Partida Rol por web

Dicho todo en vuestro día anterior, ambos volvisteis a vuestros tiempos al Centro pokemon a descansar hasta el día siguiente.

A la mañana siguiente os pillasteis mutuamente desayunando ambos entre si, cosa que os vino bien ya que al menos uno de los dos quería hablar con el otro.

- Paño. - dijo Amber, sentada frente a su mesa junto a sus Pokémon, estirando la mano hacia un lado. Su Aipom dejó caer un paño de tela en su mano, mientras la entrenadora tenía la mirada fija en aquello que tenía delante: un Huevo Pokémon. Con el paño, Amber limpió concienzudamente la superficie del huevo. - Hmm... - murmuró, ladeando la cabeza. - Humedad. - dijo, extendiendo la mano con el paño, y su Totodile moldeó sus labios para dejar escapar solo el agua suficiente para humedecer el paño. Una vez hecho, Amber limpió la superficie del huevo en aquellos puntos que había visto que la limpieza requería de algo más dedicación. Cuando terminó, se pasó el dorso de la mano por la frente y sonrió. - ¡Perfecto! - declaró, y sus Pokémon alzaron las manos animados. ¡El huevo estaba completamente reluciente! - ¡Estoy deseando que nazcas, pero hasta entonces no te preocupes, que tu cáscara estará siempre limpia y reluciente! - le dijo al huevo.

A continuación, Amber dedicó toda su atención a su desayuno, el cual repartió con Totodile y Aipom. Se lo habían ganado.

Connie se quedó un poco más atrás, cerca de Jade, cuando la agente se centró en los rangers, pues por muchas ganas que tuviera de aunque sea ver al Skorupi no iba a meterse así como así en un asunto tan importante como el que se estaba tratando. Aun así dijo lo dijo al traicionarla sus impulsos… e inesperadamente, Rick parecía estar de acuerdo… ¡pero no tenía nada para ofrecerle si hablaba en serio! Al menos no ahora…

— E-esto… yo… ¿de verdad? N-no es necesario, quiero decir, yo encantada pero… pero… — pero era difícil seguir negándose ante algo que quería tanto, además, la sorpresa por aquel giro de acontecimientos combinada con el halago no tan implícito del ranger hizo que la Hemlock se ruborizara a tal grado que hasta sus orejas se vieron alcanzadas por el característico color. Con los ojos como platos y la boca un poco temblorosa, la que bajo otras condiciones parecía incansable se quedó quietecita y en silencio al menos hasta que un nuevo estímulo volvió a cambiar el flujo de sus emociones, esta vez disparándolas…

— ¡Muchas gracias! — entonces dijo a la agente y a ambos rangers, en especial a Rick quien fue el que propuso aquello; ya con la pokebola del Skorupi en sus manos, la coordinadora en aras seguía ruborizada pero ahora también con una enorme sonrisa que ocultaba un tanto sus rasgos de jovencita en pos de un aspecto más infantil, sin embargo Connie recuperó un semblante más cercano a su normalidad cuando, guiñando un ojo, observó a los guardianes. — Lo cierto es que no tengo nada que pueda darles a cambio de este espléndido hacer, peeero… sepan que estoy en deuda con ustedes, y que la familia Hemlock siempre paga sus deudas — parafraseó a su madre, la cual a su vez había tomado lo dicho de una serie televisiva, pero eso era otra historia. — En honor a ustedes, le llamaré Guardaparco Riccardo si es niño, o Angelia si es niña — aseguró.

Todavía atesorando la pokebola del Skorupi, Connie dio un paso hacia atrás para que si la agente o los rangers tenían que decir algo más sobre el asunto de los chips pudieran hacerlo sin otra interrupción...

Connie pasó muy buena noche entre que estaba cansada por el agitado día anterior y que al fin pudo dormir en cama, sin embargo eso no la hizo olvidar el sufrimiento de los Ekans en la ruta tres ni la encomienda que ahora por casualidad tenía junto al grupo con el que terminó el día anterior.

Apenas salir el sol, pues, despertó repuesta y determinada; se arregló y apenas estuvo lista salió a dar un desayuno rápido pero suficiente para tener energías, pues le esperaba un día movido. Como estaba concentrada en eso pensó que luego buscaría a Jade, no obstante cuando estaba por partir alguien la detuvo.

— Oh, Hola Ruby… calma, calma ¿qué sucede?— era nada más y nada menos que una de las chicas con las que entrenó en el Bosque Verde y en las afueras de este, entrenadora que al igual que ella no tenía mucho de haberse lanzado a la aventura pokémon. Viéndola tan agitada, la Hemlock casi se sintió falta de aire también, más se inclinó un poco para intentar tomar de los hombros a la ajena y, si se dejaba, intentar ayudarla a tranquilizarse.

