Quizá aquello ya no era tan sorprendente... pero Pittien y Alabaster se marcharon de la cueva comentando la ocurrencia de Alina sobre la posibilidad de encontrar una fiesta de Pachirisu y cuando se dirigieron hacia la parte norte para investigarlo se toparon precisamente con...
¡PRECISAMENTE CON ESO!
Seis pokémon de tipo eléctrico estaban en aquella zona comiendo unas pequeñas bayas y alimentándose de unos pasteles con velas. El color de la tarta era muy extraña, pues parecía marrón y muy poco apetitosa, pero los pokémon estaban saltando contentos y alegres como si estuviesen disfrutando muchísimo de todo aquello.
De hecho estaban tan distraídos que no les vieron llegar... Es más, Pittien estaba tan distraído también con todo aquello que cuando se quiso dar cuenta, Alabaster no estaba por ningún lado.
Direcciones posibles a tener en cuenta:
A) Norte Más Pradera
B) Este Playa
C) Sur (La cueva)
D) Oeste Más pradera
Pittien llegó a aquel lugar, y se extrañó. Efectivamente, allí había unos pachirisus, por cierto, muy bonitos, haciendo una fiesta en torno a una tarta, no sabemos de qué tipo, pero que les parecía encantar. El joven miró a Ditto, extrañado, y comenzó a decir:
-Alabaster, esto ya se pasa de extraño... ¿Pachirisus? -Si embargo, al no obtener respuesta, vio que Alabaster no estaba con el, y maldijo por lo bajo. Miró y no lo vio, de modo que se quedó con la duda de si le había seguido, o se había ido de pronto.
En cualquier caso, Pittien buscó algunas piedras, miró de donde había venido, hizo una flecha de piedras en aquel lugar, y se acercó a los pachirisus. - Anda, amigo, transfórmate en uno de ellos... -Le pidió a su Pokémon
Pittien colocó las piedras formando una flecha. Después Flubber hizo caso de lo que su compañero le pidió y esta vez sí que lo logró. Ditto se había convertido en una réplica exacta de los Pachirisus que tenía delante, salvo por sus ojos. Ese era el único detalle que lo delataba.
Los pachirisus, ajenos a Pittien, se acercaron a su Ditto y lo aceptaron como uno más y se lo llevaron hasta la tarta para que jugara también con ellos.
Pittien vio como su Pokémon podía tomar la forma de aquellos, lo que le convenció de que aquellos eran verdaderos Pokémon, y de que Ditto podía imitarlos a la perfección, a toda la que podía, vistos sus ojos. En cualquier caso, lo habían aceptado, de modo que sencillamente le animó a compartir con ellos un rato, pero le pidió que no hiciera nada con la tarta esa extraña, no fuera a quedarse sin su Pokémon en aquel extraño mundo.
Esperaría un rato a ver si Alabaster se acercaba, y si no, continuaría hacia el norte.
Quizá aquello ya no era tan sorprendente... pero hacia unas horas, Alina había estado hablando de una fiessta de Pachirisus. Y cuando se dirigieron hacia la parte norte para encontrar a Pittien se encontraron con:
¡PRECISAMENTE CON ESO!
Seis pokémon de tipo eléctrico estaban en aquella zona comiendo unas pequeñas bayas y alimentándose de unos pasteles con velas. El color de la tarta era muy extraña, pues parecía marrón y muy poco apetitosa, pero los pokémon estaban saltando contentos y alegres como si estuviesen disfrutando muchísimo de todo aquello.
De hecho estaban tan distraídos que no les vieron llegar...
Direcciones posibles a tener en cuenta:
A) Norte Más Pradera
B) Este Playa
C) Sur (La cueva)
D) Oeste Más pradera
-¿Nos unimos a la fiesta?- preguntó Ashley con una media sonrisa divertida mientras tenía una de sus manos sobre el pelaje de su pokémon, que no solía caminar muy lejos de ella. Esos pachirisus parecían súper entretenidos. -Un momento...- la joven Alina había mencionado algo acerca de unos pokémons como esos en una fiesta... Y no era vidente. Además... -Entonces, cuando mencioné a Papá Noel, ¿fue cuando apareció el Delibird?- ¡y con regalos! Era escalofriante pensar que "Ella" estuviera observándoles en todo momento y escuchando lo que decían, como si estuvieran dentro de una bola de cristal, siendo observados sus pasos por alguien desde fuera.
