Partida Rol por web

Jan lo sabia: no habia nada que pudiese hacer contra ese Muk. Con cuidado y cautela, Jan se deslizo hasta el otro borde de la mesa. Una vez alli, aun sentada, fue bajando de apoco, tanteando con los pies donde era mas seguro apoyarse. En esa zona, el piso paracia mas estable, por lo que simplemente descendio de la mesada y luego se sento en el borde del agujero, donde previamente chequeo que no hubiese ninguna sustancia extraña. Una vez alli, se puso boca abajo y se arrastro por el hoyo, mirando de reojo al Muk y hacia a donde estaba descendiendo. Afortudamente el Pokemon Venenoso se quedo inmovil arriba del armario. Tal parece que su funcion era protegerlo o algo asi. En cuanto Jan se alejo de el, ya nada mas lo inquieto.

Finalmente Jan dejo la mitad del cuerpo colgando por el hoyo hecho por su Skarmory, y sosteniendose con las manos, consiguio llegar hasta el piso de abajo. Salto sin ningun problema, dado que ya distinguia el suelo. Estaba a menos de un metro de distancia desde su posicion. Una vez alli, pudo ver un agujero mas, y en el fondo, a su Pokemon. No lo veia del todo, pero podia escuchar sus gemidos de dolor.

Hechando un rapido vistazo al nuevo cuarto, para no llevarse ninguna desagradable sorpresa, Jan advirtio que se encontraba en otro cuarto blanco. No habia mucho que ver. Las mismas paredes acolchonadas. El mismo escritorio. La misma puerta metalica. Solo que esta vez no habia ningun niño que corriera a abrazarla para luego desaparecer.

 Uff, menos mal que me he librado de ese muk pasivo-agresivo... Le encantaría curiosear esta habitación, pero lo importante es lo importante, así que sin perder un segundo, desciende cuidadosamente por el siguiente agujero, con el corazón encogido en torno a un único pensamiento: reunirse con su socio y mejor amigo.

-Hike, ya estoy ahí, socio.-dice con voz tranquilizadora y llena de cariño.

-Ry... ry...- se escuchan los gemidos al fondo del agujero.

Finalmente Jan consigue descender un poco mas, y llegar a donde se encuentra su querido y fiel compañero. La imagen seria devastadora de no ser el fuerte espiritu que lleva la chica.

El Pokemon Metalico se encuanta echado panza arriba, una de las alas completamente doblada en dos o tres extraños angulos soportando todo su peso. La otra, apenas extendida, se la percibe alarmantemente mas corta de lo normal, aun cuando no la tenia extendida. Un liquido verdoso corroe aquella ala, posiblemente de cuando cayo por el nivel del laboratorio.

El pico doblado por el extremo se abre y se cierra en agonia intentando pronunciar palabras de auxilio en vano.

El resto del cuerpo lo adornan varias heridas no tan graves como rasguños y astillas clavadas. La mayoria provocados por los multiples pisos a los que se choco al caer.

Al ver a su compañera, el Skarmory la mira con el unico ojo que aun puede mantener abierto, y una suerte de sonrisa tranquilizadora se figura en su maltrecho rostro. Finalmente extiende un poco el cuello, para luego caer inconciente por el dolor.

Es impensable creer que un Pokemon tan fuerte y orgulloso terminase en ese estado. Algo no andaba bien. Skarmory debio haberse enfrentado con algo que supera cualquier limite, o quizas algo peor.

Lo unico que era seguro, es que ese dia, lo peor que Jan y Hike habian podido decidir era acercarse a esa maldita casa abandonada.

 -¡¡Hike!!- la palabra se escapa en forma de gemido de la garganta de la chica, sin que ella pueda hacer nada por evitarlo aunque le importase. Sin ser siquiera consciente de ello, ya ha corrido a abrazarlo. Nota vagamente el corazón en la garganta, asfixiándola.