En cualquier caso la coordinadora en aras se apartó un poco apenas vio que Ruby quería moverse y curiosa vio lo que hacía; al notar al par de criaturillas que salieron al encuentro de la entrenadora, Connie no pudo evitar que sus ojos se pusieran como platos y que en su boca apareciera una gran sonrisa — ¡Son hermosas! — reconoció. Estaba por preguntarle a Ruby si podía acariciarlas también cuando la chica de cabello oscuro salió con aquello… ¿acaso estaba soñando despierta?

— ¿E-eh? Pero yo… ¿de verdad? — no solo Rick había hecho algo similar el día anterior, ahora también Ruby; definitivamente sus nuevos conocidos eran muy buenas personas y al parecer le tenían bastante confianza, así que la Hemlock no podría menos que corresponder — Los amo, si, de hecho ayer planeaba buscar uno pero terminé en un asunto distinto — confesó. Dicho eso la científica no tardaría en dedicar su sonrisa a la chica de ojos escarlata y también a las dos hembras de Nidoran.

— Yo también prometo que se verán seguido si alguna quiere venir conmigo, y aunque no aseguro mucha acción, no faltarán las cosas divertidas ¡nos convertiremos en artistas reconocidas! — como queriendo llamar la atención de las criaturillas aseguró, pues ciertamente no iba a obligar a ninguna pero tampoco rechazaría la generosidad ajena. Al recibir la pokebola correspondiente, Connie volvió a sonreírle a la chica — Te lo agradezco mucho, de verdad. En tu honor la llamaré Rubina, si no te molesta… y si algún día necesitas ayuda, quiero que sepas que cuentas conmigo — honesta expresó.

— ¡Mucha suerte también! — dicho eso estaba por retomar su camino, sin embargo escuchó a Ruby sorprenderse y por asociación de conceptos no pudo evitar voltear — ¿Acaso…? —  

El día por fín había acabado y pronto comenzaría el siguiente, entrenamiento para vencer a Brock, quizá alguna de las chicas O Makani quisiera acompañarme.

Había dormido bien cuando el sol entró por la ventana y despertó a Brisa, no le gustaba mucho, Eh, oh, que pasa.

Al despertar cogí a mis dos pequeños pokemon y me aseguré que el tercero estaba en la habitación, Venga chicos a desayunar.

Bajé las escaleras hasta encontrar a mis nuevos amigos, Hola chicos ¿qué tal habeis dormido? Yo genial aunque habría dormido un poco más, Dije sonriendo mientras me movía el pelo de un lado para el otro. Creo que voy a ir a entrenar, Ruby, tu dijiste que querías ¿no?, podemos ir juntas. Vosotros también, Dije mirando a los otros dos cuando el chico parecido a Ruby apareció tras chocarse con ella. ¿es Red?, ¿qué hace aquí?, Sin embargo una persona me llamó también la atención mientras salía del centro pokemon, ¡Ala!, ¡Qué guay!, donde has conseguido ese disfráz brujita. Dije mientras Ruby acababa sus asuntos, no quería ser un estorbo.

Mientras, comencé a hablar con Connie y Makani también, ¿Sabeis?, esta noche han aparecido cosas en mi mochila, ¿a qué es increible?, dije sonriendo, casi tanto como tu nuevo Nidoran, ¿lo llamarás de alguna manera?

   P..parte de esto es mi culpa...- le respondía a la voz que preguntaba mientras intentaba asegurarme que la serpiente estaba tragando aquella baya, aunque al girar y notar quien era - M..moeko, s..si por favor... s..solo me seria un tanto complicado cargarla sin dañarla con el movimiento... t...tenemos que llevarla.. r..rapido - mientras me ponía por debajo de ella, poniendo gran parte de su peso sobre mi espalda lo que le permitía a la muchacha solo tener que preocuparse de la cola, por lo que una vez ambos listo comenzamos a marchar rumbo al centropokemon.

Después de un día más que movido ayer, empecé la mañana con tranquilidad, yendo a la cafetería del centro pokemon para ver que podía conseguir de desayuno... Me encantaría empezar el día con un zumo de bayas y unas tortitas con miel. Así que, con mis compañeros Leaf y Navidad acompañándome, y el pequeño Pichu subido a mi hombro fuimos para allá también buscando desayuno para ellos...