-¿Creéis que Pittien y Alabaster seguirán por aquí? Quizás pensaron en ir a unas aguas termales o a surfear y "Ella" les mandó a otro lado.
El grupo comenzó su marcha hacia el norte, pero lejos de encontrar el rastro de Pittien o Alabaster, lo que hallaron fue algo tan extraño como surrealista.
-Pero qué diantres... -dijo mirando de reojo a Sada.
Por algún extraño motivo aquella escena le resultaba familiar, pero no entendía por qué.
-Sí, puede que Pittien esté por aquí -le respondió a Ashley sobre la idea de unirse a la fiesta.
No obstante, lo siguiente que dijo Ashley hizo que Miki se parase en seco. Pues claro, le sonaba porque ya lo había mencionado Alina. Ahora todo empezaba a cobrar sentido.
-Claro, tienes razón. Además, los pokémon que hemos visto por aquí parecen bastante diferentes. Puede que estos pachirisus los haya sacado de nuestra mente, al igual que el delibird. A fin de cuentas, se supone que quiere remodelar este mundo a imagen del nuestro, ¿no? En ese caso, será mejor que nadie piense en un gyarad... espera, mejor no digo nada.
Trató de borrar de su mente cualquier atisbo de ese pokemon tan agresivo y problemático que con total seguridad podría usar contra ellos, y en su lugar trató de pensar en cosas bonitas, como un café o que los que faltaban apareciesen de pronto. Por probar que no faltase.
-Será mejor alejarse de aquí, quizás es una trampa, aunque eso que dices de surfear... Por allí se ve la costa, quizás estén por allí.
Propongo ir hacia el Este
El chico estaba caminando en silencio junto a sus compañeros, este mundo parecía poco hostil desde que había llegado a él, solo era ver al gran mono, era muy grande y podría aplastarlos fácilmente, pero su comportamiento era bastante inocente e inofensivo, pero ese pokemon psíquico si parecía más peligroso, o más bien podría ser muy curioso y querer saber más, tal vez de alguna forma vio nuestro mundo y le gusto, el haber crecido el este mundo le hizo inmune a sus encantos.
Al llegar donde Pachirisus parecían hacer una especie de fiesta, eso sado al chico de sus pensamientos y le hizo sonreír, parecían tan felices, pero luego de lo dicho por sus compañeros se preocupó y si el pokemon estuviera escarbando en sus recuerdos y si el fuere a usar nuestros miedos contra nosotros, entonces se acercó mucho a Sombra y se veía cierto miedo en su mirada y por su mente pasaron imágenes del día en que se perdió en un bosque, el día que perdió a sus padres.
- ¡Pero qué monada! -exclamó Alina nada más ver aquella fiesta improvisada llena de pachirisus- Aaaahh... me muero de amor.
La escena le resultaba vagamente familiar, como un déjà vu, como si lo hubiese vivido en sueños. Aquello lejos de amedrentar el ánimo de Alina o asustarla le hizo ilusión, al menos hasta que sus compañeras comenzaron a divagar.
- ¿Entonces esto lo ha sacado de alguien? ¿A quién se le habrá ocurrido algo tan... Oh... OH... -se puso colorada al encajar las piezas- Jeje, lo siento, creo que ha sido mi culpa, bueno, podemos buscar a Pittien aquí un ratito. ¿Alguien ha traído un regalo?
Escarbó en sus bolsillos en busca de alguna fruta de las de antes que regalar, era de muy mala educación aparecer en una fiesta sin llevar nada.
- ¿Estás bien Rintaro? -preguntó al ver al muchachito ocultarse con cara de susto.
Si bien al principio le parecía divertido que pensaran en algo y este apareciera, ahora no le parecía tan divertido. Significaba que había un pokemon hurgando en sus mentes, tal vez jugando con ellos. Se llevó uno de sus dedos a la sien y lo apretó contra ella. Trataba de pensar en algo que fuera útil para el grupo.