-Hike, Hike... cabrones... hijos de la gran puta...-Tartamudea, sin saber muy bien qué hacer, nerviosa. No es que sea la primera vez que Hike o ella sufren heridas graves o están al borde de la muerte, pero... de esta manera... tan irracional, sin saber por qué, habiendo sido separados y sin que ella, pese a conservar todas sus fuerzas, haya podido hacer nada... y no, ahora que lo piensa, no cree que Hike haya estado alguna vez tan grave, apenas se puede mover. Lo primero es limpiarle el ala, sí. Coge su amada chupa de cuero, que estaba mal metida en la parte más alta de su mochila y restriega concienzudamente el ala de Hike, luego la arroja por ahí. -No te preocupes, socio, estoy contigo- trata de sonreír, aunque no es muy convincente porque le tiembla la mandíbula.

Finalmente, deja de abrazarlo y empieza a rebuscar en sus bolsillos frenéticamente. Imposible. Saca todo lo que tiene en los bolsillos de arriba y lo esturrea a su alrededor. No encuentra lo que busca. Repite la operación con los bolsillos de abajo. No, qué estupidez, no puede estar ahí. Tira la mochila con ímpetu y la abre. Apenas ha buscado dos segundos le da la vuelta y la vuelca. Una montaña de pokéballs, caramelos, papeles, objetos de toda índole, botes, pañuelos usados y sin usar, latas y diversos utensilios se desparrama junto a ella. Al fin, bajo un puñado de tampones, aparece lo que estaba buscando. Coge el brillante objeto morado, que en ese momento le parece el color más bonito del mundo, con avidez y se vuelve hacia Hike. Enseguida procede a aplicarle la poción sobre las heridas, susurrándo frenéticamente palabras tranquilizadoras, aunque no está muy segura de si a quien pretende calmar es al herido o a ella.

Muy bien, y ahora ¿qué? Por un momento se queda parada, de rodillas en el suelo junto al pokémon. La poción le calmará el dolor y solucionará las heridas más leves, pero no puede regenerar el ala corroída ni restaurar las partes dobladas. Lo que necesita es ir a un centro pokémon... para eso tienen que salir de aquí, ojalá nunca hubieran entrado. Da gracias porque existan las pokéball porque no sabe como podría cargar con el enorme bicho para salir de ese odioso lugar, pero antes de dejarle descansar por fin en su pokéball, necesita saber algo:

-Hike, Hike, despierta, mírame, socio- le coge la cara con las manos y le habla hasta que está segura de que está consciente y puede entenderla. Cuando los ojos pequeños del skarmory se clavan en los color miel de ella, le dice:

-Hikki-chan, esto ha sido un accidente ¿verdad? Te has caído a través de los pisos podridos y te has hecho mierda, ¿verdad? o... ¿o algo te ha atacado? Pronto podrás descansar, pero antes dime que todo ha sido un accidente, por  favor... ¿verdad? ¿L-lo ha sido, Hike?

El Skarmory levanta levemente la cabeza. La Pocion aplicada parace haberlo aliviado bastante, pero el cuerpo le duele inimaginablemente. Lo que mas le pesa de todos modos, es su orgullo. Fue humillado, torturado, y ni siquiera pudo hacer nada para evitarlo.

"Ry... Sss...sskar" -dice el debil Pokemon, con un hilo de aliento. Cierra los ojos con fuerza y dolor, intentando no gritar mientras el ala aun manchada, a pesar de los esfuerzo de Jan, es aun corroida por la sustancia. Jan no puedo entender, ni adivinar que ocurrio. Pero ha sido cruel. Ni siquiera en sus dias como miembro del Equipo Rocket habia visto algo asi.

Jan suspira, rendida. No le parece que sea posible sacarle esa información a Hike, y no cree que el pajarraco pueda aguantar mucho más, ni es justo exigirle más.

-Esta bien, socio, no importa.-Coge la pokéball de Hike, que está tirada por ahí. -En un momento estaremos en el Centro Pokémon- dice, tratando otra vez de sonreír reconfortantemente. Quiere que lo último que vea Hike antes de desaparecer en el interior de su pokéball a descansar sea una sonrisa alentadora. Una vez dentro, Jan se lleva la pokéball a los labios y le da un ligero beso.-Descansa, Hikki-chan.