Y al llegar, pude ver a un rostro conocido sentado a la mesa -Es la chica esa que dicen que es hija de Gold y Crystal- pensé viéndola... y eso me recordó a la idea que había estado rondándome por la cabeza desde que tengo a Pichu -¿Que te parece amigo...? ¿Comprobamos si ella puede darte lo que quiere?- le pregunté en voz baja a Pichu, recordando que lo que buscaba Pichu era hacerse fuerte, entrenar y volver para proteger a su familia... y yo siendo tan anti-combate dudo que se lo diese. Así que, para saber si esa chica podría dárselo, habría que hablar con ella... De momento parece que cuidaba bien de su huevo, empezaba bien.

¡Hola! Eres la chica que nos ayudó con el Pinsir el otro día, ¿no?- saludé a la chica yendo a su mesa con mi desayuno entre las manos en la bandeja -Por fin te veo, no pude ni darte las gracias por tu ayuda, jeje. Me llamo Rick, ¿puedo sentarme contigo?

Sinceramente, me empezaba a dar igual las excusas que me iba diciendo una tras otra... porque si las seguía escuchando me iba a poner de peor humor. Si, pudo tener motivos; pero esos motivos fueron causados simplemente por querer entrenar con pokemon salvajes, y no actuó de forma correcta... Y debía de hacerse cargo de las consecuencias.

Yo me llevaré al Arbok al centro pokemon, allí ya le tratarán mejor... pero deberás ir a informar a la agente Mara de lo que ha pasado- le terminé diciendo al chico bastante serio. Obviamente no iban a encerrarle en la carcel ni nada... pero debía de ir a la comisaría e informar de las cosas raras que les vió a los demás Arboks... así al menos haría algo bueno por ellos si se descubre que pasa. Dicho eso yo me prepararía para capturar y llevarme al pokemon.

Al aparecer los dos Nidoran, estos se quedaron mirando a su alrededor antes de mirar a la entrenadora que los capturo, ambos sin entender nada de lo que pasaba. Aunque les explicaran después que es lo que sucedía, se quedaron mirando luego a Connie como buscando algún tipo de respuesta.

Por parte de cada una de las Nidoran, una de ellas reaccionó mirando a Connie ladeando la cabeza y luego a Ruby, antes de mirar a su compañera. Esta que parecía más docil, empezó a levantarse para caminar, antes de que la otra reaccionara.

La otra por su lado se quedó solo con la cabeza ladeada y fija su mirada en Connie, y para cuando su compañera empezó a andar, esta con un salto que pegó se lanzó a los brazos de Connie haciendo que la primera se detuviera y se quedara mirando a Ruby para volver con ella y acariciar una de sus piernas.

Parecía que la segunda Nidoran que era más alegre, le había gustado la idea de Connie y quería estar con ella.

Quitando por un momento ese punto tan bonito de regalo y decisión, lo que continuó después fue asombroso, al ver como Ruby había tropezado con... ¿Su padre?

Este extrañado se giró para ver con quien se tropezó, mientras poco a poco tres pokemon se le fueron acercando: Un Treecko, un Cyndaquil y un Squirtle. - ¿Estás bien? - preguntó antes de que Ruby mencionara aquella pregunta que dejó a aquel hombre no solo chocado, sino confuso y con una ceja alzada

-Esto... Lo siento niña - dijo empezando a sonreir - Pero me parece que te equivocas - Si Ruby se hizo daño o si había caido al suelo, la ayudaría poco a poco - Por desgracia aún no tengo mejor - y con una risa continuó - Mucho menos hijos. Seguro que me has confundido con alguien. Aunque si que se me da bien cuidar de pequeñines, por algo soy criador. - miró a sus pokemon que se quedaron detrás de el el Treecko, Cyndaquil revisandolo por si estaba herido y el Squirtle por delante hinchado como queriendo protegerle - Ya esta chicos, estoy bien.

-Me llamo Daisuke, y siento el tropezon. - De hecho, todos los que estuvierais mirandole y supierais de Red, veriais que realmente no era el. Red tiene los ojos de otro color, y facciones mucho más curtidas en la cara mostrando no solo la experiencia reflejada en su rostro, sino la seriedad con la que se tomaba las cosas. Daisuke por su lado, parecía tener facciones mucho más amables, tranquilas y pacificas, casi como si evitara meterse en peleas.

