeramente al escuchar sus palabras.

-Creo que no te encuentras en la posición suficiente como para ordenarme nada - Dijo con cierto tono socarrón - Además, aún no me has contestado.. ¿por qué es tan importante para ti esa campana? Debo admitir que es bonita.. pero por tu reacción deduzco que hay más. No tengo intención de quedármela, pero sí quiero que me expliques eso.. una vez que lo hayas hecho iré junto a ti a recuperarla al lugar donde la dejé oculta.

En ese momento, echó un leve vistazo al Pokémon que había cerca de la chica. Se trataba de un Abra, lo conocía bien, había leído acerca de esos Pokémon y de su famosa (y fastidiosa) habilidad para teletransportarse de un lugar a otro.. eso ayudaba a entender cómo aquella persona había llegado hasta aquel árbol..

-¡Y a ti qué te importa, papanatas! -Es la respuesta, que derrocha simpatía.

-Ñaa...- Es la suave voz del abra. Farf escucha la conversación posado en una rama, justo sobre sus cabezas, listo para seguir cualquier indicación que su amigo humano le dé. El chico o chica se vuelve hacia su pokémon y parece como si además de haber eso ese ruidito mono le hubiera dicho realmente algo porque, tras unos segundos mirando al pokémon con expresión de disgusto, parece relajarse un poco, aunque claramente a regañadientes.

-Es... importante. No puedo decírtelo, es un secreto. Pero esa campana es necesaria para solucionar lo de los postes de la luz, así que dámela. Si no me la das y Ciudad Iris sufre algún daño... más, será culpa tuya.

¿Papanatas? Jumm..

Fiódor no dudaba de la veracidad de las palabras del extraño*, es más.. creía que el chico/a estaba siendo sincero con él. En cualquier caso ese aura de misticismo le ponía realmente incómodo. Aún así asintió con la cabeza a sus palabras y reflexionó durante un instante. Le daría la campana pero antes..

-Te ayudaré con ese asunto - Respondió seguro de sí mismo - Es lo menos que puedo hacer por ocultar tu campana, ¿no? - Dio unos segundos de espera, realmente no se sentía culpable por "tomar prestada" momentáneamente la campana del extraño y usarla para chantajearlo, sino que era una simple excusa para participar en esa aventura y conocer qué era lo que realmente pasaba en aquel lugar - Además, presiento que necesitaras a alguien que te ayude.. y yo no tengo problemas para hacerlo - Luego le tendió la mano y sonrió amistosamente - Por cierto, me llamo Fiódor.

Aún así, y a pesar de ese gesto de cordialidad, Fiódor decidió que aún no le diría que la campana la tenía él, ni se la entregaría de momento. Quería esperar al menos a la contestación del chico/a, si se negaba a que le ayudase.. quizás debería usar de nuevo el chantaje.

La cara del muchacho/muchacha muestra una expresión de asombro total. La respuesta de Fiódor le ha cogido totalmente por sorpresa y por un momento no sabe qué decir. Tras un segundo en blanco parece reponerse y contesta:

-¡Y para qué iba a querer yo la ayuda de un papanatas como... ¡ay!! -De repente se frota la sien con la mano, como si le hubiera dado un dolor de cabeza punzante, y lanza una mirada furibunda a su abra, que sin embargo no se ha movido ni un milímetro ni tiene pinta de ir a hacerlo. Resopla. -Está bien, está bien... -Dice a regañadientes, aún frotándose la sien. El abra asiente casi imperceptiblemente. Aún con cara de fastidio, estrecha la mano tendida de Fiódor. -Yo soy Yuki y él es Katsurou-. Señala al abra. -En realidad nos bastamos y nos sobramos los dos solos, pero si quieres seguirme, haz lo que te dé la gana. Ahora, dame la campana.

Hmm.. Yuki, eso significa que es una chica, ¿no?

-Bien, me alegra saber que has tomado una buena decisión - Contestó Fiódor, aún con reservas de entregarle la campana, aún así decidió hacerlo.. no tenía nada que perder, por el contrario podría ganar la confianza de aquella persona y tener una nueva aventura con la que poder conocer todo lo relacionado con el misterio de la aranja y los postes de electricidad. Así pues, cambió de posición su mochila acomodándola en su pecho y abrió la cremallera con cuidado. Luego agarró el pañuelo en el que había envuelto la campana y se la acercó a Yuki - Aquí la tienes, confío en tu palabra.. no me falles.

Una vez entregada, se le quedó mirando fijamente al rostro. Quería ver cuál sería su reacción al desenvolver la campana y apreciarla con sus propios ojos.. quizás realmente no fuese suya y esas cosas se adivinaban fácilmente con solo prestar un poco de atención a las reacciones.