Y ni un segundo más puede permitirse. Su expresión cambia radicalmente, de la ternura y la preocupación pasa a la ira, a un fuego interno que brilla en sus ojos color miel y endurece su rostro. Ahora mismo podría partir cabezas. No le gusta la situación, no le gusta que la puteen ni que le impidan manejar su vida y sobre todo nadie le toca una pluma a su amigo. Quien sea que tenga la culpa de esto, aunque sea una puta nubecilla, que empiece a correr, porque va a aprender que con Jan Baker no se juega. Inmediatamente recoge todas las cosas desparramadas -las estruja de mala manera dentro de su mochila y sus bolsillos en un orden aún peor del que se encontraban antes-, recoge la chupa quemada por el ácido con la que ha limpiado el ala de Hike, maldiciendo entre dientes, y se pone de pie en un rápido movimiento. 

Ahí se detiene un momento. No conviene precipitarse. Hace un rápido repaso mental: desandar el camino no parece la mejor opción, especialmente teniendo en cuenta que ahora tendría que subir hacia arriba por los pisos con el suelo roto, lo que no es tan sencillo como bajar, y que implicaría atravesar de nuevo la habitación llena de ácido. Así que lo mejor sería buscar una ruta alternativa. Esto lo piensa mientras echa un  amplio vistazo a la habitación a su alrededor. También trata de recordar la ruta que ha seguido aproximadamente para ver a qué dirección tiene que dirigirse, aunque sospecha que realmente no tiene mucho sentido. En cualquier caso, lo que está claro es que tiene que subir.

Jan regresa a Hike a su Pokebola. Finalmente lo peor parecia haber terminado. Al menos ahora estaban juntos, aunque la vida del Skarmory corria peligro, al menos ahora Jan podia tomar cuentas de las situacion.

Sin embargo la cazarecompensas debia encontrar un modo de salir. Tenia que... ¿subir? Al menos eso es lo que creia, pero el lugar habia resultado ser bastante laberintico.

Mirando alrededor, buscando una forma de salir de ese espantoso lugar antes que algo mas pudiera ocurrir, Jan pudo ver algo brillar en una estanteria que no habia notado antes. No sabia que podia ser, pero su olfato por los objetos valiosos le estaba indicando que seria una estupida sino se llevaba algo de valor de ese lugar.

 Jan se acerca a la estantería, a ver qué es el objeto brillante.

Cuando Jan se acerca ve en una repisa una mamposteria de cristal y dentro tres objetos: Un anillo dorado con una perla rojiza, una capa de plata y un pequeño arco entre marron y bordo. En verdad si Jan los analiza con ojo de cazarrecompensa ninguno tiene demasiado valor. Tal vez el anillo como una baratija, la capa por el hecho de ser una capa plateada y el arco para algun loco coleccionista. Pero nada parece valer demasiado. Aunque algo en ella le dice que son objetos invaluables.

El cerebro de Jan hace un rápido repaso a los objetos del lugar, pasándolos rápidamente en su mente por el baremo de su valor en el mercado negro.

Desprecia el anillo con menos de una mirada, no vale la pena; el arco... lo que necesita ahora es meter un puto palo en la mochila que ya está a reventar (porque todo está mal organizado, si estuviera ordenada estaría medio llena, nada más), además no ve ninguna flecha, ni cree que supiera hacer con él otra cosa aparte de metérselo a alguien por un ojo, así que su mente pasa de él en una milésima de segundo; y directamente coge el trozo de tela brillante. Será hortera, pero en la situación en que se encuentra un cacho de tela puede significar la diferencia entre la vida y una hemorragia mortal, y romper su camiseta de "Parental Advisory: Explicit Content" para quedarse en sujetador le parece una idea menos agradable que usar ese trapo brillante en caso de necesitar un torniquete.

Todo esto ocurre en un segundo aproximadamente, con una única mirada Jan valora los objetos y su utilidad y coge la capa sin miramiento alguno y, en el mismo movimiento, se da la vuelta y se va. No hay tiempo que perder. Sin embargo, cuando ha dado unos cuantos pasos vacila. Quizá pueda engatusar a algún paleto para que le compre ese anillo, y total, no le ocupa espacio...

Será un momento: Jan se vuelve a coger el anillo.