Miró a Scizor trantando de comprender qué era lo que estaba pasando. Quería encontrar a Pittien, habían conseguido conectar momentos antes de que Pietro desapareciera, se sentía parte de un grupo y no quería renunciar a eso de ninguna manera.
- Me parece bien - dijo mirando a Miki - Vayamos hacia el este - señaló la costa. - Tenemos que tener cuidado con lo que pensamos o con lo que deseamos, va a estar jugando con nosotros todo el rato.
Las última actitudes de Monorme no gustaron a Hoku, que decidió vigilar de cerca como se comportaba. Le había visto nervioso antes de salir de la cueva e incluso había empujado al pokémon de Alina, eso inquietó al luchador.
La extraña fiesta de Pachirisus hizo gracia al luchador, sin embargo, cuando especularon con que podía ser obra del pokémon psíquico decidió obviarla. No quería dar alas a algo así, aunque se temía que ese tipo de escenas se iban a dar constantemente y que muchas veces tendría que aprovecharlo.
Está bien. Dijo Hoku sonriente a la idea de ir hacia la costa.
Al este.
Franek esta absorto en la conversación de todos tratando de atar los cabos y comprender lo que sucede, hasta ahora solo sabe que hay posiblemente otro Pokémon tan poderoso como Monorme que esta usando sus poderes para hacer aparecer lo que todos piensan, le perturba un poco pues por lo general Franek se suele centrar solo en lo que tiene al frente sin divagar mucho en fantasías, pero sabe muy bien que el subconsciente es tan poderoso como imperceptible en muchos casos y se preocupó un poco por las cosas que pudieran pasar por su mente en ese momento, lo primero que le venía a la mente eran sus abuelos y Flygon pero de resto solo andaba concentrado en el meteorito y aquellos que han desaparecido o desvanecido en el aire.
Al llegar con los pachirizus Franek solo pudo enarcar una ceja sin entender del todo la alegría por las fiestas, pero al escuchar lo de compartir algo saco de su mochila las frutas que había agarrado antes cuando llegó al huerto.
-Espero que esto sirva- dice seriamente entregándole en las manos a Alina una de las mismas frutas extrañas de aquel huerto gigantesco que acaban de dejar atrás. Pero entonces todos hablan de ir a la costa.
-Creo que ya estuvimos ahí. No había nada muy relevante, cierto Hoku?- expresa al grupo entero buscando respaldo en el grandulón, pero aun así decide seguirlos, quizás unos pares de ojos adicionales puedan ver cosas que antes se les escaparon, o incluso al ser un Pokémon inteligente puede moverse a voluntad también.
Mientras caminan a la costa, Franek nota la mirada perdida de Rintaro, le acompasa el caminar y le coloca una mano en el hombro mientras agacha un poco su rostro para estar más a la altura de su mirada, sin dejar de caminar, entonces al cruzar la mirada con el joven le sonríe amablemente y le pregunta -Me ayudarías por fa? Es que aun no entiendo muy bien del todo lo que sucede aquí.- al notar la preocupación del muchacho intenta hacerlo relajarse un poco otorgándole esa sensación de utilidad para el grupo que raramente le suelen otorgar a los más pequeños.
Al este con el resto del grupo.
El joven miraría a Franek a los ojos, el terror aún se reflejaba en los suyos -Ella me llevara al bosque, no quiero volver al bosque, debo estar al lado de Sombra, solo ella podría sacarme del bosque otra vez- y cada vez se acercaba más y más a su compañera, hasta intento tomarle de la mano.
- Gracias Franek -contestó Alina alegremente.
Iba a dejar las frutas cerca de los pachirisus cuando escuchó a Rintaro y se asustó. Aquello era peligroso, algunos bosques daban mucho miedo y eran enormes, si el chico pensaba en ese bosque que a él parecía aterrorizarle seguro que acabarían metidos en uno. Así que sin pensarlo demasiado se acercó hacia donde estaba Franek con Rintaro y le tomó la mano a este con cuidado.