Yuki le arrebata el paquete a Fiódor de mala manera y lo desenvuelve con avidez. Cuando ve la campana en su cara se dibuja una sincera expresión de alivio. Se guarda la campana envuelta en el interior de la especie de kimono que lleva con una mirada rápida y casi imperceptible alrededor que le sugiere a Fiódor que la campana probablemente no sea suya.

Entonces sonríe con sorna y exclama:

-¡Ja! ¡Katsurou, teletransporte! ¡Hasta luego, papanatas! -mientras extiende una mano hacia su abra.

Sin embargo, ninguno de los dos se mueve ni un milímetro.

-¡¿Eh?! -Se vuelve hacia el pokémon con visible enfado. -¡Pero qué haces, ya tenemos la campana, vámonos! 

Durante un momento, pokémon y ser humano intercambian miradas en silencio. Probablemente también estén intercambiando una conversación telepática.

-Ah. No se me había ocurrido. -Sigue un silencio incómodo en el que Yuki se hace consciente de que Fiódor sigue ahí y de que le ha llamado "papanatas" otra vez sin conseguir huir satisfactoriamente. No sabe dónde meterse. -Esto... No vas a denunciarme porque... -Mira a su alrededor buscando alguna fuente de ayuda y su mirada se topa con la de Farf, que grazna subido en la rama. -Eh... ¡Vale, está bien, podéis venir con nosotros! -Exclama finalmente, abombando las mejillas con contrariedad.

Como Fiódor imaginaba.. esa persona tenía la intención de huir nada más recibir la campana. Sin embargo por alguna razón que no pudo comprender, el abra no hizo caso a su orden. Por el contrario pareció tratar de convencerla de algo mediante una conversación telepática. No saber qué era lo que hablaban entre ellos ponía al chico bastante nervioso..

-No tendrías pensado huir, ¿verdad? - Le dijo seriamente mientras se acercaba a ella - Podemos serte de ayuda, pero si nos traicionas no dudaré en ir contra ti. Sé que has robado esa campana, no me importaría denunciarte.. aún así, dejémoslo como nuestro pequeño acuerdo: Tú permites que vaya contigo y yo no te denunciaré, al contrario.. te ayudaré a desvelar todo este misterio. Un trato justo, ¿verdad?

Más vale que me ande con cuidado con esta chica..

-Bien, te sigo.. - Añadió finalmente - ¿Hacia dónde vamos?

Qué remedio... La cara de la chica (?) refleja claramente lo que piensa.

-Sí que eres un chivato, como pensaba Katsurou. Está bien. Ven si quieres. Si las cosas se ponen feas, podemos usarte como escudo. ¡Ay! -Vuelve a frotarse la sien. El que su abra la/lo meta por vereda telepáticamente parece ser ya una costumbre para ambos. -Venga, larguémonos antes de que esos malditos monjes se den cuenta. Tienes que darle la mano a Katsurou. Ese farfetch'd es tuyo, ¿no? Tiene que tocarlo también -dice, mientras le tiende su propia mano al abra, que la toma con gesto seguro. Luego se dirige al pokémon con retintín irónico. -Ahora, si a Su Señoría le parece bien, ¿podría teletransportarnos a la entrada sur?

-No es mío ni yo soy suyo - Respondió Fiódor esbozando una sonrisa a la par que miraba cariñosamente a Farf - Somos compañeros, formamos un equipo, pero él no me pertenece.

Sí, era raro ver a un entrenador de Pokémon que no tuviera realmente Pokémon propio. Quizás ésa era la razón por la que Fiódor no se consideraba a si mismo como un entrenador, sino como un aventurero que iba acompañado de su fiel amigo. Para Fiódor aquello era más gratificante y bonito. Él nunca atraparía a un Pokémon obligándole a que le siguiera o que luchase por él, Farf era libre de hacer lo que quisiese, aún así sabía que nunca le fallaría. De todas formas era una relación que improbablemente otra persona ajena a ellos podría entender. Así pues no pretendía que Yuki le comprendiera, le daba absolutamente igual si lo hacía o no.

-Por cierto, se llama Farf - Añadió al caer en la cuenta de que no le había presentado. Luego cogió la amarillenta mano de aquel abra y tocó con la otra el ala de su Pokémon tal como le decía su nueva "compañera" - ¿Así?

Al oír las palabras de Fiódor, Yuki se les queda mirando a él y a Farf un momento. Parece que va a decir otra de sus borderías, pero en su lugar contesta sin agresividad por una vez y ladeando un poco la cabeza:

-En realidad tienes razón. E incluso aunque se capture un pokémon en una ball, nunca será "de tu propiedad". Los entrenadores que piensan eso son idiotas.