Cuando Jan se decide por el trozo de tela plateado, sintio por un momento al tener contacto con el objeto, la misma textura de cuando en alguna ocacion le dio una caricia a Hike. Esa textura suave, pero dura, calida, pero fria a la vez, como la de un metal que ha estado unos minutos expuesto al sol. Apenas si le dio importancia. Ya se estaba yendo, cuando se voltio para agarrar el anillo, algun valor podria llegar a tener. Pero para su sorpresa, ni el anillo ni el pequeño arco estaban mas. Habian desaparecido en el interin que se dio vuelta.

 Irritación. Ésa es la palabra. Ni asombro, ni miedo. Vale, empiezo a acostumbrarme a esto... piensa, mientras vuelve a darse la vuelta sin volver a pensar en el anillo o el arco y abre su mochila para arrebujar la tela lo mejor que puede, aplastando todo el resto de cosas hacia el fondo, incluida su querida chupa de cuero que, pese a haber sufrido las consecuencias del ácido, según el criterio de Jan y afortunadamente aún es perfectamente aprovechable, incluso ha ganado un aire grunge que le da aún más personalidad.

Vuelve a colocarse la mochila y se dispone a abandonar el lugar lo antes posible.

La chica echa a correr hacia las escaleras. Aunque ya ha asumido que la estructura de este sitio no tiene sentido alguno, mantiene la esperanza de que éstas serán unas escaleras mínimamente normales que le permitirán desandar paralelamente el camino sin tener que jugar a ser un mono acróbata subiendo por los agujeros del suelo de piso en piso. Y confía en que lo único que tiene que hacer es subir, y llegará al mundo exterior otra vez, al mundo real.

En cuanto llega cruza la puerta y sube las escaleras como una exhalación, de dos en dos.

Jan subio las escaleras a toda prisa, solo queria salir de ese espantoso lugar cuanto antes. La escalera era corta, pero unos escalones antes de llegar al final el pequeño que habia visto desaparecer en una de las anteriores salas se encontraba en el umbral.

"Ayudame... ten cuidado, los fantasmas no son fiables".

La imagen del niño se veia difusa. El mismo parecia un fantasma y de a poco se desvanecia permitiendo ver lo que habia detras de el: la habitacion principal por la que habian entrado Jan y Hike hacia unos cuantos minutos antes de que todo lo malo y bizarro ocurriera. Jan sabia, o al menos eso le decia su memoria, que la salida estaba a la vuelta de la esquina.

La chica se detiene unos segundos ante la aparición del niño, pero en cuanto éste desaparece retoma su carrera escaleras arriba hasta entrar en la habitación. Pues si tú mismo eres un puto fantasma... piensa, con una mezcla de sentimientos de todos los colores, que van desde la exasperación hasta la ironía, pasando por el mosqueo y la aprehensión; provocada principalmente por los nervios, que han conseguido abrirse paso a través de su espesa capa de seguridad en sí misma habitual.

Se dirige sin dudarlo hacia donde cree que está la salida, aunque mirando bien por dónde pisa: el suelo ya cedió una vez; y con todos los sentidos alerta por si ve algo extraño o peligroso a su alrededor.

-Chaval, si sigues ahí y me puedes ayudar ahora es el momento, no me vayas a avisar de las cosas cuando me haya abierto la cabeza cuatro pisos más abajo.-le dice al aire, por si acaso.http://www.comunidadumbria.com/fckeditor/editor/sk...); background-position: 0px -304px; " class="TB_Button_Image" alt="" src="http://www.comunidadumbria.com/fckeditor/editor/images/spacer.gif" />

A modo de respuesta. De entra las sombras un Misdreavus aparece.

"Mis mis vus dreavus mis dre vus mis" -comienza a decir mientra revoletea de aqui para alla dentro de un area de dos metros por delante de Jan. Si bien su apariencia, a pesar de fantasmagorica, era bastante delicada, habia algo en su voz que sonaba a burla o engaño. Pero no era lo unico. Jan podia sentir a sus espaldas otra presencia, similar a la de Misdreavus, pero mucho mas potente y oscura. Una respiracion profunda y fria, hizo que a Jan se le erizaran los pelos de la nuca.

 Sabiendo que en el fondo no tiene otra alternativa, Jan se da la vuelta con un movimiento calculado y muy rápido, sin dar la espalda totalmente al misdreavus, sino quedando de medio lado, lo suficiente para poder mirar detrás de ella. Si está cerca de una pared, la espalda hacia el lado de la pared.