- Ei Rintaro, no hay bosque ¿ves? -dijo apartándose un poco mientras sonreía y señalando a los alegres pokemon- Solo son unos pachirisus celebrando su... eeeh... ¡cumpleaños! Y ahora les vamos a regalar unas frutas y nos iremos a la costa ¿vale? No vamos a ir a ningún bosque y si nos encontramos con uno pues no pasa nada. ¿Sabes por qué? Porque viajamos todos juntos contigo, Hoku, Franek, Pietro, Ashley, la agente Azuma, yo, tooodos nuestros amigos pokemon y Monorme. ¡Y sombra claro! ¡Somos un montón! -luego susurró como contándole un secreto- Además, podemos hacer un caminito de piedras, como en el cuento de Pichucito para no perdernos.
Estoy de acuerdo de ir con todos al este.
Así fue mi querido Ranger. Contestó Hoku sonriente. Pero si ellos creen que allí pueden estar sus amigos habrá que ir a comprobarlo, quizás fueron después de que nosotros dejáramos ese lugar. El enorme luchador se encogió de hombros. Además, aquel sitio le había parecido impresionante, no pasaba nada por volver a verlo.
La actitud de Rintaro preocupó a Hoku, nunca lo había visto así y decidió acercarse a él para intentar tranquilizarlo haciéndole reir. Tras las palabras de Alina el luchador se arrodilló delante del pequeño. No te preocupes. Le dijo guiñándole un ojo. Ahora también estoy yo para protegerte. Hoku se levantó y posó mostrando sus biceps orgulloso.
El luchador se mantuvo como una estatua unos segundos esperando la reacción del niño y después comenzó a reírse a carcajadas.
Seis pokémon de tipo eléctrico estaban en aquella zona comiendo unas pequeñas bayas y alimentándose de unos pasteles con velas. El color de la tarta era muy extraña, pues parecía marrón y muy poco apetitosa, pero los pokémon estaban saltando contentos y alegres como si estuviesen disfrutando muchísimo de todo aquello.
Daba la impresión de que ahora tenían más comida que antes. Quizá alguien hubiera pasado por allí y les había dado algo de comer...
Direcciones posibles a tener en cuenta:
A) Norte Más Pradera
B) Este Playa
C) Sur (La cueva)
D) Oeste Más pradera
Pittien volvió a mirar con asombro a los Pachirisus. Luego, recordó que allí había perdido a su compañero Alabaster, y miró a ver si había algún tipo de pista sobre por dónde podía haber ido, aunque había pasado algún tiempo. Por otro lado, extrañado, tras mirar las posibles pistas de su compañero, se acercó a los pachirisus, para ver y tocar aquella comida. Le parecía extraño que hubiera más (o lo pareciera) y nadie se hubiese pasado.
Ditto, venga, transfórmate y ayúdame a hacerme amigo de ellos, y tocarlos, y poder acercarme a la tarta, quiero comprobar si es de verdad, o comestible... - Dijo el joven, mientras se acercaba
Ditto se convirtió en un Pachirisu sin ningún problema y se acercó a ellos. Los eléctricos empezaron a dar vueltas sobre él y le ofrecieron trozos de tarta y algunas de las bayas que tenían. No tardaron mucho en hacer lo mismo con Pittien que parecía ser bien recibido. También le ofrecieron un trozo de tarta.
De quien no había rastro era de Alabaster que parecía haber desaparecido como lo habían hecho otros.
Bueno, sigue sin haber rastro de nadie más que no sea yo. Estos pachirisus parecen normales, o lo más normal que se puede ser en este lugar. Bien. Veamos...
Pittien se acercó hacia donde los pachirisus, con mucho tacto al principio, y luego ya con más tranquilidad, al ver que lo aceptaban. De este modo, tomó algunas bayas, y se las guardó en un bolsillo, y tras eso, aceptó el trozo de tarta. De hecho, habló con Flubber:
- Ey, chico, tomemos algo. Tengo hambre, y también curiosidad... Es de un color muy raro, pero, parece que se puede comer, ¿no?
Tomo un trozo de tarta. Si no pasa nada, voy al sur, a la cueva.
Ya no quedaba nadie de la fiesta de los Pachirisus. Tan solo algunos restos de las bayas que habían comido, pero no había ni comida, ni tampoco tarta. Parecía que los pokémon eléctricos se habían marchado ya de allí...
Direcciones posibles a tener en cuenta:
A) Norte Más Pradera
B) Este Playa
C) Sur (La cueva)
D) Oeste Más pradera