Obviamente no solo vosotros estabais atento a lo que pasaba, sino también otras personas de por ahí, siendo que Jade y Aiko por ejemplo estaban viendo lo que pasaba. Pero también otros como la brujita a la que se dirigió Miaka y la sorprendió - Bwaa - con un leve susto por no esperarselo - Oh, l-lo siento. N-no sabía que eras tu. - dijo en un principio, aunque pronto se rectificaría

-Es decir que no me esperaba que otra persona me viniera a hablar. - Era una justificación mejor, aunque se quedó extrañada por la pregunta de Miaka - Oh pues... Es que soy una brujita - rió por lo bajo diciendo aquella certeza

Jade por su lado se acercó poco a poco al lugar en el que ocurrió todo, acercandose primero a Connie - ¿Que ha pasado? - preguntó antes de fijarse con sorpresa en Daisuke - ¿Daisuke? ¿Que haces por aquí? ¿Vienes de hablar con mi abuelo? - Parecía pues que el hijo de Green si que le conocía de antes, y para el no fue ninguna sorpresa que no fuera Red.

Dicho eso parecía que no solo la charla, sino el entrenamiento de Levy, había finalizado por el día de hoy.

— ¿También a ti? ¡Entonces no estoy loca! — Connie respondió a Miaka antes que nada, revelando pues que al parecer habían compartido suerte como destino de algún evento peculiar… o que las dos estaban locas, en fin, aquello seguro era algo bueno. — A que es genial… si, la llamaré “Rubina” en honor a quien la presentó conmigo, porque quiero que siempre la recuerde — explicó con una razón curiosamente romántica, pues siendo una científica debería ser más lógica que emocional… pero quizás esa era su parte artística hablando.

Sin alejarse mucho de Miaka, la atención de la Hemlock fue llamada por el hombre que antes viera la chica de ojos verdes, mismo que ahora se había topado con Ruby. En un primer momento, Connie cayó en el mismo malentendido que al parecer todos allí… hasta que vio ese par de ojos que más bien le recordaron a otro.

Levemente ruborizada, la científica hizo una “fusión” mental de los dos conceptos que tenía por los entrenadores más legendarios de Kanto, los hijos que conocía a cada uno y, bueno, cierta locura que sí que aplicaba en ella, especialmente porque en vez de considerar lo lógico hablando desde una perspectiva natural, volvió a irse por los sentimientos… “Es como si fuera el hijo de Red y Green, o más bien, la combinación de ellos” pensó, pues, ruborizada hasta el punto de pensar que sangraría por la nariz solo de imaginar las condiciones que podrían llevar a eso, sin embargo sacudió la cabeza cuando el identificado como Daisuke comenzó a hablar, además, los peculiares acompañantes de este llamaron inmediatamente la atención de Connie…

La sorpresa de la chica de ojos azules aumentó todavía en mayor medida cuando escuchó a Jade, lo que primero la hizo estremecer porque fue como un eco de sus extraños pensamientos — Eh… no lo sé, estaba hablando con Ruby, luego con Miaka, cuando apareció ese hombre llamado Daisuke ¿Ya viste cómo se ve? — lo último lo murmuró hacia el entrenador pues no quería molestar, sin embargo terminó casi boquiabierta cuando Jade le habló al otro tan casualmente — ¿A-a-acaso lo conoces? — ¿Confirmaría su teoría de fangirl? No hace falta decir que para entonces Connie tenía una mirada de incredulidad imposible de esconder.

Quizás si no hubiera estado tan atenta en eso, habría notado mejor a la chica disfrazada de bruja que estaba con Miaka, la cual era un enigma en sí misma, pero bueno…

      Yo...s.si.. c..creo que hare eso...- respondía... mientras miraba una ultima vez a la cobra malherida, tomaba mis cosas y comenzaba a marchar... tenia que curar a todo mi grupo, pero el chico tenia razón, esto era un tema que no podia dejar pasar así como así...

Amber alzó la mirada cuando Rick se acercó a su mesa. De alguna forma, la chica había logrado llenarse la boca con una tortita entera. Sin partir. A su lado, Aipom había hecho exactamente lo mismo. Amber observó a Rick y ladeó la cabeza, procesando lo que acababa de escuchar.

- ¡Ah, bfi! ¡Lo deb boghjqpe! - dijo, aunque se dio cuenta de que apenas podía vocalizar por tener la boca llena. Se tapó la boca con una mano y tragó la tortita entera con solo un par de mordiscos previos. Aunque no se atragantó ni nada, Totodile le alcanzó un vaso de agua. - ¡Gracias! - le dijo a su Pokémon, que sonrió y volvió al plato que compartían Aipom y él. Amber bebió y volvió a prestar atención a Rick. - ¡Perdona! Anoche no cené, y me puede el ansia. ¡Me llamo Amber! Claro que puedes sentarte. - se presentó la sonriente entrenadora. - Ella es Aipom, y él es Totodile. - dijo, señalando a los Pokémon que comían junto a ella. Ambos levantaron una mano y siguieron comiendo después. - No me des las gracias por lo del Pinsir... ¡casi no hice nada! Cuando llegué, ya teníais la situación controlada. - la joven se encogió de hombros.