Al ver que cómo da la mano a Katsurou y a Farf asiente aprobatoriamente y, sin necesidad de que diga nada más, Fiódor siente como si a su delicada psique le hubieran dando una patada y una mano invisible hubiera tirado de su estómago hacia arriba desde dentro y, de repente, los árboles a su alrededor parecen cambiarse todos de sitio.

Pensándolo bien y mirando alrededor, no es que los árboles se hayan cambiado de sitio, sino que Yuki, Katsurou, Farf y él se encuentran en un claro entre árboles de estilo similar al que se encontraban antes, pero totalmente diferente: parecen estar junto a un sendero apartado y no se ve ninguna de las dos torres, ya que estén en la dirección que estén, quedan ocultas por las copas.

Todo cambio de un momento para otro.. lo último que recordaba del paisaje donde se encontraba segundos antes era aquel árbol en el que la chica había estado oculta antes de que la sorprendiera y la torre que se alzaba imponente a varios metros de donde se encontraba. Ahora seguía habiendo árboles, pero estos eran distintos a los que tenía delante tan solo hacía unos segundos. De la torre no había ni rastro.

¿Dónde estamos?

Fiódor aguzó todos sus sentidos mientras observaba cada detalle del lugar a la par que trataba de recordar las imágenes que había visto en los mapas que tenía en su casa. Debía haber algo allí que le diese una pista de en qué lugar se encontraban. Por fortuna su sentido y su mente no se habían visto afectados por el teletransporte, lo que le garantizaba que era solo cuestión de tiempo que pudiera saber su actual localización.

De un rápido vistazo observó a Farf.. sin duda también parecía inquieto, pero no sufría ningún tipo de mareo ni nada que le impidiese estar alerta. Eso era todo un alivio, creía que podía fiarse de Yuki, pero no veía buena idea bajar la guardia.. al menos durante unos días.

-Es genial esa habilidad de Katsurou. Muy útil, sin duda - Se limitó a decir mientras seguía observando el lugar.

Teniendo en cuenta que Yuki ha dicho antes "a la entrada sur" y que hay un sendero que discurre entre los árboles, Fiódor puede ubicar sin lugar a demasiado error el lugar donde se encuentran en su mapa mental. Debe de ser el final de la Ruta 37, la ruta por la que se accede a Ciudad Iris desde el sur.

Yuki echa a andar por el sendero, presumiblemente en dirección a la ciudad. Katsurou le sigue teletransportándose cada pocos metros. Observarlo da una sensación muy extraña, pues tiene toda la pinta de estar durmiendo sentado en el suelo, y sin embargo se mueve en la dirección que marca su acompañante.

-Lo es- contesta Yuki al comentario de Fiódor-. Pero no le gusta teletransportarse al lugar al que vamos. Además, es bueno que la gente nos vea entrar desde el sur, así parece que hemos estado en la Ruta 27 y no en la torre.

Farf, por su parte, mira alrededor algo desorientado por el teletransporte, pero enseguida alza el vuelo con un enérgico graznido y planea por encima de las copas de los árboles. Él sí que tiene facilidad para orientarse bien: con solo un batir de alas puede ver hasta el horizonte.

Cuando por fin se pudo orientar, Fiódor pasó de mirar el paisaje a observar a la chica con curiosidad. De momento pocas cosas sabía de ella, por no decir nada. Solo había podido deducir que se trataba de una chica que, por cualquier motivo, quería parecer un chico, que tendría como mínimo un par de años menos que él.. físicamente no parecía tener su edad ni mucho menos superarle, y algunas cosas superficiales más.. pero solo eran suposiciones y no había nada de claro en ellas. Realmente sentía curiosidad por conocer de forma exacta a Yuki, aún así creyó conveniente no preguntar nada.. sabía que la respuesta de la chica sería algo similar a...

"¿Y a ti qué te importa, papanatas?"

Al imaginárselo, Fiódor no pudo evitar esbozar una repentina sonrisa. Aún así trató de disimularlo lo más rápido posible.. Si en algo la conocía de forma precisa era que no se trataba de alguien a quien le guste contar su vida. Sin duda era una persona autosuficiente y, en cierto grado, solitaria.

-Sí, me parece buena idea - Añadió por fin - Por cierto, ¿qué tienes planeado? Quiero decir, de momento no me has contado nada acerca de lo que vamos a hacer. Creo que sería buena idea que me informaras al respecto.

Fiódor cruzó dedos para que la chica no respondiera de la forma tan rebelde a la que le tenía acostumbrado. En cierta forma tenía lógica que, si ahora formaban un grupo, supiera algo del plan. Aún así sabía que Yuki era reticente a tenerlo informado, así que no descartaba que le respondiera con el típico "papanatas" de por medio.