Finalmente juntos fuisteis al centro pokemon, antes de que Rick siguiera con sus cosas.

Tras recuperar a tus pokemon luego de tanto combate, era hora de entrenar en un ambiente más tranquilo, el cual era Ciudad Plateada.

Allí además de entrenadores normales y genericos que podías ver en general, también te encontraste con otras personas que podrías o no conocer:

Moeko (la brujita) y Ray Mamoru. Aquellos te los encontraste en el bosque.

Aunque también había otras personas a las que igual podías desafiar y que no conocias*

Es un nombre muy bonito, seguro que la gusta mucho. Dije mientras miraba a ruby que estaba intentando ver si el chico no era su padre hasta que Jade nos sacó de dudas. 

¡Así que una brujita!, que guay, vamos a ir a entrenar, ¿querrías echar un combate conmigo?, Pregunté increiblemente ilusionada por su disfraz, ¿sabes?, a mí en casa también me gustaba disfrazarme. Como de la nada saqué un bastón y aprovechando que Brisa estaba fuera de su pokeball y parecía saberse los movimientos, comencé una coreografía.

¿Has visto? Dije sonriendo para volver con sus amigos. Vente si quieres, dije sonriendo, seguro que lo pasamos bien. 

Así que Daisuke, encantada, soy Miaka dije haciendo un gesto con la cara, ¿también eres un entrenador? ¿Sabes algo de Brock? La verdad es que tengo tantos nervios. 

​​​​​​Después se quedó esperando al grupo para ver que haría cada uno. 

Nada más ver a ese hombre girarse se dio cuenta de que no era su padre, su rostro no era el mismo, el color de los ojos mucho menos... Una muedtra de gran decepción se podía leer en sus ojos mientras era ayudada por el chico quien se presentaría como Daisuke al final. Durante todo el tiempo que habló, se pudo ver a la chica medio en shock, en desconcierto... Y solo fue hasta que Jade intervino para hablar que pudo hacerlo ella también. -Por que... ¿Lleva usted esa ropa? En el fondo sabía que todos eran libres de usar el conjunto que les pareciera, pero le dolía que alguien que no fuera su padre o ella lo usaran. Posiblemente se trataba de una frase más típica de rabieta que de otra cosa, siendo que dándose cuenta de ello apartó la mirada hacia un lado del suelo y murmuró. -Siento haberlo confundido... Me llamo Ruby, con permiso. Sin levantar cabeza se dirigiría hacia Miaka corriendo y la tomaría del brazo, estaba claro que quería irse de ahí por incomodidad y vergüenza. -¿Vamos a desayunar y entrenar? ¡Me muero de hambre y ellos ya lo han hecho! Tenía a todas luces la intención de entrar con Miaka al comedor del centro Pokemon, aunque si esta le decía que no le apetecía, simplemente asentiría sonriendo y se iría a desayunar para tener algo en el estómago y... Para que engañarse, se estaba librando de la vergüenza por haber llamado papá a un desconocido. Que eso pase a los 13 años es denigrante. 

Sorprendido Daisuke giró su cara en dirección a quien le habló luego de Ruby viendo que este era Jade - Hombre Jade, cuanto tiempo. Si que has crecido ¿Eh? ¿Que haces en Ciudad Plateada? - Preguntó casi como si no supiera nada de lo que ocurriera al ver a nuevos entrenadores en el inicio de su camino - Oh, si, bueno no. Aún no he llegado a Ciudad Paleta. Pero voy bien de tiempo ¿No? Apenas quedan un par de días para llegar a entregarle a los nuevos pokemon al profesor.

Al decir eso Jade lleva una mano a su cara en señal de completa vergüenza al oirlo.

Tras la charla con Jade, el increible hombre parecido a Red miró a la Ruby al oir su pregunta y luego miró su apariencia así como sus ropas - Oh bueno... Esto... - Se quedó un momento pensativo antes de reir - Supongo que es lo primero que cogí - Pero justo después centró su vista en la vestimenta de Ruby y ató cabos... Solo que demasiado tarde - Ya entiendo lo dices porque me confundes con Red - Pero se vió interrumpido por el arrepentimiento de Ruby y más tarde su marcha